HISTORIA Y ÓPERA: LUCIO CORNELIO SILA, proemio de CAYO JULIO CÉSAR. Parte 2.

Lucio Cornelio Cinna, padre de Cornelia, primera mujer de Cayo Julio César -el gran Dictador-,  fue un destacado político romano de su época, y aunque de familia patricia, perteneció a la facción de los Populares, siendo aliado de Cayo Mario y enemigo de Lucio Cornelio Sila. Pretor durante la guerra social del 90,  y tras la primera marcha de Sila sobre Roma –año 88 a.C.- y posterior destierro de Mario, al volver Sila a Oriente, dio un cruento golpe de estado junto a Cayo Mario, maquillando la acción con su nombramiento de cónsules. Tras la muerte de Mario, se convirtió en líder de los Populares. Fue cónsul  cuatro veces consecutivas, desde 87 a 84 a.C., en lo que las fuentes clásicas consideraron una tiranía. Murió como consecuencia de una sedición militar cuando preparaba una expedición para acabar con Sila, a pesar de haber estado enamorado perdidamente de la hermana de éste, Cellia.

Lucio Cornelio Cinna.

Lucio Cornelio Sila Félix nació en el seno de una familia aristocrática menor, recibiendo como herencia, muchas  deudas a la muerte de su padre. El joven Sila era un atractivo pelirrojo  de piel clara, que sedujo a varias cortesanas con amplios recursos económicos,  con cuyos patrimonios y la herencia de su madrastra, pudo iniciar su carrera política, militar, diplomática y administrativa al servicio de Cayo Mario. Su primer cargo fue como cuestor, en el año 107 a.C., durante la guerra contra el rey de Numidia, Jugurta, y lo hizo bajo el mando de Cayo Mario.

Lucio Cornelio Sila Félix.

Cuando a Sila lo pusieron bajo el mando de Mario, éste expresó públicamente su desagrado, por la imposición de un hombre considerado afeminado,  y además manchado por las bajas pasiones, debido a su vinculación con el mundo del teatro.

Sila destacó rápidamente por sus servicios a la República cuando trabó amistad con el rey Boco I de Mauritania, familiar de Jugurta, y consiguió  entregar al escurridizo rey africano a Roma. El prestigio militar de Sila creció exponencialmente, pero en vez de ganarse el afecto de Mario, éste vio a alguien que empañaba su brillo personal, lo que generó la primera fricción política entre ambos, sintiendo Mario celos políticos del éxito de su subordinado, y éste, de natural  arrogante, intentó  destacar aun más sobre su jefe.

Todavía bajo las órdenes de Mario, en las sucesivas campañas contra las tribus bárbaras de los años 104 y 103 a. C, la disputa entre ambos  creció, sobre todo al reclamar Sila -sin éxito- tras la victoria sobre los cimbrios,  que se le otorgaran más reconocimientos por su actuación en la guerra.

Tras ejercer de forma brillante el gobierno de Cilicia, Sila regresó a Roma a recoger los premios por su buen hacer, sin embargo Mario se encargó de que en vez de honores, le proporcionaran un humillante proceso judicial por corrupción.

Fue en este momento cuando las tensiones entre Sila y Mario se convirtieron en abierta hostilidad. Aunque se libró de la condena judicial, el prestigio de Sila quedó gravemente dañado por las acusaciones y tuvo que retirarse de la actividad pública durante los siguientes tres años.

Cayo Mario.

La conocida como Guerra Social  o Civil del 90, consecuencia de las promesas hechas a las tropas latinas pero no romanas, no cumplidas, sirvió para que Sila regresara a la política, aunque no fuera de una forma muy convencional, terminando convertido en un héroe. La guerra terminó cuando Sila aniquiló a las bandas samnitas de Esernia, aunque los latinos aliados, aun siendo derrotados, hubieran conseguido su objetivo de que  tres leyes  dieran la ciudadanía romana a los itálicos que cumplían su servicio militar en Roma.

La reiterada reclamación de los aliados latinos de Roma, que servían en su ejército y eran tratados de peor forma que sus compañeros romanos, al no recibir los beneficios sociales que les fueron prometidos y creían merecer, estalló en violencia a partir del 90 a.C., donde dos ejércitos con tácticas y doctrina militar iguales, se enfrentaron entre sí. Mario brilló en los primeros compases del conflicto, pero su mala salud impidió que obtuviera la victoria completa siendo entonces Sila quien se distinguió como comandante, cuando estaba a punto de finalizar la guerra, presentándose en el Senado como el sofocador de la rebelión. Obtuvo así su deseado consulado, en el año 88 a. C, junto a Quinto Pompeyo Rufo,  y se postuló para el mando de las legiones contra el rey Mitríades VI del Ponto.

Una vez nombrado Sila, Mario como ya se ha dicho, maniobró para que el Senado cambiará el nombramiento y recibir él esta responsabilidad, lo cual consideró Sila  una grave ofensa, lanzándose con las seis legiones que ya había alistado para la guerra en Oriente, contra Roma.

La ciudad fue ocupada sin oposición en el 88 a.C. y Mario estuvo a punto de perder la vida, siendo desterrado. Una vez Sila marchó hacia Oriente de nuevo, Mario reunió apoyos y junto a Cinna reconquistó Roma en el año 87 a.C., manchando las calles de sangre en una represión interna sin precedente contra los aliados de Sila. Mario y su aliado Cinna se declararon cónsules para maquillar el hecho de que habían asumido el poder a la fuerza, consiguiendo que Sila fuera declarado enemigo de Roma, pero de forma repentina  Cayo Mario falleció, dejando descabezado el bando de los Populares frente a los Optimates. Dos años después, la Parca visitó también a Cinna durante un motín militar, quedando los Populares sin lider carismático.

Durante su estancia en Oriente, Sila permitió a su hermana CELLIA unirse a  Lucio Cornelio CINNA, y aceptó que  su deseada JUNIA -hija de Cayo Mario- lo haciera con el senador CECILIO.

Al regreso de Oriente en el año 83, Sila vengó todas las afrentas sufridas, atacando a los populares en una Guerra Civil que duró dos años. Al final del conflicto, los Optimates capturaron más de 12.000 Populares, que fueron recluidos en el Campo Marcio, siendo más de 3.000 ejecutados por orden de Sila. Su victoria fue seguida de una dictadura, en principio por tiempo ilimitado, aunque sólo duró los años 82 y 81 a.C., año que Sila se retiró.

Cada día, una lista de proscritos clavada en el Foro, señalaba quienes debían perder todos sus derechos como romanos y morir, siendo perfectamente legal que fuera a través de un método no judicial, ni institucional violento. Las cabezas de cientos de proscritos terminaron decorando las paredes del Foro,  pasando sus propiedades a manos de Sila y del Tesoro, mostrándose éste último muy generoso con los premios  entre sus seguidores.

Entre estos beneficiados se encontraba Cneo Pompeyo Magno –conocido como el adulescentulus carnifex (el «adolescente carnicero»)- por ser el verdugo de muchos de los proscritos de las listas promulgadas por Sila– que en el futuro formaría el primer triunvirato con Julio César y Marco Licinio Craso.

To be continued in part 3 and last.