HISTORIA Y ÓPERA: LUCIO CORNELIO SILA. proemio de CAYO JULIO CÉSAR. Parte 3

Al regreso de Oriente en el año 83, Sila vengó todas las afrentas sufridas, atacando a los Populares en una Guerra Civil que duró dos años. Al final del conflicto, los Optimates capturaron más de 12.000 populares, que fueron recluidos en el Campo Marcio, siendo más de 3.000 ejecutados por orden de Sila. Su victoria fue seguida de una dictadura inicialmente ilimitada, aunque sólo duró los años 82 y 81 a.C., año en el que Sila se retiró.

Cada día, una lista de proscritos clavada en el Foro, señalaba quienes debían perder todos sus derechos como romanos y morir, siendo perfectamente legal que fuera a través de un método violento no institucional. Las cabezas de cientos de proscritos terminaron decorando las paredes del Foro. Sus propiedades pasaron a ser propiedad de Sila y del Tesoro, que  se mostró muy generoso en el reparto  de estas riquezas entre sus seguidores.

Así estaban las cosas en el año 82 a.C., año en el que el joven Cayo Julio César cumplió 18, estando casado con Cornelia, hija de Lucio Cornelio Cinna.

Nacido en el seno de la gens Julia,   familia patricia de escasa fortuna pero emparentada con algunos de los hombres más influyentes de su época, como su tío Cayo Mario –hermano de su madre Julia-,  quien influiría de manera determinante en su carrera política, o su suegro Cinna, ambos enemigos crónicos y seculares de Sila, el ahora dictador.

Era en su época mi padre -también Lucio Pinario-, importante noble y constructor, un joven de 28 años nacido en el 121 a.C. Nuestra abuela Menenia, viuda, se había enamorado perdidamente de Blosio de Cumas, filósofo y preceptor de Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco, nietos de Escipión el Africano e hijos de su hija Cornelia, casada con Tiberio Sempronio Graco. Para anular la carrera política de Tiberio Graco y de su hermano, que llevaban camino de convertirse en líderes políticos indiscutibles, se les acusó de sedición contra Roma, promulgando un Decreto de Excepción, ejecutado por el cónsul Optimio, por el que más de 3.000 partidarios de los Graco fueron masacrados -ellos incluidos-, acabando de esta manera el problema; la caja de Pandora del Decreto de Excepción, abierta por el cónsul Optimio en el año 121 a.C. ya no se cerró. Blosio fue expulsado de Roma y murió quitándose la vida, y mi madre Menenia, jamás se recuperó de lo acontecido. Cornelia, madre de los Graco fue obligada a abandonar Roma.

Lucio Cornelio Escipión “El Africano”.

François Topino-Lebun. La muerte de Cayo Graco.1798. Óleo sobre lienzo. 387 x 615 cm. Musée des Beaux-arts. Marsella. Francia.

                             Tiberio Sempronio Graco.                                                     Cayo Sempronio Graco.

Aplicando el mismo Decreto de Excepción, cuarenta años más tarde, Sila ordenaba diariamente  publicar listas interminables de personas que debían morir y serles incautados sus bienes. Mi hermano Lucio Pinario –cuñado de Cayo Julio César-, me enviaba cada mañana y cada tarde a ver las nuevas listas publicadas, ya que todos temíamos que apareciera en ellas el joven Cayo Julio  -Julio César-, por ser yerno de Cinna y sobrino de Cayo Mario -ambos ya fallecidos-.

Al ser publicada una nueva lista, cualquier ciudadano que entregara la cabeza de algún relacionado, era premiado por Sila con suculentas recompensas, produciéndose de este modo asesinatos de personas que sin haber estado en lista alguna, eran muertas porque se parecían a…quizá…

Vivíamos esos días tan  intensos en la domus de mi hermano Lucio Pinario y su esposa Julia la Mayor, la hermana pequeña de su esposa y de Julio César, Julia Menor, Cayo Julio –que ya había adoptado el cognomen de César, que significaba poseedor de una magnífica cabellera-, su mujer Cornelia, y yo Quinto Pinario, además del servicio doméstico.

Una de esas tardes se presentó en la domus un actor rubio llamado Crisógono, acompañado de muchos guardaespaldas, que comentaban las buenas lenguas, era uno de los amantes favoritos de Sila. Vestía una túnica muy elegante y rica, y sin quererlo me pregunté, a cuantos de las listas habría matado para poder lucir esas prendas tan costosas. Se dirigió a mi hermano Lucio diciéndole: “me envía mi amigo Sila, y me dice que perdonará la vida de tu cuñado Cayo Julio César, con la condición de tener un encuentro personal con él. Así pues, si no decís nada en contra, vendrá Félix, mañana alrededor de la hora sexta”.

Al día siguiente y sobre la hora anunciada, se presentó el dictador con un grupo de fornidos esclavos en una litera, la cual abandonó apoyando su pie sobre la espalda de uno de ellos que se había puesto a cuatro patas. Ordenó llamar a la puerta anunciando su presencia. Sólo estábamos los hombres en el atrium, enviándome mi hermano al  fauces para abrir la puerta auxiliado por un esclavo. Al abrir, Sila entró solo pasando a mi lado sin mirarme, dirigiéndose al atrio diciendo: “así que este es el joven César. Te miro y mantienes mi mirada sin palidecer. ¿Quién crees que eres?

-Soy  Cayo Julio César, de la gens Julia, y nuestro linaje se remonta a Venus.

Cayo Julio César.

Pues cuando te miro veo a otro Cayo Mario. A pesar de todo, he decidido perdonarte la vida; si cumples mis condiciones, claro. Debes divorciarte de tu mujer Cornelia, hija de Cinna. Tu camada reuniría la sangre de Cinna y Cayo Mario, y esto no lo puedo permitir.

-¡Jamás! ¡Me niego! Ni un dictador sanguinario puede exigir eso a un ciudadano.

Mientras yo me hundía de miedo al ver el camino que tomaba la entrevista, Sila prorrumpió en carcajadas: “no sé si veo en ti a Cayo Mario o a mí mismo. Atenderé  tu petición, pero a cambio debes complacerme y algún miembro de tu familia deberá volver a contraer matrimonio”.

“¿Tú quién eres?, se dirigió a mi hermano Lucio. ¿Eres el cuñado del joven Cayo Julio?

-Mi nombre es Lucio Pinario, y sí, soy cuñado de Cayo Julio, marido de  su hermana Julia Mayor.

¿Dónde está la hermana del chico, tu esposa? Hazla venir, quiero verla. ¡Sal del rincón en dónde te encuentres y ven que te vea! ¡Es la viva imagen del chico! Bien, te divorciarás de tu marido; ¿me repites tu nombre? Preguntó dirigiéndose a Lucio, y sin esperar la respuesta  me dijo ¿y tu quién eres? 

-Soy Quinto Pinario, hermano de Lucio, dije con una voz que me sonó extraña…

Julia, tú y Lucio os divorciaréis enseguida. Os doy dos días para que podáis resolver las cuestiones que los patricios deben establecer al divorciarse. Y  tu Julia te casarás inmediatamente con quien yo diga. ¿Con quién… mmm…? Con Quinto Pedio Pompeyo, es el adecuado.

-Pero si no lo conozco y además tengo un hijo con Lucio, exclamó Julia llorosa.

Lo conocerás bien pronto y respecto al hijo, que lo adopte Quinto Pedio. Si lo ordenado no está hecho en tres días, tu hermanito será descabezado…jajaja.

Cayo Julio saltó excitado: –“Dictador yo me separaré de Cornelia y siento haberme opuesto a tu propuesta, mi intención…”

Tus intenciones no valen nada, lo que prevalece es mi voluntad…te perdono la vida y cumplir todos lo ordenado.

Hizo una teatral reverencia y salió, siendo recibido por su cohorte de actores amigos con gritos de júbilo.

Naturalmente, el divorcio y la nueva boda se produjeron de forma inmediata y Sila tras dos años como dictador (82 y 81), se retiró con sus numerosos vicios a Campania, en donde murió en el año 78 a.C. Al retirarse, permitió a todos los políticos exiliados regresar a Roma.

Con esta historia como base, Wolfgang Amadeus Mozart, compuso la ópera Lucio Silla que hemos podido ver en el Teatro Real de Madrid desde el 13 al 23 de septiembre de 2017, obra para castrato con cuatro sopranos, dos tenores y coro que cuenta con la dirección musical de Ivor Bolton y de escena de Claus Guth.  

Las arias que Mozart escribió para Lucio Sila se encuentran entre lo más difícil y brutal que se ha compuesto para la voz humana en la historia de la música. Por eso, viendo la dificultad de la representación de este tipo de arias, a partir de entonces las suavizó, al objeto de poder encontrar intérpretes posibles para sus obras

Esta ópera la compuso con 16 años en 1772 y fue la octava composición músico teatral del genio austríaco, utilizando el libreto de Giovanni de Gamerra.

Para representar Lucio Silla en el Teatro Real por primera vez, se ha querido traer al teatro madrileño la versión del alemán Claus Guth que ideó una  puesta en escena en 2005, que se estrenó en 2006 en el Theater an der Wien de Viena, con escenografía giratoria de gran versatilidad, que da a la estática sucesión de arias un tremendo dinamismo.

Se trata de una obra magnífica, de gran belleza, tanto musical, como vocal. Siendo todas las arias muy intensas, haciendo sentir las capacidades  de Mozart para la música.