¿PUEDE SER UN ARTE LA AMISTAD?

Un medio de comunicación y un amigo que blogea decían hace poco, hablando de la amistad  que existió entre Derain, Balthus y Giacometti –en mi opinión inexistente-, algunas de cuyas obras han sido expuestas en la fundación MAPFRE del paseo de Recoletos en Madrid-: …“Frente a estos tres artistas se trata de saber si BALTHUS pintaba aquellos cuerpos púberes desnudos a modo de una oración que le llevaba a Dios a través de su belleza; si DERAIN consideraba el paisaje como una forma de sentimiento, o si GIACOMETTI pensaba que la verdad de la escultura estaba en forjar la cabeza y el resto del cuerpo solo eran antenas. En todo caso, aquí están los tres artistas reunidos para demostrar que la amistad también fue un arte.”(SIC).

Derain, Balthus y Giacometti.

El señalar que la amistad fue, en pasado, supone que se trató de una actitud -la amistad- entre tres artistas determinados en un momento preciso  o indeterminado de sus existencias, por lo que no habría nada que comentar, por desconocer este extremo y no parecer cosa trascendente,  pero si lo que se pretendiera decir es que la amistad fue un arte, o lo hubiera sido ya en esa época y en las anteriores, o lo seguiría  siendo -es fácil creer en la eternidad del ARTE-,  a ésto sí se le debería dedicar una pequeña  reflexión.

También –y aquí mi preocupación entonces crece-, el poeta granadino Luís García Montero, que ha escrito un libro sobre la vida del poeta Ángel González,  decía de su colega: “hizo de la amistad un arte y la revistió “de la lealtad y la profundidad aprendidas en los años duros de la guerra”. (SIC).

En primer lugar, habría que clarificar la idea de amistad, analizando posteriormente si ese concepto es arte, lo cual, en caso de respuesta positiva, supondría una alegría para los que puedan tener algún amigo, ya que serían artistas, lo que no es cosa menor, aunque no sean de la izquierda irreverente y trasnochada.

¿Es algo retórico, y llamamos amistad a cualquier cosa que pueda parecer razonablemente agradable o de cierta complicidad?

La amistad -vínculo del que pueden disfrutar los hombres con alma libre-, según el filósofo, lógico y científico Aristóteles en “Ética para Nicómaco” la divide en tres clases: por interés o conveniencia, por placer y por utilidad. Las tres, afirma, son propias de las personas adultas, que buscan la utilidad y la conveniencia, sin embargo, la amistad perfecta, dice, es la de los seres humanos buenos e iguales en virtudes, los cuales quieren el bien el uno del otro, con un sentimiento verdadero mutuo y recíproco.

Dejando a un lado la amistad por placer que quizá pudiera estar integrada en el ADN de los hedonistas, nos queda siempre ciñéndonos a Aristóteles: ¿amistad por utilidad o  por conveniencia?

Veamos en primer lugar la definición de  dos  de estas palabras por técnicos -RAE-, que no por filósofos:

Amistad: afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Conveniencia: correlación y conformidad entre dos cosas distintas; utilidad, provecho.

En base a lo dicho, ¿qué entender por amistad por conveniencia?

Se podría entender como el sentimiento humano de afecto por otra persona  que se realimenta de la relación misma, por conveniencia y conformidad, al dar o recibir algo, lo cual no tiene que suponer interés por nada material ni espiritual.

Por tanto, toda relación de amistad podría ser de conveniencia, porque se da y/o recibe algo. Entonces, ¿cuál es la intención oculta al señalar explicitamente y con  acento, que una relación de amistad es “por conveniencia”?

La respuesta podría encontrarse en la sinceridad, pudiendo entonces considerarse a partir  de aquí, que lo que se pudiera entender por “conveniencia”,  podría analizarse en las diferencias entre la amistad sincera y la amistad fingida.

 ¿Qué es la amistad sincera? Podemos definirla como aquella relación en la que se es siempre consciente del intercambio, y es de reciprocidad.

 Y ¿qué es la amistad fingida? Es aquella relación en la que no ocurre el intercambio ni la reciprocidad. Esta sí podría considerarse un arte, para el que pretende el cultivo y la existencia de esta amistad, para el logro de sus objetivos.

Es fácil que en la modalidad de amistad fingida entre en juego la sospecha y la duda, que son los cánceres de la amistad.

Se puede llegar entonces a la conclusión de que estos tres artistas, Derain, Balthus y Giacometti, a tenor de lo que dicen mi amigo blogero y El Pais, hicieron de su amistad un arte,  concluyendo entonces  que su amistad fue fingida, extrayendo cada uno de los otros dos, esencias del  arte de los demás? (Sobre todo  de Derain jeje..).

¡Qué complejo!

¿No podría quizá  ser muy  interesante hacerse entonces amigo de la soledad?, aunque la verdad es que también esta última y a veces, pudiera tener exigencias difíciles de satisfacer.

Y fijaros cuantas cosas son arte además de la amistad fingida:

AbrazARTE…siempre

AbrigARTE…en invierno

AconsejARTE…imposible

AdmirARTE…siempre

AguantARTE…casi siempre

AmARTE…muy a menudo…con ayuda de las azules jeje…

AnimARTE…cuando lo necesites

ApoyARTE…siempre

BromeARTE…si te dejas

CansARTE…alguna vez

CantARTE…cuando lo permitas

CopiARTE…lo que haces bien, es decir casi todo

EscuchARTE…siempre

GanArte…en caso de que no te importe

GustARTE…mmm difícil

IgnorARTE…eso nunca

ImitARTE…eso a veces

LlamARTE…de vez en cuando

NinguneARTE…no te dejas

OlvidARTE…jamás

MolestARTE…nunca si fuera posible

PirArte…cuando la permanencia se haga  imposible

SoportARTE…si no hay más remedio…

La verdadera amistad puede llegar cuando el silencio entre dos pueda sentirse ameno.

GRACIAS POR HABERME AGUANTADO ESTE CURSO.

BUEN VERANO Y HASTA SEPTIEMBREEEEE… BESOSSS…ABRAZOS…

¡Qué sigamos teniendo sencillez para el triunfootra champion (tendré que enseñar  a contar a los nietos a partir de 100)- y valor para el fracaso! Y que vuestras grandes ambiciones las manifestéis con disimulo para que  no quede vulgar…