Mes: agosto 2020

EL ARTE AUSTRIACO DEL S. XX: KLIMT y la Sezession. El ANSCHLUSS y paso de Österreich a Ostmark; el expolio alemán.

Que la luz del balcón ilumine tu lado izquierdo, ordenó Gustav a Ádele. Me desnudo, preguntó ella con el visible deseo de hacerlo reflejado en sus ojos bazos?. No, sólo te deseo sin ropa para mí; en este retrato intentaré plasmar tu belleza para que el mundo pueda apreciarla, y me envidie y te adore.

Corría el año 1903 y Ádele había convencido a su marido Ferdinand para que encargara algún cuadro, entre ellos algún retrato, a su adorado Gustav Klimt, al que veneraba además de por su arte, por la relación íntima iniciada tras conocerse hacía unos meses, en una de las frecuentes y célebres fiestas que organizaban los Bloch-Bauer en su magnífica mansión del número 18 de la selectiva Elithabethstrasse vienesa, enfrente de Schillerplatz, a la que asistían intelectuales, artistas y lo más selecto de la sociedad vienesa.

Adèle Bloch-Bauer.

La noche que Gustav fue invitado por primera vez  a la casa de los Bloch-Bauer en otoño de 1902 –tenía Adele 21 años y Klimt 40-, asistían a la velada, un joven de 20 años Stefan Zweig que acababa de publicar su primer libro de poemas Cuerdas de plata –Silberne Saiten-, Richard Strauss, que siendo ya un músico exitoso, acababa de estrenar su segunda ópera con un rotundo fracaso –Feuersnot– en 1901, Gustav Mahler y su mujer Alma, Richard Brahms, el dramaturgo Arthur Schnitzler y el arquitecto Otto Wagner entre otros.

Gustav Klimt con su habitual indumentaria.

Ádele desde niña había vivido junto a su hermana Therese y otros 5 hermanos en un ambiente de gran abundancia económica, gracias a los negocios financieros de su padre Moriz Bauer, casado felizmente con Jeanette. Nació en la primavera de 1881 y en cuanto tuvo 18 años, mujer inconformista y adelantada a su tiempo, buscó abandonar el ambiente conservador del hogar familiar, casándose sin estar enamorada con el industrial azucarero judío –su familia también lo era, claro- Ferdinand Boch 16 años más mayor que ella y ya muy rico, lo que le permitió poner en marcha sin trabas su talante progresista, haciendo frecuentes donaciones a asociaciones obreras dedicando gran parte de su tiempo a luchar por el sufragio femenino, lo que señalaba su carácter combativo, no sintiéndose nunca satisfecha por sus logros, conduciendo su desarrollo vital hacia objetivos que nunca sería capaz de alcanzar, lo que le producía una insatisfacción permanente, convirtiéndola en un alma frágil, angustiada, enfermiza y desdichada, manifestándose altiva  y engreída como escudo para proteger su debilidad, sintiendo además una fascinación incontenible por el arte, no siendo, a pesar de las frecuentes fiestas a las que asistía y organizaba alrededor del arte, una mujer festiva.

Tras la boda, su marido Ferdinand, presentó a la familia Bauer  a su hermano Gustav Bloch, abogado, financiero y hombre de grandes habilidades musicales, que desde el primer momento mostró gran atracción por Therese,  la hermana de Adele siete años mayor que ella, con la que se casó un año después, teniendo 5 hijos –dos niñas y 3 varones-, de los cuales el favorito de  Adele –nunca se le supieron hijos- fue Robert. Así pues, dos  hermanos casados con dos hermanas y los dos matrimonios cambiaron sus apellidos, pasando a llamarse Bloch-Bauer.

Adèle conoció a Gustav Klimt y se enamoró perdidamente de él. Pasaron algún año viéndose furtivamente con mucha ansiedad y pasión. Una de las formas menos llamativas de estar más tiempo junto al artista  sin alarmar  a su entorno, fue convencer a su marido Ferdinand de  que le encargara algunos cuadros, y entre ellos algún  retrato de ella, lo que le permitió pasar mucho tiempo en su estudio junto a él -en realizar La dama dorada (uno de sus retratos) tardó 5 años-, pero dedicando más tiempo al tálamo que al óleo, ya que cada día, con el primer beso, se perdía el primer trazo de carboncillo en el infinito… Así, Ferdinand su marido, pudo permanecer sin hacer preguntas comprometedoras,  que sin duda tampoco hubieran sido incontestables para ella, aunque las potenciales respuestas hubieran podido causarle melancolía a él, ya que la contestación sería obvia, aunque algo difícil de asumir, y sin posible réplica a esa sin duda dolorosa contestación.

Adèle sirvió a Klimt como modelo de mujer nueva, independiente, con criterio propio, luchadora, y al mismo tiempo mujer “fatal”. Aunque Gustav elegía a sus musas para crear con ellas un clima erótico -aunque sin publicidad-, a Adèle nunca llegó a pintarla desnuda ni con sugerencias eróticas, deseando su desnudez sólo para él.

Adèle no tuvo hijos al parecer, ni con Klimt, a pesar del natural creativo del artista  que tuvo más de 18 hijos ilegítimos, con mujeres tanto de la burguesía, como con chicas de la calle que pasaron por su taller, ya que siempre necesitó estar rodeado de mujeres. Durante los 30 años de su vida en que mantuvo una relación con Emile Flöge “de aquella manera”, tuvo 14 hijos con unas y otras.

Emile Flöge y Gustav Klimt.

La eterna compañera del artista fue Emilie Flöge (1874-1952), hermana de la mujer viuda de su hermano Ernest Klimt. La vida de muchos artistas, casi de cualquier época, ha estado siempre rodeada de mujeres: musas, clientes, marchantes, compañeras, y quizá todas amantes. De entre todas las mujeres de Klimt, Emile sobresalió entre las demás por la duración de su relación/amistad, y quizá por el morbo de la falta de conocimiento sobre el contenido de la misma, estando hasta la muerte del pintor a su lado. Durante las relaciones intensas de Klimt con otras mujeres, especialmente con Adèle, permanecía Emilie  apartada de él, volviendo cuando era requerida.

Emilie Flöge fue una dama de la sociedad vienesa que comenzó como costurera, y  llegó a tener junto con su hermana Helene (viuda de Ernest Klimt) una tienda de moda que fue una de las mejores de Viena. Es posible que el conocido cuadro de Klimt, El beso, esté protagonizado por  Gustav y Emilie.

Gustav Klimt. El beso. 1907-1908. Óleo sobre lienzo. 180 x 180 cm. Österreichische Galerie Belvedere. Viena.

Tras algunos años de pasión desenfrenada con Adèle, la relación fue moderándose y siguieron viéndose cada vez con menos frecuencia y pasión hasta 1911, año en que fue galardonado el artista con el primer premio de la Exposición Universal de Roma. El 6 de febrero de 1918 murió en Alsergrund  de “gripe española”,  tras haber pasado amplios  períodos de mala salud. Adéle moriría ocho años después -en 1925-, parece ser que de meningitis.

El exitoso negocio de las hermanas Flöge empezó a ir mal con la llegada del Tercer Reich a Austria. Después de la anexión o Anschluss, en 1938, muchas de las clientas adineradas e importantes habían huido a Suiza, por lo que el negocio tuvo que ser cerrado. Durante algún un tiempo, siguieron trabajando en su piso  de la Ungargasse donde realizaban algún encargo puntual.

Durante los bombardeos aliados en la Viena nazi, su apartamento en la Ungargasse fue destruido. En él se guardaba una gran colección de ropa de Emilie y cuadros que había heredado de Klimt.

Emilie Flöge volvió a Viena después de la guerra. Allí pasó los últimos años de su vida. Murió el 26 de mayo de 1952 a los 77 años de edad.

Gustav Klimt nació en Baumgarten, un 14 de julio de1862 y fue un pintor simbolista, y el representante más notable del modernismo austríaco. Klimt, utilizando el desnudo femenino como una de sus fuentes de inspiración básicas, impregnó  sus obras  de una gran sensualidad, siguiendo la línea de Ingres y Rodin en sus dibujos eróticos.

Klimt fue el segundo de siete hermanos, heredando los tres varones las inclinaciones artísticas de su padre Ernst Klimt, grabador de oro y de su madre Anna Finster aficionada al belcanto. En una familia sin demasiadas posibilidades económicas, Gustave,  con catorce años, consiguió gracias a su talento, una beca para estudiar en la  la Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde se formaría hasta los 21 como pintor y decorador de interiores. La educación artística recibida fue clásica, por eso, la primera parte de su obra puede considerarse académica. Junto a su hermano Ernst –también en la Escuela- y Franz Matsch, montaron la “Compañía de artistas”, colaborando como asistentes de su profesor en la decoración del Kunsthistorisches Museum de Viena,  en cuya escalera se pueden admirar 40 pinturas en las pechinas e intercolumnios, que decoran los estrechos espacios de pared que quedan entre los arcos y las columnas, 11 de las cuales son obra de Gustav Klimt, y el resto  son de su hermano Ernst y de Franz Matsch. Klimt. Comenzó su carrera individual pintando interiores de grandes edificios públicos de la Ringstrabe -avenida de circunvalación del centro de Viena-.

Kunsthistorisches  Museum   de Viena.

Con 26 años, Klimt recibió la Orden de Oro al Mérito Artístico de manos del Emperador Francisco José I de Austria por su trabajo en los murales del  Burgteather de Viena -su trabajo y el de la Compañía fue decorar el techo de las dos entradas principales al edificio con enormes pinturas, todas relacionadas de alguna manera con el teatro-, siendo nombrado miembro honorario de las universidades de Munich y Viena, estando a los 30 años, al morir su padre, en condiciones de poder mantener a su familia.

Burgteather de Viena. Los dos hombres del fondo son Gustav y Ernst Klimt en autorretratos.

A principios de la década de 1890, Klimt conoció a Emile Flöge, quien soportó estoicamente durante más de 27 años -hasta su muerte- las constantes aventuras amorosas del artista.

Comenzó en esa época a viajar con la familia Flöge al lago Attersee, donde realizó numerosos paisajes. Estas obras se convirtieron en una excepción para Klimt, dedicado desde siempre a la figura como casi único objetivo de su arte. Los paisajes realizados se caracterizaron por una gran ornamentación y un uso excesivo de motivos compositivos. Los espacios pintados  aparecen  muy aplanados, como si tuviera algún defecto en la visión lejana.

Klimt se convirtió en uno de los miembros fundadores y Presidente de la WIENER SEZESSION,  grupo fundado en 1897. La SEZESSION nació como una alternativa para los artistas no promocionados por la Academia vienesa -Klimt fue promocionado, pero pensó en los que no lo eran-. Su  objetivo principal fue la promoción de artistas jóvenes y la exhibición de obras extranjeras. El grupo fue un colectivo artístico con libertad de estilos: había naturalistas, realistas, simbolistas… Los artistas de la Sezession entronizaron a  Palas Atenea –la diosa griega de la sabiduría y de la justicia- como su símbolo representativo. Klimt perteneció a este colectivo hasta 1908.

Gustav Klimt. Palas Atenea. 1898. Óleo sobre lienzo. 75 x 75 cm. Kunsthistorisches  Museum. Viena.

En 1894, Klimt recibió el encargo de decorar el techo del Aula Magna de la Universidad de Viena. Tardó más de 5 años en acabar las tres obras que propuso –Filosofía, Medicina  y Jurisprudencia–  siendo muy criticado por lo radical y lo egocéntrico de la obra, que además fue considerada pornográfica. Klimt adaptó la forma clásica de la alegoría y su simbolismo convencional, pero con su propia plástica, y un punto sexual provocativo. La universidad decidió no colocar las obras de Klimt, no volviendo el artista a admitir encargos de carácter oficial. Las tres obras fueron destruidas por las SS  durante su retirada de Viena, en mayo de 1945.

Filosofía. Terminada en 1901.

Medicina. Terminada en 1904.

Jurisprudencia. Terminada en 1907.

En 1899, Klimt reafirmó su estilo con la Nuda Veritas -la Verdad desnuda–  que el año anterior había publicado en  la revista de la Sezession “Ver Sacrum” junto a un dibujo alegórico a La envidia, lo que supuso, al llevarlo al lienzo una declaración de principios, desafiando a los críticos de su obra: el desnudo de una mujer, sosteniendo un alegórico “espejo de la verdad”, coronado con una conocida sentencia de Schiller: “Si no puedes agradar a todos con tus méritos y tu arte, agrada a pocos. Agradar a muchos es malo”.

Gustav Klimt. Nuda  Veritas. 1899. Óleo sobre lienzo. 252 x 56, 2 cm.  Osterreichisches Theatermuseum. Viena.

En 1902, Klimt concluyó su trabajo en el Friso de Beethoven a tiempo para la XIV exposición de los secesionistas vieneses, organizada en su homenaje. Destinado a ser expuesto temporalmente, el friso fue pintado directamente sobre la pared con una técnica ligera. Tras la exposición, sin embargo, el friso fue conservado, si bien no volvió a ser expuesto en público hasta 1986.

Gustav Klimt. Fragmento del Friso de Beethoven.1902.

En esa época conoció a Adèle Bloch- Bauer, viajando bastante –quizá para olvidarla- a  Italia, visitando Florencia, Venecia y Rávena, comenzando a partir de su regreso, la que fue considerada como  época de madurez artística del artista.

La “etapa dorada” de Klimt vino determinada por un gran éxito comercial y aceptación de la crítica del estilo del artista. No se llama dorada por la brillantez de lo producido ni por el alto rendimiento en su trabajo, sino básicamente por la utilización del pan de oro en sus obras,  aunque ya lo había usado desde 1898 en Palas Atenea y su primera versión de Judith, de 1901. Tras regresar de su viaje italiano, intervino en la decoración del palacio Stoclet, convirtiéndose el edificio en lo más representativo del art nouveau centroeuropeo. La aportación de Klimt fueron El Cumplimiento y La Expectación, considerando estas obras como  el nivel más avanzado de su carrera artística en el aspecto de la ornamentación.

Sin embargo las obras más importantes de esta etapa fueron el La dama dorada: Retrato de Adèle Bloch-Bauer I (1907) y El beso (1907-1908).

Gustav Klimt. La dama dorada. Retrato de Adèle Bloch-Bauer I. 1907. Óleo sobre lienzo. 138 x 138 cm. Neue gallery. Nueva York.

Gustav Klimt. 1907-1908. Óleo sobre lienzo. 180 x 180 cm. Österreichische Galerie Belvedere. Viena.

Gustav Klimt. Judith II.1909. Óleo sobre lienzo. 178 x 46 cm. Galería Internacional de Arte Moderno. Venecia.

Sus obras de madurez se caracterizan, por dejar a un lado sus inicios académicos y naturalistas, caminando hacia el uso de motivos simbólicos o abstractos que enfatizaran la libertad de espíritu, que le dieron a su obra un carácter ecléctico, utilizando referencias del arte del antiguo Egipto, de la Grecia clásica,  y del arte bizantino. También sintió admiración por artistas tan distintos como los medievales  o los de la escuela RINPA japonesa.

Sus dramáticas composiciones con planos y cortes extraños, puntos de vista imposibles, y a veces escorzos de difícil comprensión, pusieron de manifiesto el carácter innovador de su plástica.

En 1911, Klimt fue galardonado con el primer premio de la Exposición de Roma por la obra  Muerte y vida.

Gustav Klimt. Muerte y vida.. 1916. Óleo sobre lienzo. 178 x 198 cm. Colección particular. Leopold Museum. Viena.

En su taller quedaron gran cantidad de obras sin acabar. Esas y otras, fueron confiscadas por los nazis, que al abandonar Viena en 1945 quemaron el castillo donde éstas permanecían guardadas.

Klimt además de ser uno de los creadores de la Sezession apoyó la Kunsthalle, institución que apoyaba a jóvenes artistas para evitar su éxodo al extranjero, teniendo gran influencia sobre alguno de ellos como Egon Schiele.

Sobrevivió Adèle Bloch-Bauer 7 años a su amado -1925-, testando que tras su muerte, las obras que poseía de Klimt pasaran al Estado austríaco. Su esposo convirtió su cuarto en una especie de museo en el que colgaban los seis cuadros de Klimt de la familia: dos retratos de Adèle y cuatro paisajes. El testamento de Adèle fue revocado por su viudo Ferdinand en 1945, presentando los documentos de compra de los cuadros pagados por él, y que habían quedado en poder de los nazis al huir a Suiza precipitadamente en 1938 tras el ANSCHLUSS -unión o reunión- que convirtió  ÖSTERREICH -Austria- en OSTMARK –Marca del este, provincia alemana- y la ocupación nazi consiguiente.

Regreso a la II República de Austria.

La I República de Austria se constituyó al desmembrase el imperio austrohúngaro tras la primera guerra mundial.

ANSCHULUSS es una palabra que, en el contexto político, significa unión o anexión y fue utilizada para referirse a la incorporación de Austria a Alemania en 1938, pasando de constituir Österreich –Austria- a Ostmark –Marca del Este-.

La anexión austriaca a Alemania fue precedida de la devolución del Sarre a Alemania en 1935 –provincia alemana administrada por Francia, en misión encomendada por la Sociedad de Naciones tras el Tratado de Versalles al fin de la primera gran guerra durante 15 años entre 1929 y 1935- seguida de la crisis de los Sudetes –territorios checoslovacos del  norte y oeste, liderados por  Konrad Henlein, nazi que negoció con Hitler reivindicaciones separatistas inaceptables para el gobierno checoslovaco-. La ocupación del resto de Checoslovaquia y la invasión de la mitad de Polonia -con el pasillo de Danzing-,  supusieron el comienzo de la segunda guerra mundial.

El Anschluss fue precedido por un período de creciente presión política de Alemania sobre Austria, exigiendo la legalización del partido nazi y la  participación de éste en el gobierno.

A pesar de conseguir ser el partido más votado en las elecciones alemanas de abril 1932, los nazis tuvieron que contentarse con ejercer la oposición. Desde esa posición, instigaron y financiaron un movimiento nazi austríaco, cuya norma de actuación fue el terrorismo. El canciller socialcristiano austriaco Dollfuss disolvió el Parlamento, ilegalizó el partido comunista, la milicia socialdemócrata y el partido nacionalsocialista, instaurando un régimen de carácter fascista que fue denominado austrofascismo.

Los socialdemócratas se exiliaron y los nazis austríacos se reforzaron, exigiendo un fascismo más germánico y subordinado a Alemania, asesinando al canciller Dollfuss, pero fracasando en el golpe de Estado para hacerse con el poder. El Ejército no se unió al golpe y los austrofascistas lograron detener momentáneamente las aspiraciones de los nazis.

Canciller Dollfuss, asesinado.

Benito Mussolini, al saber del asesinato de Dollfuss, movilizó las tropas italianas a la frontera austriaca, amenazando con intervenir militarmente para sostener en el poder a los representantes del partido del asesinado. Hitler no deseaba un conflicto con un régimen ideológicamente tan cercano como el del fascismo italiano, por lo cual se abstuvo de enviar tropas para apoyar a los nazis austríacos.

El nuevo canciller, Schuschnigg consiguió el apoyo de católicos y socialistas, que consideraron mejor o un mal menor el austrofascismo que el nazismo alemán, acentuando los nazis austríacos -financiados por los alemanes- la  acción terrorista contra autoridades gubernamentales y señalados militantes antinazis, asesinando en cuatro años a más de 800 personas, llegando a una situación que amenazaba inexorablemente con una guerra civil.

El presidente de Austria Wilhelm Miklas y el canciller Schuschnigg  se reunieron con Hitler en Berschtesgaden en febrero de 1938, fecha en que la actividad terrorista nazi en Austria alcanzaba niveles insoportables.  Hitler exigía la participación de los nazis en el gobierno austríaco, la puesta en libertad de los terroristas detenidos, y  la colaboración entre el Ejército austríaco y la Wehrmacht a cambio de que Alemania dejara de intervenir en la política austríaca, con la amenaza , en caso de no aceptar esas condiciones, de impulsar la guerra civil.

De vuelta a Viena, el canciller puso en libertad a los nazis terroristas austríacos encarcelados, y nombró Ministro de Interior a un nacionalsocialista,  en un intento de mantener la independencia de Austria. No obstante, los nazis austríacos no se dieron por satisfechos al ver que el Gobierno se apoyaba en socialistas y católicos para defender la independencia del país, por lo que los atentados terroristas nazis prosiguieron.

Hitler en un discurso días después, se refirió a los austríacos como «10 millones de alemanes que viven fuera de nuestras fronteras», expresando así su intención de anexionar Austria a Alemania.

El canciller austríaco decidió realizar un plebiscito el 13 de marzo de 1938 con una pregunta que expresaba el deseo de mantenimiento de una «Austria unida, cristiana, social, independiente, alemana y libre», sin hacer mención alguna a deseos de unión con Alemania. Llevó todos los preparativos en secreto pero Hitler fue informado, forzando al Canciller Schuschnigg a convocar sobre la marcha y para el mismo día -10 de marzo- un referéndum  para que se votara sobre la independencia o la unión de/con Alemania, fijando sutilmente Schuschnigg en 24 años la edad mínima para votar, evitando así la participación de jóvenes desempleados –descontentos- que constituían la mayor fuente de militantes nazis de Austria. Evidentemente Hitler eliminó el asunto planteado de esa manera.

Hitler ordenó a los nazis austríacos pasar a la acción para evitar que se celebrara el referéndum de la manera deseada por el Canciller Schuschnigg, y diseñaron las papeletas que invitaban al sí. Se adelantó el referéndum tres días y se permitió el voto a los menores de 24 años que eran partidarios de Hitler.

¿Estás de acuerdo con  que la reunificación de Austria con el Imperio Alemán se realice el 13 de marzo de 1938 y votas en favor de la lista de nuestro  Fuhrer?- Sí en grande y no en pequeño…

En 1938, Hitler comienza la invasión e incorporación de Austria (Anschluss) y de los Sudetes checos (Conferencia de Munich) con el apoyo de la población y con la pasividad de otras potencias.

El 11 de marzo, los nazis austríacos habían ocupado casi todos los edificios gubernamentales de la capital, arrestando a todos los líderes políticos anti-nazis que encontraron, con la ayuda de policías nacionalsocialistas.

Así, tras días de una violencia extrema, de una acción diplomática explosiva, y de una amenaza militar permanente, las tropas alemanas entraron en Viena el 14 de marzo de 1938.

Tropas alemanas entrando en Viena.

Hitler entró en Austria el sábado 12  de marzo, dirigiéndose a Braunau am Inn, su localidad natal. El recibimiento entusiasta de la población austríaca a las tropas alemanas sorprendió a los propios alemanes, llegando Goering a Viena el día 13 para coordinar los detalles de la toma del poder por los nazis. Hitler llegó a Viena el día 15, en olor de multitudes, declarando la anexión de Austria a Alemania en la Heldenplazt de Viena ante más de 300.000 personas. El ANSCHULUSS se había consumado.

El Fuhrer en la Heldenplazt de Viena el 15 de marzo de 1938.

Al terminar la segunda guerra mundial, el 27 de abril de 1945, el gobierno interino austríaco avalado por los aliados, declaró el Anschluss null und nichtig («nulo e inválido»), estableciendo la Segunda República Austríaca. Los vencedores estuvieron ocupando Austria varios años, tratando a Austria como un estado independiente, manteniendo un gobierno civil austríaco desde el primer momento. No se restituyó la plena soberanía hasta que el Tratado para el Restablecimiento de Austria Independiente y Democrática fue firmado en  Viena el 15 de mayo de 1955.

Tropas soviéticas liberando Viena.

Cuando los alemanes ocuparon Austria, en 1938, Ferdinand Bloch-Bauer huyó a Suiza, siendo confiscado y robado todo su patrimonio por los nazis (los cuadros de KLIMT también), con la excusa, de custodiar y proteger las obras de arte. Antes de morir en Zurich en noviembre de 1945, Ferdinand otorgó testamento, pero contravino  la voluntad de su esposa Adèle, y legó la propiedad de sus obras de Klimt a sus sobrinos, hijos de su hermano Gustave y Therese Bauer. Mientras tanto, el retrato de Adele estuvo y estaba en la Galería Nacional de Austria Belvedere, junto con los otros Klimt robados a los Bloch-Bauer.

Tras muchas peripecias en los tribunales, negativas a devolvérselos y duros recursos –a pesar de una ley de 1996 por la que el Gobierno austriaco se comprometía a devolver lo robado por los nazis-, una de las sobrinas de Adèle  y Ferdinand Bloch-Bauer, María Viktoria Altmann, consiguió que el estado de Austria en 2006, perdiera en un tribunal internacional su posición de no devolver las obras de KLIMT a sus dueños, siendo condenado a que las seis obras de Klimt pertenecientes a la familia Bloch, y entre ellas La dama dorada, fueran sacadas del Patrimonio del Estado austriaco, y devueltas a los herederos. El retrato de su tía Adèle fue vendido en 135 millones de  dólares antes de impuestos, a Ronald Lauder para la galería de su propiedad Neue Galerie  de Nueva York.

Mis deidades veraniegas: Tanit y Patricia.

Nuestros anhelos amorosos se desbocaban cada noche hasta la extenuación, sintiendo que la vida se nos iba, regresando con una nueva caricia, volando al fin hacia un sueño que llegaba sin darnos cuenta, y que recibíamos cubriéndonos con una fina sábana hecha de sentimientos imposibles de tejer con palabras. Éramos como las olas del mar, que cuando llegan a la orilla parece que lo van a abandonar, pero luego siempre vuelven y son recogidas, aunque sin regularidad ni puntualidad, y de forma desordenada.

Me desperté a hora temprana, como viene siendo habitual en mí a estas alturas de la vida, abrazado a ti, en nuestra cama del hotel Al Mandari de Tetuán, en donde nos alojamos en nuestro viaje para visitar Río Martil, procurando no removerme, ni hacer ruido, para que pudieras continuar durmiendo, y yo poder seguir observando tu cuerpo desnudo libremente. El talle estrecho, tus pechos pequeños y erguidos de adolescente, tus largas piernas y tu piel brillante, inmarcesibles, pensando que me faltaría el aire cuando no te tuviera, doliéndome las manos al contenerlas para no acariciarte y perturbar tu sueño, y provocar de este modo el fin de mi grata contemplación, que me hacía sentir ganas de tenerte de nuevo.

Acariciaba la piel de tu vientre con suavidad, mientras observaba las imperceptibles arrugas que la vida había ido dibujando allí donde terminan los ojos, que te proporcionaban una belleza singular, que me emocionaba, al combinarla con el constante dibujo de la sonrisa que siempre tienes en tu boca, hasta dormida.

Aunque ya lo dijo Ptahotep  hace más de 4.000 años (siglo XXIV a.C. Ptah está en plenitud-, escriba y chatyvisir- del faraón Dyedkara-Isesi de la V dinastía),  en sus Máximas: la vejez es mala para casi todo, excepto para las cualidades humanas que más necesitan de la reflexión y de la serenidad. Y yo creo, que debemos intentar adornar la nuestra, para intentar minimizar esa maldad, con la mayor clarividencia posible, que nos irá proveyendo de lo necesario, para que con seguridad, podamos conducir estas últimas etapas de la vida del modo mejor, incluso en lo que pudiera parecer difícil.

Al cabo, comenzaste a estirarte y bostezar, atrayéndome hacia ti, haciéndome sentir con tus labios y tu cuerpo, tu deseo, que me llevó nuevamente al cielo, a lomos de un viento exento de egoísmo y lleno de amor, para entregarme a ti como el más devoto de tus idólatras.

Después, decidimos levantarnos y desayunar en la habitación, y yo que hace tiempo he dejado los despertares rápidos y tempranos, los de lazada de cordones apresurados, y salida casi en pijama y despendolado para llegar con puntualidad al trabajo, sin besos de despedida, ni tiempo para el recuerdo de la última noche, lo hice remoloneando y abrazándote por la habitación, hasta la llegada del desayuno.

Tras estar listos con ropa ligera, gafas de sol y prenda de cabeza, pedimos un coche con chófer para trasladarnos a Martil, a donde volveríamos al día siguiente, para ver el amanecer en su playa.

Martil es conocida básicamente por ser la playa de Tetuán en Marruecos. Es una ciudad situada en la desembocadura del río del mismo nombre, en una amplia playa que va desde cabo Negro al norte, hasta Azla, cerca del cabo Nazari, al sur. Está incluida en una nueva provincia junto a las ciudades de Fnideq y Mediq.

Situada a unos 40 kilómetros al sur de Ceuta y a 10 Km. al nordeste de Tetuán y a la misma distancia al sur de Mdiq, se llega por la carretera de Ceuta-Tetuán, tras tomar un desvío en el cruce de cabo Negro, o directamente desde esta última, por la carretera de Tetuán-Martil.

En la antigüedad el río Martil fue navegable hasta Tamuda, una ciudad romana frente a Tetuán; el asentamiento de Martil fue destruido en el siglo XV y refundado por Alí al Mandari gobernador de la ciudad marroquí de Tetuán y previamente jefe militar de Granada, muerto en la primera mitad del siglo XVI-, convirtiéndose en el puerto comercial y militar de Tetuán y único puerto de cierta importancia de Marruecos en el Mediterráneo, con actividad comercial, y base de las diferentes flotas corsarias entre los siglos XVI y XVIII.

Con la apertura del puerto de Tánger, disminuyó su actividad como puerto comercial, comenzando a ser lugar de descanso y solaz de los tetuanís y puerto pesquero. La actual ciudad de Martil fue fundada en el año 1914, tras la constitución del Protectorado español en 1913, y construida por ingenieros militares españoles.

Tras la independencia de Marruecos, el crecimiento fue notable, contando en la actualidad con alrededor de 70.000 habitantes. Hoy, Martil es administrativamente una comuna urbana perteneciente a la provincia de Tetuán, rodeada por las comunas rurales de Mallalien al norte, Tetuán Sidi Al Mandri al oeste y Azla al sur.

Recordé mi viaje del año 1967, y por mucho esfuerzo que hice para recordar aquellos parajes vacíos, pude sentir que el turismo había llegado a la zona con el viento del desarrollo de las últimas décadas, habiéndose producido un crecimiento espectacular y probablemente -por el aspecto- desordenado, y es que en estos últimos años, las inversiones en turismo han aumentado de forma exponencial, realizándose importantes promociones inmobiliarias para el desarrollo turístico.

La playa, es de arena fina y blanca, y en la zona al norte de la desembocadura del río Martil, llamada Beni Zalem, proliferan las urbanizaciones, hay campos de golf, campings, etc…, y es en donde se encuentran las mejores zonas de baño. El río Martil desemboca en la zona sur de la ciudad, llamada Beni Maden, que es pantanosa, siendo las playas de esta área de peor calidad.

Visitamos la zona de Beni Zalem y sus playas, surgiéndonos la duda de si volver a dormir a Tetuán, o comprar un kit de reposición de ropa y limpieza de dientes, y quedarnos a dormir en Martil, ya que planeábamos estar en la playa no después de las 05,30, porque amanecía a las 06,14.

Buscamos alojamiento y una vez conseguido, despedimos al conductor, dándole instrucciones para recogernos a las 09,30 del día siguiente.

En el hotel, pedimos información sobre qué lugares eran interesantes para visitar, para comer –pescado-, tomar algo, y poder descansar a lo largo del día.

Iniciamos la visita turística por El Fuerte Martil, torreón artillado de estilo marroquí, sin puertas, en el que sólo se puede entrar por alguna ventana con escala; lo coronan varios pequeños torreones, y en sus alrededores se han construido algunos edificios que restan vistosidad al monumento. El Fuerte sirvió para proteger y controlar la entrada al río Martil, siendo tomado por fuerzas españolas en la GUERRA DE ÁFRICA en  1859/1860.

A continuación, nos dirigimos a la iglesia católica de Nuestra Señora de la Concepción, de estilo barroco hispanoamericano con una hermosa cúpula central, convertida en biblioteca universitaria y centro cultural. Frente a ella hay una plaza de estilo andaluz rodeada de casas blancas, bancos, jardines y un bonito empedrado, a semejanza de los pueblos costeros andaluces. Junto a la iglesia está el Centro Cultural Lerchundi, obra cultural de la Iglesia católica en Marruecos.

Con un calor más que bastante, decidimos refugiarnos en algún sitio para tomar unas cervezas bien frías que pudiéramos enlazar con una comida ligera a base de pescado, por lo que siguiendo las indicaciones del hotel, nos dirigimos al Restaurant Achourafae, en donde ya nos habían realizado la reserva. Tras una buena, escueta y limpia comida, tuvimos que vencer nuestra pereza, haciendo gala de una diligencia simpar, para continuar la visita turística.

Visitamos sin minuciosidad el barrio español -bastante deteriorado-, en donde quedan restos de casas españolas de estilo andaluz, con una calle peatonal y una gran plaza circular. Nos llamó la atención, la gran cantidad de gente joven con pinta aceptable -para nuestros cánones-, que hablaban árabe y se desenvolvían como nativos, hasta que nos enteramos de que Martil, es una ciudad en cuyas proximidades se encuentra la sede de la Universidad Abd al-Malik al-Saadi, de letras y ciencias humanísticas, y una facultad de derecho que se inauguró en los primeros años del siglo XXI.

Paseando por la calle Mohamed V, peatonal y zona comercial por excelencia, decidimos coger un taxi para ir a Cabo Negro, la zona turística más conocida de la comarca, subiendo hacia el norte en dirección a Ceuta, unos 10 kms. Las urbanizaciones desde Martil se suceden sin solución de continuidad frente al mar, rematando en una de lujo, junto a Cabo Negro, con una paradisíaca playa y un bonito campo de golf, que nos proporcionó algunos momentos de risas felices, al recordar cuando nos conocimos en un campo de prácticas, mandando juntos la bola a las nubes…

Tras un buen paseo y tomar algo –ya casi anocheciendo- volvimos a Martil, en donde nos acercamos para echar un ojo a la Mezquita de Mohamed V, con su minarete de color ladrillo, aristas enyesadas y las puertas adornadas de azulejos finamente decorados, cenando más tarde en el hotel, recogiéndonos no demasiado tarde, para salir del hotel a las 05,00 de la mañana siguiente, tras desayunar en la habitación algo que nos subimos del bar esa noche.

Antes de levantarnos a las 04,00, unos besos nos recordaron los colores de la noche pasada, y aunque debíamos levantarnos, no podíamos desceñirnos, con la pretensión de poder llegar al amanecer a la playa abrazados, sin habernos desatado. No podía ser, así que con un último beso, con los labios testarudos sin quererse despegar de sus anhelos, saltamos de la cama cada uno por un lado, estableciendo un turno de ducha, ya que en caso de no haberlo hecho, no hubiéramos llegado de ninguna manera a nuestro objetivo a la hora prevista.

La playa de Martil está considerada como una de las más bellas de todo el norte de Marruecos; su arena es muy clara -entre dorada y blanca- y fina, sin embargo, las aguas no son tan claras porque la fina arena da una apariencia más oscura al agua que llega casi siempre a la orilla de forma muy suave, sin olas notables habitualmente.

Desde el hotel situado en el centro de la ciudad, nos dirigimos al cuidado paseo marítimo, y al alcanzarlo, anduvimos unos 10 minutos hacia el norte, por la zona de Beni Zalem. Era totalmente de noche, la humedad  daba sensación de fresco y no había un alma en la calle; al llegar a donde queríamos, eran las 05,40, así que nos sentamos en la arena, abrazados, cerca de donde las suaves olas morían en la arena, oyendo su suave susurro.

Al instante, un punto luminoso de gran potencia comenzó a aparecer en el horizonte, pero para nuestra sorpresa, no subía ni crecía desde la nada, primero a un segmento circular y luego al círculo, como hace el dios solar que cuando nace, hasta mostrarse soberbio cuando se ve completo. El rayo de luz en el que se había convertido el punto se acercaba a gran velocidad a ras de mar por la capa de Neuston hacia nosotros, cuando la noche era  aún dueña del cielo, en una oscuridad en la que las estrellas titilaban mirándonos temblorosas.

Al instante, una figura hierática rodeada por un halo de gran luminosidad y un gran flabelo en su lado derechoquizá sostenido por alguien negro como la noche o invisible para mí, se plantó en la playa a pocos metros de nosotros, cantando a mezza vocce una música que nos provocaba cierto misticismo, estando la figura suspendida en el aire. Dejó caer por los hombros hacia el suelo una túnica que parecía liviana, vaporosa y sutil, aunque no frágil, y que constituía toda su vestimenta. Era ella, la que vi cuando tenía con 18 años en esta misma playa. No era posible, pero al igual que entonces, se había deshecho de su ropa y era -como antaño- el más hermoso cuerpo de mujer que pensé nunca volvería a ver, esculpido en color bronce, con un rostro perfecto, sus pechos desafiantes, apenas vencida la adolescencia, y unos ojos glaucos grandes, del color del mar de los cayos cubanos, oliendo igual que entonces, a incienso de olíbano

Esa fragancia, mi mente la ha mantenido guardada desde entonces, y en mi alma se ha sostenido el imaginario de ese aroma intacto durante mucho tiempo, pareciendo no conocer el olvido, ayudando a la memoria a trasladarme a aquel momento con rapidez y precisión.

Se dirigió a mí, y sin mover los labios, ni abrir la boca, trasmitiendo sensaciones de su omnisciencia me dijo con claridad: “llevo esperándote 53 años. Es abstruso para ti entender lo que está pasando, pero permanece tranquilo, ya que no debéis temer nada. De Patricia no te preocupes, que ella está oyendo lo que yo quiero que oiga”.

¿Pero quién eres?, acerté a balbucear. Por un momento pensé que en el desayuno alguien nos podría haber puesto algún alucinógeno.

Soy Tanit, diosa fenicia y cartaginesa, que fui principal en Cartago –actual Túnez-, junto a mí esposo Baal Hammon. El culto a mí divinidad fue adoptado por los bereberes púnicos. Resido en un gran palafito en la constelación Apis –actual Musca-, y me fueron construidos por dioses menores subordinados innumerables cenotafios por todo el Universo.

Mi divinidad es la equivalente a la diosa fenicia Astarté, que fue la asimilación fenicia-cananea de una diosa mesopotámica, idolatrada por los sumerios, los arcadios, los babilonios y los asirios, bajo los nombres de Inanna, Ishtar y por los israelíes como Astarot, representando a la madre naturaleza, la fertilidad, la vida, la exaltación del amor, y los placeres carnales, siendo adorada posteriormente como diosa de la guerra.

Fui divinidad paredra de mi esposo Baal inicialmente, y desde hace más de 26 siglos, y ya en solitario, estoy asociada como divinidad de la Luna y de la fertilidad, extendiéndose mi manto protector por todo el Mediterráneo y algunos lugares de África y Canarias –diosa guanche tinerfeña Chaxiraxi-. Posteriormente fui divinizada como Diosa Madre de los placeres carnales y tutora de los actos buenos, además de diosa de la fertilidad y  de la Luna.

Estoy aquí para responder a tus invocaciones, que aunque creas que no han existido y hayan sido sólo sueños y no realidades, fueron ciertas, y además de para atender a tu llamada, estoy fundamentalmente aquí para premiarte por tus buenos actos, señalándote que eres un ente de mi gusto.

Dicho esto, que se antoja complejo, pero que lo entendí perfecta y fácilmente, pensé que quizá quisiera utilizarme para una teogamia con ella. Me sorprendió con un gesto iracundo y altivo/espléndido, haciéndome llegar la respuesta a mi mente, “insignificante ser, jamás podrás lograr el amor de una diosa”, –no sé si pudo ser un acto de misandria, o quizá una actitud soberbia propia  de una diosa-, y sin mediar más palabras, pero haciéndome sentir exhortado, extendió dos cuerdas doradas o de oro, que salían de sus ojos glaucos, y con ellas nos cogió a los dos -a uno con cada cuerda- e inició una procelosa -para mí- y vertiginosa ascensión, que en brevísimo espacio de tiempo, dejó abajo y arriba la noche, colocándonos en posición sedente y a una altura tal, que veíamos la tierra del mismo tamaño que vemos la luna habitualmente. Arriba, el cielo negro con miríadas de estrellas que titilaban saludándonos, y abajo el continente africano y Europa que eran de juguete, pero que pude identificar en seguida, pues siendo  aún de noche, las áreas iluminadas permitían reconocerlos. Un instante después, vi también las Américas.

Mis preces aprendidas en los jesuitas, en ese momento de tanto nervio, salieron de mi boca en el latín de mis recuerdos, tal como fueron aprendidas, esperando la contestación necesaria de alguien, que no llegó, como antaño…, debiendo contestarme a mí mismo: mater amabilis, ora pronobis; mater admirabilis, ora pronobis: mater boni consili, ora pronobis;…Foederis arca, ora pronobis; lánua cæli, ora pronobis; stella matutína, ora pronobis; salus infirmórum, ora pronobis; refúgium peccatórum, ora pronobis…

Fui interrumpido con firmeza por las palabras de la diosa –que fluían en mi mente sin que moviera su boca-, “quiero que cuentes aquí, bajo los dominios de Neith, que antes de ser divinidad egipcia, lo fue de estas tierras bereberes, un acto bueno que hayas realizado en tu vida, en el que tuvieras que luchar contigo mismo, para obrar bien.

Dios mío, lo que debe estar pensando Patricia de toda esta aventura. Como yo no sabía que decir y por tanto no arrancaba, Tanit me sugirió algo que aconteció en Barcelona hace 43 años -allí nació mi primogénito, Jaime-, pero yo, que soy de los que no me gusta pasar la vida abrazado a los recuerdos, y aún menos a los de hace tantos años, ya que debió ser cuando viví  sobre el 76 en esa ciudad algo menos de un par de años, no supe que decir, aunque a poco que me hubiera esforzado, podría haberlo recordado, ya que no soy demasiado pródigo en actos buenos….

La diosa cortó mis pensamientos de cuajo, refiriéndose a un acto mío de munificencia incontestable -según dijo ella-, relatándonoslo a los dos por su sistema aparentemente telepático, aunque quizá pudiera ser trasmitido por los cables dorados que le salían de sus ojos verdes -tan bellos-, con los que nos abrazaba alrededor de la cintura.

Unos asaltantes en Barcelona, te atracaron  a ti y a tu amiga Eugenia Peña en la calle Muntaner esquina a Londres, con armas blancas en 1976…

Al instante me vinieron los recuerdos de la aventura y continué…

Prudente que generalmente suelo ser, nos llevaron sus amenazas a entregarles hasta el último tornillo sin oponer resistencia, ordenando de inmediato el cabecilla de la panda la retirada, pero uno de los secuaces, intentó tocarle el pecho a Eugenia, haciendo yo entonces un gesto instintivo de macho alfa para interponerme entre el asaltante y ella, encarándose entonces conmigo y espetándome; “no te jode el guaperas gilipollas”… y con la misma, me soltó un terrible golpe con un bate de béisbol en el cuello,  junto a un chorro de insultos,  que me dejó sin conocimiento.

Meses más tarde, proseguí, yendo con el coche por  Carlos III, a unos treinta metros de su cruce con la Diagonal, en donde entonces había una bonita rotonda ajardinada, me pasó como una exhalación un motorista, pensando yo de forma instantánea que no le iba a dar tiempo a frenar, y un segundo después, su rueda delantera al no poder hacerlo, chocó brutalmente con el bordillo de la rotonda central, saltando máquina y motorista por los aires, aterrizando el piloto, que iba sin protección en la cabeza –entonces no era obligatorio el casco– a más de 20 metros de distancia.

Lógicamente, paré el coche, puse los warnings de mi 127 y acudí a socorrerlo y al llegar a él y reconocerlo, me di cuenta de que era el jefe de la panda, que no hacía demasiado tiempo nos había asaltado. Mi corazón se dividió en dos, una parte buena y otra mala; la mala me susurró embaucadora que lo dejara donde estaba, y además, que le pateara, le escupiera, y que acompañara ambas acciones de un gesto de desprecio que fuera inconfundible, aunque él no pudiera verlo (estaba sin conocimiento), mientras que la buena, me recomendó ponerlo en el coche y llevarlo al hospital –hoy hubiera sido demandado por trato indebido a cuerpo lesionado-. Alguien me chilló desde dentro, diciéndome que nuestro corazón no tiene partes buenas y malas, sólo hay uno, y hay que dejarle hacer, pero sin preguntarle y sin que opine. Así que cogí al joven, y lo llevé al hospital.

Interrumpí el relato para intentar resumirlo, ya que los detalles no me gustan en general, y porque casi siempre muestran lo que no se quiere que se vea o ver: lo feo, lo malo, lo zafio…, que generalmente se intenta ocultar; lo lamentable,…la confusión, el temor, la soledad, la calvicie cuando no nos gusta, las arrugas… de la cara y del alma…, por eso no deseo poseer una lupa, para no poder mirar los detalles -ni los míos, claro-, y acepto con benevolencia el regate del que esconde lo que no quiere que se vea.

Lo no demasiado interesante puede verse enseguida, a primera vista, después y a segunda vista o con lupa, se podrá ver lo que debe ser visto con detalle para apreciarlo, siendo generalmente lo que no se desea mostrar, y quizá lo más profundo y que desde luego se oculta con la terquedad posible, es lo que no puede verse ni a primera ni a segunda vista, y para verlo, con toda probabilidad, sería necesario aguzar todos los sentidos, intentando analizar con profundidad las sensaciones percibidas para lograrlo.

Continúa y no divagues más, exigió la diosa con determinación y autoridad, orden que me llegó al cerebro como mandato categórico que no admitía réplica.

Tardó mucho en recuperarse, proseguí, ya que el accidente fue muy grave –más de dos meses en coma con siete fracturas de hueso entre ellas el cráneo-, y cuando lo hizo, me localizó y vino a darme las gracias; la cara que puso cuando me vio fue inenarrable, ya que no sabía que su salvador había sido previamente su víctima. Lloró como un niño, y entre sollozos, manifestó su intención inquebrantable de no volver a hacer jamás ese tipo de cosas; me escribe por mail cada par de años, contándome las novedades de su vida: estudió, se puso a trabajar, se enamoró, se casó y tiene cuatro hijos y seis nietos…

Lo que no le confesé, es que lo llevé al hospital por prudencia, para no ser acusado de omisión de socorro…jajaja (tampoco se lo dije a Tanit, aunque por la sonrisa que esbozó, supuse que podía leer mi mente).

De repente y sin saber porqué, pero tan absurdo como lo que estaba ocurriendo, apareció ante mí un mosaico en teselas de mi vida, y pude ver a mis hijos muy mayores, abuelos ya, mis nietos con hijos, y todos aparentemente felices y vivos; pensé que en un instante habían volado las hojas del calendario, y que los años se habían solapado con una rapidez incognoscible, y que el remolino del tiempo nos había engullido, manoteando entonces yo con las manos y con ansiedad el aire, para buscar un áncora al que atarme al espacio y al tiempo, olvidar esta locura, y sentirnos vivos y seguros…

Angustiado, sentí un cruel dolor por las imágenes anteriores de mi familia, dolor por no volver a tener a esos hijos jóvenes y nietos niños; de las varias clases de dolor que conocemos en la vida, éste no era un dolor de los que duelen, era de los que alteran. Recordé en un flash, de no recuerdo quien, que dijo:  el dolor nos enseña quienes somos, y a veces es tan fuerte que quisiéramos morir, pero en realidad, no se ha vivido de verdad, hasta que no se haya muerto un poco: me moría de aflicción….

Prosiguió la diosa sin importarle mi pesar, mi regalo por todo ello será mi divina presencia tras el aparentemente luctuoso momento de tu fallecimiento, para llevar a cabo en ti la ceremonia de apertura de la boca, que te devolverá todos tus sentidos tras tu muerte.

Me sonó su regalo a cosas del reino de las dos coronas y a 20 o 30 siglos a.C., pero naturalmente no dije nada, que los regalos nunca deben ser rechazados, nos gusten o no, aunque debo agradecerle que al menos no me hurtara la forma de morir que me vaya a imponer la naturaleza; hubiera sido algo imperdonable.

Todo aquello me resultaba tan disparatado, pensé, como las cosas que de tanto en cuanto hace la comunidad británica, viniéndome a la mente el recuerdo de la noticia de que hace poco se ha permitido inscribir en el registro mercantil, una sociedad Para la defensa del decoro, incluso de los animales, S.L., que propugna que los caballos usen pantalones, cuando salgan de las cuadras. Ese pensamiento llegó como algo más de la sinrazón que ocupaba mi mente en ese momento. ¡Qué tonterías, por Dios!

Sin dejarme responder, ni para agradecerle el regalo, volvimos al proceloso movimiento de bajada, que duró algo menos de un instante y me dio la impresión de irnos a estrellar contra el suelo.

Al poco, te agitaste a mi lado, apretando el abrazo que nos unía y me miraste preguntando ¿estás dormido? ¿te preocupa algo?, pareces inquieto, dijiste; sólo estaría preocupado si dejaras de amarme, respondí con dulzura. Eso no ocurrirá nunca, contestaste mientras te acurrucabas aún más a mí lado.  Pronto amanecerá y tengo algo de frío…

Utilicé la frazada de mi amor para envolverte, y mientras te abrazaba de nuevo, pensé que contigo, las lágrimas se me convierten en risas, las palabras en melodías musicales, los olores en el mejor perfume, los colores de la vida en los del Paraíso, y la crema más vulgar en la mejor vichyssoise de La Tour d’Argent.

Repentinamente, apareció en el horizonte la luz aún sin forma, que poco a poco se fue convirtiendo en la esfera ardiente del sol, que calentó nuestros corazones hasta convertirlos en férvidos amantes del otro, deseando ambos repetir del mismo modo eternos amaneceres, pero sin diosas…

El comediante que hay en mí,  puede y podría pelear contra todo, excepto con las emociones: ellas me pueden siempre.

LA FLOJEDAD DEL SER CON ISQUIOTIBIALES

Cuando los que hacían deportes, no tenían isquiotibiales, ni soleos…, solamente  “bolas” que se subían de tanto en cuanto; cuando no se tomaban esteroides ni proteínas para hacer crecer la masa muscular,  porque la masa muscular nos era tan extraña como el conocimiento de las hormonas catabólicas y anabólicas. Cuando la soledad era considerada como estigma execrable, siendo en realidad algo que puede llegar a ser un gran regalo, aunque pueda seguirse pensando que deja manchas en la gabardina, cuando el cinismo formaba parte inexcusable del equipamiento educacional humano, siendo ahora un kit que viene de serie… Entonces, el sentido de la responsabilidad y del deber eran cargas que el hombre acostumbraba a llevar en su mochila, debido a que la vida de él y de los suyos dependían casi exclusivamente de su hacer y esfuerzo. Después, gracias a todo, los susurros despertaron la necesidad de libertades, y los que mandan, utilizando esta bandera de la libertad, en capote, nos van manejando con suavidad, a veces hasta poniéndonos la piel de gallina en el corazón, al ver lo mucho que preocupamos a los líderes.

Musculos-implicados

Lo que ha venido a llamarse estado de bienestar, estado benefactor o estado providencia, es un concepto con el que se designa a una organización social y a un Estado, en el que se proporcionan unos servicios básicos a todos sus habitantes, en base a unos derechos sociales establecidos. Ahí aparecieron los isquiotibiales y se acabaron los bocadillos de pan con aceite, aficionándonos –como no– a la brocheta de langosta con espejo de arroz oriental , o algo así, y a comer toda la familia los días no lectivos por ahí…tengamos o no tengamos… “porqué todos tenemos derecho a descansar”…y a las zapatillas Nike fosforitos y  al uniforme deportivo a la altura, que si no, “no se puede hacer deporte”…

En sí mismo, esto es magnífico, aunque la ausencia de contraprestación necesaria universal de deberes,  puede llevar a la flojera individual y naturalmente colectiva, y a la carencia de valores en la sociedad. Cuando se produce una reacción de una parte de un colectivo, que cree en el esfuerzo, la excelencia y el bien común, su voz es silenciada con la utilización de la palabra solidaridad, por los que nos conducen, influencers e influidos.

Así, seguimos siendo manejados al compás de las nuevas zanahorias ad captandum vulgus que nos van ofreciendo, especialmente cuando se acercan citas electorales… más derechos y menos deberes. En teoría de límites, esto sería NO POSIBLE o al menos de resultado indefinido, aunque podría tranquilizarnos lo que manifestó Einstein a Max Born…  “cuando se afirma que algo es imposible, probablemente se esté equivocado”.

Volver al esfuerzo personal y colectivo, a la honestidad y lealtad, a la responsabilidad, al sentido común y del deber, a la búsqueda de la excelencia y a los valores en los que creer y defender, puede crearnos unas obligaciones, que aunque incómodas, sin duda, nos proporcionarían los tan ansiados derechos –incluso aplicando la teoría de límites, cuando n tienda a infinito–, a nosotros y a nuestros descendientes, a los que deberíamos educar en esos caminos. Podría proporcionar quizá también, bienestar al alma, esa satisfacción de lo bien cumplido.