Frida Kahlo: la pintura ingenua y metafórica de la mejor artista mejicana del siglo XX. Parte 1.

En un viaje a Cuba que realicé hace cuatro años, y durante unos días de estancia en la capital, antes de partir hacia Santiago, y a la posterior y obligada estancia en los cayos, al margen de visitar con minuciosidad La Habana Vieja, sus preciosos y semiderruidos edificios coloniales y las fortificaciones de defensa que hablan de grandezas pretéritas, y de comer bien en los paladares habaneros, tuve noticias de la existencia de un muy interesante museo de arte.

El Museo Nacional de Bellas Artes ocupa tres edificios en las inmediaciones del Paseo del Prado de La Habana, el Palacio de Bellas Artes, en donde se recopila el arte cubano, el Palacio del Centro Asturiano, dedicado al arte universal, y un tercero en donde se realizan las funciones administrativas.

Palacio del Centro Asturiano.

 

Palacio de Bellas Artes.

El actual Museo Nacional de Bellas Artes fue inaugurado en 1913, como Museo Nacional de la República, funcionando hasta mediados del siglo XX como biblioteca especializada en Historia del Arte, y tras la llegada de Castro al poder, se comenzó a transformar en museo de arte.

Su patrimonio artístico, compuesto por más de 45.000 obras, es considerado uno de los mayores de América latina. Además de la mayor colección de arte cubano del mundo, tiene numerosas obras de escuelas europeas, iberoamericanas y obras de arte antiguo y clásico, que conforman un importante tesoro.

Allí pude ver en directo algunas obras de la mejicana Frida Kahlo que me llamaron poderosamente la atención. Ya de vuelta en casa, comencé a buscar información sobre su vida y su obra, que me resultó fascinante, y que hoy intento resumir.

Frida Kahlo es reconocida en la actualidad como una de las más grandes pintoras del siglo XX, defensora de la identidad femenina y del folclore mejicano. Sus obras presentan siempre una gran originalidad, y unen elementos surrealistas y expresionistas, constituyendo Frida, la figura fundamental del arte moderno mejicano.

Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida como Frida Kahlo, nació en 1907 en Coyoacán, una delegación del Distrito Federal de México. Su vida desde niña estuvo marcada por el sufrimiento y las enfermedades; contrajo poliomielitis con seis años, y como consecuencia de la misma tuvo que estar en cama más de ocho meses sin solución de continuidad, quedando atrofiada su pierna izquierda.

Su padre intentó que Frida recuperara la pierna, pero a pesar de las de las numerosas operaciones y meses de rehabilitación, no fue posible, pasando su infancia envuelta en una notable frazada de soledad y llena de complejos.

Con 15 años, tras terminar la educación primaria, ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México. Frida quería estudiar ciencias naturales y posteriormente medicina, comenzando en esta escuela a pintar, fundamentalmente autorretratos y retratos de su familia y de amigos.

Con 18 años -en 1925- sufrió un gravísimo accidente en un tranvía, cuyas lesiones arrastraría toda la vida: fractura de columna vertebral, de múltiples costillas, pelvis, dislocación del pie derecho y del hombro, atravesándole el vientre una barra de metal. Tras lo que en principio se estimó como posible recuperación aceptable, Frida comenzó a tener fuertes dolores en la columna vertebral y en el pie, sintiéndose constantemente cansada y enferma. Un año más tarde, tuvo que ser ingresada en el hospital, al haberse desplazado algunas vértebras, estando 9 meses en la cama con un corsé de escayola.

Durante ese tiempo, Frida empezó a pintar con continuidad, con un caballete especial para la cama, y un gran espejo que le permitiera verse, para ser la modelo de sus obras.

En 1926 pintó su primer autorretrato al óleo, que dedicó a su novio de entonces, Alejandro Gómez Aria, Autorretrato con traje de terciopelo, comenzando así una senda  artística que continuaría a lo largo de su vida;  reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían. Ella misma era la mayor parte de las veces su propia modelo: “me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco…”.

Frida Khalo. Autorretrato con traje de terciopelo. 1926. 79,7 x 60 cm. Óleo sobre lienzo. Colección privada.

En 1927 realizó un retrato a su condiscípulo Miguel Lira, óleo singular, donde muestra a su compañero en un fondo lleno de simbolismos y huellas que se refieren al retratado. A Frida, no le gustó demasiado este retrato.

Frida Khalo. Retrato de Miguel Lira. 1927. 106 x 74 cm. Óleo sobre lienzo. Instituto Tlaxcalteca de cultura Tlaxcala.Méjico.

En esa época nació en México, un nuevo movimiento artístico que quería erradicar los modelos de arte europeos, fundamentado en la cultura mejicana, uniéndose Frida a este movimiento a finales de 1927. En 1928 realizó el retrato de su hermana Cristina, pintándola con rasgos duros y rígidos, en contraste con un árbol que daba suavidad y profundidad, prolongando el límite del retrato, pintando parte del mismo en el marco.

Frida Khalo. Retrato de Cristina, mi hermana. 1928. 99 x 81,5 cm. Óleo sobre lienzo. Colección privada en Méjico.

En esta época conoció al pintor -ya de éxito- Diego Rivera, pidiéndole que enjuiciara sus obras, quedando al parecer impresionado, animándola a seguir pintando; entre ellos nació el amor y dejando a su novio de toda la vida, se casó con Diego -20 años mayor que ella- el 21 de agosto de 1929.

Frida, a sugerencia de Diego, vistió ya siempre trajes regionales mejicanos, convirtiéndolos en parte de sí misma, en su piel…  Esa vestimenta junto a su semblante cejijunto, le otorgaron su identidad y la imagen que la caracterizaría para siempre.

En 1932 Diego Rivera animó a su esposa a iniciar un proyecto documentando los eventos más importantes de su vida en una serie de cuadros. En esta pintura, Mi nacimiento, la primera de la serie, Frida pinta como imaginó el suceso.

Frida Khalo. Mi nacimiento. 1932. 30,5 x 53 cm. Óleo sobre lienzo. Colección privada.

Frida, debido a su mala salud secular sobrevenida, nunca llegó a tener hijos, aunque lo intentó en reiteradas ocasiones, sin éxito, abortando en varias ocasiones. Entre 1931 y 1934 el matrimonio se trasladó a Estados Unidos, pasando la mayor parte del tiempo en Nueva York y Detroit. Estando allí, se quedó nuevamente embarazada y ante la posibilidad de llevar a feliz término el proceso, pintó el cuadro Frida y la operación cesárea, en él que recrea al bebé vivo nacido a su lado; fue una pintura inacabada, pues nuevamente perdió al hijo.

Frida Khalo. Frida y la operación cesárea. 1931. 73 x 62 cm. Óleo sobre lienzo. Colección de Dolores Olmedo. Méjico DF.

Posteriormente, se volvió a quedar embarazada, abortando involuntariamente con peligro para su vida, pintando Ford Hospital o La cama volando. Frida se pintó sobre la cama del hospital con las sábanas ensangrentadas, una lágrima en el ojo izquierdo, la cama flotando en un espacio abstracto rodeado por seis imágenes en círculos relacionadas con la pérdida, todas entrelazadas con hilos de sangre unidos en su estómago como cordones umbilicales. La imagen principal es un feto masculino ya formado, el pequeño bebé que ella deseaba tener. Entre los elementos representados refleja la orquídea regalada por Diego y la fracturada pelvis causante de sus abortos entre otros.

Frida Khalo. Henry Ford Hospital o La cama volando -alias-. 1932. 30,5 x 38 cm. Óleo sobre lámina metálica. Colección privada.

Entre abril de 1932 y marzo de 1933, durante casi un año, el elefanteDiego Rivera 1,86 y 136 kgs.-  y la paloma -Frida 1,60 y 44 kgs.-, vivieron en Detroit en donde a Diego Rivera, Henry Ford le había encargado un mural para uno de los patios de una de las fábricas de automóviles -hoy museo- Detroit Industry o Man and Machine, fresco de 27 paneles por el que le pagó 20.000 dólares de la época, mientras Frida abortaba involuntariamente de nuevo, comenzando a tomarse en serio la expresión plástica y a configurar su especial lenguaje artístico que la consagraría como una creadora capaz de fusionar poéticamente el sufrimiento, el dolor y la pérdida.

Detalles de los murales de las paredes norte y sur de Diego Rivera en lo que fue fábrica de Ford en Detroit.

Frida prefería su Méjico rural al estilo de vida de Detroit del gusto de Diego. Esto, unido a la diferencia de edad -21 años- y la forma de ser -el llevaba una pistola y ella un frasco de pastillas para el dolor-, provocaron su primer desencuentro amoroso.

En 1936 pintó Mis abuelos, mis padres y yo, óleo y tempera sobre metal, el primero de los dos retratos de familia, en los cuales trazó su historia genealógica. En el retrato aparece una niña pequeña frente a la casa azul donde nació. El feto en la matriz de su madre es ella antes de nacer, sosteniendo un lazo rojo que la une a sus abuelos, los maternos a la izquierda sobre un paisaje mexicano y los paternos sobre el océano indicando su origen europeo.

Frida Khalo. Mis abuelos, mis padres y yo. 1936. 30,7 x 34,5 cm. Óleo y témpera sobre lámina de zinc. MOMA -Museum of Modern Art-. Nueva York.

Música:  La llorona interpretada por Chavela Vargas.

To be continued in part 2 and last.