NAVARRA Y SUS MONARCAS Y CASAS REINANTES, MIENTRAS FUE REINO. Parte 7.

Los beaumonteses, liderados por Luís de Beaumont, condestable de Navarra y conde de Lerín fueron seducidos por Fernando II de Aragón para apoyar a Castilla, siendo los agramonteses  fieles a los reyes de Navarra, apoyados por el rey de Francia.

La guerra civil asolaba el reino, enfrentándose directamente el rey Juan III de Albret con el de Beaumont, conde de Lerín, al que embargó todas sus posesiones, marchando a Castilla, donde el rey Fernando le recompensó con el marquesado de Huéscar y la Puebla de Don Fadrique.

Fernando el Católico, argumentando que los reyes de Navarra habían firmado el Tratado de Blois con el rey de Francia, y consecuentemente eran amigos de sus enemigos, habían convertido a Navarra en un estado no neutral en la Liga Santa de 1511 organizada por el papa Julio II, que enfrentaban a Castilla e Inglaterra contra Francia, y sintiéndose apoyado por los beaumonteses, ordenó en 1512 la invasión del reino de Navarra a Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez -segundo duque de Alba-, entrando desde Álava con tropas castellanas y vascas. Pamplona, dominada por los beaumonteses, se rindió en tres días, determinando el control del reino por el Católico. Los reyes navarros Juan III de Albret y Catalina I de Foix se refugiaron en sus dominios del Bearn francés.

Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, segundo duque de Alba.

Fernando el Católico consiguió que el papa Julio II de la Rovere excomulgara a los reyes de Navarra -prístina costumbre papal para castigar a los que le llevaban la contraria-, quedando desposeídos de su reino, mediante las bulas ETSI II Qui Christiani, Pastor Ill e Caelestis y Exigit Contumacium, por su apoyo a los monarcas franceses, que habían sido declarados al fin cismáticos en el mes de agosto de 1512 durante el V Concilio de Letrán -1512 a 1517-, por sus ayudas al protestantismo que se estaba extendiendo por el sur de Francia.

La ocupación castellana fue total, tanto de la Navarra ContinentalBaja Navarra, al norte- como de la Peninsular -Alta Navarra, al sur, costando mucho más controlar militarmente la Baja Navarra, ya que continuaban las acciones militares encargadas por Catalina I de Foix y Juan III Albret  en primer lugar, y su hijo Enrique II,   después, que llevaron a cabo hasta tres intentos militares de recobrar el reino, aunque desde su residencia en la corte francesa, desde luego.

En 1513, las Cortes navarras, con sólo representantes beaumonteses, se reunieron para nombrar a Fernando el Católico rey de Navarra. Tras jurar los fueros, los procuradores le juraron obediencia y lealtad como rey de Navarra. En 1515, las Cortes de Castilla reunidas en Burgos sin representantes navarros, anexionaron el Reino de Navarra al de Castilla, aceptando el testamento de Fernando II el Católico, en ese momento rey regente de Castilla por la demencia de su hija la reina Juana, que señaló, que a su muerte se incorporase el Reino de Navarra a los reinos del rey de Castilla y no a los del de Aragón.

Fernando II el Católico.

AQUÍ TERMINA MOMENTANEAMENTE DE REINAR LA CASA DE FOIX EN EL REINO ENTERO DE NAVARRA, COMENZANDO A REINAR LA CASA TRASTÁMARA.

La guerra para controlar el reino de Navarra se prolongaría hasta 1524, reinando Carlos I y su madre Juana I, debido a las dificultades para controlar la Baja Navarra –Continental o ULTRAPUERTOS-.

En 1517 murió Catalina I de Foix/Albret, encargándose su hijo y heredero ENRIQUE de reclamar a Carlos I de Castilla la restitución del Reino de Navarra, sin éxito alguno. En 1521 y apoyado por Francisco I de Francia  que accedió al trono francés por su matrimonio con Claudia de Francia, hija de Luís XII, sin descendencia masculina, decidió intentarlo por la fuerza. Tropas navarro-gasconas enviadas por el rey navarro, entraron en Navarra, pero en vez de consolidar el territorio logrado, y prevaleciendo los intereses del rey francés sobre los del navarro, deseoso aquel de desgastar a Carlos I, se dirigieron a Logroño, siendo derrotados por los castellanos con un ejército de 30.000 hombres en la batalla de Noaín, terminando esta invasión, pero continuando otras acciones bélicas de los leales a los Foix hasta 1524.

Monumento a la batalla de Noaín,  la obra más emblemática del escultor de Peralta Joxe Ulibarrena. Al fondo el campo donde se celebró la batalla.

El 23 de agosto de 1523, los Estados de la Baja Navarra reunidos en Saint Palais juraron lealtad a Enrique II  de Albret, quien poco después renovó su alianza con Francisco I. En la Alta Navarra, las Cortes, ante los continuos contrafueros dictados por Carlos I, se rebelaron contra los intentos del emperador de reforzar su poder. En octubre, Carlos llegó a Pamplona para iniciar la invasión de Francia, y exigió a Enrique II paso libre por sus dominios. Tras la negativa del navarro, en noviembre de 1523, un ejército español ocupó  la Baja Navarra y atacó Bearne, tierra de los Foix en Francia.

Los dominios reales   franceses durante el reinado de Francisco I.

El conflicto navarro dio un nuevo giro en febrero de 1525, tras ser capturado en la batalla de Pavía el rey de Francia y el de Navarra. Francisco I fue encerrado en Madrid en la Casa y Torre de los Lujanes en la Plaza de la Villa. La posición de Carlos I fue extremadamente exigente, y Francisco I firmó en 1526 la renuncia al Milanesado, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña., quedando obligado además a abandonar la causa navarra. En el tratado también se decía que Francisco debía  enviar a dos de sus hijos a España como garantía.

Al volver a Francia Francisco I, el tratado fue declarado nulo por los franceses, declaración sustentada en la circunstancia de que Francisco había firmado coaccionado por su situación de preso, por lo que las guerras entre ambos bandos continuaron durante los años siguientes, convirtiéndose la rivalidad entre Carlos y Francisco en una de las mayores de la historia.

Enrique II  de Navarra  en 1527 consiguió huir de su apresamiento, regresando a París, en donde con la fama por sus proezas, obtuvo la mano de la hermana del Rey de Francia, Margarita de Angulema, confirmando de este modo la alianza franco-navarra.

Francisco I de Francia.

Batalla de Pavía. Los ejércitos de Carlos V venciendo a los de Francisco I de Francia. Tapiz de Bernard van Orley. Museo de Capodimonte.

En octubre de 1527, el Rey de Navarra expulsó momentáneamete a las tropas españolas de la Baja Navarra e instauró una estructura política similar a la de la Alta Navarra, que en adelante la denominaría Royaume de Navarre; La Paz de las Damas dos años después, terminó con el enfrentamiento militar, aunque la “cuestión navarra” continuó.

Dada la dificultad de mantener la posición de la Baja Navarra -Ultrapuertos- bajo control, el rey Carlos I de España renunció definitivamente a ella, retirándose en 1530, recuperando su corona el rey de Navarra Enrique II -que fungió bien su oficio de rey- manteniéndose bajo la influencia del Reino de Francia.

Así, fueron reyes de la COMPLETA  Navarra por la casa de TRASTÁMARA, Fernando II de Aragón, Juana I de Castilla y el emperador Carlos I, permaneciendo a partir de 1530 y con carácter de REINO, la ALTA NAVARRA unida a la corona de España: Casas de Austria con Carlos IV de Navarra -que fue Carlos I de España-, Felipe IV -Felipe II-, Felipe V –Felipe III-, Felipe VI -Felipe IV- y Carlos V de Navarra -Carlos II de España-, Casa de Borbón con Felipe VII de Navarra -Felipe V de España-, Luís II -Luís I de España-, Felipe VII de nuevo a la muerte de Luís, Fernando II -Fernando VI de España-, Carlos VI -Carlos III-, Carlos VII -Carlos IV-, Fernando III de Navarra -Fernando VII el Felón de España-, Casa  Bonaparte con José I, Casa de Borbón nuevamente con Fernando III  de Navarra -Fernando VII-, e Isabel I de Navarra -Isabel II de España-.

Con el fallecimiento de Fernando VII de España -primero el Deseado, luego el Felón y más tarde -cosa del narrador- el Entrópico, por incierto y desordenado, y debido a su Pragmática Sanción de 1830 que vino a publicar y promulgar la Pragmática de 1789 de su padre Carlos IV, que, aunque aprobada por las Cortes no llegó a entrar en vigor, y que anulaba la acordada por Felipe V en 1713, que, excepto en casos muy extremos, imposibilitaba a las mujeres a acceder al Trono, comenzaron las guerras carlistas por la sucesión al trono de España y de la Alta Navarra.

Vicente López Portaña. Fernando VII. 1814. Óleo sobre lienzo. 102 x 76 cm. Museo del Prado.

Esta Pragmática Sanción de 1789, restablecía el sistema de sucesión tradicional impuesto por Alfonso X el Sabio en las Siete Partidas, según el cual las mujeres podían reinar si no tenían hermanos varones.

Los partidarios del hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro -carlistas- no admitían que la recién nacida Isabel fuera la futura reina, e intentaron aprovechar la enfermedad del rey Fernando -sucesos de la Granja de 1832- para que la reina María Cristina firmara la anulación de la Pragmática. Fernando VII se recuperó y anuló el decreto derogatorio de su mujer, siendo de nuevo su hija  Isabel, la heredera al trono.

Ante la negativa de Carlos María Isidro de prestar juramento de fidelidad a su sobrina Isabel como princesa de Asturias y heredera, Fernando VII lo desterró junto a su familia a Portugal. El 29 de septiembre de 1833, el rey Fernando VII moría, iniciándose una guerra civil por la sucesión a la Corona entre los isabelinos o cristinos y los carlistas.

En la Alta Navarra -nuestra Navarra española-, el virrey Antonio de Solá declaró el estado de guerra y la Diputación reconoció a Isabel  legítima heredera, procediendo a su proclamación como reina de Navarra el 2 de marzo de 1834. Los carlistas de Navarra se organizaron en la Junta Gubernativa, creada en noviembre de 1833, reconociendo a don Carlos como rey.

José Romá. Isabel II.  1841. Óleo sobre lienzo, 188 x 132 cm. Expuesto en el Palacio de Cervelló (Valencia). Colección pictórica del Ayuntamiento de Valencia.

La promulgación del Estatuto Real de 10 de abril de 1834 a modo de Carta Otorgada, con la creación de Cortes con 2 Cámaras en España, tutelada por la Reina Madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, supuso el declive progresivo de las instituciones del reino. Como consecuencia del motín de la Granja de agosto de 1836, se restauró la Constitución de 1812.

La Junta Gubernativa de los carlistas navarros fue sustituida por una Diputación provisional del reino, el 15 de mayo de 1838. El 31 de agosto de 1839 se firmó el Convenio de Vergara, por el que se daba por terminada la guerra de sucesión y don Carlos María Isidro  partió hacia Francia el 14 de septiembre.

La Ley de 25 de octubre de 1839, estableció la modificación de los fueros navarros, para hacerlos compatibles con la Constitución de 1812. ​

Con la Ley Paccionada -consecuencia del acuerdo de PAZ, tras el abrazo de Vergara que puso fin a la primera guerra carlista- o Ley de Modificación y Confirmación de Fueros de la Provincia de Navarra, norma aprobada por las Cortes Generales de España el 16 de agosto de 1841, durante la regencia del general Baldomero Espartero, por la que se abolían los elementos que restaban del Régimen anterior en Navarra, se instauró un sistema de autonomía económico-administrativa para la provincia, ejercido por la Diputación Foral de Navarra, quedando así abolido el Reino de Navarra en España, convirtiéndose en una provincia más,  aunque el título de Rey de Navarra permanece entre los que ostentan el titular de la corona española.

La última reina de Navarra -Alta Navarra- fue Isabel I de Borbón y Borbón-Dos SiciliasIsabel II de España-.

La Ley Paccionada ha sido el sustento del régimen económico-administrativo especial del que ha venido disfrutando Navarra desde 1841, permaneciendo en la actualidad formalmente vigente, siendo un derecho histórico reconocido por el Amejoramiento del Fuero.

Música: Jean-Baptiste-Lully-Armide. Passacaille.

To be continued in part 8. and last.