Categoría: El abuelo cebolleta

GÜELFOS Y GIBELINOS. Parte 1.

La Iglesia católica fue uno de los pilares básicos de la sociedad medieval, encontrándose con frecuencia inmersa en una sucesión de luchas por el poder, conspiraciones y guerras dentro y fuera de su organización, que buscaban la primacía no sólo en lo espiritual, sino también en lo temporal.

En los primeros tiempos de la Iglesia, los obispos solían ser elegidos por los componentes de su comunidad, consagrados por obispos de diócesis vecinas. En el caso del Papa, obispo de Roma, los clérigos, bajo la supervisión de los obispos escogían un candidato, presentándolo al pueblo de Roma que lo confirmaba o no. Con el tiempo, esta potestad fue siendo absorbida por las familias nobles romanas, lo que llevó a tenebrosas estrategias para lograr los objetivos de cada familia, dándose el caso de elección simultánea de más de un obispo de Roma.Read More

LA REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS. Expulsión de los moriscos de los Reinos de España. Parte 6.


 

Rebelión de las Alpujarras

Tercera fase, de enero a abril de 1.570.

Cuando Felipe II destituyó al marqués de Mondéjar como capitán general de Granada y nombró a don Juan de Austria, le dio a su hermanastro un ejército regular traído de Italia y del Levante, sustituyendo la milicia local que combatía hasta entonces, por una más profesional, partiendo el 26 de noviembre de1569 hacia Baza. El 23 de diciembre destruyó el presidio morisco de Güéjar para despejar la marcha, y el 29 de diciembre de 1569 con 3.000 infantes y 400 jinetes, llegó a la villa de Iznalloz, evitando el paso del puerto de la Mora. Al día siguiente, llegó a Guadix, y el 1 de enero a Baza, en donde permaneció varios días estudiando la situación. Allí le esperaba el comendador mayor de Castilla que se había trasladado desde Cartagena, llevando artillería, armas, munición y bastimentos.

Asedio de la Galera

El 19 de enero de 1570 se dirigió a la Galera, siendo recibido por el marqués de los Vélez, al que relevó en el mando de las operaciones de asedio. Disponía de 12.000 infantes y 300 jinetes. Se asentaron las baterías contra la villa de Galera y se hicieron dos asaltos, uno a la iglesia y otro a la villa que resultaron fallidos. Los defensores eran unos 3.000.

A pesar de utilizar masivamente la artillería, y pese a los varios asaltos fallidos, los sitiados no cedieron, excavando entonces los asediadores galerías subterráneas para colocar cargas explosivas que volaran las defensas. Tras las voladuras, el 7 de febrero entraron los cristianos al asalto, con cientos de bajas mientras los moriscos perdieron más de 2.000 hombres. La Galera fue destruida tras un completo saqueo.

Desastre de Serón

El 14 de febrero don Juan partió hacia Cúllar y Baza, para preparar la campaña de Almanzora. El 17 de febrero acampó en Caniles y, entre el 18 y el 22 de febrero, realizaron los españoles varias escaramuzas que acabaron mal.

Se dirigieron a Serón en donde al igual que en Válor, la tropa, desatendiendo su misión y pensando sólo en el saqueo, entró imprudentemente en la localidad dando tiempo a que llegaran hasta 6.000 musulmanes que acuchillaron a más de 600 cristianos.

El duque de Sessa acudió con 2.000 hombres en ayuda de don Juan de Austria, volviendo sobre Serón, ansioso de vengar la derrota. Esta vez, viéndo los moriscos tan gran orden, no se enfrentaron a ellos, incendiando la población y huyendo sierra arriba.

Conquista de Almanzora

El 21 de marzo se asaltó Tíjola la Vieja, la que previamente y en secreto, había sido abandonada por los moriscos, dejando allí a las mujeres y niños. Con sorpresa, se llegó a las fortalezas de Purchena, Cántoria, Tahal y otras, todas abandonadas, en las que Juan de Austria fue dejando pequeñas guarniciones.

El nuevo rey de los moriscos Aben Abóo había escrito al sultán otomano y al secretario del rey de Argel, relatándoles la triste situación en que se encontraban los desgraciados musulmanes de su reino, acometidos por los fuertes ejércitos cristianos, y reclamaba de ellos con urgencia, los auxilios que habían ofrecido. La reclamación de Aben Abóo, como las anteriores de Aben Humeya, no produjo sino buenas palabras tanto del turco como del argelino.

Cuarta fase, de abril de 1.570 a primavera de 1.571.

El avance de las tropas de Felipe II abrió una gran brecha en el bando morisco, entre los partidarios de continuar la lucha y los que defendían la necesidad de negociar la rendición. En mayo se produjo una entrevista en el Fondón de Andarax tras la que muchos moriscos depusieron las armas o huyeron al norte de África.

Poco después, el líder de los partidarios de la negociación, nombrado por Abén Aboo, El Habaquí, fue detenido y ejecutado por orden del rey morisco que lo había nombrado. Los combates se desplazaron entonces a la Serranía de Ronda en donde los moriscos concentraron sus fuerzas en la sierra de Arboto.  De allí fueron desalojados el 20 de septiembre por el duque de Arcos y el corregidor de Málaga

A partir de ese momento comenzó la deportación de los moriscos de todo el Reino de Granada. Los moriscos de Granada que habían sobrevivido -unos 150.000-, incluidos rebeldes o no, fueron deportados a otros lugares de la Corona de Castilla -unos 80.000-, huyendo el resto a tierras africanas.

La deportación general granadina se inició el 1 de noviembre de 1570 y los moriscos reunidos fueron conducidos a los centros de siete zonas designadas. Algunos fueron expulsados de los reinos de España en ese momento.

Mientras tanto, don Juan de Austria se encontraba en Terque, el río Almería y los Padules de Andarax; el duque de Sessa por Adra, Castell de Ferro y Berja. Al prohibir con graves penas el saqueo a la tropa, las deserciones proliferaron, hasta que de los 10.000 hombres de la Alpujarra solo le quedaron unos 4.000 a don Juan de Austria.

Aunque a partir de octubre de 1.570 las rendiciones de los moriscos fueron masivas, varios miles siguieron resistiendo, refugiándose en cuevas, donde muchos de ellos murieron asfixiados, ahogados por el humo de las hogueras que prendieron las tropas cristianas en sus entradas para obligarles a salir.

La tierra granadina se fue poblando de cristianos, al principio con alguna dificultad, pero después con el aliciente de las haciendas que el rey mandó distribuir y de los privilegios y franquicias que otorgó a los nuevos pobladores. No faltaron cristianos que quisieron ir a vivir a Granada, especialmente gallegos.

Aben Abóo, que todavía andaba por la sierra con ya solo 400 hombres, se guarneció en una cueva entre Bérchules y Trevélez, siendo asesinado por sus partidarios en marzo de 1.571, fecha en la que se dio por terminada la Guerra o Sublevación de las Alpujarras.

Expulsión de los moriscos en 1609.

Gabriel Puig Roda. Expulsión de los moriscos. 1894. 355 x 556 cm. Museu de Bellas Artes de Castelló.

Tras finalizar la insurrección, la población morisca total, se estimaba en 319.000 en toda España, pero distribuida de desigual manera: en Aragón 61.000, en Valencia 135.000 y en Castilla 110.000

En enero de 1.609 el Consejo de Estado comenzó a debatir sobre la expulsión de todos los moriscos, utilizando como razón principal, la seguridad del estado. El 4 de abril, el Consejo tomó la decisión de recomendar la expulsión de los moriscos al monarca.

Felipe III, que había relevado a su padre tras su muerte -1598- aceptó dicho consejo, y el 9 de abril de 1.609 decretó la expulsión de los moriscos de España.

Se decidió que la expulsión empezara por el reino de Valencia, al considerar esta región la más problemática para la ejecución de la expulsión, por el elevado número de población morisca, por estar concentrados en poblaciones montañosas y por su cercanía al litoral, accesible desde el norte de África.

Los preparativos para la expulsión de los moriscos de Valencia se llevaron a cabo en secreto para evitar insurrecciones. Se concentraron galeras en el Mediterráneo, se enviaron tropas y acudió la flota del Atlántico. A inicios del otoño tercios provenientes de Italia ocupaban posiciones estratégicas y escuadrones navales estaban en los puertos de Alfaques, Denia y Alicante. Todo estaba preparado.

El 22 de septiembre de 1.609 se publicó el decreto de expulsión en Valencia. En este decreto se ordenaba la expulsión, aunque contenía una cláusula que eximía a los niños menores de 4 años, elevado después hasta los 14 años, si sus padres estaban de acuerdo.

Se permitió a los moriscos que conservaran sus bienes muebles, pero sus posesiones, sus casas y sus cultivos pasarían a formar parte de las propiedades de sus señores como compensación. La destrucción o incendio de cualquier propiedad estaba penada con la muerte.

Los moriscos tras ser obligados a pagar el pasaje, fueron transportados al norte de África, donde en ocasiones fueron atacados por la población de los países receptores. Esto causó temores en la población morisca restante, produciendo el 20 de octubre una rebelión morisca de los que aún quedaban, para evitar la expulsión. Los rebeldes fueron reducidos en noviembre, y se terminó con la expulsión de los últimos moriscos valencianos. Pasados 3 meses desde el decreto habían sido expulsados de Valencia 116.022 moriscos.

Pere Oroming. Embarco de los moriscos en el Grao de Valencia. 1616. Óleo sobre lienzo. Colección. 110 x 174 cm. Bancaja.

El 18 de abril de 1610 el rey Felipe III firmó la orden de expulsión de los moriscos del Reino de Aragón, ejecutándose, y a continuación, en septiembre la de los moriscos catalanes.

La expulsión de los moriscos de Castilla fue una tarea más difícil, puesto que estaban mucho más dispersos. Debido a ello, a la población morisca se le dio una primera opción de salida voluntaria del país, donde podían llevarse sus posesiones más valiosas y todo aquello que pudieran vender. Así, en Castilla la expulsión duró tres años -1611 a 1614-, e incluso algunos consiguieron evitar la expulsión.

Del Reino de Granada fueron expulsados unos dos mil moriscos, que eran parte de los pocos que quedaron después de la deportación.

Expulsión de los moriscos de Granada. Manuel Gómez Moreno Roda.

Música: Juan del Encina. Ay triste que vengo. Cancionero de Palacio. Siglos XV y XVI.

LA REBELIÓN DE LAS ALPUJARRAS. Parte 5.

Tras la publicación de la Pragmática de Felipe II el 1 de enero de 1567, estalló la insurrección de los moriscos en las Alpujarras. Fernando de Córdoba y Válor –el que sería rey morisco con el nombre de Abén Humeya- se unió a la rebelión, abjurando del cristianismo.

Abén Humeya había nacido en Válor en 1545, morisco de nombre cristiano Fernando de Córdoba y Válor, fue bautizado -no en la pila bautismal claro- con el nombre de Abén Humeya, que es la versión hispanizada del nombre árabe Ibn Umayya, que significa hijo de Umayya, haciendo alusión a sus orígenes Omeyas. A los veinte años fue elegido Caballero veinticuatro del cabildo granadino, y fue propuesto para rey de los moriscos por el valor demostrado al vengar la ofensa hecha a su padre Antonio de Válor y Córdoba, que había sido procesado y condenado a galeras, por un crimen que al parecer no había cometido,  perteneciendo además a una familia muy principal. Fernando fue encarcelado al ser acusado de introducir una daga en el cabildo, y ante las presiones recibidas, y estando en arresto domiciliario, intentó vender por 1.600 ducados su veinticuatría al objeto de pagar el aval de la fianza que le había adelantado un amigo para conseguir  la libertad temporal. El negocio salió mal, huyendo con su mujer Brianda el 23 de diciembre de 1568 a la Alpujarra granadina.

Proclamación como rey de Abén Humeya.

Abén Humeya. Fernando de Córdoba y Válor.

Coronación de Aben Humeya.

Merced a la influencia de su tío, Hernando el Zaguer, alguacil de Cádiar, que convocó una reunión de los principales moriscos en el Albaicín para la elección de un líder o conductor de la sublevación, fue nombrado Fernando -a veces la historia le llama Hernando igual que su abuelo- de Córdoba y Válor rey de los moriscos, el 27 de diciembre de 1568, siguiendo el viejo ritual con que se entronizaba a los reyes de Granada, “vistiéndole de púrpura, tendiendo cuatro banderas a sus pies, reverenciándoles y exhumando profecías” en Béznar, coronándolo según la leyenda, bajo el Olivo del moro, entre Narila y Cádiar.

Fueron desestimados los méritos del otro aspirante al trono Faragh Ibn Faragh descendiente de los abencerrajes y cabecilla de los monfíes -moriscos bandoleros refugiados en la Alpujarra-.

El abuelo de Aben Humeya era de una familia de Granada que se proclamaba descendiente de los Omeyas. Colaboró con los Reyes Católicos y se convirtió al cristianismo con el nombre de Hernando de Córdoba, siendo recompensado por los reyes con el señorío de Válor. Fijó su residencia en esta población, añadiendo a su apellido el nombre del señorío, pasando a conocerse como Hernando de Córdoba y Válor, y su familia, los Valoríes. Hernando llegó a ser Caballero veinticuatro de Granada -así se denominaron los regidores y concejales de la época en esa zona-.

Aben Humeya fue el líder de la rebelión de las Alpujarras contra la corona de las Españas, hasta que fue asesinado por su primo Aben Aboo  y Diego Alguacil en 1569.

Diego López, llamado Abén Aboo, vecino de Mecina Bombarón, primo de Aben Humeya, fue un morisco de familia principal, que participó en la Rebelión de las Alpujarras y que la encabezó tras el asesinato de su primo Aben Humeya, siendo nombrado rey de los moriscos -el último-. Aben Aboo era sobrino también de Hernando el Zaguer, alguacil de Cádiar. Habiendo dado refugio en su casa a Abén Humeya y a Hernando el Zaguer, los hombres del marqués de Mondéjar lo sometieron a crueles tormentos, a pesar de lo cual, no declaró nada de lo que deseaban oír los del marqués.

A pesar de las muestras de lealtad extrema dadas durante el martirio, cuando estallaron diferencias entre los sublevados, se puso en el bando contrario a su primo Aben Humeya, acusado de estar en tratos con los cristianos, además de haber ordenado asesinar a los combatientes turcos y norteafricanos que luchaban al lado de los moriscos granadinos. En la noche del 20 de octubre de 1569 en el palacio de Laujar de Andarax, Abén Aboo junto a Diego Alguacil, cuya mujer había sido mancillada por Abén Humeya, dieron muerte a su primo el rey, tirando cada uno de un lado de la cuerda con la que le habían rodeado el cuello.

Abén Aboo fue elegido para ocupar el trono vacante, y tras obtener la confirmación del gobernador de Argel en representación del sultán otomano, tomó el título de Muley Abdalá Abén Aboo, rey de los andaluces, e hizo colocar unas letras en su bandera que decían: No pude desear más, ni contentarme con menos.

Principales levantamientos en las Alpujarras.

Inicialmente los rebeldes sublevados fueron alrededor de 4.000, pero este número fue creciendo hasta configurar una fuerza de 25.000 hombres, que lucharon contra las tropas reales mandadas por el marqués de Mondéjar y el marqués de los Vélez y posteriormente por don Juan de Austria -hijo ilegítimo de Carlos I y Bárbara Bloomberg-. A pesar de que originalmente la iniciativa militar correspondió a los moriscos, acabaron siendo derrotados tras casi tres años de lucha.

Abén Aboo según un grabado de la novela Los monfíes de las Alpujarras (1859) de Manuel Fernández y González.

En la rebelión de las Alpujarras se pueden considerar cuatro fases.

  • Primera fase (hasta marzo de 1.569).
  • Segunda fase (marzo 1.569 a enero 1.570).
  • Tercera fase de (enero de 1.570 a abril de 1.570).
  • Cuarta fase (abril de 1.570 a primavera de 1.571)

Primera fase (hasta marzo de 1.569)

Comprendió las campañas conducidas por Íñigo López de Mendoza y Mendoza, marqués de Mondéjar desde el oeste y Luis Fajardo, marqués de los Vélez desde el este.

El marqués de Mondéjar salió de Granada a principios del mes de enero del año 1.569. Se dirigió hacia la zona de Alhendin, pasando al Padul y Durcal, donde se abasteció y reunió 1.800 infantes y 90 jinetes. Se dirigió a Tablate para intentar dominar el puente, que era la puerta de entrada a la Alpujarra, dominado por los moriscos sublevados, de donde fueron expulsados, reconstruyéndolo, para que la artillería pudiera internarse con el resto de la fuerza en la Alpujarra

Primera Fase del marqués de Mondéjar.

Marchó a Órgiva para socorrer a unos cristianos que resistían en la torre de Albacete el asedio de los monfíes. Cuando los sitiados vieron aparecer al marqués con su ejército, salieron a combatir a los atacantes, cogiendo a los moriscos entre dos fuegos. Órgiva fue recuperada por los cristianos tras 17 días de lucha.

Tras dejar algunos hombres para la defensa del pueblo, Mondéjar se dirigió hacia la taha de Poqueira -Pampaneira, Bubión y Capileira- y más tarde a Pitres, donde los moriscos contratacaron sin éxito.

El marqués recibió información que situaba a Aben Humeya en Juviles, por lo que se dirigió hacia allí, pero por la ruta de Trevélez, por la sierra de Poqueira. Juviles se entregó sin lucha tras ser abandonada por los moriscos, y el marqués se retiró a Órgiva dejando guarniciones en los sitios recuperados.

Estando en Órgiva recibió Mondéjar noticias de que Aben Humeya podría estar escondido en la zona de Válor. Envió a los capitanes Antonio de Ávila y Álvaro Flores para buscarlo y prenderlo, señalando claramente que no debía causarse daño a la población de Válor. La orden fue incumplida y la tropa se dedicó al saqueo. Perdida la cohesión de la unidad mientras esto ocurría, fueron atacados y masacrados por los moriscos en lo que la historia ha denominado El desastre de Válor.

El desastre de Válor animó a Abén Humeya a impulsar nuevamente la revuelta cuando ya parecía controlada, y el rey Felipe II, sustituyó al marqués de Mondéjar en el mando  conjunto de las operaciones por su hermanastro Juan de Austria.

Simultáneamente que Mondéjar inició su andadura por el oeste, el marqués de los Vélez salía de Vélez Blanco llegando a Terque, al este de las Alpujarras. remontando el cauce del río Nacimiento hasta llegar a Santa Cruz, y más tarde a Huécija, librando una brutal batalla en la toma de Félix que al fin fue sometida junto a Enix y Vícar.

Primera Fase del marqués de Vélez.

En Ohanes, los moriscos degollaron a 73 cautivas cristianas, dirigiéndose el marqués de los Vélez hacia allí con gran desgaste logrando ocupar la población causando más de 1.000 muertes y unos 1.700 cautivos moriscos, estos últimos, básicamente mujeres y niños, pues los hombres fueron ahorcados.

A pesar de los aparentes éxitos, la campaña fracasó por la enemistad que mantenían los dos marqueses, y la indisciplina de la tropa, cuyo fin último no era la victoria, sino el pillaje y consecuente botín. La insurrección cobró nueva fuerza y las diferencias entre los marqueses fue zanjada por Felipe II que nombró nuevo capitán general del reino de Granada, a don Juan de Austria, que el 12 de marzo llegaba a la capital granadina.

La Segunda Fase comprendió desde marzo de 1.569 a enero de 1.570 y durante la misma, la iniciativa correspondió a los moriscos que contaron con nuevos apoyos, porque las aldeas del llano se sumaron a la rebelión. El tiempo de inactividad fue aprovechado por Abén Humeya para comenzar a finales de abril un segundo levantamiento, más extenso y complejo que el anterior.

El 30 de marzo una expedición a la Alpujarra para capturar a Abén Humeya, fue enviada por Mondéjar y dirigida por Álvaro Flores y Antonio Ávila, que terminó en total fracaso. En efecto, una emboscada de los moriscos mató a casi 1.000 hombres y a sus capitanes.

Una de las batallas más importantes de esta fase fue la Batalla de Berja el 17 de mayo de 1.569, en la que a pesar del minucioso planeamiento morisco y de la superioridad de fuerzas, cayeron derrotados ante las tropas cristianas que les causaron 1.400 muertos, mientras que del bando cristiano tan sólo hubo una veintena. A los pocos días de la derrota morisca, el 10 de junio de 1.569, el marqués de los Vélez llegó a Adra.

Otras batallas importantes en esta segunda fase fueron las de del valle de Almanzora, con la toma por los moriscos de Purchena, marchando desde ahí al altiplano granadino, para tomar las fortalezas de Serón y Oria. A mediados de junio, la mayoría de las localidades del Almanzora alto y medio se habían unido a la rebelión morisca.

La caída de Serón se produjo el 16 julio y el 24 de julio Oria veía en sus puertas un ejército de 3.000 rebeldes que buscaban invadir posteriormente Vélez Blanco después de hacerse con Oria.

El 4 de agosto don Juan de Austria ordenó a Antonio de Luna, que tomara el mando sustituyendo a Mondéjar, y que se dirigiera hacia Válor.

D. Juan de Austria.

Pasaron agosto y septiembre, y en octubre de ese año -1569- se produjo el asesinato de Aben Humeya en Laujar de Andarax, al parecer por su arbitrariedad y tiranía, por la ambición de su primo Aben Aboo, por el enfrentamiento de Aben Humeya con las tropas turcas, o por el odio que le profesaba Diego Aguacil. Fue asesinado como ya se ha dicho por su primo -quien le sucedió- auxiliado por Diego Alguacil. Fue enterrado en Laujar de Andarax, pero don Juan de Austria, al terminar el conflicto, mandó trasladar sus restos a Guadix.

Música: UNA SAÑOSA PORFÍA . Juan de Fermosselle  también conocido por Juan del Encina. Siglo XV.

Muerte de Abén Humeya el 20 de octubre de 1569 en el palacio de Laujar de Andarax el 20 de octubre.

To be continued in part 6 and last.

La Alpujarra granadina y sus tres joyas empaquetadas en el espacio intermamario del Barranco de Poqueira: Capileira, Bubión y Pampaneira. La sublevación morisca de 1568 y una historia de amor. Parte 3.

Acercándonos a las joyas de la Alpujarra granadina llegamos a Pitres, capital y cabeza de las poblaciones del municipio, en donde se encuentra el ayuntamiento, el centro de salud y el colegio. Está a 75 km de Granada capital, a una altitud de 1.200 m, con cerca de 400 habitantes.Read More

La Alpujarra granadina y sus tres joyas empaquetadas en el espacio intermamario del Barranco de Poqueira: Capileira, Bubión y Pampaneira. La sublevación morisca de 1568 y una historia de amor. Parte 2.

Dejando la Alpujarra Baja que comprende el Valle del Guadalfeo, la Sierra de Carchuna, la Sierra de la Contraviesa, la Hoya de Berja, la Sierra de Gádor y el Campo de Dalías, es decir, las poblaciones situadas en el valle del río Guadalfeo –Órgiva, Torvizcón, Cádiar…- y en las sierras costeras a media ladera, desde Gualchos en Granada hasta Aguadulce de Roquetas de Mar, con todos los pueblos de la Sierra de la Contraviesa, incluida Adra, así como, más al este, las poblaciones de la Sierra de Gádor, Berja, Dalías, El Ejido, Enix, Felix, parte de Vícar, La Mojonera y Aguadulce, en la provincia de Almería, comenzamos la subida por una buena, pero estrecha carretera a la Alpujarra Alta, que en cada curva nos sorprendía con cambios increíbles en el paisaje, pasando de valles baldíos y secos, a otros verdes y llenos de vegetación y agua intuida.Read More

ETRURIA, ROMA y LOS NUMERALES DE ALGUNOS RELOJES. Parte 3.

Una vez recorridas de puntillas la numeración etrusca y su herencia, la romana, podemos preguntarnos, porqué monumentales relojes fabricados hace algunos siglos, muchas veces en la Edad Moderna e incluso en la Contemporánea, utilizan símbolos de la numeración etrusca para señalar alguna hora.Read More

ETRURIA, ROMA Y LOS NUMERALES DE ALGUNOS RELOJES: Parte 2.

Volviendo a la herencia romana de los números, parece que los numerales etruscos venían de muescas, marcas o rayas que se tallaban en varas y huesos para llevar las cuentas de los rebaños por los pastores. En la numeración etrusca, cada marca simple era una raya I, cada quinta muesca se representaba con una doble muesca ⋀ y cada décima muesca era un tache -X-: IIIIΛIIIIXIIIIΛIIIIXII…. Esto dio origen a un sistema aditivo: un ocho sobre una vara de cuentas eran ocho marcas –IIIIΛIII- que se pudieron abreviar en ΛIII ya que la existencia de Λ implicaba las cuatro muescas anteriores. Un dieciocho era IIIIΛIIIIXIIIIΛIII, lo que se podía abreviar con X para las 10 primeras, y así era XΛIII.Read More

I am coming back


 

El próximo fin  de semana 18 de septiembre, volveré a publicar el post semanal.

Hoy 11  de septiembre de 2021, ya alejado de mi mente, por aburridos, la Diada, el Conseller en Cap Rafael de Casanova y su liderazgo de las fuerzas derrotadas en Barcelona, en la guerra de Sucesión de 1714, ante los leales a Felipe V de Anjou, sobre los partidarios del archiduque Carlos Francisco de Habsburgo y Neoburgo, se cumplen 20 años de los aviones estrellados en EEUU.

Durante el curso de Estado Mayor que acabamos en junio de 1988, tuve la posibilidad de realizar el examen y aprobarlo, del nivel de inglés necesario para poder pedir destino a una vacante de E.M. e inglés, que se publicó en DIGENPOL –MINISDEF- en la Subdirección General de Asuntos  Internacionales, en un Área, que en ese momento empezaba a estudiar y a gestionar la posible futura participación de Oficiales observadores y Unidades operativas españoles en diferentes misiones para el Mantenimiento de la Paz, de carácter internacional.

Tras un par de meses en la DITRA, salí destinado a esa vacante a finales de 1988; tras tomar tierra, el Tte.Gral, Digenpol –Veguillas que murió asesinado por ETA- me designó para llevar este cometido.

Con un partner del MAE que era de un nivel administrativo mucho mayor que el mío –Embajador en Misión Especial y yo aún comandante-, comenzó mi ir y venir a NY, para ir negociando ante NNUU nuestras posibles participaciones en las Peace Keeping Operations.

La primera Misión fue en Ángola, UNAVEM I, que se desarrolló de enero de 1989 a octubre de 1991, verificando el redespliegue hacia el norte, de las tropas cubanas establecidas en Angola y después su retirada definitiva. En esta misión se desplegaron 70 oficiales de diez países en la que España intervino con 21 observadores militares en relevos, con un máximo simultáneo de siete. A UNAVEM II se aportaron 75, con un máximo de 15 simultáneamente. De esta última misión nos retiramos en diciembre de 1993 y ya no intervinimos en UNAVEM III.

Algo más tarde, se intervino en Namibia dentro del Grupo de Asistencia de Naciones Unidas a la Transición de Namibia -UNTAG- supervisando el proceso de independencia de ese país y garantizando el desarrollo de elecciones libres entre el 1 de abril de 1989 y el 21 de marzo de 1990, con 4.500 militares y 1.500 policías de 50 países , misión que culminó con éxito. España aportó en UNTAG una unidad aérea autónoma compuesta por 250 militares del Ejército del Aire, ocho Aviocar C-212 y un Hércules C-130. Los aviones realizaron transporte de personal militar y civil, evacuación de enfermos y heridos, y traslado de equipos y mercancías; en alguna ocasión desarrollaron misiones de reconocimiento sobre lugares de difícil acceso por carretera o de geografía muy montañosa.

Luego ya ONUCA para el desarme de la Contra nicaragüense –en la que participé in situ como jefe de gabinete del General español Jefe de la Misión internacional-. El mandato inicial de ONUCA, en noviembre de 1989, fue el de vigilar el fin de la ayuda a las fuerzas irregulares y movimientos de insurrectos y el no uso del territorio de un Estado para atacar a otros. Su área de operaciones se estableció en Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador.

Después ONUSAL y tantas más hasta creo que un total de 16 Misiones Internacionales a lo largfo y ancho del mundo,en en las que han participado componentes de nuestras FFAA.

Pero no me enrollo más, a lo que iba, En uno de esos viajes a NY, que creo recordar que entre 1989 y 90 fueron más de media docena, visité la cafetería y el restaurante del piso 107 de los 110 que tenían Las Torres Gemelas; Cada vez que veo las imágenes de los aviones estrellándose el 11 S contra esas espigadas torres con 3.000 personas dentro que fallecieron como consecuencia de los atentados, además del que impactó contra El Pentágono y el cuarto avión estrellado en Pittsburg, me acuerdo de mi visita a esa elevada planta y me planteo lleno de pena, si debe condenarse a estos iluminados, no sólo aplicando el Derecho positivo -que naturalmente- o también implorar a Dios para que no los perdone, ni aunque se arrepientan muchísimo….

Hasta el sábado….