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NAVARRA Y SUS MONARCAS Y CASAS REINANTES, MIENTRAS FUE REINO. Parte 8.

CASA DE ALBRET EN LA BAJA NAVARRA

La BAJA NAVARRA -Ultrapuertos o continental- pasó en 1530 a la casa de Albret con Enrique II de Albret, tras la desestimación de Carlos I de España de mantener ocupados unos territorios tan complicados orográficamente y con población adversa.Read More

SOFONISBA ANGUISSOLA. Parte 2.

Pronto, la fama de la joven Sofonisba traspasó las fronteras de la península itálica, siendo en 1559 invitada a la corte de Felipe II como dama de honor de su tercera mujer, Isabel de Valois, hija de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, por recomendación del duque de Alba y el duque de Milán, que conocían su habilidad y a su familia, viviendo en la corte española durante casi tres lustros. Pronto se convirtió en la dama de honor favorita de la reina Isabel, con la que compartía el gusto por las artes y la música, a la que además impartió clases de pintura, al igual que a sus dos hijas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.

Sofonisba llegó a las Españas en 1559, unos meses antes que Isabel de Valois, que pronto cumpliría 14 años. Se encontraron por primera vez en Guadalajara, conectando muy bien, a pesar de los 10 años de diferencia de edad -Sofonisba tenía 24-. La corte se trasladó a Toledo, en donde permaneció durante 16 meses, moviéndose posteriormente al Alcázar madrileño en 1561.

El Alcázar de Toledo. Grabado del siglo XVI. Pieter van der Verge.

El Alcázar de Madrid. 1561. Anton Van Wingaerde.

Sofonisba formaba parte ya del círculo de damas más íntimo de la reina-niña que había cumplido 16 años. Alrededor de la reina, se estableció un grupo de jóvenes pajes del príncipe CARLOS, que ayudaron a Isabel a sobrevivir en una corte tan austera como la de Felipe II, con personas de su edad.

Además de sus ocupaciones como dama de compañía y maestra de la reina, Sofonisba se mantuvo muy activa como retratista de los personajes que la rodeaban, la reina, el propio rey, su hermana la princesa Juana, su hijo el príncipe Carlos,  y más tarde, las infantas  Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, no recibiendo remuneración específica por cada trabajo, que no los firmaba, aunque se le concedió una pensión de cien ducados anuales, a la que se añadieron 800 liras imperiales de renta para su padre, Amílcare Anguissola. Durante mucho tiempo, se atribuyó la autoría de la mayoría de sus obras a otros artistas como  Juan Pantoja de la Cruz, Alonso Sánchez Coello o El Greco, fundamentalmente por no tener firma, aunque hacia 1990, año en el que asunto se estudió con minuciosidad, ya se fueron reconociendo la autoría de sus obras.

Sus retratos gustaron tanto en la corte española, que en ocasiones, se pidió al pintor de cámara Alonso Sánchez Coello, o a Juan Pantoja de la Cruz, que hicieran copias de lo retratado por Sofonisba.

Su fama llegó al Vaticano, pidiendo el papa Pío IV a la artista que realizara para él un retrato de la Reina de España Isabel de Valois. La obra no se conserva, pero se transcribe el intercambio epistolar entre el pontífice y la pintora que se guardan en los archivos vaticanos:

Santo Padre, he conocido por su Nuncio que desea un retrato de mi real Señora realizado por mi mano. Considero un favor singular que se me permita la posibilidad de servir a V.S. y he pedido el permiso de Su Majestad, que ha sido concedido rápidamente, sabiendo el afecto paternal qué su santidad le profesa. Aprovecho la oportunidad de enviárselo por este caballero. Será un gran placer para mí si he gratificado el deseo de su Santidad, debo añadir que, si el pincel pudiera representar la belleza del alma de la reina a sus ojos, sería maravilloso, yo, por mi parte, he utilizado la máxima diligencia para presentar lo que el arte puede mostrar… 

Madrid, 16 de septiembre de 1561. La más humilde sierva de Su Santidad. Sofonisba Anguissola.”

El Papa que no realizó pago alguno por el encargo, le envió diversos regalos y objetos devocionales, además de una carta de agradecimiento:

Dilecta hija en Cristo. Hemos recibido el retrato de nuestra querida hija de la Reina de España que nos ha enviado. Nos ha dado la máxima satisfacción tanto por la persona representada, a quien amamos como un padre por la piedad y las buenas cualidades de su mente, y porque está bien ejecutado y con diligencia por su mano. Agradecemos y le aseguramos que vamos a conservarlo como un tesoro entre nuestras posesiones más selectas, y elogiamos su maravilloso talento que es la menor de sus cualidades. Y por ello le enviamos de nuevo nuestra bendición. 

                                                                          Que Dios la guarde.

El retrato muy alabado, debió salir en algún momento de las colecciones del papa, pues lo cierto es que en ellas no está. Ese primer retrato de la reina que Sofonisba realizó para el Papa, fue una de las obras más copiadas en su tiempo, destacando entre los copistas Pedro Pablo Rubens Juan Pantoja de la Cruz.

A la izquierda copia del Retrato de Isabel de Valois de Sofonisba Anguissola por Rubens. Colección Privada.

A la derecha la copia de tres cuartos de Pantoja de la Cruz de la misma obra que se encuentra en el Museo del Prado.

Sofonisba retrató también a la princesa viuda de Portugal, archiduquesa de Austria e Infanta de España, madre de Sebastián I de Portugal e hija de Carlos I, Juana de Austria, en 1561. En el retrato aparece con una niña que porta tres rosas en la mano.

 

Sofonisba Anguissola. Serenísima princesa Juana hermana del rey nuestro Señor. 1561. Óleo sobre lienzo. Museo Isabella Stewart Gardner.Boston. USA. 

El papa Pío IV estuvo también muy interesado en conocer a la princesa Juana por su fama de persona religiosa, lo que la llevó a fundar el Monasterio de las Descalzas Reales en Madrid y por incorporarse, en secreto, a la orden de los jesuitas –las mujeres lo tenían prohibido-, pidiendo una copia del retrato de Juana de Austria -hermana de Felipe II-, personaje fundamental en la Corte, que mantuvo una estrecha relación con Isabel de Valois y con sus hijas las infantas y también con Sofonisba Anguissola, que acudía a ella como amiga y consejera. La copia se envió a Roma y tampoco ha aparecido. Posiblemente se devolvió posteriormente al Alcázar madrileño, quemándose en el incendio que se produjo en la Navidad de 1734.

A pesar de sus muchas ocupaciones Sofonisba encontraba algún tiempo para dedicarse a sí misma, realizando un nuevo autorretrato, El único que se conoce realizado durante su estancia en España, en el que se muestra tocando la espineta, junto a su ama Cornelia Appianiseguramente con la intención de enviarlo a su familia para dar noticias de ella.

Sofonisba Anguissola. Autorretrato tocando la espineta. 1561. Óleo sobre lienzo. 50 x 42 cm. Collection Spencer en Althorp. Northamptonshire.Reino Unido.

 Sofonisba Anguissola. Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II.1561-1565. Óleo sobre lienzo. 206 x 123 cm. Museo del Prado.

La reina sostiene en la obra una miniatura de su marido, apareciendo el rey con ropa negra ornada con botones, luciendo el toisón de oro colgado al cuello, en imagen similar a como lo lucía durante su matrimonio con María Tudor siendo también rey de Inglaterra.

Hacia 1562 pintó los retratos El príncipe Carlos adolescente -Buckingham Palace, Londres-,  Juan de Austria -Pollock House, Glasgow, Reino Unido- y Alejandro Farnesio -National Gallery, Dublín, Irlanda-. En 1567 retrató nuevamente al príncipe Carlos -Colección Bauzá, Madrid-, que fue el modelo para las seis copias que le fueron encargadas a Sánchez Coello tras el fallecimiento del príncipe.

Sofonisba Anguissola. El rey Felipe II. 1565. Óleo sobre lienzo. 88 x 72 cm. Museo del Prado.

Este retrato de Felipe II estuvo atribuido a Juan Pantoja de la Cruz, según inventario del Alcázar de Madrid de 1686. Posteriores estudios desaconsejaron esta filiación, señalándose su semejanza con otras obras de la artista de Cremona. Todo ello se confirmó con más seguridad en 1990.

Cuando llevaba 12 años en la corte española, en 1571, casó Sofonisba con Fabrizio de Moncada, caballero de la nobleza siciliana, y dos años después dejó España  marchando a Sicilia con su marido. Isabel de Valois, su valedora, había muerto en 1568, y aunque la pintora tuvo también buena relación con la cuarta mujer de Felipe II, Ana de Austria, que casó con el rey en mayo de 1570, a la que también retrató, prefirió volver a Sicilia, de donde su cuñado era virrey. Cinco años más tarde, murió su marido, y tras un año de luto y otro de alivio, contrajo nuevamente matrimonio con Orazzio Lomellini, viviendo a caballo entre Génova y Palermo.

Sofonisba Anguissola. Retrato de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela., 1570. Nivaagaard Museum. Niva. Dinamarca.

Sofonisba Anguissola. Retrato de la reina Ana de Austria. 1573. Óleo sobre lienzo. 86 x 67,5 cm. Museo del Prado.

Sofonisba Anguissola. Isabel de Valois. 1599. Óleo sobre lienzo. 68 x 54 cm. Kunsthistorisches Museum. Viena. Austria.

Sus retratos destacan por el tratamiento de la luz, la minuciosidad, y el colorido vivo de algunas pinceladas que hacen resaltar los rostros, las manos y los detalles sobre la oscuridad de los fondos.

En Palermo fue visitada por Anton van Dyck en 1624, que le hizo un retrato en su cuaderno de viaje, anotando la edad de Sofonisba, -errada-, de noventa y seis años -tenía 89- pudiendo aún hablar con lucidez sobre pintura y continuar pintando, manteniéndose activa hasta 1625 –un año más tarde-, fecha en la que falleció en Palermo a los 90 años de edad.

Entre sus últimas obras se encuentra un Autorretrato pintado hacia 1610, en el que la pintora porta en su mano un papel con una dedicatoria al rey español.

Sofonisba Anguissola. Autorretrato. 1610. Óleo sobre lienzo. Gottfried Keller Foundation.

Música. Renacimiento. PAVANA DE ALEXANDRE – Alonso Mudarra. Música para vihuela de Tres libros de música en cifras para vihuela. Sevilla, 1546.