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EL RETRATO EN LA PINTURA HOLANDESA DEL SIGLO XVII: REMBRANDT. Parte 2.

Cuando Rembrandt se estableció en Ámsterdam, existían bastantes pintores en esa ciudad dedicados al retrato debido a la prosperidad de la ciudad y al crecimiento de la burguesía, que dispararon la demanda de obras de arte. Entre los competidores más célebres del entonces joven Rembrandt es necesario mencionar a Franz Hals, que tenía su estudio en Haarlem -cerca de Ámsterdam (en esa ciudad realizó Erasmus uno de mis hijos y realmente es una maravilla)-, pero recibía importantes encargos de la gran ciudad. Uno de los motivos del éxito de Hals fue que supo captar a sus modelos en posturas desenfadadas y con gran naturalidad. También es necesario mencionar a Jacob Backer, Dirck Santvoort -con su magnífico Gobernantas y celadoras de la Spinhuis, de 1638-, Jan van Loon, Joachim von Sandrart y tantos otros que se trasladaron a la floreciente Ámsterdam a desarrollar su arte.

Franz Hals. Retrato de familia.1635. Óleo sobre lienzo. 113 x 93 cm. Cincinnati Art Museum. Ohio. EEUU.

Dirck Santvoort. Gobernantas y celadoras de la Spinhuis.1638. Óleo sobre lienzo. 187,5 x 214 cm. Amsterdam Museum. Ámsterdam.

Tras la muerte de Saskia y el inicio de su relación con Hendrickje Stoffels, y ya en la década de 1640, Rembrandt redujo notablemente su producción de retratos, que era la principal fuente de ingresos. En 1642 finalizó una de las obras cumbres de la pintura universal: La ronda de noche, que hasta el siglo XIX tuvo el título original de La compañía militar del capitán Frans Bannick Cocq y el teniente Willem van RuytemBurgh, siendo cambiado el nombre debido a la complejidad del mismo. La acción se desarrolla de día, aunque en la penumbra de un soportal, y se le denominó La ronda de noche, al pensar que la acción se desarrollaba durante ese período, aunque su restauración posterior, demostró que la aparente oscuridad estaba causada por la oxidación de la pintura.

Está pintada con gran realismo, captando los rostros y las actitudes de todos los personajes, transmitiendo sensación de movimiento. Los juegos de luz y sombra vuelven a recordar a Caravaggio.

Rembrandt. La ronda de noche.1642. Óleo sobre lienzo. 359 x 438 cm. Rijksmuseum. Ámsterdam.

Jóvenes artistas comenzaban a despuntar en esa década, incorporando cambios técnicos en lo hasta entonces usual. Los alumnos más importantes de Rembrandt como Govert Flinck, pintaban con colores más vivos, en los que se detectaban influencias de otros maestros como Anton van Dyck y Gerbrand van den Eeckhout -discípulo también de Rembrandt-, buscando nuevas propuestas. Comenzaron a ponerse de moda los retratos de pequeño formato y la representación de escenas cotidianas como El cirujano Jacob Fransz y su familia de Egbert van Heemskerck.

Egbert van Heemskerck. El cirujano Jacob Fransz y su familia.1669. Óleo sobre lienzo. 70 x 59 cm. Amsterdam Museum. Ámsterdam.

Govert Flink. Retrato de caballero.1640. Óleo sobre lienzo. 67,1 x 55,1 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

A partir de 1650, el mercado del retrato estuvo dominado por pintores como Bartholomeus van der Helst, Ferdinand Bol o Govert Flinck, quienes prestaron gran atención a las poses de sus figuras, que retrataban en cuidados escenarios como el de Frederic Sluysken, de Bol, El retrato de un hombre con documentos, o el de los Regentes del Kloveniersdoelen, estas dos últimas obras de Van der Helst en la que se aprecia un cromatismo más intenso y una iluminación muy equilibrada.

Ferdinand Bol. Retrato de Frederic Sluysken.1652. Óleo sobre lienzo. 170 x 150 cm. National Gallery. Londres. Reino Unido.

Bartholomeus Van der Helst. Los Regentes del Kloveniersdoelen comiendo ostras.1655. Óleo sobre lienzo. 171 x 283 cm. Amsterdam Museum. Ámsterdam.

Bartholomeus Van der Helst. Retrato de un hombre con documentos.1655. Óleo sobre lienzo. 105 x 88 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

En la década de 1650-1660, los retratistas de Ámsterdam se inspiraron en modelos procedentes de otras partes de Europa con resultado muy positivo, pero Rembrandt, afrontó los cambios del mercado de un modo personal, aplicando a sus obras la que ha sido llamada su manera tosca, reservada hasta entonces sólo a sus tronies*, por la que fue considerado una celebridad fuera de los Países Bajos. La pareja de retratos de caballero y dama con miradas tristes o cansadas e interrogantes o introvertidas de la National Gallery of Art de Washington, fechados hacia 1654-1655, son un claro exponente de esta etapa del artista.

Rembrandt. Retrato de un caballero, posiblemente Herman Auxbrebis.1654-1655. Óleo sobre lienzo. National Gallery. Washington.

Rembrandt. Retrato de una dama, posiblemente María van Sinnicks.1654-1655. Óleo sobre lienzo. National Gallery. Washington.

Hacia 1650, el estilo de Rembrandt regresó a los grandes formatos, aunque su modo de pintar evolucionaba con colores más intensos y las pinceladas más pronunciadas. De esta forma, el artista se alejaba de su forma de pintar de la primera época, cuando trabajaba más los detalles; es el eterno devenir de los grandes, que comienzan con la actitud del joven artista que necesita demostrar su buen hacer y trabaja con minuciosidad los detalles, y llegan a la madurez, preocupándose más por la calidad y la expresividad del conjunto.

*TRONIES: Un tronie, en holandés rostro, fue un género de pintura del barroco flamenco holandés. Son retratos, normalmente de pequeño tamaño, y de rasgos personales, en los que la cara representada resulta muy llamativa por su expresión exagerada, por sus extraordinarias facciones, o por singulares adornos. Aunque el tronie típico era un retrato de medio cuerpo o de busto, no solían realizarse con intención retratística, sino más bien para mostrar las dotes artísticas del pintor y su maestría a la hora de captar gestos grotescos o expresiones extravagantes. Por ello, es raro el caso de un tronie en el que se conozca el nombre del modelo.

Algunos de los autorretratos de Rembrandt, especialmente los realizados con la técnica del grabado, se pueden considerar tronies.

Joos van Craesbeeck. El fumador.1635-1636. Óleo sobre lienzo. 41 x 32 cm. Museo del Louvre. París.

Rembrandt. Autorretrato con capa y los ojos muy abiertos. 1630. Grabado. Aguafuerte y buril. 5,1 x 4, 6 cm. Rijksmuseum. Ámsterdam.

El género del retrato en Ámsterdam siguió evolucionando en las décadas de 1660 y 1670 debido a las sucesivas tendencias importadas de Europa. Se pueden ver los retratados de esa época, ricos comerciantes o dignatarios, mostrándose con poses, trajes y ademanes del gusto cortesano europeo; la evolución, puede observarse en las obras de Jacob van Loo, Jürgen Ovens o Karel Dujardin.

Jacob van Loo. Retrato de Michel Corneille el Viejo. 1662.  Óleo sobre lienzo. 118 x 86,7 cm. Museo del Louvre. París.

Karel Dujardin. Los Regentes del Spinhuis y Nieuwe Werkhuis. 1669. Óleo sobre lienzo. 225 x 390 cm. Rijksmuseum   Ámsterdam.

Sin embargo, Rembrandt en esta etapa final, permaneció fiel a su estilo, con el predominio de las sombras y los tonos oscuros, construyendo las figuras con pinceladas con mucha pintura y gruesas, que otorgaron gran expresividad a sus obras. Los retratos de su hijo Tito, El joven con gorra negra, y la escena mitológica de Venus y Cupido, para el que se supone que tomó como modelos a Hendrickje Stoffels y a su hija Cornelia, están envueltos en una atmósfera cálida difícil de igualar.

Rembrandt. Retrato de un joven con gorra negra.1662. Óleo sobre lienzo. 81,6 x 64,5 cm. The Nelson-Atkins Museum of Art. Kansas City. EEUU.

Rembrandt. Venus y Cupido.1657. Óleo sobre lienzo. 118 x  90 cm. Museo del Louvre. París.

Su segunda mujer Stoffels –aunque no llegó a casarse con ella para no perder la herencia de Saskiamurió en 1663, su hijo Tito en 1668, y el artista falleció once meses más tarde, el 4 de octubre de 1669, en Ámsterdam, en situación económica mala, la misma que mantuvo durante sus últimos años, debido a la realización de malas inversiones y al tren de vida que llevó, hasta que le alcanzó la ruina.

Rembrandt realizó gran cantidad de obras: retratos -colectivos e individuales-, paisajes, obras de motivos religiosos, y también grabados y dibujos. Siempre supo poner de manifiesto la expresión del retratado relativa a su forma de ser, utilizando el claroscuro con fuertes contrastes, y a veces, el dramatismo en las escenas representadas.

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To be continued in part 3 and last.

EL RETRATO EN LA PINTURA HOLANDESA DEL SIGLO XVII: REMBRANDT. Parte 1.

Antes de que el lío del  coronavirus cerrara los museos, tuve la fortuna de poder visitar el  Thyssen-Bornemisza de Madrid, en donde se celebraba -momentáneamente suspendida- una muestra sobre el retrato holandés en el Barroco, que hoy paso a contar, por si para alguien fuere de interés.Read More