Categoría: Ficción

LA MONJA ALFÉREZ. Parte 8.

Le dije a Su Ilustrísima D. Julián de Cortázar que me gustaría volver a mi patria, donde haría lo que pareciese más conveniente para mi salvación. Y con esto, y con un buen regalo que me hizo, me despedí de él y de Santa Fe. Pasé a Zaragoza por el río de la Magdalena arriba. Caí allí enferma, y estuve a punto de morir. Después de unos días convaleciendo, salí por el río hacia Tenerife en donde acabé de recuperarme.Read More

LA MONJA ALFÉREZ. Parte 7.

Entré en Guamanga hospedándome en una posada en la que encontré a un soldado que se encaprichó con mi caballo, por el que pedí doscientos pesos y una mula. Salí después a ver la ciudad, que me pareció tener los mejores edificios de todas las por mí conocidas en Perú.Read More

LA MONJA ALFÉREZ. Parte 6.

Llegué a Lima en el tiempo en que era virrey del Perú don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montes Claros, y con los holandeses intentando abatir la ciudad con ocho bajeles de guerra estando todos en armas. Salimos contra los holandeses del puerto del Callao con cinco bajeles y les embestimos, marchando la cosa inicialmente bien, pero al poco, cargaron contra nuestra almiranta de manera que la echaron a pique, sin que pudiéramos sobrevivir más que tres hombres, que nadando pudimos pedir ayuda a un navío enemigo, que nos recogió. Éramos yo, un fraile franciscano descalzo y un soldado, tratándonos mal, con burlas, mano larga y desprecios.Read More

LA MONJA ALFÉREZ. Parte 5.

Al llegar a Piscobamba, me fui a ver a un amigo de Zaragoza, Juan Torrico, en cuya casa pasé varios días. Una noche, tras la cena, se montó una partida de naipes con unos amigos que vinieron jugando yo con un portugués llamado Fernando de Acosta, que perdía una vez tras otra. Al rato perdió los nervios y me faltó al respeto sacando ambos las espadas. Los presentes nos pararon y arreglaron, riéndonos todos de los piques del juego. Él portugués pagó sus deudas y se fue aparentemente tranquilo.Read More

La MONJA ALFÉREZ. Parte 3.

Andadas más de ochenta leguas, entré en la ciudad de Lima cabeza del rico reino del Perú, que tiene ciento dos ciudades de españoles, muchas villas, veintiocho obispados y arzobispados, ciento treinta y seis corregidores y las Audiencias reales de Valladolid, Granada, Charcas, Quito, Chile y La Paz. Tiene Lima arzobispo, una iglesia catedral parecida a la de Sevilla, aunque no tan grande me dicen, con cinco dignidades, diez canónigos, cuatro curas, siete parroquias, doce conventos de frailes y de monjas, ocho hospitales, una ermita y una universidad. Tiene virrey y Audiencia real, que gobiernan el resto del Perú.Read More

La MONJA ALFÉREZ. Parte 2.

Mis deseos de aventura me llevaron a embarcar para las Indias, donde comencé vida de espadachín y soldado. Los lances a causa del juego y de las mujeres fueron abundantes, siendo herido en algunos de ellos. Mí comportamiento en el campo de batalla contra los indios fue heroico.

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LA MONJA ALFEREZ. Parte 1.

El linaje vasco de apellido Erauso, que tuvo posesiones en Asteasu, Fuenterrabía, San Sebastián, Urnieta y en el Valle de Oyarzun, probó su hidalguía ante las Juntas Generales de Guipúzcoa y sus Justicias ordinarias por diversos miembros de ese apellido, y alguno de ellos lo hizo también ante la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Valladolid.Read More

La leyenda de los 47 rönin. Parte 3.

Una vez esquematizada la historia de Japón, nos situaremos en el tercer shögunato, entre los años 1701 y 1703, siendo shögun Tokugawa Tsunayoshi, período en el que se desarrolló la conocida y legendaria historia de los 47 rönin en el Japón del siglo XVIII, que ejemplifica el código de honor samurái, el Bushido.

El importante impacto legendario de esta historia, probablemente se debe a que en esa época sin guerras, la clase samurái buscaba tener un sentido en sí misma, pues eran guerreros sin guerras, una clase social destacada, sin función.Read More