PIRATAS, CORSARIOS, BUCANEROS Y FILIBUSTEROS. Parte 1.
Yo Barbanegra, hombre malote, cruel y muy histriónico, antes de cada ataque a barcos a los que ibamos a levantar el botín, invertía cierto tiempo en mi make up para adquirir un aspecto que causara un efecto aterrador y desmoralizante en el adversario: a mi planta alta y fuerte, añadía unas cerillas encendidas bajo el sombrero, hechas con largos palillos de arder lento, de cuerda de cáñamo mojada en salitre y agua de sal que daban a mi cara un aspecto terrorífico; los feroces ojos iluminados, el pelo de la barba enmarañado, todo ello enmarcado en humo, me daban un aspecto demoníaco, completando mi decoración con una bandolera con tres pistolas cargadas y amartilladas para el disparo y varias dagas, sables y alfanjes adicionales que portaba alrededor del cinturón.
A veces existe cierta confusión en la denominación de los diferentes actores que cometían, y lo siguen haciendo aún, delitos en el mar, ya que habitualmente los términos pirata, corsario, bucanero y filibustero, se utilizan a menudo como sinónimos, sin serlo, aunque tengan mucho que ver, ya que en el fondo todos los actos que realizaban y realizan unos y otros son de piratería, al ser de bandolerismo y pillaje a bordo de un navío.
El vocablo pirata procede la palabra griega peirates, que significa aventurero del mar y su presencia en los mares es tan antigua como la navegación.
En los siglos XVII y XVIII tuvieron su mejor época, por el gran tránsito comercial marítimo que había entre Europa y las Indias por el Atlántico y entre los puertos de Nueva España –hoy Méjico- y Filipinas por el Pacífico, atacando navíos y asentamientos de las coronas portuguesa y española.
Estos ataques, a pesar de que se centraban en los barcos y posesiones de estas dos potencias europeas, no tenían significado político alguno, ya que los piratas, fueran de la nacionalidad que fueran, atacaban a cualquier navío que les pudiera proporcionar botines sustantivos.
La principal diferencia entre un pirata y un corsario radicó en la legalidad, ya que ambos se dedicaban a saquear barcos, pero los segundos lo hacían sólo en tiempos de guerra y bajo el permiso –patente de corso– de una corona, que lo otorgaba para llevar acciones tipo guerrilla marítima, y así debilitar a la nación enemiga. El límite entre unos y otros fue muchas veces difuso, ya que algunas coronas dieron autorizaciones a piratas para que operaran bajo un marco de legalidad.
Los piratas más conocidos fueron Edward Teach Barbanegra, Calico Jack Rackham y Bartholomew Roberts Black Bart.
Edward Teach Barbanegra.
Mi cabeza –Barbanegra – fue colgada en el bauprés de la nave del teniente Maynard al arribar a Virginia. Ilustración de 1837.
Bandera de Bartholomew Roberts con las siglas ABH –sobre un cráneo, A Barbadian´s Head (una cabeza barbadense)- y AMH –sobre otro, A Martinican´s Head (una cabeza martinica)- para demostrar su ira sobre los gobernadores de Barbados y Martinica.
Los corsarios, cuya actuación fue motivo de controversia, ya que muchos los consideraban piratas y otros héroes nacionales, eran hombres y navíos que navegaban bajo la protección de una patente de corso, que era un documento –cursus, carrera- por el que un rey daba autorización para atacar barcos y asentamientos costeros de las potencias enemigas. Fue sobre todo habitual en las Indias, dominadas por españoles y portugueses, donde las coronas de Inglaterra, Francia, y Holanda, incluso siendo aliadas de alguna de las primeras, autorizaban a sus marinos nacionales a realizar ataques sobre las rutas comerciales y asentamientos establecidos.
Estos ataques, que proporcionaban pingües beneficios económicos a la Corona que daba la patente, al corsario y a los marinos que ejecutaban los robos, y a los financiadores de las flotas, no tenían como único objetivo el expolio y robo, sino también entorpecer las actividades comerciales de las flotas, impidiendo que las riquezas que llegaban del Nuevo Mundo a Europa, lo hicieran con la prontitud y orden necesarios, para financiar las guerras que el mantenimiento de los grandes imperios requería.
Fueron corsarios muy conocidos Sir Francis Drake –formó parte de la Armada inglesa mandada por el almirante Howard que detuvo a la Gran y Felicísima Armada española en 1588 y comandó la Contra Armada inglesa de 1589-, Walter Raleigh, Henry Morgan o el español Amaro Pargo.
Sir Francis Drake.
Henry Morgan.
El canario Amaro Pargo.
Los barcos utilizados por piratas y corsarios eran generalmente embarcaciones ligeras, rápidas, y capaces de alcanzar, abordar y robar las pesadas naves mercantes.
Solo necesitaban naves con capacidad para transportar sus armas, provisiones, un número de piratas limitado –máximo medio centenar-, ya que los mercantes llevaban escasas tripulaciones, además del botín en caso de hundimiento de la embarcación asaltada.
Al ser necesaria la velocidad, empleaban gran parte de su tiempo en el mantenimiento y conservación de su nave; el buen estado de velas y aparejos, unido a un diestro manejo, incrementaban la velocidad. La limpieza del casco del buque, librándolo de vegetación marina, moluscos, algas y otras bacterias corrosivas, se tenía que realizar con frecuencia, ya que esa capa, restaba velocidad a la nave.
En cuanto al armamento, buscando evitar peso para lograr mayor velocidad, y al ser barcos pequeños, utilizaban cañones ligeros tipo culebrina que eran utilizados para despejar con la metralla la cubierta del barco asaltado.
Culebrina.
Algunos de los barcos más utilizados por piratas y corsarios fueron:
LOS BARQUE O BRICBARCA, buques muy utilizados por piratas y corsarios por su rapidez y mediano tamaño de unas 80 toneladas.
Bricbarca.
LA PINAZA, barco muy veloz, sobre todo para transportar a los piratas hacia la nave atacada, teniendo una sola cubierta, popa cuadra, arbolando tres palos: el trinquete –mástil de proa en embarcaciones de más de un palo- con una vela cuadra*, el palo mayor con dos velas y el de mesana –palo de popa en los barcos de tres palos- con una vela latina*. Los piratas la usaron en el Caribe, porque era muy maniobrera y veloz, permitiéndoles huir con garantías, en caso de ser necesario.
*Vela cuadra, llamada paradójicamente vela redonda. Tenía formas cuadrada o trapezoidal y trabajaba en ángulo recto respecto al rumbo de la nave.
*Vela latina, de cuchillo o triangular: se enverga en percha –entena-, siendo la parte más ancha y segura la de abajo y a proa, y la más delgada a popa y arriba.
Pinaza.
EL JABEQUE fue adoptado por los corsarios argelinos y tunecinos en sus incursiones contra las costas y la navegación cristiana en el Mediterráneo. Su velocidad, unida a la artillería que empezaron a montar en el siglo XVII, de unos 20 cañones montados en batería aérea sobre la cubierta, lo hacían temible.
Ángel Cortellini y Sánchez. Antonio Barceló con su jabeque correo, rechaza a dos galeotas argelinas en 1738. 1902. Óleo sobre lienzo.160 x 311 cm. Museo Naval. Madrid.
EL PINGUE muy utilizado por piratas y corsarios holandeses; muy pequeño y ligero.
Pingue.
Cuando los corsarios organizaban flotas, en ellas ya se incluían navíos de gran calado y menor velocidad, pero mucho más armados como los GALEONES, MANS OF WAR o NAVÍOS DE LINEA…
To be continued in part 2.
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Mientras haya una vela latina en el mar….
Una chulada.
Gracias Chevi
Siempre que hay negocios tambien hay piratas y corsarios dispuestos a beneficiarse por la fuerza del esfuerzo de los honrados. Talvez por eso nos crearon¡¡
madrugador… a esas horas es difícil tener algo claro…pero tú que eras capaz de hacer novenas en caida libre…ya te digo