Sanjurjada, Bienio Radical-Cedista. Revolución de Asturias y proclamación de la independencia de Cataluña. Parte 6.
La derecha tradicional quedó desorganizada tras la proclamación de la II República en 1931, quedando la oposición conservadora de centro-derecha limitada a las Asociaciones Patronales y al Partido Republicano Radical de Lerroux.
La izquierda revolucionaria no dio tregua al nuevo gobierno: la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) -con más de un millón de afiliados-, y el Partido Comunista de España (PCE) siguieron las líneas extremistas de comportamiento marcadas por la Federación de Anarquistas Ibérica (FAI) y las propuestas por la Komintern y Stalin.
Los intelectuales tuvieron un protagonismo especial durante la Segunda República: muchos de los dirigentes republicanos y socialistas, como Manuel Azaña, Fernando de los Ríos o Julián Besteiro, pertenecían al mundo de la cultura, y otros, como Ortega y Gasset, Antonio Machado o Gregorio Marañón, apoyaron expresamente al nuevo régimen, asociándose en la Agrupación al Servicio de la República. Ortega fundó junto a Gregorio Marañón y a Ramón Pérez de Ayala dicha Agrupación , hecho por el que el trío pasaría a la historia como «los padres de la República», aunque posteriormente, y entre mares de golpes de pecho, se arrepintieran de algunas de las actitudes sostenidas, como el anticlericalismo…
La generación del 27, emergió con plenitud durante el período republicano: Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Miguel Hernández, García Lorca, y Ramón J. Sénder entre otros…
La crisis económica, la radicalización de la izquierda, y la negativa de la patronal a las reformas, condujeron a fuertes enfrentamientos entre huelguistas y la Guardia Civil, recurriendo las fuerzas conservadoras al entonces tradicional método de resolver este tipo de situaciones: la insurrección militar.
El general José Sanjurjo, intentó un golpe de estado en la madrugada del 10 agosto de 1932, conocido como la sanjurjada, contra la Segunda República. Fue un fracaso y constituyó el primer levantamiento de las Fuerzas Armadas contra la República desde su instauración, llevando este fracaso al convencimiento -errado- a muchos políticos y militares republicanos, de que el peligro de las conspiraciones militares había pasado y de que la aceptación de la República como régimen establecido era definitiva.
Juicio al general Sanjurjo y a otros participantes en la sanjurjada.
Pese al fracaso de Sanjurjo, el gobierno republicano-socialista sufría un claro desgaste. La CNT y los diferentes sectores obreros organizaban constantes huelgas y disturbios violentos: una de las provincias donde se produjeron bastantes disturbios protagonizados por campesinos afiliados a la CNT fue la de Cádiz. El 10 de enero de 1933 el gobierno envió allí una compañía de guardias de asalto al ser informado delos violentos sucesos acaecidos en Casas Viejas. Cuando el día 11 llegaron los guardias, fueron informados del corte de la línea telefónica en Casas Viejas –pueblo cercano a Medina-Sidonia-, por unos anarquistas, que habían además rodeado, armados con escopetas y algunas pistolas el cuartel de la Guardia Civil, donde se encontraban tres guardias y un sargento. Se produjo un intercambio de disparos y el sargento y un guardia resultaron gravemente heridos (el primero moriría al día siguiente y el segundo dos días después).
Al llegar la compañía de guardias de asalto y tras interrogar a varios lugareños, confirmaron que los responsables del ataque al puesto de la guardia civil eran familia de un carbonero de 72 años llamado “seisdedos”. Marcharon a su casa siendo recibidos con fuego intenso; el capitán dio la orden de responder al fuego, y tras no conseguir rendir a los que disparaban, ordenó incendiar la casa: murieron “seisdedos”, sus dos hijos, su yerno y su nuera. La única superviviente fue la nieta de “seisdedos”, conocida como “la Libertaria” -de tal palo tal astilla-.
Masacre de Casas Viejas.
El escándalo que siguió a lo que se denominó “masacre de Casas Viejas”, llevó al gobierno a tomar la decisión de convocar elecciones. Era noviembre de 1933. Para estas elecciones, la derecha ya se había reorganizado, presentándose tres nuevos –además de los ya existentes- grupos políticos a los comicios:
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), dirigida por Gil Robles, grupo mayoritario, auspiciado por la Iglesia Católica.
Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, en donde se agruparon los monárquicos alfonsinos.
Falange Española, la versión española del fascismo, dirigida por Jose Antonio Primo de Rivera, hijo del general/dictador Miguel Primo de Rivera.
Mientras, la izquierda se presentó fragmentada en múltiples grupos, pidiendo los anarquistas la abstención.
Las elecciones fueron ganadas por los conservadores de centro-derecha y derecha, siendo contestado este triunfo por una insurrección anarquista, de la que resultaron más de un centenar de muertos. Comenzó así el BIENIO RADICAL-CEDISTA o BIENIO NEGRO de 1933 a 1936.
El mayor número de escaños lo consiguió la CEDA (115/473), seguido del PARTIDO REPUBLICANO RADICAL -PRR- de Lerroux (102/473), PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL -PSOE- (50/473) y PARTIDO AGRARIO ESPAÑOL –PAE- (30/473).
Alejandro Lerroux.
El Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora encomendó la formación de gobierno a Alejandro Lerroux, aun no siendo del partido más votado, quien formó el gabinete sólo con miembros de su partido el PRR, siendo apoyado por la CEDA en el Parlamento, con el compromiso de iniciar una política de rectificación de las reformas del bienio anterior, paralizándose así las reformas iniciadas por el gobierno anterior:
Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras de los campesinos que las habían ocupado en contra de la voluntad de los propietarios.
Paralización de la reforma militar y designación para puestos significativos de militares antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola. En 1934 fueron amnistiados los participantes en la sanjurjada con José Sanjurjo a la cabeza.
Conciliación con la Iglesia Católica, paralización de las reformas educativas y enfrentamiento a los nacionalismos periféricos: se paró el proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV, habiendo duros enfrentamientos del Gobierno de la Nación con la Generalitat catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
La situación en Europa era de crisis económica internacional generalizada y de crecimiento de los extremismos políticos, con Hitler nombrado canciller imperial en 1933 y Führer –lider- en 1934, y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS a partir de 1925. La lucha política se radicalizó en nuestro país, y España se polarizó entre las “derechas” y las “izquierdas” alejadas del centro.
En la derecha, la CEDA de Gil Robles agrupaba a las clases medias y populares católicas con sus Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, que tenía ya rasgos fascistas.
En Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, se agrupaban los monárquicos con posturas cada vez más extremistas.
Y por último, la Falange Española de Jose Antonio Primo de Rivera, que se fusionó en 1934, con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma Ramos.
En la izquierda, la Izquierda Republicana de Manuel Azaña, agrupaba la izquierda inicialmente moderada, que había elegido una política de reformas junto al movimiento obrero.
El PSOE, estaba dirigido por líderes enfrentados: Indalecio Prieto representaba el ala moderada del partido y Largo Caballero la tremendamente radical, viviendo en esos momentos el partido un proceso generalizado de drástico extremismo.
El PCE seguía las nuevas directrices de los estalinistas, buscando una alianza de la izquierda contra el fascismo, y la CNT seguía con su acción revolucionaria, aunque ya con menos fuerza.
Los continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat catalana con el gobierno de derechas de Madrid, habían propiciado que Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Lluis Companys, girara más a la izquierda en su posición política.
La creciente tensión entre la izquierda y derecha, impulsó la entrada de tres ministros de la CEDA -cada vez más a la derecha- en el gobierno en octubre de 1934. Esta crisis o remodelación del gobierno, fue interpretada por la izquierda como un giro radical a la derecha hacia el fascismo. La izquierda radical del PSOE, UGT, CNT, y PCE, llamó a la huelga general contra el gobierno.
El movimiento fracasó en Madrid. El gobierno acuarteló a las tropas y detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas, y en Barcelona, Companys, desde la presidencia de la Generalitat, proclamó la independencia del Estado Catalán dentro de la República Federal Española (la República era Unitaria no Federal, pero no debía saberlo o estaba de los nervios). La proclamación fue rápidamente reprimida por el Ejército, muriendo en la fracasada rebelión cuarenta y seis personas: treinta y ocho civiles y ocho militares. Más de tres mil personas fueron encarceladas, la mayoría de ellas en el vapor “Uruguay”, y puestas bajo la jurisdicción de los consejos de guerra, entre ellas el President Companys. El 14 de diciembre de 1934, el Gobierno suspendió -con arreglo a la Constitución- el Estatuto de Cataluña. (TODO LO DE HOY SUENA).
Proclamación del Estado Catalán Independiente el 6 de octubre de 1934 por Companys.
La proclamación de Companys –EL NUEVO ESTADO CATALÁN-, sin el apoyo de los anarquistas, que controlaban las calles de Barcelona, duró 10 horas. El Palau de la Generalitat de la plaza de Sant Jaume, fue asaltado por el ejército al mando del general Batet (que en 1936 se mantuvo fiel a la República y por ello terminó muerto por los nacionales en 1937).
Consecuencia de lo anterior: Companys, Terradellas, Xirau y otros de ERC encerrados.
En Asturias, la huelga general triunfó y derivó hacia una revolución organizada por la UGT y la CNT. Su gravedad y persistencia llevaron al gobierno a optar por la represión. El 3 de septiembre fue capturado el buque La Turquesa con un alijo de armas para propiciar la sublevación, sufragado por el PSOE, y organizado por Indalecio Prieto -era el moderado de los socialistas-, que logró huir a Francia, mientras que Largo Caballero fue encarcelado.
El 5 de octubre de 1934 los mineros asturianos se hicieron con el control de las principales minas de la región; a partir de ahí, iniciaron una serie de actividades paramilitares con el objetivo de rendir cuarteles, consiguiendo inicialmente que se rindieran 23 cuarteles de la guardia civil. La capital del principado acabaría cayendo en mano de los insurrectos el día 9 de octubre. El día 10 de octubre, casi toda Asturias estaba en armas contra el gobierno central, habiendo formado un ejército de mineros y obreros, de cerca de 30.000 hombres.
Cercada Asturias por cuatro frentes, al mando del general López Ochoa -nombrado por Franco- y con las tropas de La Legión y Regulares mandadas por el coronel Yagüe, y con apoyo de la aviación, se acabó con la insurrección en menos de dos semanas, con un saldo de casi 2.000 muertos, 3.000 heridos y más de 20.000 detenidos. Por su actuación en la toma de la Fábrica de Armas de Trubia, a mi abuelo materno, el capitán Manuel Gener López le fue concedida la Medalla Militar Individual.
To be continued in part 7.
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