LOS PLANTAGENET Y EL REINO DE CASTILLA. LA GASCUÑA QUE VINO Y SE FUE SIN MOVERSE.
Generalmente, cuando pensamos en las relaciones y uniones matrimoniales entre casas reinantes inglesas y de algún reino de la península ibérica, nos acordamos en primer lugar de Catalina de Aragón -hija de los Reyes Católicos- y Enrique VIII Tudor, o también de Felipe II de España y su tía María Tudor -hija de los anteriores-, pero más de 250 años antes, ya se unían los Borgoña* de Castilla -Alfonso VIII de Castilla- con los Plantagenet ingleses -Leonor Plantagenet-.
En primer lugar, llegaremos al establecimiento de la casa Plantagenet como casa reinante en Inglaterra con Enrique II como primer rey de la dinastía, que casó con Leonor de Aquitania -ésta en segundas nupcias-, y de cuyo matrimonio nacieron entre ocho hijos, Leonor Plantagenet, reina de Castilla tras unirse en matrimonio con Alfonso VIII el de las Navas de Tolosa, Ricardo Corazón de León, Juan I sin Tierra o Juana reina de Sicilia y Nápoles.
Después navegaremos por el Imperio Carolingio hasta llegar a Leonor de Aquitania –duquesa de Aquitania-, entre cuyas posesiones se encontraba la Gascuña francesa, que durante un período de tiempo perteneció a la corona de Castilla, para volver posteriormente a Inglaterra.
Enrique de Inglaterra, cuarto hijo varón de Guillermo el Conquistador y Matilde de Flandes, accedió al trono inglés con el ordinal I, tras la muerte a corta edad de su segundo hermano Ricardo, el asesinato de su hermano mayor Guillermo el Rojo, y la larga ausencia por estar en las Cruzadas de su hermano mayor y primogénito Roberto, II duque de Normandía.
Enrique I de Inglaterra.
Enrique I se casó con Edith de Escocia, teniendo tres hijos: Eufemia -murió al poco de nacer- , Matilde, y Guillermo Adelin, que murió ahogado siendo niño, al zozobrar el barco “Le Blanche-Neuf”, en Barfleur, Normandía, junto a casi todos los que viajaban con él, entre los que se encontraba su prima hermana Lucía Mahaut de Blois, hija de la hermana de Enrique I; solo hubo un superviviente, un carnicero de Ruan que fue recogido por los pescadores a la mañana siguiente.
Representación del hundimiento del Blanche -Neuf en 1120.
Matilde se casó con Enrique V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico -sin hijos-, y al enviudar, contrajo nuevas nupcias con Godofredo V de Anjou –el Bello-. Tuvieron un hijo, Enrique, que a la muerte de su padre se convirtió en el conde Enrique I de Anjou, siendo además hijo de la única descendiente del rey de Inglaterra.
Matilde.
Enrique IV entregando los símbolos del poder del Sacro Imperio a su hijo Enrique V.
Enrique V fue hijo del emperador del Sacro Imperio Enrique IV: fue el cuarto y último emperador de la dinastía salia, dinastía a caballo entre la Alta y Baja Edad Media que llegó a tener a cuatro de sus miembros como Reyes de Alemania, el último de los cuales fue Enrique V, siendo sucedido a la cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico por Lotario II de la dinastía sajona.
La dinastía Plantagenet era de origen francés y comenzó con Godofredo V de Anjou, debiendo su nombre a una planta con la que adornaba su sombrero y su cimera, con pinta de escoba, que en francés antiguo se decía genest y posteriormente gênet; así pues, fue llamado Godofredo Plantagenest derivando posteriormente a Plantagenet. A partir de ahí, la dinastía no sería Anjou sino Plantagenet, fundando Godofredo una de las casas reinantes más importantes de la Baja Edad Media, que reinó en Inglaterra más de 200 años entre 1154 y 1399.
GODOFREDO V Plantagenet de Anjou.
A la muerte de Enrique I, reclamó el trono para sí y su descendencia su hija Matilde, única descendiente directa, aunque un nieto varón de Guillermo el Conquistador, Esteban de Blois -sobrino de Enrique I, hijo de su hermana Adela-, consiguió ser nombrado rey en 1135 por los partidarios de las sucesiones reales sólo por la línea de los varones, comenzando unos años de guerra civil, conocida como la Anarquía Inglesa, de lucha por la corona entre Esteban y Matilde, que se resolvió -al no tener herederos Esteban- con la firma del Tratado de Wallingford en 1153, por el que se nombraba heredero de la Corona inglesa a Enrique hijo de Matilde y Godofredo V Plantagenet y Anjou, que se convertiría en rey de Inglaterra como Enrique II, duque de Normandía y conde de Anjou, por herencia de sus padres, y duque de Aquitania y conde de Poitiers consorte, por su posterior matrimonio con Leonor de Aquitania, estableciéndose así la casa Plantagenet en la corona de Inglaterra.
Enrique II Plantagenet.
El ducado de Aquitania fue una entidad feudal medieval en las zonas occidental, central y sur de la actual Francia, al sur del río Loira, aunque su extensión, así como su nombre, cambió a través de los tiempos, a veces comprendiendo gran parte de lo que hoy es el suroeste de Francia (incluída Gascuña) y el centro.
El duque de Aquitania fue uno de los seis pares laicos* que existieron en Francia, desde que se establecieron, siendo desde 1180 Ricardo Corazón de León, primer duque-par de Aquitania, tras heredar el ducado de su madre Leonor de Aquitania, reina consorte de Inglaterra por su marido Enrique II.
*En el origen de su existencia -tiempos de Carlomagno-, los pares de Francia -en número de 12- eran familiares del rey. Después, los pares fueron los más importantes señores feudales, vasallos directos de la corona de Francia.
Inicialmente, de los 12, eran seis pares eclesiásticos y seis laicos. Tenían el privilegio de no ser juzgados nada más que por la Corte de los Pares. Al ser vasallos del rey, tenían la obligación de rendir homenaje al rey de Francia, siéndoles concedidos desde su creación -por Felipe IV el Hermoso el año 1302- el derecho de pertenecer a los Estados Generales y de asistir a la ceremonia de coronación del rey y su consagración.
El ducado de Aquitania se creó en el siglo VII, en el año 675 a la muerte de Childerico II, bajo soberanía franca, en el lugar en donde estuvieron las provincias romanas de la Galia Aquitania Prima, Secunda y Tertia o Novempopulania -ésta última coincidente con Gascuña-, si bien su cronología es confusa y muy cambiante por las frecuentes guerras antes del año 877, siendo en ocasiones considerado como reino y a veces ducado, pasando después a convertirse en un reino del Imperio Carolingio, tras el Tratado de Verdún del año 843, por el que el hijo de Carlomagno, Luis El Piadoso –Ludovico Pío-, dividió el Imperio Carolingio entre sus tres hijos, asignando Aquitania, Toulouse y Septimania, a su hijo Carlos el Calvo, que a partir de entonces sería rey de los francos occidentales.
*Los Borgoña llegaron a los reinos cristianos de la península ibérica con la boda de la todavía infanta Urraca, luego Urraca I de León -hija de Alfonso VI de León (el de la jura de santa Gadea) y Constanza de Borgoña-, con Raimundo de Borgoña, al que le encomendó su suegro el gobierno de Galicia.
Tras dividir Luís El Piadoso el Imperio Carolingio entre sus tres hijos, asignando a Carlos El Calvo la corona de los francos occidentales –la Francia de hoy aproximadamente- e inmediatamente después de la muerte de éste en 877, el reino de Aquitania se dividió en dos ducados: el ducado de Gascuña(antiguo ducado de Vasconia y Guyena), al sur del río Garona, y el ducado de Aquitania.
En 1058, ambos ducados -de Gascuña y Aquitania- se reagruparon en uno solo, de Aquitania –a temporadas denominado de Guyena-, pasando la región de Gascuña a ser un condado con ese mismo nombre.
Con muchos cambios y guerras fratricidas se llegó a 1120, año en el que Guillermo IX con sus tropas aquitanas, colaboró con el rey de Aragón Alfonso I, participando en la batalla de Cutanda en Calamocha -provincia de Teruel- que terminó en gran victoria, sobre el ejército almorávide, y tras la conquista de Calatayud, permaneció en la península ibérica hasta 1123, participando en otras campañas junto al rey aragonés, especialmente en las campañas que llevarían a la conquista de los territorios de Valencia.
Alfonso I de Aragón el Batallador, fue rey de Aragón y de Pamplona entre 1104 y 1134. Hijo de Sancho Ramírez y de Felicia de Roucy, recibió las dos coronas tras la muerte de su hermanastro Pedro I el 7 de septiembre de 1104.
Alfonso I de Aragón el Batallador.
En 1126, el hijo de Guillermo IX, se convirtió en duque de Aquitania, como Guillermo X, siendo como su padre literato y hombre de armas, participando en numerosas campañas contra el reino de Francia.
Guillermo X de Aquitania y VIII de Poitiers -hijo de Guillermo IX el Trovador- casado con Philippa Matilda Tolosana, murió durante una peregrinación a Santiago de Compostela, pidiendo en sus últimas voluntades a Luís VI de Francia el Gordo, que su hija mayor Leonor –sería duquesa de Aquitania– contrajera matrimonio con su hijo Luís VII El Joven. Leonor era la mayor de tres hermanos: ella, Petronila y Aigret –que murió muy joven-, convirtiéndose así Leonor en la heredera, y más tarde, en 1137, en duquesa de Aquitania y Guyena –Gascuña incluida-: desde el Loira hasta los Pirineos, teniendo sus propiedades más extensión que todos los dominios del rey de Francia.
Con esos mimbres y la petición de su padre a Luís VI, contrajo matrimonio en 1137, con Luis, delfín de Francia, ascendiendo meses después -a la muerte de Luís VI- al trono francés. Leonor y Felipe se llevaron mal desde el primer momento, teniendo el matrimonio dos hijas, María y Alicia. Diez años después de su unión, partieron a la segunda cruzada motivados por el predicador Bernardo de Claraval, y al volver en marzo de 1152, consiguieron la anulación papal de su matrimonio, conservando Leonor sus dominios aquitanos.
Luís VII de Francia.
Leonor de Aquitania.
Dos meses después de la anulación del matrimonio con Luís VII por el Papa Eugenio III, por alegación de Leonor de parentesco en cuarto grado, se casó en Burdeos con Enrique, conde de Anjou y duque de Normandía, hijo de Matilde y Godofredo Plantagenet, once años menor que ella, que fue coronado rey de Inglaterra el 19 de diciembre de 1154, con el nombreEnrique IIPlantagenet, por lo que Aquitania junto a Gascuña, se convirtieron en feudos ingleses en suelo francés; se unían de este modo los vastos dominios en Francia de Leonor, con los que ya poseía el heredero al trono inglés -Inglaterra y Gales, Anjou, Normandía, Guyena, Gascuña y Maine -en lo que hoy es Francia-, formando de esta manera elImperio Angevino –denominado así por la raíz Anjou-, en el cual los reyes de Inglaterra, aun siendo vasallos del rey de Francia, poseían el control de un territorio ocho veces superior al dominado por Luis VII.
Imperio angevino.
Enrique II y Leonor de Aquitania tuvieron 8 hijos, cuatro de los cuales fueron reyes: Ricardo I Corazón de León, Juan I sin Tierra, ambos reyes de Inglaterra, Leonor Plantagenet, reina consorte de Castilla por su matrimonio con Alfonso VIII, y Juana, reina consorte de Sicilia y Nápoles por su matrimonio con Guillermo II el Bueno.
Leonor de Aquitania fue uno de los personajes más influyentes de toda Europa: mujer de dos reyes, madre de cuatro y abuela de varias testas coronadas, fue de las primeras que luchó por los derechos de las mujeres, e impulsó el amor caballeresco, y las cortes de amor -amor cortés-: fue la primera reina feminista.
Leonor fue una mujer culta, considerando el saber cómo uno de los pilares fundamentales de la naturaleza humana, dando al mundo un nuevo enfoque de la belleza y el amor, constituyéndose en un ejemplo para todas las mujeres, a las que animó a realizar imposibles hasta entonces para ellas, habiendo heredado de su abuelo Guillermo IX de Aquitania el amor por la cultura y el arte. Fue una mujer adelantada a su tiempo; aprendió latín, inglés, francés y se rodeó en la corte de pintores, escritores, trovadores…dando exquisitas fiestas, amenizadas por músicos y poetas, e introduciendo en la corte, los llamados juegos de “amor cortés” que acabaron extendiéndose por toda Europa.
En términos del feudalismo, la situación por entonces era un tanto ambigua: el rey inglés era vasallo del francés al este del Canal de la Mancha, mientras que al lado oeste era su igual. Con la consolidación de la monarquía francesa en un estado absolutista, la situación se volvió insostenible; los orígenes franceses de los reyes ingleses de la dinastía Plantagenet, les llevaron a reclamar la corona de Francia, dando lugar a la Guerra de los 100 años (exactamente 116 años; desde 1337 a 1453) que supuso finalmente la pérdida por los ingleses de sus posesiones en Francia.
Leonor, murió siendo duquesa titular de Aquitania y Guyena, condesa de Gascuña y Poitiers, descansando sus restos en el monasterio de Fontevrault, junto a su hijo Ricardo Corazón de León y a Enrique II, su marido, que la tuvo presa 16 años por instigar a sus hijos a sublevarse contra él. Su tumba refleja la imagen de la mujer culta que fue, con un libro en las manos.
Tumba de Leonor y Enrique II en Fontevrault.
Los ocho hijos de Enrique II y Leonor de Aquitania.
Leonor de Aquitania que no permitía a sus parejas licencias amorosas –eran normales para los hombres nobles de la época-, aunque ella se las permitiera a sí misma, entre otros con su tío Raimundo de Poitiers, y tras constatar que su marido Enrique había convertido en su amante a la prometida de su hijo Ricardo, Adela de Francia -hija de Luis VII-, promovió e impulsó la rebelión de tres de sus hijos contra el rey, su padre. Enrique reprimió la rebelión y encarceló a Leonor, que permaneció bajo arresto 16 años, hasta la muerte de su marido en 1189. En una de estas revueltas murió el heredero a la corona. Enrique El Joven.
Enrique II fue un buen rey y buen conductor de sus ejércitos, manteniendo frecuentes luchas contra barones aquitanos rebeldes y contra sus hijos enfrentados con él, instigados por su madre. Le sucedió en el trono Ricardo I Corazón de León, continuando la dinastía Plantagenet hasta 1399, cuando un Lancaster –Enrique IV- obligó a Ricardo II Plantagenet a cederle la corona. Durante 56 años reinó la rama menor de los Plantagenet, los Lancaster, hasta que en 1455 se enfrentaron dos ramas de los Plantagenet: los Lancaster y los York en la Guerra de las Dos Rosas, triunfando Eduardo de York que subió al trono de Inglaterra con el nombre de Eduardo IV. Esta dinastía reinó treinta años hasta que en 1485, Ricardo III fue vencido por Enrique Tudor. Después, los Tudor, los Estuardo, la República –Common Wealth o traducido Riqueza Común-, el Protectorado de los Cromwell -Lord Protector-, vuelta a los Estuardo, casa Hanover, casa Sajonia-Coburgo y por fin casa de Windsor, hoy reinante, con un pequeño período circunstancial de un Capeto -Luis VIII de Francia tras Juan I sin Tierra (hermano de Ricardo Corazón de León)-.
Leonor Plantagenet (1160-1214) hija de Enrique II de Inglaterra, casó por decisión política de su madre Leonor de Aquitania con Alfonso VIII de Castilla -el de las Navas de Tolosa y Alarcos-, siendo su reina consorte entre 1170 y 1214. Fue una gran reina, dándole muchos hijos a la corona, aunque sólo un varón que pudiera reinar, Enrique, que murió a los tres años de subir al trono.
Leonor Plantagenet, reina de Castilla.
Se celebró la unión con Alfonso VIII, cuando Leonor Plantagenet tenía 10 años de edad en Tarazona, y los padres de la princesa inglesa, le concedieron como dote el condado de Gascuña –condado que Alfonso VIII nunca pudo agregar a sus posesiones, por que no se entregó de hecho, pero cuyos nobles ayudaron a Alfonso en la lucha contra los almohades-. Alfonso VIII concedió como dote a su esposa una quincena de castillos: Burgos, Castrojeriz, Amaya, Avia, Saldaña, Monzón de Campos, Carrión de los Condes, Dueñas, Tariego de Cerrato, Cabezón, Medina del Campo, Astudillo, Aguilar y Villaescusa, y más de una veintena de lugares con sus rentas: puerto de Santander, Cabedo, Besgo de Santillana, Tudela, Calahorra, Arnedo, Vigera, Metria, castillo y ciudad de Nájera, Logroño, Grañón, Belorado, Pancorbo, Piedralada, Poza de la Sal, monasterio de Rodilla, Atienza, Ciudad de Osma, Peñafiel, Curiel de Duero, Hita, Zurita y Peñanegra, y le donaría además la mitad de los territorios que conquistase a los musulmanes desde que su matrimonio se celebrara.
A partir de este unión, pudo verse como la sabia acción política de la Plantagenet, hizo cambiar en la península ibérica la política sucesoria de las coronas, y se inició la acción conjunta cristiana que comenzó a hacer realidad, la victoria sobre los musulmanes invasores.
Tuvieron 10 hijos y los que no murieron muy jóvenes, o fueron reyes, o religiosa:
Berenguela que casó con Alfonso IX de León, Urraca, con Alfonso II de Portugal, Blanca, con Luis VIII de Francia, Leonor, con Jaime I de Aragón, Enrique I de Castilla, sucesor de Alfonso VIII (sólo reinó tres años por fallecimiento)yConstanza, Señora del monasterio de Santa María Real de las Huelgas.
Fernando, heredero de la corona y fallecido a los 22 años.
Sancho, SanchayMafalda, muertos jóvenes.
La historia de la Edad Media de los reyes cristianos de la península, fue la de una política de reyes muy luchadores y bravos durante su juventud y madurez, y blanditos a la vejez: repartían sus reinos entre sus hijos deshaciendo lo unido con tanta sangre, y a partir de ahí, sus hijos guerreaban entre ellos y uno intentaba aglutinar todo, y a su vejez vuelta a empezar…
Pero con los Plantagenet en Castilla comenzó el cambio:
Fue una iniciativa de Alfonso VIII, asesorado por la reina Leonor -gran diplomática- la de unir las fuerzas cristianas de la península ibérica para atacar al infiel, en lugar de combatir entre ellas, solicitando al Papa Inocencio III bulas que le dieran consideración de cruzada, todo ello apoyado y gestionado por el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada.
Alfonso VIII de Castilla.
El 16 de julio de 1212, con un ejército cristiano formado por las tropas de Alfonso VIII de Castilla, las aragonesas de Pedro II El Católico, las navarras de Sancho VII El Fuerte, las de Alfonso II de Portugal El Gordo y las Órdenes Militares, se venció al ejército almohade de Muhammed an-Nasir, llegando la vanguardia de Sancho VII de Navarra hasta el campamento del miramamolín, cuya tienda rodeada de cadenas fue asaltada, pasando las cadenas que rodeaban la misma, a formar parte del escudo de Navarra.
Orden de batalla en las Navas de Tolosa.
La batalla de las Navas de Tolosa. Francisco de Paula van Halen y Gil. 1864. Óleo sobre lienzo. 200 x 282 cm. Museo del Prado. Madrid.
La batalla de las Navas de Tolosa se saldó con una gran victoria del bando cristiano, pudiéndose considerar el inicio de la decadencia de la presencia musulmana en la península ibérica.
Curiosamente, el rey de León no acudió a Las Navas de Tolosa; Alfonso IX de León no podía ir a una guerra sin el permiso de las cortes democráticas leonesas y una vez convocadas, los diputados accedieron a prestar la ayuda solicitada por Alfonso VIII, a condición de que éste cumpliera antes el Tratado de Tordehumos, por el que Castilla se comprometía a devolver las plazas leonesas ocupadas por la fuerza y según los leoneses de forma ilegal. Ante la negativa de Alfonso de Castilla a cumplir ese compromiso, el Rey de León no pudo acudir a la Cruzada, permitiendo sin embargo que acudieran voluntarios leoneses asturianos y gallegos, dependientes del rey leonés, y mandados por su hermano, el infante Don Sancho Fernández.
Leonor Plantagenet instituyó en la corte castellana una nueva forma de hacer política, una posición de la mujer más participativa en las cuestiones de gobierno, y una nueva relación con la Iglesia, lo que sin duda repercutió en el inmediato devenir de los reinos peninsulares. Construyó Santa María la Real de las Huelgas, dirigido y habitado por mujeres, en recuerdo de su Fontevrault de la niñez -donde fueron enterrados sus padres y su hermano Ricardo- consiguiendo la exención de los diezmos a la Iglesia y la independencia del obispado.
Santa María Real de las Huelgas. Burgos.
Alfonso VIII y Leonor murieron en 1214 -enterrados en las Huelgas-, siendo sucedidos por su hijo Enrique I que sólo reinó 3 años por morir en accidente a los 13 años.
El abuelo de Alfonso VIII, Alfonso VII El Emperador, dividió como todos al final de sus días hasta entonces –blandito– sus reinos entre sus dos hijos: a Sancho le dio Castilla –a Sancho III, padre de Alfonso VIII- y a Fernando, León, reinando con el nombre de Fernando II, que sería el padre de Alfonso IX de León.
Sancho III de Castilla, El Deseado, reinó solamente un año hasta su fallecimiento (siempre rodeado de sospecha de asesinato) en 1159, habiendo contraído matrimonio con la hermana del rey de Navarra Sancho VI, Blanca Garcés de Navarra, con la que tendría un hijo, Alfonso, el futuro Alfonso VIII de Castilla.
Sancho III fue el creador de la Orden de Calatrava, cuando los caballeros templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido encomendada por Alfonso VII en 1147. Sancho III fue enterrado finalmente en la Catedral de Toledo.
Alfonso IX de León casó en primeras nupcias con Teresa de Portugal, matrimonio que fue anulado por consanguinidad, y del que nacieron las infantas Sancha y Dulce.
Alfonso IX de León, padre de Fernando III –El Santo- de Castilla, más tarde también rey de León.
Leonor Plantagenet sugirió a su marido Alfonso VIII, la importancia de la boda de su hija mayor Berenguela de Castilla con Alfonso IX de León, ahora disponible tras la anulación de la unión con Teresa de Portugal, consiguiendo su objetivo. Tuvieron cinco hijos -el varón mayor fue Fernando-, y nueve años después, la Iglesia anularía este matrimonio también por el mismo motivo que el de Teresa, y el de casi todos a esos niveles, la consanguinidad, que parecía no existiese en el momento de la boda.
Durante estos años, Berenguela consiguió de su marido Alfonso IX, que retirara los derechos de Teresa de Portugal y sus dos hijas a la corona de León en favor de su hijo Fernando. Tras la anulación de su matrimonio, Berenguela, volvió a Castilla, siendo su hijo Fernando retenido en León por su padre, escapándose de la corte leonesa, al tener noticias de la muerte de Enrique I de Castilla por accidente, hijo de Alfonso VIII y Leonor Plantagenet.
Esta huida, hizo que Alfonso IX y su hijo Fernando se distanciaran, haciendo que la animadversión del rey leonés hacia los castellanos hiciera cambiar el testamento de nuevo, a favor de las hijas Sancha y Dulce.
La corona de Castilla fue reclamada de forma inmediata por Berenguela, la hija mayor de los reyes de Castilla, y hermana mayor del fallecido Enrique I, y al mes siguiente de ser reconocida reina, abdicó a favor de su hijo Fernando -hijo de Alfonso IX de León- que reinaría con el ordinal III,El Santo, durante 35 años en Castilla, y desde 1230 hasta su fallecimiento en 1252, en León; Los reinos de CASTILLA Y LEÓN estaban unidos.
Se puede ver la acción política brillante de Berenguela, siguiendo la línea de su madre, parecida a la actitud de otra de sus hermanas Blanca, reina consorte de Francia y mujer de Luís VIII, en relación con la política unificadora de san Luís IX de Francia, lo que hace deducir la influencia de la educación política de sus hijos trasmitida por Leonor Plantagenet.
Fernando III el Santo, rey de Castilla y León.
Los partidarios de Fernando, no respetaron el último testamento de su padre en favor de Sancha y Dulce, reivindicando el trono de León, e instando a reunirse a las dos reinas viudas consortes en 1230, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, consiguiendo que se firmara la Concordia de Benavente o Tratado de las Tercerías, en la que se declaró nulo el testamento de Alfonso IX y se le otorgó la corona de León a Fernando a cambio de una compensación de 30.000 maravedíes anuales a Dulce y Sancha y el usufructo de algunas posesiones mientras vivieran. El documento fue rubricado por el Papa Inocencio III.
Bartolomé Esteban Murillo. San Fernando III. 1672. Óleo sobre lienzo. 56 x 38 cm. Museo del Prado. Madrid.
Fernando III podría haberse apodado perfectamente El Reconquistador, ya que desde el primer momento de su reinado salió de Toledo, conquistando todo lo que encontraba a su paso: Ciudad Real, Jaén, la ciudad de Córdoba en 1236, Sevilla en 1248 y cuentan las crónicas que Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Vejer, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Alpechín, Rota, Trebujena y Cádiz, llegando a las puertas de la vega granadina, en donde supieron negociar los musulmanes, con devolución de presos y dinero, regresando Fernando III a Toledo. La muerte le cogió haciendo los preparativos para una expedición militar al norte de África.
Al finalizar su reinado, los musulmanes sólo poseían en Andalucía, Tejada, la Taifa de Niebla, y el Reino de Granada, éste como feudo castellano.
Fernando III fue canonizado por el papa Clemente X, en 1671, siendo rey de España, el último Austria Carlos II El Hechizado.
Toma de Sevilla, que muestra a Axataf entregando las llaves de la ciudad a Fernando III frente a una de las puertas de la ciudad, en una obra de alrededor de 1750. El autor hizo figurar la Catedral tal y como los cristianos la construyeron. El cuadro muestra también a la Virgen de los Reyes en los cielos en el momento de la entrega.
Fernando III El Santo está enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, junto a su hijo Alfonso X El Sabio y a Pedro I de Castilla –llamado por sus detractores El Cruel y por sus partidarios El Justo-, presidiendo la mencionada capilla, la Virgen de los Reyes, principal patrona de la ciudad de Sevilla, desde que en 1946 fue proclamada como tal por el Papa Pio XII.
Fernando III el Santo contrajo matrimonio en primeras nupcias con Beatriz de Suabia –hija de Felipe de Suabia, Rey de Romanos, es decir sucesor a la corona del Sacro Impero Romano-, también enterrada en la Capilla Real de la catedral sevillana. El matrimonio se celebró en 1219, y de esta unión nacieron diez hijos, entre otros Alfonso X El Sabio, y desde luego, entre éste y sus hermanos, y después entre sus hijos, volvieron las luchas sucesorias.
Tras enviudar de Beatriz de Suabia, Fernando III contrajo matrimonio con Juana de Danmartín, condesa de Ponthieu –hija de Simón de Danmartín, conde de Aumale y de María, condesa de Ponthieu- en 1237, teniendo 5 hijos de este enlace
Fernando, conde de Aumale y barón de Montgomery.
LEONOR, que sería reina consorte de Inglaterra por matrimonio con Eduardo I Plantagenet.
Luís, señor de Marchena y Zuheros.
Juan y Simón, que murieron recién nacidos.
A la muerte de Fernando III, la reina viuda Juana de Danmartín y sus hijos quedaron en una situación bastante incómoda en la corte castellana-leonesa. Juana regresó a Francia acompañada de su hijo mayor Fernando, siendo retenida Leonor por su hermanastro el rey Alfonso X, para negociar su boda con el Príncipe Eduardo de Inglaterra, hijo de Enrique III, y terminar de este modo con una época de inestabilidad política entre los dos reinos, inestabilidad producida por la reiterada reclamación de Gascuña por Alfonso X, que en su día fue otorgada a Castilla por una dotis datio a Alfonso VIII, por su boda con Leonor Plantagenet, y no como una promissio dotis, debiendo haberse realizado una constitución efectiva de la dote, y como el matrimonio no quebró, no pudo aplicarse en absoluto la condictio para volver a recuperar la propiedad ejercida sobre el conjunto de bienes dotales; así, Gascuña pertenecía por derecho al reino de Castilla.
La fuerza y constancia de la reivindicación fue debida a que, aunque desde el Antiguo Régimen la dote era un hecho, Alfonso X la había incluido en las Partidas como un derecho, estando desde entonces la institución dotal regulada y recogida en la Cuarta Partida , que decía así: “El algo que da la mujer al marido por razón de casamiento es llamado dote”. Y aunque parezca alguna de las mentiras a la que hoy nos hemos acostumbrado, no fue suprimida del Código Civil español hasta 1981.
Leonor de Castilla junto a su esposo Eduardo I, en la catedral de Lincoln. Reino Unido.
Leonor de Castilla y de Danmartín nació en 1241 y contrajo matrimonio en 1254 con Eduardo de Inglaterra en Santa María Real de las Huelgas (Burgos), enlace que sellaría la paz entre Enrique III de Inglaterra -padre de Eduardo- y Alfonso X El Sabio, hermanastro mayor de Leonor y rey de Castilla y León, paz que había sido rota, como se ha mencionado, por la reclamación insistente de los castellanos en la entrega del condado de Gascuña que había sido dado como dote -hacía 70 años- por Enrique II y Leonor de Aquitania a su hija Leonor Plantagenet en su boda con Alfonso VIII en 1170 y que nunca se hizo efectiva.
Tras armar a Eduardo caballero por su mano, Alfonso X dio a su hermanastra como dote el condado de Gascuña, que como no había sido entregado desde la boda de su bisabuela Leonor Plantagenet, volvió al lugar de donde nunca salió; Alfonso X anduvo fino con la dote…la Gascuña de ida y vuelta…
Tras su boda, vivió el joven matrimonio un año en Francia, cruzando el estrecho en 1255, llegando a Dover el 9 de octubre, acompañados de algunos castellanos, siendo acomodada la pareja en el castillo de Windsor, en donde vivieron nueve años.
Durante esos años la princesa no estuvo sola, siendo acompañada por parientes de su madre que constituyeron la base de su Corte, a los que se sumó su hermanastro Enrique el Senador que tuvo que irse de Castilla por las diferencias con su hermano Alfonso X, regresando ya durante el reinado de su sobrino Sancho IV de Castilla, quien le concedió el señorío de Vizcaya, cuya posesión ostentó el infante hasta el año 1295.
En 1270 Leonor de Castilla Danmartín, acompañó a su marido Eduardo a la Novena Cruzada, encontrándose ambos aún en Tierra Santa cuando recibieron la noticia de la muerte de Enrique III -padre de Eduardo- en noviembre de 1272, siendo proclamados reyes de Inglaterra. Leonor no abandonó nunca a su amado esposo, acompañándole también en las campañas de la conquista de Gales. Eduardo reinó como Eduardo I de Inglaterra apodado El Zanquilargo.
Tuvieron 15 hijos, de los que destacamos por la conexión con las coronas cristianas de la península ibérica a Leonor Plantagenet y Castilla, por su matrimonio con Alfonso III de Aragón, aunque el enlace no se consumó por muerte repentina de éste último, casándose posteriormente Leonor, con Enrique III de Bar.
El de Leonor de Castilla y Eduardo I Plantagenet fue un matrimonio muy feliz, dando la española continuidad a la casa Plantagenet, siendo muy amada por los ingleses. Leonor murió en 1290 en Herdeby, Lincolnshire, a los 49 años de edad y fue sepultada en la Abadía de Westminster.
En el camino de Herdeby a Westminster, el monarca ordenó, que en cada parada del real cortejo hasta la morada final de Leonor, se erigiera una cruz conmemorativa, construyéndose doce cruces, de las aun que se conservan tres: son las conocidas como Cruces de Leonor.
Cruz de Leonor de Castilla. Km 0 de Londres. Charing Cross. Londres.
Cerca de una de ellas en las inmediaciones de Londres, hay un cruce de dos grandes vías, denominado Elephant and Castle, siendo una de las teorías sobre el asunto, que el nombre «Elephant and Castle» es una corrupción de la pronunciación inglesa de «Infanta de Castilla», que quizá pudiera ser así, refiriéndose a cualquiera de las infantas españolas vinculadas a la corona inglesa, como Leonor de Castilla –mujer de Eduardo I-, Catalina de Aragón – primera mujer de Enrique VIII-, o María Ana de Austria, hija menor de Felipe III de España –pretendida por Carlos I rey de Inglaterra y Escocia-, que terminó siendo emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y reina consorte de Hungría por su matrimonio con Fernando III, rey de Hungría y entonces Rey de Romanos (futuro Emperador).
Música: QUANTAS SABEDES AMAR AMIGO (Cantiga de Amigo V) Martín Codax (S XIII-XIV).
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