LOS PAPAS DE AVIÑÓN: LOS REYES MALDITOS. Parte 1.

Antes de entrar en el tema del papado, conviene que nos situemos en los titulares de la corona francesa, antes y durante la fase de los papas de Aviñón, e intentar ver cómo influyeron en el traslado de la Sede Pontificia a Francia, y la posterior duplicidad e incluso triplicidad de Santos Padres de la Iglesia católica.

Luis IX de Francia, El Santo, fue rey de Francia, siendo el noveno de la dinastía capeta. Hijo de Luís VIII el León y de la infanta castellana Blanca de Castilla, quinta hija de Alfonso VIII de Castilla –el de las Navas de Tolosa- y Leonor Plantagenet, y primo hermano por tanto de Fernando III el Santo, ya que éste era hijo de Berenguela de Castilla, hermana de Blanca, casada con Alfonso IX de León.

Doménikos Theotokópoulos El Greco. San Luis rey de Francia. 1585-1590. Óleo sobre tela. 117 x 95 cm. Museo del Louvre. París.

Felipe III de Francia (1245-1285) el Atrevido, fue su sucesor, siendo segundo hijo de Luís IX y Margarita de Provenza. Felipe III casó con Isabel de Aragón  –hija de Jaime I el Conquistador-, teniendo cuatro hijos, el segundo de los cuales fue su sucesor en la corona francesa como Felipe IV el Hermoso (1268-1314), rey de Francia y Navarra, ya que el primogénito fue envenenado siendo niño.

Felipe IV el Hermoso, en 1284 casó en Notre Dame de París, con la reina Juana I de Navarra, lo que le confirió el título de Felipe I rey de Navarra y también conde de Champaña. Tuvieron cinco hijos de los cuales tres varones fueron reyes de Francia y una, reina consorte de Inglaterra. El pequeño, Roberto, murió a los 11 años.

Felipe IV el Hermoso.

Con Felipe IV, que subió al trono en octubre de 1285, comenzó una sucesión de reyes de Francia que terminarían con la dinastía CAPETA y que la historia les ha denominado los reyes malditos, maldición que comenzó con su orden de quemar al Gran Maestre de los Templarios Jacques de Molay, quien maldijo al rey y a su descendencia, al Papa y al primer ministro -los gestores de su condena- mientras ardía en la hoguera en 1314. En un año todos los responsables directos estaban muertos y sus descendientes, a no mucho tardar.

Jacques de Molay.

Felipe el Hermoso murió en un accidente de caza, a consecuencia de un derrame cerebral al caerse del caballo en noviembre de 1314 en Fontainebleau. Sus restos fueron enterrados en Saint-Denis y su corazón -a petición propia- en el monasterio de Poissy en compañía de la Gran Cruz de los Templarios –¡Hay que tener cara dura!-.

Muerte de Felipe IV el Hermoso.

Luis X el Obstinado.

Su hijo mayor Luis X el Obstinado, rey de Francia y Navarra, reinó entre 1314 y 1316. Casó en primeras nupcias con Margarita de Borgoña, matrimonio del que nació Juana. Su mujer fue encerrada en el Château Gaillard tras ser juzgada y condenada a cadena perpetua por el Parlamento, por el adulterio que al parecer cometió junto a sus dos cuñadas -Juana y Blanca- en la torre de Nesle, siendo acusadas por su hermana política Isabel la Loba. El matrimonio con Margarita no pudo ser anulado por vacío de poder en el trono papal, muriendo en extrañas circunstancias durante su encierro, quizá sofocada o estrangulada por orden de su marido, y tras su fallecimiento en 1315, y ya Luís libre para contraer nuevas nupcias, lo hizo con su prima Clemencia de Hungría, matrimonio del que nació un hijo póstumo Juan, que falleció con cuatro días, días en los que fue llamado Juan I el Póstumo, rey de Francia.

Torre de Nesle. Lugar del adulterio.

Margarita de Borgoña siendo rasurada.

Los adúlteros, hermanos Felipe de Aunay y Gauthier de Aunay, caballeros del palacio real, recibieron un castigo más que ejemplar: los dos amantes fueron juzgados y condenados por crimen de lesa majestad, siendo ejecutados en la plaza pública, despellejados vivos, sus genitales fueron cortados y tirados a los perros, después decapitados y sus cuerpos arrastrados y colgados por las axilas en una horca.

Suplicio de los hermanos Aunay.

Juana, la hija del primer matrimonio de Luís y Margarita, desheredada del trono de Francia por el adulterio de su madre, heredó el trono de Navarra, en donde reinó como Juana II entre 1328 y 1349. No subió al trono de Navarra, hasta el fallecimiento de Carlos IV de Francia en 1328 –último capeto-, que falleció sin descendencia masculina, pasando la corona a un Valois en Francia, por aplicación de la ley sálica vigente en ese país, pero no existente en Navarra, cuyos nobles reclamaron la corona para Juana II, que reinaría hasta 1349.

Luís X, gran aficionado al tenis indoor –detestaba jugar al aire libre, mandando construir una pista dentro de palacioo jeau de paume, murió al beber vino frío tras un partido, por neumonía o pleuresía, o quizá envenenado.

Su mujer Clemencia de Hungría, estaba embarazada a su muerte, y hubo que esperar al nacimiento, para saber si sería varón o hembra el neonato. Fue un varón y sucedió a su padre, reinando durante cuatro días como Juan I el Póstumo (1316), rey de Francia y de Navarra, al parecer, muerto por envenenamiento. Durante el embarazo y hasta el nacimiento de Juan I, fue Felipe, el hermano menor siguiente de Luís X, el regente de Francia, preocupándose con gran dedicación durante ese tiempo, a activar definitivamente la ley sálica, para que Juana la primera hija de Luis X no pudiera ser reina de Francia nunca.

Felipe V el Largo.

El segundo hijo de Felipe IV el Hermoso, Felipe V el Largo, tras ser regente, y a la muerte de su sobrino Juan, reinó en Francia y Navarra entre 1616 y 1622.  Estaba casado con Juana de Borgoña -otra de las posteriormente adúlteras- a la cual se le aplicó pena menos dura que a María de Borgoña, ya que ésta, estaba destinada a ser la madre del futuro rey de Francia y en principio Juana, no. Tuvo con su marido Felipe cuatro hijas y un hijo que sólo vivió un año. Como estaba vigente la ley sálica, a su muerte por disentería y altas fiebres, le sucedió en el trono su siguiente hermano Carlos, al no tener hijo vivo varón –en la penitencia se puede llevar la pena-. Continuaba la maldición.

Juana, mujer de Felipe fue encerrada en Dourdan por complicidad, al guardar secreto de las infidelidades de sus cuñadas -y quizá también las suyas-. Apoyada por su madre Mahaut de Artois, se reconcilió con su marido, cuando este era ya rey, y se convirtió en reina de Francia en 1317.

Carlos IV el Hermoso.

Carlos IV el Hermoso reinó en Francia y Navarra entre 1322 y 1328. En 1307 se había casado con Blanca de Borgoña -la tercera de las cuñadas adúlteras-, que fue encerrada, esperando a que fuera nombrado nuevo papa Juan XXII, para anular el matrimonio, casándose Carlos, una vez libre, en 1322, con María de Luxemburgo, quien le dio una hija, María, que no sobrevivió más allá de 2 meses. Su mujer quedó nuevamente embarazada y en marzo de 1324, en el transcurso de un viaje a Issoudun en Berry, el carruaje de María de Luxemburgo volcó, provocando la muerte de la reina y del niño varón que llevaba dentro.

Blanca de Borgoña también fue rapada, pero se benefició de una sentencia más favorable, en comparación con el de su prima Margarita, por el mismo motivo que Juana, aunque con adulterio confesado. La encerraron en mazmorras subterráneas durante siete años y luego obtuvo la autorización para tomar el hábito religioso. Se convirtió en reina de Francia estando aún en prisión, en febrero de 1322, hasta que su matrimonio fue anulado en mayo de ese año por el papa Juan XXII.

El rey Carlos se casó por tercera vez con su prima Juana de Evreux con la que tuvo otra niña María y en febrero de 1328 cuando murió Carlos, estaba Juana nuevamente embarazada. Hubo que esperar al nacimiento de la criatura para comprobar que el último capeto había muerto: fue otra niña, Blanca. La dinastía capeta continuaría con una rama menor, la Casa  de Valois. La maldición de Jacques de Molay en la hoguera se cumplió.

El último hijo varón de Felipe IV y Juana I de Navarra fue Roberto (1297-1308). Murió en flore adolescentiæ suæ.

En este relato, es interesante hacer un pequeño recordatorio de la única hija de Felipe IV, Isabel la Loba de Francia, hermana de estos tres últimos reyes de Francia, delatora y acusadora de sus cuñadas, reina consorte de Inglaterra por su matrimonio con Eduardo II y madre de Eduardo III, el iniciador de la Guerra de los Cien Años.

Isabel la Loba llegando a Inglaterra para su matrimonio.

Mujer de gran hermosura, a pesar de lo cual, no logró atraer lo suficiente a su marido, que prefería la compañía de sus favoritos. A  pesar de ello, tuvieron cuatro hijos. Con los años, el rey se iba inclinando  cada vez más hacia sus amantes Le Despenser -padre e hijo- y Piers Gaveston, relegando a la reina a una triste situación en las relaciones con su marido.

Deseando perder de vista a su marido, Isabel encontró la oportunidad cuando el tercero de sus hermanos y rey de Francia Carlos IV, cedió al marido de Isabel, Eduardo II, sus posesiones francesas -los ducados de Aquitania y Guyena– en 1325, por los que hasta entonces pagaba vasallaje. La reina se ofreció para ir a Francia a garantizar la paz entre ambas naciones. Allí se volvió a encontrar con sir Roger Mortimer, barón de Wigmore y conde de March, convirtiéndose en su amante. Enterado de esto, el rey inglés exigió el retorno de su esposa, pero el rey Carlos IV se negó a expulsar a su hermana de Francia.

Música: Saltarello I. Siglo XIX.Artefactum José Manuel Vaquero.

To be continued in part 2.