LOS PAPAS DE AVIÑÓN; FIN DE LOS CAPETOS Y ENTRADA DE LA CASA DE VALOIS. Parte 2.
Isabel la Loba de Francia -reina de Inglaterra por matrimonio con Eduardo II- y su amante Roger Mortimer abandonaron la corte francesa en el verano de 1326, marchando hacia la corte de Guillermo I el Bueno de Henao, Holanda y Zelanda, que les proporcionó ayuda, a cambio del compromiso matrimonial de su hija Felipa con el futuro rey Eduardo III de Inglaterra, hijo de Isabel.
El 21 de septiembre de 1326, Isabel y Mortimer, al mando de un ejército mercenario, arribaron a las costas de Suffolk. Eduardo II puso precio a sus cabezas, pero había sido abandonado por sus aliados, sus favoritos asesinados, siendo el propio rey capturado y obligado a abdicar en favor de su hijo en enero de 1327. En septiembre de ese mismo año, el depuesto monarca fue asesinado en el castillo de Berkeley, por órdenes de la reina y Roger Mortimer.
El joven Eduardo III fue coronado en enero de 1327. A partir de ese momento, Isabel gobernó como regente de Inglaterra junto a Mortimer.
Eduardo III.
Eduardo III no perdonó a Roger Mortimer el que fuera amante de su madre, ordenando su apresamiento en 1330. Pese a los ruegos de Isabel, Mortimer fue enjuiciado por traición y ahorcado.
Isabel fue confinada en el castillo de Rising (Norfolk), donde murió, tras tomar el hábito de clarisa, en 1358 a los 67 años de edad.
A Eduardo III no le parecía lógico pagar a Felipe V el Largo de Francia un vasallaje por tierras que habían pertenecido a sus antepasados desde hacía siglos, teniendo además -según él- derecho a ser soberano de Francia, por ser nieto de Felipe IV el Hermoso -hijo de Isabel la Loba de Francia, hermana de los tres sucesivos reyes muertos- y haberse agotado la línea directa de varón. Se veía como un rey al que le habían robado sus derechos en Francia y al que se le exigía además, pagar tributo al usurpador, por el uso de sus propios territorios. Esa fue la mecha que puso en marcha la guerra de los 100 años.
Muerto Carlos IV el Hermoso -último rey maldito– sin descendencia de varón, y vigente la ley sálica, se planteaban los derechos sucesorios de dos nobles:
El Regente Felipe de Valois, hijo de Carlos de Valois -hermano de Felipe IV el Hermoso– y por tanto nieto de Felipe III y primo hermano de los últimos tres reyes Luis X, Felipe V y Carlos IV, y por otra parte la del rey Eduardo III de Inglaterra hijo de Isabel la Loba de Francia, y por tanto sobrino de los últimos reyes franceses y nieto de Felipe IV el Hermoso.
Lo Estados Generales se reunieron y decidieron que la Ley Sálica privaba a las mujeres también de transmitir los derechos sucesorios, de igual manera que les privaba de poder gobernar Francia. Así, con el apoyo de Roberto III de Artois, Felipe de Valois fue coronado rey de Francia con el nombre de Felipe VI de Francia el Encontrado aunque ya no de Navarra.
Felipe VI el Encontrado.
Felipe VI de Valois, el Encontrado, reinó entre abril de 1328 y agosto de 1350, casándose en primeras nupcias con Juana de Borgoña –hija de Roberto II de Borgoña y de Inés de Francia- teniendo ocho hijos, de los cuales le sucedió el primogénito Juan, que subiría al trono como Juan II el Bueno.
Enviudó de Juana de Borgoña en septiembre de 1348 y se casó en enero de 1349 con Blanca de Navarra hija de Felipe III y Juana II, reyes de Navarra. De esta unión nació póstumamente Juana Blanca.
El balance del reinado de Felipe VI se caracterizó por una serie de fracasos en política interior y por la guerra con Inglaterra -100 años-, que junto a la aparición de la peste negra en 1348 -mató a 1/3 de la población euroasiática: 25 millones de personas-, hicieron que su reino entrara en una espiral de revueltas que llevarían a Francia a la guerra civil en 1358.
Felipe VI devaluó la moneda, endeudó su país y estableció onerosos impuestos, en particular la gabela sobre la sal, para hacer frente a los elevados costes de la guerra.
Felipe VI supo aprovechar la relación con la nobleza en torno al Ródano, concediéndoles rentas y poniendo en práctica una hábil política matrimonial. Así, el conde Humberto II de Vienne, lleno de deudas y sin herederos, vendió el DELFINADO -antigua provincia del sureste de Francia con capital en Grenoble- a Felipe VI para poder participar con fuerzas propias en una Cruzada en Tierra Santa, con la única condición de que fueran los príncipes primogénitos del rey de Francia quienes llevaran la corona de Delfín. Este es el origen del título de Delfín de Francia de los herederos a la corona francesa. Juan fue el primer Delfín de Francia, título que se conservaría hasta el fin de la monarquía francesa en el siglo XIX. El último delfín fue Luis Antonio d´Artois, de la casa de Borbón, hijo de Carlos X, duque de Angulema –vino a España al mando de los 100.000 hijos de San Luís para que Fernando VII recuperara el trono español en 1823-, que perdió el título en 1830, al abdicar su padre y hacer él lo propio, quedando los derechos de la corona en manos de su sobrino Enrique de Burdeos.
Juan II el Bueno.
Juan II de Francia, el Bueno, sucedió a su padre a los 30 años -1350-. Al iniciarse la Guerra de los Cien Años -24 de mayo de 1337-, con 17 años de edad, fue nombrado por su padre primero oficial y después general en jefe del ejército francés. Era hombre ambicioso, de juicio mediocre, y tozudo pero de buen trato, generoso con los suyos, y valeroso en la batalla, por lo que recibió el apodo de le Bon.
Su reinado estuvo marcado por graves problemas financieros, las intrigas del rey de Navarra Carlos II el Malo -que pretendía el trono francés por ser su madre Juana II de Navarra hija de Luis X el Obstinado, rey de Francia-, la crisis de los Estados generales y la Guerra con Inglaterra.
Juan II casó en primeras nupcias a la edad de 13 años con Bona de Luxemburgo, y tuvieron 11 hijos. La mayor fue una mujer, Blanca, y el segundo un varón, Carlos, que sería el sucesor de su padre con el nombre de Carlos V el Sabio.
Los ingleses, conducidos brillantemente por Eduardo III y sobre todo por su hijo primogénito Eduardo de Woodstock -el Príncipe Negro- apresaron en la batalla de Poitiers -1356- al rey Juan y a su hijo Felipe, liberados 4 años más tarde tras la firma del Tratado de Brétigny, con el compromiso de pagar 3 millones de escudos, dejando como garantía hasta finalizar el pago a dos hijos del rey Juan II, Juan y Luís. En 1363 Luís escapó, y Juan II, el rey, cumpliendo el código de honor, acudió a Londres para sustituir al hijo huido y allí murió al año siguiente, en abril de 1364.
Carlos V el Sabio de Francia reinó desde abril de 1364 a septiembre de 1380. Era hombre inteligente, pero físicamente débil, con piel pálida y un cuerpo fino y desproporcionado, lo contrario que su padre Juan II, que era alto y fuerte. Fue educado en la corte con nobles de su edad, con los que mantuvo una relación cercana durante su vida: sus tres hermanos Juan, Felipe y Luis, su tío Felipe de Orléans y otros de importantes casas como la de Bar, Borbón, Évreux Brabante, Artois y Alençon.
Carlos V el Sabio.
Fue un hombre religioso, tolerante y amante del arte, siendo creador de la primera Biblioteca Real de Francia, que fue instalada en el Louvre.
Carlos, fue Regente de Francia el tiempo que duró la captura de su padre por los ingleses en Poitiers en el año 1356. Para pagar el rescate de su padre y de su hermano, Carlos tuvo que subir los impuestos y manejar a la hostil nobleza liderada por Carlos II el Malo de Navarra, la oposición de la burguesía, y las revueltas campesinas.. Carlos superó todas estas adversidades, pero para liberar a su padre, tuvo que firmar el Tratado de Bretigny en 1360, por el que entregó amplios territorios del suroeste de Francia a Eduardo III, comprometiéndose además a pagar un desmesurado rescate.
Carlos se convirtió en rey en 1364. Bien aconsejado, pudo reponer el tesoro real y restaurar el prestigio de la casa de Valois. Creó un ejército permanente pagado con ingresos regulares, que liberó al pueblo francés de las compañías de routiers -soldados mercenarios de la Edad Media organizados en bandas o rutas– que se dedicaban a saquear el país cuando no estaban guerreando. Este Ejército consiguió que el resultado de la Guerra de los Cien Años, momentáneamente fuera favorable al bando francés, reconquistando durante el reinado de Carlos, casi todos los territorios cedidos a los ingleses en Bretigny. Carlos V murió en 1380 y le sucedió su hijo Carlos VI el Loco cuyo lamentable reinado (1380-1422) permitió a los ingleses recuperar el control de amplias zonas de Francia.
Carlos VI el Loco.
Conocidos de forma somera los reyes de Francia durante el período 1305-1420, se entrará ahora en el relato de la época de los 7 papas de Aviñón, que comenzó durante el reinado de Felipe IV el Hermoso que consiguió que en el cónclave de 1305, fuera nombrado un papa francés, Clemente V, que trasladó la sede pontificia de Roma a Aviñón en 1309, situación que se mantuvo durante los siguientes 7 papas, hasta 1377.
Bajo el reinado de Carlos V el Sabio, y a pesar de las intensas negociaciones, Aviñón dejó de ser la sede pontificia, y el Papa Gregorio XI reinstauró Roma como Sede Pontificia el 17 de enero de 1377.
A continuación, se produjo el Cisma de Occidente que duró 39 años -entre 1378 y 1417-, cuando dos papas, y a partir de 1410, tres, se disputaron la autoridad pontificia: uno en Roma, y los otros en Aviñón y Peñíscola respectivamente.
Música: Guillaume de Machaut “Je vivroie liement/Liement me deport”.
To be continued in part 3.
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