PASIONES MITOLÓGICAS. Parte 4.
A continuación, veremos las obras contenidas en el segundo espacio de la exposición denominado:
2 TIZIANO Y RUBENS
OBRAS
Pedro Pablo Rubens. El jardín del amor. 1630-1635. Óleo sobre lienzo. 199 x 286 cm. Museo del Prado. Madrid.
El estilo y composición de esta pintura puede recordar La Bacanal de los andrios y La Ofrenda a Venus de Tiziano, pintadas 100 años antes aproximadamente, que Rubens conocía a través de copias.
Recrea un ambiente alegre y sensual en el que conviven personajes míticos como la estatua de Venus que preside la escena, y reales de su propia existencia como la mujer vestida de azul que se parece mucho a la mujer de Rubens. El niño que sobrevuela el centro de la escena es Himeneo, dios del matrimonio, con los atributos asignados por la mitología: una antorcha y una guirnalda de flores.
Tiziano. La bacanal de los andrios. 1523-1526. Óleo sobre lienzo. 175 x 193 cm. Museo del Prado. Madrid.
Se enmarca en la isla de Andros y Tiziano se inspiró en la obra literaria de Lucio Flavio Filóstrato y en la de Cayo Valerio Catulo. Se decía, que la isla de Andros, especialmente favorecida por el dios Dionisios -Baco en Roma-, tenía la característica de que algunos de sus ríos no llevaban agua sino vino, provocando la embriaguez de sus felices habitantes, que disfrutaban de los placeres de la música, la danza, el sueño y el amor. (Ellos no sabían que las alegrías del vino son falsas…)
Esta obra fue un encargo de Alfonso I d´Este, duque de Ferrara, en 1518 para su cámara, el Camerino d´Alabastro, de su palacio de Ferrara. Se incluye en una trilogía de la que forman parte también La Ofrenda de Venus y Baco y Ariadna. La Bacanal de los andrios y La ofrenda de Venus pasaron a la corona española en 1637 como parte del pago del presidio español de Piombino en la Toscana. Afortunadamente, las obras pudieron ser rescatadas del incendio que hubo en el Alcázar madrileño el día de Navidad de 1734.
Piombino.
Al igual que su pareja La Ofrenda de Venus, La bacanal de los andrios recrea una antigua pintura descrita por Filóstrato el Viejo. Vemos aquí la isla de Andros y unos personajes que se han emborrachado con el vino de un río que recorre la isla. Figuras vestidas con ropas de la época, se mezclan con personajes mitológicos. Son los sátiros, bacantes y silenos -adoradores de de Baco, las primeras mujeres y los silenos, hombres- mencionados por Filóstrato, todos ellos miembros del séquito de Dionisio, el dios que presidía las orgías. El propio Dionisio no aparece en la pintura pero, el vino y la belleza incitan a la pasión y a la lujuria. Hay miradas seductoras y varias figuras aparecen desnudas. Tiziano firmó la obra en el pecho de una de las mujeres.
Pedro Pablo Rubens. Danza de personajes mitológicos y aldeanos. 1630-35. Óleo sobre tabla. 73 x 106 cm. Museo del Prado. Madrid.
La obra se centra en un grupo de bailarines, señalando a la derecha y lejana, una gran villa. La fiesta recuerda las escenas populares de Pieter Brueguel el Viejo del siglo XVI, en la que Rubens ahora, añade personajes mitológicos. El grupo permanece en movimiento y entrelazado, al son de las notas de un sátiro encaramado a un árbol, siendo enriquecida la música con cascabeles que los bailarines llevan en sus piernas. A la derecha quizá Baco, coronado de hiedra y vestido con piel de leopardo, mira a una campesina vestida de rojo mientras que con la mano derecha enlaza a una mujer de azul.
El otro personaje mitológico, con barba y torso desnudo, coronado también con hiedra, puede ser un sátiro o quizá pudiera ser también Baco por ocupar un primer plano, aunque en la iconografía clásica del dios, se le viste frecuentemente con piel del felino, por lo que la opción primera pudiera ser más acertada.
La admiración de Rubens por la cultura antigua, que él entendía viva y ejemplar, le llevó a pintar esta escena en la que se mezclan los mitos con aldeanos de su época. La escena evoca los escenarios arcádicos de la lírica y el drama, donde el campo es considerado un lugar ideal de plenitud, romance y fantasías sexuales. La antigua danza en círculo, inspirada en la Antigüedad clásica, también está presente en otras obras del artista.
Tiziano. Ofrenda a Venus. 1518. Óleo sobre lienzo. 172 x 175 cm. Museo del Prado. Madrid.
Este cuadro atestado de amorcillos -cupidos-, es una de las obras que decoraban el Camerino d’alabastro de Alfonso d’Este, duque de Ferrara. Alfonso d’Este quería que su camerino fuese de lo más clásico, encargando a varios artistas que hiciesen versiones de pinturas de la Antigüedad que solo se conocían por descripciones de la época en textos –écfrasis, que son textos que describen obras de arte percibidas visualmente-. Acudió a los escritos de Filóstrato el Viejo, griego que había descrito con todo detalle unas pinturas helenísticas que había visto en una villa en las afueras de Nápoles. Tiziano fue absolutamente fiel al texto griego, pintando esta compleja escena tal y como era explicada.
En un hermoso jardín, con un montón de amorcillos, hijos de las ninfas, que son las mujeres que aparecen a la derecha recogiendo frutos de los árboles para hacer la ofrenda a Afrodita -Venus-. Todos los detalles están en el texto de Filóstrato: en primer término, se puede ver a dos erotes -diosecillos alados del séquito de Afrodita- jugando a la pelota con una manzana, y justo detrás a otra pareja entretenida en lanzarse flechas; otros juegan o luchan y algunos tratan de cazar una liebre, animal relacionado con Venus por su conocida fertilidad.
A la derecha, la diosa Venus representada por una estatua de piedra blanca sobre una fuente. Debajo de ella se sitúan las dos mujeres que hacen las ofrendas, pero los auténticos protagonistas de este cuadro son los amorcillos, en todas las posturas posibles, dando sensación de movimiento y realismo.
Pedro Pablo Rubens. Ninfas y sátiros. 1615. Óleo sobre lienzo. 136 x 165 cm. Museo del Prado. Madrid.
El escenario de esta pintura ilustra a la perfección el concepto clásico del lugar placentero en que se desarrollaban estas reuniones a partir de la época de Homero, y aludía a un lugar ideal donde llevar una existencia sensual, un lugar a la sombra de los árboles, con las bellas ninfas objeto del deseo de hombres y dioses, que en esta ocasión ofrecen frutas a los sátiros que las reciben con miradas muy sensuales. La figura grande es Sileno, el principal seguidor de Baco, siempre ebrio, que encarna el abandono como una forma de hacer frente a las dificultades de la vida. Esta pintura fue ampliada y repintada en dos épocas: la figura de Sileno y la zona que lo rodea pertenecen a la última. Las formas están realizadas con gruesas pinceladas, similares alas de Tiziano en su estilo tardío.
El tema de las ninfas y los sátiros representa la exaltación del deseo como motor de la vida. En algunas ocasiones, y esta es una, Rubens da más importancia al paisaje que a las figuras. Las ninfas reposan a la sombra en diferentes posturas, y la luz está sobre sus pieles mientras el bosque está en penumbra. El detallismo del que hacía gala Rubens puede apreciarse en el agua que cae del cántaro.
La obra fue comprada para Felipe IV a los hijos de Rubens, tras su muerte, para decorar el Alcázar madrileño.
A continuación, iremos viendo algunos personajes mitológicos e historias de parejas en las que se basan las obras del tercer espacio de la exposición.
3 POESÍAS
Se denominan Poesías a las seis obras mitológicas que Tiziano pintó para Felipe II entre 1553 y 1562.
DÁNAE era la hija del rey de Argos, Acrisio, y de Eurídice -hija de Lacedemón y Esparta, los legendarios fundadores de Esparta-. A Acrisio, un oráculo le anunció que el hijo de su hija -sería Perseo– lo mataría.
Dánae.
Para evitar lo que anunciaba el oráculo, Acrisio decidió encerrar a Dánae en una celda subterránea de bronce para siempre. Dánae encerrada, quedó embarazada, siendo la versión más generalizada que el que engendró a su hijo fue Zeus, que llegó a la cámara en forma de lluvia de oro y sedujo a Dánae. Otras versiones menos románticas señalan al tío de la joven, Preto.
Cuando Acrisio supo lo que había ocurrido, se negó a creer la historia del origen divino, por lo que decidió meter a Dánae y al niño en un cajón y lanzarlos al mar. Pero Zeus los protegió y llegaron a salvo a la isla de Serifos -una isla de las Cícladas Menores en el mar Egeo- gobernado por Polidectes, cuyo hermano Dictis, se enamoró de Dánae, acogiéndola.
Serifos.
Con el paso del tiempo, Polidectes se enamoró también de Dánae, enviando entonces a Perseo a buscar la cabeza de una de las tres hermanas gorgonas, MEDUSA, para quitárselo de en medio, ya que vigilaba a su madre noche y día, aventura de la que Polidectes pensó no regresaría con vida, ya que, si la mirada de alguien se cruzaba con la de Medusa, se convertía inmediatamente en piedra.
Perseo con la cabeza de Medusa.
Mientras Perseo buscaba a las gorgonas, Polidectes intentó conquistar a Dánae, siendo rechazado, ante lo que el tirano reaccionó mal, maltratando tanto a Dánae como a su hermano Dictis, que intentaba defender a Dánae del acoso de su hermano el soberano de Serifos.
Cuando Perseo regresó con la cabeza de la Medusa, vio el panorama de maltrato recibido por su madre y por Dictis. Comprendió todo lo que había ocurrido, y con la mirada de la cabeza de Medusa, convirtió al tirano y a sus servidores en piedra.
Después de que Dictis quedara como rey de la isla, casado con Dánae, Perseo partió hacia Argos. Cuando Acrisio supo que su nieto regresaba, temió por su vida, por la profecía del Oráculo, y huyó disfrazado a Tesalia.
Por aquel tiempo, se celebraban unos juegos atléticos en la región de Tesalia. Al saberlo, Perseo hizo una escala en su viaje a Argos, para intentar demostrar su destreza en la competición. Se entretendría lo indispensable, por haber sido declarado uno de los sucesores al trono de Argos, al haber desaparecido Acrisio, en competencia con su tío abuelo Preto, hermano de aquel. Perseo quiso intervenir en el lanzamiento del disco en los juegos, modalidad en la que era experto. Tras su lanzamiento, observó que el disco se desviaba, impactando en la cabeza de un anciano forastero que presenciaba el espectáculo y que murió en el acto. Perseo descubrió con horror que la víctima era su propio abuelo Acrisio, refugiado en Tesalia para intentar huir del hado adverso.
VENUS Y ADONIS.
Mirra -Esmirna- era la hija del rey Cinyras y de la reina Chencheis de Chipre.
La reina, lanzaba a los cuatro vientos su criterio de que Mirra era más bella que Afrodita. La diosa para vengarse, hizo que Mirra se enamorara de Cinyras, su padre, engañándole para tener relaciones incestuosas. Al darse cuenta el rey, persiguió a su hija con la finalidad de matarla haciéndole pagar su pecado, pero los dioses apiadados por la comisión de una falta para ellos inexistente, la protegieron, convirtiéndola en árbol –árbol de la mirra-. Meses más tarde nació un niño de debajo de la corteza de este árbol, cuyo nombre fue Adonis.
Nacimiento de Adonis.
Afrodita, embelesada por la belleza del niño, decidió recogerlo y confiárselo a Perséfone –diosa del inframundo- para que lo cuidara, pero Perséfone, también quedó prendada del niño y no quería devolvérselo a Afrodita –VENUS-. Para resolver la disputa entre las diosas fue necesaria la intervención de Zeus, quién decidió que Adonis viviría un tercio del año con Afrodita, otro con Perséfone y el último a su libre disposición, tercio que Adonis decidió pasar también con Afrodita. Adonis estaba de este modo, dos tercios del año junto a Afrodita y solo uno junto a Perséfone. Como fruto del amor entre Afrodita y Adonis, nacieron dos hijos: Golgos y Berocea.
Afrodita.
Perséfone.
Hay diversas explicaciones sobre la muerte de Adonis: Adonis murió destrozado por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa como represalia por la implicación de Afrodita en la muerte de Hipólito –Hipólito, era un gran amante de la caza y las artes violentas, venerando a la diosa virgen de la caza Artemisa y detestando a la diosa del amor Afrodita-, o pudo ser también, por presumir Adonis de ser mejor cazador que Artemisa, o que el jabalí fuera enviado por Apolo para castigar a Afrodita por cegar a su hijo Erimanto, o también que, Ares enamorado de Afrodita, se transformó en jabalí, celoso de Adonis, para matarlo por ser el amante de la diosa. En fin, cualquier cosa.
En la mitología griega Artemisa -Diana-, fue una de las deidades más veneradas y una de las más antiguas. Era la diosa helena de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen y los nacimientos. Era hija de Zeus y Leto -Latona- y hermana gemela de Apolo -Febo-, habiendo nacido los dos en la isla flotante de Delos u Ortigia.
Música: Nocturne for Piano, No. 8 in D flat Major. Op. 27 nº 2. Chopin.
To be continued in part 5.
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He investigado más sobre la diosa de la caza, porque me llamó especialmente la atención, y me ha encantado la figura de Artemisa.