GIORGIO MORANDI. MUESTRA DE LA FUNDACIÓN MAPFRE EN MADRID. Parte 3.
QUINTA SECCIÓN. EL TIMBRE AUTÓNOMO DEL GRABADO.
Para Morandi el grabado no fue un complemento a su obra pictórica sino una forma más de expresión con entidad propia. Entre 1930 y 1956 impartió clases de esta disciplina en la cátedra de Grabado de la Academia de Bellas Artes de Bolonia, y a lo largo de su trayectoria realizó todos sus grabados utilizando exclusivamente el negro. Tardó más de diez años en aprender a transcribir las sensaciones de los colores a las gradaciones de los blancos y negros de la estampa, convirtiendo el aguafuerte en una técnica con la que alcanzar tonalidades, no limitando su uso para definir solamente las formas de los objetos. Al igual que en su pintura, los volúmenes y la luz le llevarían a crear un ambiente que parece envolver los motivos.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con estatuilla. 1922. Aguafuerte sobre cobre. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Pajar en Grizanna. 1929. Aguafuerte sobre zinc. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Los álamos. 1930. Aguafuerte sobre cobre. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Morandi, en sus grabados de paisajes, sorprende por la viveza del trazo capaz de transmitir la vibración del aire y el follaje movido por el viento. Con su técnica de grabado atenuando la intensidad de los tonos medios, logró dar a su obra una gran profundidad consiguiendo restituir las más leves variaciones de los claros.
Giorgio Morandi. Paisaje de Il Poggio. 1927. Aguafuerte sobre zinc. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Cucurucho con flores silvestres. 1924. Aguafuerte sobre zinc. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Jarrón a rayas con flores. 1924. Aguafuerte sobre zinc. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Zinnias en un jarrón a rayas. 1929. Aguafuerte sobre zinc. Collezione Zani. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con guitarra. 1928. Aguafuerte sobre cobre. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con dos objetos y un paño sobre una mesa. 1929. Aguafuerte sobre cobre. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con un paño. 1931. Aguafuerte sobre cobre. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con compotera, botella alta y botella acanalada. 1928. Aguafuerte sobre zinc. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con cafetera. 1933. Aguafuerte sobre cobre. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con cesto de pan. 1921. Aguafuerte sobre zinc. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta redonda con botella y tres objetos. 1946. Aguafuerte sobre cobre. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Gran naturaleza muerta con diez objetos en un círculo. 1942. Aguafuerte sobre cobre. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con objetos blancos sobre fondo oscuro. 1931. Aguafuerte sobre cobre. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Morandi realizó cerca de 130 obras con la técnica del grabado, utilizando exclusivamente el negro, llegando a tener la maestría necesaria para que el aguafuerte le permitiera alcanzar tonalidades. Las láminas estarían desde entonces prácticamente ocupadas por el claroscuro con la incorporación del blanco como un color más; esas áreas de las planchas en las que el artista no intervenía, al igual que hacía su admirado Cézanne en las acuarelas, se revelarían determinantes en la impresión, por la función decisiva del blanco del papel en la composición.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con nueve objetos. 1954. Aguafuerte sobre cobre. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
SEXTA SECCIÓN. LOS COLORES DEL BLANCO.
Con el paso de los años, la pintura de Morandi fue tendiendo a la sublimación, a una depuración técnica a la que contribuyeron las gradaciones tonales y una pincelada suave que comenzó a desmaterializarse hacia 1950. Las obras de este período fueron de una extrema simplificación y una disolución creciente, dejando de distinguirse incluso los motivos que se intuyen abstractos. Morandi en 1955 dijo “creo que no hay nada más surrealista, nada más abstracto, que lo real”.
En este sentido, el color blanco es fundamental y es el elemento que permite comprender su magia, que reside en las variaciones mínimas. Por paradójico que pudiera parecer, el no color casi blanco, adquiere en sus composiciones un variado valor cromático con sus matices de ocre, marfil, rosado o grisáceo. En las acuarelas, al igual que en los grabados, el blanco del papel actúa de manera evidente como un color más, en contraste con las zonas pintadas. Si comparamos algunas de sus naturalezas muertas, veremos cómo la diferencia entre unas y otras se establece a veces a través de las gradaciones tonales de los blancos, interrumpidas por distintos tonos de amarillo o azules, así como por el modo de establecer las composiciones, unas más cercanas al espectador que otras.
En esta sala se recogían también trabajos de artistas que han indagado en el rol que el dibujo, el papel, la transparencia o la sombra supusieron en el arte de Morandi. Las cerámicas de Edmund de Waal, las acuarelas casi abstractas de Alexandre Hollan, los dibujos de Lawrence Carroll, la pintura de Juan José Aquerreta, las imágenes fantasmales de Catherine Wagner o las esculturas objetuales de Luigi Ontani, tratan de estudiar aquellos aspectos que Morandi manejó con gran maestría.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1959. Lápiz y acuarela sobre papel. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
ALEXANDRE HOLLAN. Vida silenciosa. 2011. Acuarela sobre papel. Colección particular. Bolonia.
A través de árboles y bodegones, que Alexandre Hollan prefiere llamar vidas silenciosas, el artista indaga sobre el color y la quietud estática. El vínculo con Morandi con este artista húngaro residente en París desde 1956, se pone de manifiesto con sus propias palabras: cuando vi por primera vez los cuadros de Giorgio Morandi, comprendí de inmediato que ya no estaba solo, qué lo que buscaba existe y puede hacerse visible y tangible. Tuve la certeza de que algo verdadero y real se escondía en esa apariencia sencilla de Morandi y sentí una gratitud sincera hacia quien me mostró mi camino, y este sentimiento siempre me ha acompañado. Considero a Morandi mi maestro, incluso ahora que mi investigación se aparta tanto de la suya.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1963. Acuarela sobre papel. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
CATHERINE WAGNER. #278+279. 2016. Impresión a color. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Entre 2015 y 2016, la artista conceptual estadounidense Catherine Wagner, trabajó en los dos espacios donde Morandi desarrolló prácticamente toda su obra: el estudio de la de la vía Fondazza y la casa de Grizzana. La imagen expuesta pertenece a la serie shadows, y Wagner tomó como punto de partida los mismos objetos que utilizó Morandi con el objeto de crear algo distinto, para lo cual empleó geles de colores y creó nuevos fotogramas en base a la nueva posición de los objetos, que proyectaron unas sombras que dieron origen a formas diferentes, borrosas, que la artista denominó rastros. Estos rastros crearon vaporosas imágenes, sombras de los objetos originales, desmaterializando aún más lo que Morandi había hecho en su pintura sobre todo durante sus últimos años.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1960. Acuarela sobre papel. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
LAWRENCE CARROLL. Drawing (After Morandi). Natura morta. 1955. Lápiz sobre papel. Panza Collection. Mendrisio. Suiza.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1963. Óleo sobre lienzo. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Esta es una de las composiciones más singulares de Morandi. Destaca la tetera neoclásica dispuesta de frente, en una posición nada habitual, quedando casi oculta detrás de otros objetos colocados muy próximos, de forma que nos impiden apreciar su forma completa. Esta combinación crea una mezcla entre el blanco de la tetera y el negro del otro objeto adyacente. Este contraste se ve enfatizado por la colocación regular y evidentemente artificial de los objetos. El blanco como ya se ha dicho, es un color fundamental en la paleta de Morandi con gran variación cromática, y en sus pinturas al óleo, los blancos son orquestados en acordes que varían levemente, y sobre todo, viven de la comparación con los otros colores que predominan en la obra tal y como se puede apreciar en esta naturaleza muerta de 1963.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1962. Acuarela sobre papel. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
JUAN JOSÉ AQUERRETA. Naturaleza muerta con media pera. 2005. Óleo sobre lienzo. Galería Marlborough.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1942. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Cortesía de Massimo Vecchia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta con caracola. 1942. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1951. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Cortesía de Massimo Vecchia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1941. Óleo sobre lienzo. Eni Art Collection.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1949. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1946. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1955. Óleo sobre lienzo. Musée d´Orsay. París. En depósito Musée Granet. Aix-en-Provence.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1953. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
LUIGI ONTANI. Natura d´aprés Girogio Morandi. 2015.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1950. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
SÉPTIMA SECCIÓN. DIÁLOGOS SILENCIOSOS.
Alejado definitivamente de los movimientos que se sucedían en el arte italiano durante las primeras décadas del siglo XX Morandi abordó el silencio de los objetos cotidianos y domésticos que dispuso en su taller. El artista buscó siempre un equilibrio perfecto entre los volúmenes, entre los llenos y vacíos, los colores y los tonos, y mediante el manejo de la luz que no estuvo dispuesta en sus obras en su sentido natural, sino que respondía a los fines compositivos que perseguía el artista.
Las botellas y las cajas de Morandi, ya colocadas formando una barrera, o en una construcción suelta, siempre tienen una disposición controlada y solo en apariencia, casual.
En sus trabajos, buscaba la repetición, el orden compositivo y el diálogo en las diferentes disposiciones de los mismos objetos como forma de trabajo. Como dijo el historiador Carlo Ludovico Ragghianti, Morandi dibuja, prueba las plantillas de sus composiciones, calcula con ellas la ocupación de los planos y los volúmenes, mide las distancias, aleja o acerca los fondos y los lados, lo alto y lo bajo con respecto a las dimensiones, sopesa las proporciones y las correlaciones entre los cuerpos, y lanza la urdimbre de las sombras y las luces, en un estudio profundamente arquitectónico de la composición.
Estos diálogos silenciosos se traducen en este capítulo de la exposición, junto a obras muy diversas, que comparten diálogo con esta parte del trabajo de Morandi en torno a la naturaleza muerta desde distintas perspectivas: la restitución, en cierto sentido fetichista, de la cualidad objetual de la que nacen sus composiciones es foco de especial interés para Tony Cragg, Alfredo Alcaín y Joel Meyerowitz; la repetición y la noción de la variación, constituyen puntos de contacto con Franco Vimercati, y la indagación en el componente constructivo o arquitectónico que subyace a estos bodegones, encuentra eco en las obras de Ada Duker, Rachel Whiteread y Gerardo Rueda.
1 Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1930. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
JOEL MEYEROWITZ. Objetos de Morandi: jarra veteada. 2015. Impresión HP sobre papel. Damiani.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1928. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Este bodegón destaca por la gran sobriedad en la paleta de colores. Visto desde lejos, nos asombra su masa cromática compacta y uniforme, pero nos sorprende cuando al acercarnos descubrimos una rica variación en los tonos y colores de los objetos. La atmósfera polvorienta la obtiene mediante gradaciones cromáticas. Lejos quedan ya las atmósferas inexistentes de su fase metafísica frente a estos bodegones cuyo aire parece ser tangible. El conjunto desprende una serenidad y equilibrio, que anormalmente en Morandi, es roto con las cajas rectangulares que se salen de la mesa y del marco de la composición.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1928. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1930. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1931. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1928. Lápiz sobre papel. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1936. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1942. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1941. Óleo sobre lienzo. Collezione della Fondazione Cariverona. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1937-1938. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Florencia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1941. Óleo sobre lienzo. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1941. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Cortesía de Massimo Vecchia.
ALFREDO ALCAIN. Bodegón Morandi. Junio 1990. Madera. Colección particular.
En 1958, cuando terminaba mis estudios en la escuela de Bellas Artes de San Fernando, se celebró en Madrid, en los bajos de la Biblioteca Nacional, una exposición de arte italiano. Allí entre obras de grandes artistas, había unos pequeños cuadros de tacitas y botellas. Recuerdo que no entendí qué hacían en aquella exposición donde ya había algunos informalistas, un pintor tan tradicional, tan poco moderno. Con estas palabras se refería Alfredo Alcaín a la obra de Morandi. Poco después, no pudo más que suscitar en él admiración, y muestra de ello, es tanto el lienzo presente en esta exposición que realiza como homenaje al autor italiano en 1966 tras volver de Italia, como esta pequeña escultura en la que trabajó algunos años después.
ALFREDO ALCAIN. Bodegón. Pequeño homenaje a la memoria de Giorgio Morandi. 1966. Óleo sobre lienzo. Colección particular.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1936. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
FRANCO VIMERCATI. Sin título. Serie fotográfica nº 9. 1986. Panza Collection. Mendrisio. Suiza.
Los motivos en la obra de Franco Vimercati se limitan al igual que los del maestro boloñés, a unos pocos objetos cotidianos. El milanés, vivió alejado del mercado del sistema del arte y fue conocido en vida por su extensa serie de soperas a las que se dedicó exclusivamente durante diez años. Algunos llegaron a denominarle el Morandi de la fotografía.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1956. Óleo sobre lienzo. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
ADA DUKER. Imprevisibles naturalezas muertas. 2014. Copias de inyección de tinta montadas sobre dibond. Cortesía del artista.
Durante una larga estancia en Bolonia, la artista holandesa recorrió repetidamente las calles por las que Morandi acudía a la Academia de Bellas Artes desde su casa. Allí, exploró con su cámara los soportales y otros detalles de la arquitectura urbana y fue en busca de las posibles sensaciones e intuiciones que Morandi pudo recibir del paisaje urbano que le rodeaba. Creó así composiciones fotográficas que rememoran las investigaciones del artista boloñés es sus naturalezas muertas, señalando su componente arquitectónico.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1956. Óleo sobre lienzo. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
RACHEL WHITEREAD. Model IV. 2006. Escayola, madera y aluminio. Colección Massimo Antichi.
Primera mujer artista en ser galardonada con el premio Turner, en 1993. Trabaja creando esculturas generadas a partir de moldes que acaban reflejando el interior, normalmente invisible, de diversos objetos y espacios. Al igual que Morandi, la artista explora volúmenes y superficies, y logra convertir el vacío en materia, como evocando recuerdos y vivencias de la vida pasada.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1956. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1963. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
23Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1961. Óleo sobre lienzo. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1959. Óleo sobre lienzo. Fondazione Spadolini Nueva Antología. Florencia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1953-1954. Óleo sobre lienzo. Collezione Augusto e Francesca Giovanardi. Milán.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1953. Lápiz sobre papel. Instituzione Bologna Musei. Museo Morandi. Bolonia.
GERARDO RUEDA. Bodegón de la razón. 1992. Óleo y madera. Instituto Valenciano de Arte Moderno. Generalitat valenciana.
Fundador junto a Fernando Zóbel y Gustavo Torner del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, Gerardo Rueda, ha sido situado en la estela de Giorgio Morandi por los historiadores españoles, señalando él mismo esta influencia al final de su vida. Perteneciente a esa corriente de la abstracción geométrica que hace de contrapunto al componente dramático del informalismo español en las décadas de 1940 y 1950, Rueda, transformó su obra, tras conocer los avances del espacialismo italiano en 1960. Comenzó entonces a incluir arquitecturas en sus telas, construidas con los propios bastidores de los lienzos. El fondo del cuadro se transformaría en un panel de madera al que Rueda incorpora elementos geométricos también en madera policromada.
TONY CRAGG. Paisaje erosionado. 1999. Vidrio mateado a la arena. Instituzione Bologna Musei. Museo de Arte Moderno. Bolonia.
En la obra de GRAGG los montículos de botellas, vasos, y cuencos de vidrio esmerilado dispuestos sobre placas de vidrio, trascienden su función, al mostrarse como objetos etéreos y evanescentes que se traducen en un delicado juego de equilibrios, donde la materia adquiere la consistencia de un sueño. CRAGG comenta que los humanos estamos rodeados de materiales y con ellos fabricamos objetos por una necesidad existencial que nos hace sentir mejor.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1946. Óleo sobre lienzo. Fondazione Brescia Musei. Brescia. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1949. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Giorgio Morandi. Naturaleza muerta. 1942. Óleo sobre lienzo. Fondazione Magnani Roca. Mamiano di Traversetolo. Provincia de Parma. Italia.
Música: Luciano Pavarotti. Caruso. Compuesta por Lucio Dalla en 1986 y dedicada al tenor Enrico Caruso.
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Un regalo para los sentidos. Ole.