Arte americano en Madrid. Parte 3.

3  Tercera sección, Espacio urbano

Estados Unidos no sería lo que es sin sus ciudades. En esta sección, se reflexiona sobre la cultura moderna norteamericana a través de sus artistas, de las personas que viven y trabajan en las grandes ciudades, del crecimiento y transformación del espacio urbano, escenario de una nueva sociedad y del desarrollo de la modernidad.

Edward Hopper. Muchacha cosiendo a máquina. Hacia 1921. Óleo sobre lienzo. 48,3 x 46 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Winslow Homer. Retrato de Helena de Kay. 1872. Óleo sobre tabla. 31 x 47 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Éste es uno de los pocos retratos que Homer realizó a lo largo de su carrera y responde a una tendencia de la época tras la guerra de Secesión (1861 a 1865), en que se multiplicaron los retratos con imágenes serenas centradas en el individuo y sus historias personales, muchas de ellas protagonizadas por mujeres, tanto en la esfera pública como de la privada.

Helena de Kay, mujer que pertenecía al círculo de intelectuales de la Tenth Street neoyorquina era amiga de Homer, y eso se refleja en la forma de ser representada sola e inmersa en sí misma, posando para el pintor en una actitud intimista. Helena aparece sentada de perfil, cabizbaja, con un libro en las manos, y tras ella, caída en el suelo aparece una rosa con un par de pétalos sueltos lo que contribuye a dar un tono melancólico a la escena de este pequeño retrato realizado en tonos oscuros.

El cuadro se lo regaló el autor a la retratada con la inscripción en el ángulo inferior derecho June 3rd 1874, fecha de la boda de Helena -el gran amor del artista- con el editor Richard Watson Gilder.

 Edward Hopper. Habitación de hotel. 1931. Óleo sobre lienzo. 152,4 x 165,7 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Hooper empleó un lienzo de gran formato para señalar uno de sus temas favoritos: la soledad del ser humano en el mundo moderno. Tomará como escenarios de referencia  los llamados no lugares, que son espacios de paso sin vínculos afectivos y asociados al consumo: gasolineras o estaciones, hoteles, cafeterías…

El título de la obra nos señala que el espacio es una habitación de hotel. La mujer sentada al borde de la cama, tras ponerse cómoda quitándose el sombrero, la ropa y los zapatos, lee un papel. Las dos maletas sin deshacer confirman que está de paso y su viaje continuará.

El papel que tiene en las manos puede ser el que señala una dirección que debe visitar antes de marchar, un horario de trenes o autobuses, alguna cartelera de cines o espectáculos, o algún lugar cercano para comer o cenar…

La figura femenina contrasta con la frialdad de la habitación, en la que predominan los colores brillantes y planos, gracias a la fuerte iluminación cenital.

Charles Demuth. Love, Love, Love. 1928. Óleo sobre tabla. 51 x 53 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Esta obra, homenaje de Demuth a Gertrude Stein -escritora estadounidense de novela, poesía y teatro- es una forma de representación según las nuevas tendencias, a base de signos, números o emblemas, estableciendo una especie de juego con el espectador al cual se le oculta la personalidad del retratado y al mismo tiempo se le dan pistas para que adivine quien es.

La referencia al número 3, el preferido de Gertrude, camufla y al tiempo puede revelar su identidad. Stein era conocida por romper las narrativas lineales de sus obras usando un lenguaje rítmico y sensual que rozaba el erotismo. De ahí la presencia de la palabra.

Love, Love, Love, formó parte de un conjunto de retratos de diferentes artistas y escritores denominados poster portraits, realizados por Demuth entre 1924 y 1928.

Childe Hassam. Día lluvioso en Columbus Avenue, Boston. Hacia 1885. Óleo sobre tabla. 51 x 53 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

A finales del siglo XIX las ciudades norteamericanas constituyeron una fuente de inspiración, sobre todo cuando comenzaron a transformarse debido al desarrollo de la segunda revolución industrial y al transporte. Nacieron nuevos barrios y avenidas que acogían a las nuevas comunidades de emigrantes del sur y europeos, que acudían a la voz del desarrollo económico.

Childe Hassam pintó en esta obra una perspectiva diagonal de la ciudad de Boston repleta de paseantes, trabajadores, carros y tranvías que transmite la sensación de ciudad viva. Childe cada día atravesaba la ciudad desde su casa hasta su estudio, fijándose en los nuevos detalles desde 1884 hasta que marchó a París en 1886 con su mujer, con la intención de aprender los recursos pictóricos de los impresionistas, lo que le convirtió en uno de los más grandes representantes de la pintura impresionista americana a su regreso a Estados Unidos en 1990.

Raphael Soyer. Autorretrato. 1980. Óleo sobre lienzo. 61 x 50,8 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Willem de Kooning. Hombre rojo con bigote. 1971. Óleo sobre papel adherido a lienzo. 186 x 91,5 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

 

4 Cuarta  sección, Cultura material

En el arte americano, la cultura material ha jugado siempre un papel protagonista. La exposición lo analiza a través de los apartados Voluptuosidad, Tempus fugit y Rituales. La primera es una celebración de la vida y los sentidos, mientras que la segunda hace referencia al paso del tiempo y la inevitabilidad de la muerte. Rituales por su parte centra su mirada en las naciones indígenas o en una idea romántica del Oeste y de sus pobladores. En esta sección se puede disfrutar de obras de artistas como Stuart Davis, Roy Lichtenstein, James Rosenquist, William Michael Harnett, Karl Bodmer o Frederic Remington.

James Rosenquist. Vidrio ahumado. 1962. Óleo sobre lienzo. 61 x 81,5 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Ralston Crawford. Autopista en ultramar. 1939. Óleo sobre lienzo. 45,7 x 76,2 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Crawford creó estas imágenes entre la figuración y la abstracción, llevándonos a su propio recuerdo: en este lugar concreto de la carretera sentí que estaba literalmente yendo por el mar en mi coche…, entre los sueños y lo real…

Se sabe que es la autopista construida un año antes de realizar esta obra, en los Cayos de Florida, y que constituyó una especie de celebración de independencia, de futuro y de libertad, de un país que se recuperaba de la Gran Depresión de 1929; un espacio que fascinó al artista y que recoge el imaginario de las míticas carreteras estadounidenses que han inspirado a pintores, cineastas y escritores.

Roy Lichtenstein. Mujer en el baño. 1963. Óleo y Magna sobre lienzo. 173,3 x 173,3 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Esta obra transmite como idea esencial, la celebración de la vida y el placer de los sentidos; una mujer sonríe y podría ser la representación de la perfecta ama de casa, pudiendo haber sido también extraída de un imaginario del ideal de belleza femenino de la década anterior a su realización. La obra parece inspirada en una secuencia de un folletín amoroso y está pintada con un cromatismo elemental de colores primarios, siendo realizada por estampación semi mecánica aplicando sobre un fondo blanco y la técnica de estarcido -plantilla o patrón- dos capas de color rojo y azul, colores representativos de los Estados Unidos y de su bandera.

Esta obra puede invitar a pensar en el rol que se asignó a la mujer de clase media en la sociedad norteamericana, cuestionando por otra parte las técnicas de producción en masa en el arte. Es una obra crítica hacia la nueva sociedad de consumo.

Lichtenstein, artista de los años 60 se rebeló contra el lenguaje del expresionismo abstracto, e inició el movimiento pop art, movimiento que expresaba una crítica social a la realidad que se estaba viviendo en ese momento, en la que destacaba principalmente el consumismo.

Paul Lacroix. Abundancia del verano. Hacia 1865. Óleo y Magna sobre lienzo. 62 x 75 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Toda clase de bonitas frutas se exhiben en una gran cesta: racimos de uvas negras, blancas y rosadas, manzanas, ciruelas, peras, melocotones y maíz, que ensalzan la fertilidad de la tierra americana  pretendiendo transmitir también  con una gran presentación estética la calidad de esos productos

También presenta la bondad del consumo de alcohol de forma moderada que puede evitar el envenenamiento por aguas contaminadas. La presencia del maíz nos recuerda la unión entre indígenas y colonos, y cómo los primeros enseñaron su cultivo a los recién llegados.

La rodaja de sandía nos puede hacer pensar en los orígenes de esta fruta en África, donde los comerciantes europeos la recogían junto a los esclavos para abastecer al nuevo mundo.

Así pues, la ilusión inocente de unas frutas frescas puede contener un ejercicio simbólico de la historia colonial o no.

Paul Lacroix fue un pintor de bodegones. En esta pintura el artista dibuja cuidadosamente todos sus componentes, desde la superficie de las hojas de parra con sus nervios y textura rugosa, hasta las burbujas del vino o los juegos translúcidos y opacos de la piel de las uvas.

Richard Estes. Cabinas telefónicas. 1967. Acrílico sobre masonita. 122 x 175,3 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Esta obra, no presente en la exposición del Thyssen de Richard Estes, está considerada uno de los principales protagonistas del fotorrealismo estadounidense. Utilizó como punto de partida varias fotografías alineadas situadas en la confluencia de la Sexta avenida, Broadway y la calle 34, que el artista combinó y transformó en motivo pictórico.

El arte de Estes podría vincularse a la pintura trompe l´oeil -trampantojo- por su intención de confundir al espectador, ya que, a pesar de representar algo reconocible, el encuadre y los reflejos, hacen necesario un esfuerzo de concentración.

Música: Glen Miller; In The Mood.