EL PAISAJE EN LA PINTURA; EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LA HISTORIA.
Para Conchita, vía Mari luz.
PARTE PRIMERA: desde la Antigüedad hasta el Cinquecento
Se puede entender por paisaje una extensión de terreno que podemos observar, compuesta de elementos de la naturaleza, y vista desde un lugar determinado. La pintura del paisaje es el nombre que la historiografía del arte ha dado al género pictórico que representa un paisaje.
Un pequeño recorrido por la historia de la pintura, en relación a la evolución de la utilización del paisaje en la misma,nos situará en el momento de su reconocimiento como género de entidad propia y su posterior llegada a la mayoría de edad en el siglo XIX.
Durante la Antigüedad destacan las pinturas orientales con perspectiva lineal, sin fuente de luz y carente de sombras, primorosas, y con poca variedad de temas, utilizando tintas, aguadas y esfumado. Su aportación significativa a la pintura del paisaje fue dotarla de gran carga filosófica a través de la minuciosidad de los dibujos. Fue básicamente decorativa.
De la cultura egipcia, caben resaltar, las escenas en relieve del Imperio Antiguo y los frescos del Nuevo, de paisajes que ambientan escenas de caza o rituales, para adornar las tumbas de la nobleza.
En la cultura clásica grecorromana, los paisajes eran pintados al fresco como fondo de la escena principal, que era decorativa. Aún no se había estudiado, ni se utilizaba por tanto, la perspectiva, aunque se dotaba a los paisajes de gran plasticidad y se idealizaban poéticamente.
En la Alta Edad Media, se produce una transición social importante en la forma de vida: de la producción del régimen esclavista al sistema feudal, y en lo cultural, de la cultura clásica a las culturas cristiana e islámica. El paisaje tiene en esta época un papel simbólico, constituyendo el fondo de las escenas religiosas o paganas –dependiendo de la cultura– que predominan en las representaciones artísticas. La Baja Edad Media sigue este mismo camino de mediocridad artística general –a pesar de las bellezas del arte bizantino– hasta prácticamente el siglo XIV, cuando Giotto comienza a explorar las técnicas de la perspectiva, seguido de Ucello y Gozolli. Giotto fue el primero que sustituyó los fondos dorados de las imágenes del arte bizantino por paisajes reales (Lamentación sobre Cristo muerto 1302-1305. Capilla Scrovegni. Padua.
Los primeros pasos en la representación “real” del paisaje comenzaron en el siglo XIII, existiendo con anterioridad representaciones de la naturaleza pero de carácter muy simple: cenefas para nubes o líneas onduladas para representar al mar. También señalar que las miniaturas medievales son muy refinadas y algunas consideradas como las primeras obras del género paisajístico, aunque sólo deben considerarse un intento anecdótico.
Consideraba Cristóbal Cellarius que la Edad Media no tuvo apenas valor artístico, siendo un puente sin nada reseñable en cuanto a arte se refiere, entre la Edad Antigua con el arte de las civilizaciones grecorromanas y la renovación cultural de la Edad Moderna. Considera artísticamente importante al siglo XV, fuera de la Edad Media, opinando lo contrario que la mayor parte de los historiadores, es decir, que la Edad Media va desde la caída del Imperio Romano de Occidente (476) hasta el descubrimiento de América (1492), hasta la caída del Imperio Bizantino (1453), hasta la invención de la imprenta (1440) o hasta el fin de la guerra de los 100 años (1453) (fecha de diferentes criterios pero todas alrededor de mediado el siglo XV) , es decir, el S XV incluido. La cuestión es que el siglo XV comienza a ser interesante para la pintura del paisaje y lo extraeremos de la Baja Edad Media –como Cellarius– para no considerarlo dentro de la mediocridad artística de esa época.
Fue en los siglos XV y XVI cuando tuvo lugar un cambio profundo en la actitud de los científicos, los intelectuales y los artistas que comenzaron a mirar al mundo de otra manera, como consecuencia de las ideas del Humanismo. Las sociedades europeas fueron cambiando y diversificándose a merced de los cambios espirituales provocados por el desarrollo social e ideológico, por las Reformas luterana, anglicana y calvinista, la Contrarreforma católica y más tarde la Ilustración y la Revolución francesa.
En el siglo XV, el interés por el arte como ciencia, y la aproximación científica al mismo, condujeron al descubrimiento de la perspectiva, y desde entonces las representaciones pictóricas se relacionaron con las matemáticas, la geometría y otras ciencias.
En el Quattrocento –siglo XV– el estudio del esfumado de da Vinci3, de la perspectiva y de la composición de Mantegna, Paolo Ucello4 y Gozzolli, de la luz, de Piero della Francesca5, del color y la sensibilidad de Fra Juan de Fiésole6 (Fra Angélico), y otros como Botticelli7, Bellini8 o Masaccio, comenzaron a dar una nueva dimensión a la pintura del paisaje.
Giotto di Bondone. Lamentación sobre Cristo muerto. 1302-1305. Fresco. 200×185. Capilla de los Scrovegni, Padua.
*Cristóbal Cellarius(1638-1707), profesor alemán de retórica en la Universidad de Halle e historiador ha sido reconocido universalmente como el creador de la división clásica de la Historia de la Civilización -debería suponerse que sólo de la Occidental por no considerar en absoluto las milenarias civilizaciones de Oriente- en tres edades: Antigua, Media y Moderna. A esa clasificación debe añadirse la Contemporánea, que comenzaría genéricamente en 1789, con la Revolución francesa. En su división histórica, puso énfasis en el mundo clásico y el renacimiento como pilares básicos de la división de la misma. Hoy se podría estar de acuerdo en sus consideraciones, o no.
Historia de civilización Occidental
Protohistoria: final de la prehistoria a la Edad Antigua.
Antigüedad clásica Alta Edad Media
Edad Antigua Edad Media
Antigüedad tardía Baja Edad media
SIGLO XV.
Edad Moderna: siglos XVI Y XVII.
SIGLO XVIII: de las luces. La Ilustración.
Edad Contemporánea: siglos XIX, XX y XXI.
Leonardo da Vinci. Adoración de los Magos. 1481–1482. 246×243. Óleo sobre tabla. Galería Ufficci. Florencia.
Paolo Ucello. San Jorge y el dragón. 1456–1460. 52×90. Temple sobre madera. Museo Jacquemart–André. París.
Piero della Francesca. San Jerónimo penitente. 1450. 51,5×38. Temple sobre tabla. Staatliche Museen. Berlín.
Fra Angélico. La Anunciación. 1426. 194×194. Oro y temple sobre tabla. Museo del Prado. Madrid.
Sandro Boticelli. La Primavera. 1481-1482. 203 x 314. Temple sobre tabla. Galería Uffizi. Florencia.
Giovanni Bellini. Alegoría sacra. 1490. 73×119. Temple sobre madera. Galería Uffizi. Florencia.
PARTE SEGUNDA: desde el Cinquecento hasta el Tenebrismo
Los diferentes movimientos artísticos, aunque con el tiempo pueden llegar a tener carácter universal, nacen en algún lugar concreto del mundo y van llegando cierto tiempo después a otros países o zonas, llevados por exportaciones culturales, sociales o comerciales de algún tipo. Así por ejemplo, el primer Renacimiento en Italia o en Flandes, fueron anteriores en el tiempo a casi toda Europa, que se mantuvo el el gótico tardío, con alguna excepción.
En el Renacimiento –finales del siglo XV y XVI–, el paisaje adquirió autonomía iconográfica gracias al arte flamenco y alemán: Alberto Durero con sus numerosas acuarelas de paisajes y otros artistas de la Escuela de Flandes fueron los que llevaron a cabo las primeras representaciones de paisajes autónomos. Una de las más importantes fue realizada por Joachim Patinir junto a Quentin Metsys –Las tentaciones de San Antonio abad. 1520–1524–. A menudo trabajó Patinir con otros artistas pero casi siempre sus obras están dominadas por la naturaleza por encima de personajes religiosos, históricos o mitológicos. En la siguiente generación, el más importante de los artistas flamencos, Pieter Brueghel El Viejo –Los cosechadores. 1565.– va dejando la figura humana reducida a lo mínima expresión, siendo lo importante el paisaje. Estas obras gozan ya de panorámica y generalmente con horizonte alto. También es necesario mencionar la Escuela del Danubio con autores como Albrecht Altdorfer o Lucas Cranach el Joven –La fuente de la juventud. 1546.–, aplicando la técnica de la panorámica y con la representación de amplias extensiones de terreno, vistas desde un punto de vista alto.
Joachim Patinir y Quentin Metsys. Las tentaciones de San Antonio abad. 1520-1524. Museo del Prado. Madrid.
Pieter Brueghel el Viejo. Los cosechadores.1565. 118×161. Óleo sobre madera. Museo Metropolitano de Arte. Nueva York.
Lucas Cranach el Joven. La fuente de la Juventud. 1546. 180X211. Óleo sobre tabla. Staatliche Museen. Berlín.
En Florencia, en esta época y en lo que al paisaje se refiere, pero aún con inspiración clásica e idealizada, se puede destacar a El Perugino (Pietro di Cristoforo Vanucci) –maestro de Rafael Sanzio– y autor del combate entre el Amor y la Castidad. 1503.– que pintaba grandes espacios en los que situaba a los personajes, pero con casi todo el acento en el paisaje. En Venecia, aunque el paisaje seguía siendo fondo de obra y no su motivo principal, la luz cambiante, los fenómenos atmosféricos y sus infraestructuras, dan pie a trabajos sorprendentes como La tormenta de Giorgione (Giorgio Barbarelli da Castelfranco) -1508–, en la cual se puede apreciar la amenaza de una tormenta plasmada con insólita fuerza plástica y el uso de capas de color superpuestas. Tiziano Vecellio –Tiziano– también desvela desde sus primeras obras –Concierto campestre.1511– su gusto por los paisajes reales como fondo de composiciones centrales, muchas de ellas mitológicas.
El Perugino. El combate entre el Amor y la Castidad.1503. 160X191. Temple sobre tabla. Museo del Louvre. París.
Giorgione. La tormenta o La tempestad. 1508. Óleo sobre lienzo. 82×73. Galería de la Academia. Venecia.
Tiziano. Concierto campestre. 1511. Óleo sobre tabla. 118×138. Museo del Louvre. París.
En el siglo XVI –Cinquecento italiano– el centro de gravedad del arte se traslada a Italia, con sus grandes maestros Leonardo da Vinci, Rafael Sanzio y Michelangelo Buonarroti –Miguel Ángel–, tras cuya muerte y en medio de una crisis generalizada, surge la pintura manierista con Andrea del Santo, Vasari, Volterra y Pontormo entre los principales representantes. Cabe destacar por su pintura de gran precisión y belleza, con la utilización de colores fríos a Pablo Veronés –Moisés salvado de las aguas.1580–. Se puede apreciar la influencia que tuvo en él, Tiziano.
Pablo Veronés. Moisés salvado de las aguas. Óleo sobre lienzo. 57×43. 1580. Museo del Prado. Madrid.
En España, El Greco –Domenico Theotocopoulos– ya dentro del Manierismo, aportó una de las primeras representaciones paisajísticas, con la imagen trastocada, eso sí, fantasiosa e irreal de Vista de Toledo –1604 a1614–.
El Greco. Vista de Toledo. Óleo sobre lienzo. 121×109. 1604–1614. Museo Metropolitano de Arte. Nueva York.
POR LA MANERA COMO ESTÁ TRATADO EL TEMA DEL PAISAJE, se pueden considerar:
El paisaje salvaje o cósmico, en el que se presenta la naturaleza de manera indomable. Grandes paisajes que no necesariamente representan lugares realmente existentes, y en los que el hombre se siente muy poca cosa. Dentro de esta línea estaría el paisaje naturalista, que refleja una naturaleza grandiosa, abundante y salvaje, en la que pueden aparecer tormentas. Es propio de los pintores del norte de Europa.
La naturaleza dominada por el hombre, típico de los paisajes flamencos y holandeses. La presencia del hombre hace que la naturaleza no parezca amenazadora. Muchas veces acaba siendo un paisaje que representa un lugar preciso e identificable, con una naturaleza tranquila. Dentro de esta línea pueden considerarse los maestros holandeses del siglo XVII.
La naturaleza colonizada por el hombre. Es típica en los paisajes italianos. Aparecen campos cultivados, colinas, valles, llanuras, casas, caminos y otras construcciones del hombre; la naturaleza no es una amenaza. Dentro de este tipo de paisaje, puede hablarse del paisaje clásico, donde se representa una naturaleza ideal, grandiosa. La obra no es creíble, pero la naturaleza aparece perfecta. A menudo se incluyen presencias de elementos de arquitectura clásica romana. Durante siglos, el paisaje italiano fue el modelo académico, siendo además Italia el país al que acudían los artistas de toda Europa para formarse.
*El Cinquecento (años 1500 en italiano), es el período dentro del arte italiano correspondiente al siglo XVI, cuando se desarrolló el Renacimiento italiano en todo su esplendor, aunque sus sólidas raíces ya habían sido echadas en el Quattrocento. Se caracteriza intelectualmente por el cambio del teocentrismo del medioevo al antropocentrismo humanista de la Edad Moderna. En arte, por la búsqueda de las formas de la antigüedad clásica y la imitación de la naturaleza. Esta búsqueda de las formas clásicas es lo que le dio el nombre de Renacimiento.
El Renacimiento tuvo dos fases: Alto Renacimiento (últimos años del siglo XV y primeras décadas del siglo XVI), y Bajo Renacimiento o Manierismo (finales del S XVI).
El Manierismo es el estilo artístico que se sitúa en las décadas centrales y últimas del siglo XVI y que pierde lo que más caracteriza al clasicismo: proporciones, armonía, serenidad y equilibrio. Se aplican grandes dosis de subjetivismo artístico, alejándose las representaciones de la realidad. Inicialmente se consideró como la imitación de la maniera de los grandes maestros, pero más tarde se entendió como una reacción contra el ideal de la belleza clásica: líneas que pueden antojarse extrañas –serpentinatas–, visión que nos hace suponer defecto de apreciación visual del artista –anamorfosis–, escorzos imposibles, figuras irreales, decoraciones forzadas y sombras extrañas, parecen dar como resultado algo que en principio pudiera ser considerado extravagante, artificioso, algo erótico, elitista e intelectualoide.
Lo que en principio fue considerado arte decadente, fue reconocido en su pleno y excelente valor en el siglo XX, siendo la antesala de los excesos del Barroco, movimiento artístico que lo sustituirá.
PARTE TERCERA: desde el Tenebrismo hasta la mayoría de edad del PAISAJE
Durante los primeros tiempos del siglo XVII –Tenebrismo– la pintura del paisaje estaba aún poco cultivada. El alemán Adam Elsheimer destacó por tratar historias sagradas como paisajes, en las que a veces, realizaba estudios sobre los efectos atmosféricos de la luz y de los amaneceres y anocheceres.
Caravaggio –La vocación de San Mateo. 1599-1600– y José Ribera –El españoleto– fueron los principales representantes del movimiento tenebrista, aunque no del paisaje.
Caravaggio. La vocación de San Mateo. Óleo sobre lienzo. 338×348. 1599–1601. Capilla Contarelli. San Luís de los Franceses. Roma.
El italiano Annibale Carracci, representante de la corriente idealista del Barroco italiano, pintó paisajes bucólicos, jugando hábilmente con los colores, subordinando la escena narrativa al paisaje -Paisaje con río y bañistas. Sin determinar año-.
Carracci. Paisaje con río y bañistas. Óleo sobre lienzo. 47×56. Final del XVI-principio del XVII. Museo del Prado. Madrid.
También el flamenco Peter Paul Rubens pintó en su última época algún cuadro que está entre los más importantes de la paisajística europea de la época -Vista de Het Steen al amanecer . 1636-.
24. Rubens. Vista de Het Steen al amanecer. Óleo sobre lienzo. 131×229. 1636. National Gallery. Londres.
Es en el Barroco –siglo XVII y principios del XVIII– cuando el paisaje se establece como un género de entidad propia en Europa, siendo el motor de este establecimiento, el coleccionismo. Es un hecho que en el norte de Europa, es donde se establece con profundidad la reforma protestante, simultáneamente al desarrollo del capitalismo. La nobleza y el clero, clientes seculares del arte, pierden relevancia como tales, siendo sustituidos en este aspecto, por la clase media burguesa. Las preferencias de los burgueses no estaban en la pintura religiosa ni de la historia, sino que preferían temas sencillos y cotidianos, por lo que lograron en ese momento autonomía como géneros, algunos hasta entonces secundarios como el paisaje, los bodegones o las escenas de género. En los países del sur, seguían siendo necesarias anécdotas religiosas e históricas para trabajar un paisaje “clásico” o “heroico” de carácter idílico, que no se correspondía con ninguno real, sino construidos a partir de árboles, montañas y construcciones, al no verse afectada la sociedad por el movimiento protestante.
Los holandeses desarrollaron tipos de paisajes donde la atmósfera y la impresión del espacio, son las características básicas. Se produjo la especialización, en la que cada artista se dedicaba a un tipo distinto de paisaje: dunas, ríos, caminos, bosques, paisajes invernales, paisajes con animales, canales, marinas etc. Aunque ya elevada a la dignidad de género, los artistas, casi nunca salían a pintar al aire libre. Pieter Brueghel el Joven, copista de su padre, pero modificando sus paisajes, Gillis van Coninxloo, Jacob van Ruysdael, Jan van Goyen o Meindert Hobbema, especialistas en los terrenos por debajo del mar, con sus canales, pólders y molinos de viento, Peter Paul Rubens con sus paisajes de Amberes, Hendrick Avercamp, especializado en paisajes invernales, Rembrandt, que además de retratos y escenas bíblicas pintó paisajes impresos de dramatismo, Albert Jacob Cuyp y Johannes Vermeer, con el paisaje urbano más conocido de la época -Vista de Delft .1660 a 1661–, entre los más importantes.
Johannes Vermeer. Vista de Delft. Óleo sobre lienzo. 96X115. 1660-1661. Mauritshuis. La Haya.
Una línea similar a la de Annibale Carracci, en el que el título de la obra y los pequeños personajes dan la clave de la historia representada, de lo que en principio parece ser sólo un paisaje, es seguida por los dos grandes paisajistas franceses formados en la aún inexistente Italia: Claude Lorraine (Claudio de Lorena) -Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos. 1645. y Nicolás Poussin -La Primavera o Adán y Eva en el Paraíso terrenal .1660 a1664.-
Claude Lorraine. Paisaje con Apolo custodiando los rebaños de Admeto y Mercurio robándoselos. Óleo sobre lienzo. 55×45. 1645. Palazzo Doria-Pamphili. Roma.
Nicolas Poussin. La Primavera o Adán y Eva en el Paraíso terrenal. Óleo sobre lienzo. 117×160. 1660-1664. Museo del Louvre. París.
Ambos pintores pertenecen a la corriente clasicista del paisaje –pinturas de historia con un importante contenido paisajístico– y tuvieron gran influencia en la pintura romántica y en el impresionismo. Lorraine es considerado un paisajista moderno porque observaba atentamente la naturaleza e hizo estudios de la naturaleza al aire libre, de los cambios de luz y de las sombras, pero siempre incluyendo en sus obras personas con motivos históricos o religiosos.
Las vedutes o paisajes urbanos constituyen un género típico veneciano, que cultivó en el siglo XVIII Canaletto –Giovani Antoni Canal –Plaza de San Marcos .1723 a1724-, además de sus paisajes no urbanos, y otros como Francesco Guardi -Gran Canal con San Simeone Piccolo y Santa Lucía . 1775- o Giovanni Paolo Panini con sus vedutes romanas. Canaletto se especializó en las vedutes que vendía como souvenirs a los estudiantes del Grand Tour que luego llevaban a sus países de origen. Fue requerido en Inglaterra y allí trabajó en obras de paisajes. Con él estuvo su sobrino Bellotto que continúo la misma línea de negocio.
Canaletto. Plaza de San Marcos. Óleo sobre lienzo. 142×205. 1723-1724. Museo Thyssen–Bornemisza. Madrid.
Francesco Guardi. Gran Canal con San Simeone Piccolo y Santa Lucía. Óleo sobre lienzo. 48X78. 1780. Museo Thyssen–Bornemisza. Madrid.
Quitando lo mencionado, no se encuentra en el siglo XVIII nada importante en cuanto a novedades en el tratamiento del paisaje. Thomas Gainsborough se inspiró en algunas obras en los paisajistas holandeses -Paisaje en Suffolk.1750-. Jean-Honoré Fragonard, Hubert Rover, o Goya -La nevada. 1786. son representantes de esta época. Goya no es representante genuino de este género, pero la obra mencionada, está muy considerada por su importancia.
Thomas Gainsborough. Paisaje en Suffolk. Óleo sobre lienzo. 652×95. 1750. Kunsthistorisches Museum. Viena.
Goya. La nevada o El invierno. Óleo sobre lienzo. 275×2938. 1760. Museo del Prado. Madrid.
Y así se llegó al siglo XIX, donde el género paisajístico logra su brillantez y madurez plenas, especialmente de la mano de los grandes paisajistas románticos ingleses Turner y Constable que destacan sobre los demás y que tendrían gran influencia sobre el Impresionismo de los alemanes románticos, Friedrich sobre todo, y Runge, y de los franceses, que en breve comenzarían a ser la más importante cuna de los movimientos artísticos inmediatos, con el paisaje como centro de su universo.
*Tenebrismo es el nombre que se da a un estilo de pintura que correspondió a los primeros años del Barroco, a comienzos del siglo XVII, siendo sus principales representante Caravaggio –Michelangelo Merisi da Caravaggio– y José de Ribera –El españoleto-.
El tenebrismo se caracteriza por un contraste muy fuerte entre las luces y las sombras mediante una iluminación artificiosa, utilizando focos de luz potentes, de arriba hacia abajo, como viniendo de una ventana o tragaluz, en diagonal la mayor parte de las veces, para dar suntuosa y extraña luminosidad a lo que se desea realzar (luz de sótano o bodega).
Se ha llegado a identificar como una corriente específicamente española tras la influencia en los artistas españoles de Caravaggio. Los españoles ya utilizaban la técnica del claro-oscuro con mucha frecuencia e intensidad en el siglo XVI. El divino Morales, Luca Cambiaso, El Greco, Pedro de Campaña, Navarrete el mudo y otros utilizaban esta técnica iluminativa.
Hubo dos escuelas tenebristas en España: la valenciana de Francisco Ribalta y Pedro de Orrente (estudió con el Greco y Luis Tristán en Toledo), donde se formó José de Ribera, aunque la mayor parte de su obra la realizó en Italia, y la sevillana de Herrera el Viejo, con menor intensidad tenebrista, en donde se formaron Diego Velázquez y Francisco de Zurbarán.
*El Barroco se puede dividir en tres períodos: Tenebrismo ya visto y que corresponde a los primeros años del barroco, a comienzos del siglo XVII, el Barroco Pleno a mediados del siglo XVII y el Barroco Decorativo o tardío, a finales del XVII y principios del XVIII. En los dos últimos no se utiliza apenas el recurso luminoso del tenebrismo. Se vuelve a utilizar esa técnica lumínica tenebrista en el Realismo del siglo XIX.
Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época donde comienza a surgir la burguesía, de grandes controversias políticas y religiosas, por un lado entre los estados absolutistas y los parlamentaristas y por otro entre católicos y protestantes.
Nació en Italia a finales del siglo XVI y de allí se extendió a la mayor parte de Europa. Fue considerado como un estilo recargado, veleidoso y falaz durante los dos siglos siguientes. A finales del XIX fue reconocido en su verdadero valor.
La pintura en esta época fue más ornamentada, con cierto racionalismo clasicista y formas más dinámicas, dando importancia a lo intrascendente y a lo efectista. Se utilizaron formas distorsionadas con efectos forzados, fuertes contrastes de luces y sombras y manifiesta necesidad a la exageración.
Tweet
Excelente
Se lo mando a mi hijo y nieto, ambos Jorge.
https://www.google.com/search?sca_esv=1c85dbbad5b42934&sca_upv=1&hl=es&sxsrf=ADLYWIJhvXLxnA3beSffMnJZ
https://www.google.com/search?sca_esv=1c85dbbad5b42934&sca_upv=1&hl=es&sxsrf=ADLYWIJhvXLxnA3beSffMnJZk1QrVfMufg:1724056877739&q=paolo+uccello+san+jorge+y+el+drag%C3%B3n&udm=2&fbs=AEQNm0CbCVgAZ5mWEJDg6aoPVcBgWizR0-