Viaje a Egipto. Parte 8.
Valle de los Artesanos
Aproximadamente a 1 km de la carretera que conduce al Valle de las Reinas se encuentra Deir El-Medina –Valle de los Artesanos-, que toma su nombre de un templo ocupado por monjes cristianos de los primeros tiempos. Cerca del templo se encuentra un yacimiento en ruinas, la Aldea de los Obreros.
Casi todos los obreros y artistas que construyeron las tumbas reales vivieron y fueron enterrados en Deir El-Medina –Set Maat, lugar de Maat o de la Verdad-, para mantenerlos apartados del resto de la población, y así preservar los secretos de las tumbas reales.
Algunas de las pequeñas tumbas del lugar tienen unos relieves extraordinarios, por lo que merece la pena visitarlas.
Las tumbas del último período, muestran buena técnica, y ponen de manifiesto la prosperidad de estos artesanos que tenían el privilegio de una concesión funeraria. Las tumbas de los artesanos debían construirse durante su tiempo libre, y las hacían de forma que el eje se alineara con el del templo del rey a quien habían servido. Actuaban también como embalsamadores y sacerdotes, y seguían los ritos fúnebres al fallecimiento de algún compañero, ritos que también debían seguir fuera del horario de trabajo.
La necrópolis se sitúa en la montaña y está compuesta por unas 500 tumbas, de las cuales solo 53, todas ellas de la época de las Dinastías XIX y XX, están decoradas. Las primeras tumbas, corresponden a tiempos de la Dinastía XVIII, y las últimas al III Período Intermedio. Tienen el código TT.
En la parte de la necrópolis más baja hay un pequeño cementerio, también coetáneo de la dinastía XVIII, en donde las tumbas eran individuales y muy pobres, sin decoración, conteniendo como único ajuar recipientes de comida para el Más Allá. A media ladera, se encuentran unas tumbas muy sencillas de adolescentes, y en la parte alta, las de los adultos.
Sennedyem.
La decoración de las tumbas privadas en general se limitaba a la capilla de entrada, lugar donde los familiares llevaban a cabo los ritos funerarios. En las tumbas de los artesanos en Deir el-Medina, también se decoraba la cámara funeraria, escogiendo los pasajes del Libro de los Muertos que interesaran al propietario o que le recomendasen los sacerdotes. A veces, se pintaban unas escenas mientras se escribían los textos de otras diferentes.
El Siervo del lugar de la Verdad, Sennedyem, era un obrero de Deir el-Medina que vivió durante los primeros años de la Dinastía XIX. Su tumba la TT1 fue descubierta en 1886, y es una de las pocas que estaban inalteradas. Está considerada como la mejor conservada de esa necrópolis al estar cerrada desde su construcción. La decoración de la cámara está intacta, y en ella puede verse a Anubis cuidando la momia de Sennedyem que aparece con barba postiza y el cabello azulado, atributos de un dios.
TUMBAS Y TEMPLOS
Me llamó la atención no ver en todo el viaje palacios de los faraones en ningún lugar, mientras que los templos y recintos funerarios abundaban. Se nos explicó, que era por la durabilidad de los materiales empleados, ya que los palacios eran considerados moradas temporales, y en consecuencia, construidos con materiales menos duraderos, mientras que templos y tumbas eran para la vida eterna, y por tanto construidos con materiales imperecederos.
Hay que DIFERENCIAR entre LAS TUMBAS Y LOS TEMPLOS:
Las tumbas egipcias pueden ser consideradas como las verdaderas casas para la eternidad de los difuntos: pirámides, mastabas, y tumbas, variaron en forma y tamaño en función de la categoría de sus propietarios o de la evolución de las estructuras y conceptos sociales a lo largo del tiempo.
Los templos egipcios, sin embargo, fueron construidos para el culto oficial de los dioses y la conmemoración de los faraones del Antiguo Egipto en las regiones bajo su dominio. Los templos eran vistos como el hogar de los dioses o faraones deificados a quienes eran dedicados, y en ellos los faraones y el clero egipcio llevaban a cabo diversos rituales. Estos rituales eran sentidos como necesarios para que los dioses mantuvieran el maat: el orden divino del universo.
Además de las zonas de tumbas narradas, se encuentra en sus proximidades Medinet Habu, situada en la orilla occidental del Nilo, frente a Tebas, que es un conjunto arqueológico y monumental que merece la pena visitar: se señalará dónde está, qué es, y cuáles son los lugares de interés de este conjunto, que conserva algunos de sus elementos en muy buen estado.
Medinet Habu está en Tebas Occidental, es decir, el amplio territorio de la actual Luxor que se extiende al oeste del Nilo, cerca del Valle de los Reyes.
Medinet Habu es un recinto que se articula principalmente en torno al templo funerario de Ramsés III, uno de los faraones más importantes de la dinastía XX, y se inspira en buena medida en el cercano Ramesseum, templo funerario de Ramsés II.
Medinet Habu estaba amurallado y, dentro de sus murallas, se localizaban otros espacios, por lo que llegó a tener la consideración de centro administrativo e incluso residencial o, al menos estancial para el propio faraón, pues tenía su propio palacio real. Además, en situaciones de peligro, podía dar cobijo a la población dentro del recinto.
Templo mortuorio de Ramses III en Medinet Habu
El Templo de Ramsés III es sin duda, lo que se conserva en mejor estado del conjunto. Se mantienen en pie varios pilonos con sus espectaculares relieves alusivos al faraón y también el patio, varias salas hipóstilas y capillas. En algunas de sus columnas y techumbres se conservan restos de policromía, lo que da una idea del interesante colorido que debió de tener esta construcción. El templo tuvo:
-Embarcadero y canal, pues este recinto estuvo conectado con el Nilo para la realización de procesiones religiosas en la Barca.
-Pabellón o Palacio Real, desde donde el faraón presenciaba y presidía la procesión.
-Muralla, que nos permite ver la dimensión de este recinto.
Ramses III, faraón de la XX Dinastía, eligió la zona para construir su gran templo funerario. Diseñado siguiendo los cánones clásicos a semejanza del Ramesseum -de Ramses II-, tiene unos ciento cincuenta metros de longitud, y se encuentra bastante bien conservado. En el interior del recinto, al sur, están las capillas de Amenirdis I, Shepenupet II y Nitocris I, las cuales tenían el título de Divinas Adoratrices de Amón durante la Dinastía XXV. El conjunto estaba rodeado por un muro de adobes que servía de protección, disponiendo la entrada del recinto una singular torre.
Torre de acceso al recinto.
También se encuentran en Medinet Habu:
Templo de Amón
Thutmose III y Hatshepsut gobernantes de la XVIII Dinastía, levantaron un pequeño templo dedicado a Amon que sufrió muchas alteraciones y modificaciones a través de los años, durante las dinastías XX, XXI, XXV, XXVI, XXIX, XXX y el periodo greco-romano.
Templos próximos
Amenhotep III, de la XVIII Dinastía, ordenó erigir, al sur de Medinet Habu, un complejo funerario que llegó a ser el mayor y más espectacular de todo Egipto, con los Colosos de Memnon presidiendo la entrada, aunque hoy quedan escasos vestigios del conjunto. Su palacio real se construyó en Malkata, al sur.
TEMPLO DE HATSHEPSUT
Hatshepsut, fue una reina-faraón de la XVIII Dinastía. Reinó de 1513-1490 a. C., llegando a ser la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las Dos Tierras. Fue la segunda mujer faraón históricamente confirmada después de Sobekneferu.
Hatshepsut fue la única hija superviviente de Tutmosis I y su esposa principal, Ahmose. Su esposo y hermanastro Tutmosis II era hijo de Tutmosis I y Mutnefert, esposa secundaria, que llevaba el título de hija de faraón y probablemente era hija de Amosis I.
Hatshepsut y Tutmosis II tuvieron una sola hija llamada Neferura. Después de tener a su hija, Hatshepsut no pudo tener más hijos. Tutmosis II tuvo con Isis, una esposa secundaria, a Tutmosis III, quien sucedió a Hatshepsut como faraón.
A finales del reinado de Amenhotep I, ante la falta de descendencia del faraón, el sucesor designado fue el padre de Hatshepsut, el futuro Tutmosis I, quien para legitimar su acceso al trono se había tenido que casar con la princesa Ahmose.
Este matrimonio tuvo, además de a Hatshepsut, al menos a otros tres niños, de nombres Amenmose, Uadymose y Neferubity, aunque solo Hatshepsut y su hermana mayor, Neferubity -murió adolescente- llegarían a edad adulta.
Además de sus hermanos, Hatshepsut tuvo, hermanatros por parte de padre con esposas secundarias y concubinas. Del único del que nos ha llegado constancia, es de quien fuera su esposo, Tutmosis II.
Tutmosis II tuvo un reinado muy breve, y murió en plena juventud cuando sus dos únicos hijos conocidos aún estaban en la primera infancia. Como había pasado en la generación anterior, la gran esposa real Hatshepsut no había traído al mundo un varón, sino una niña, por lo que volvió a abrirse una crisis sucesoria. Una vez más, Ineni -arquitecto de cinco faraones, administrador de los graneros de Amón y alcalde de Tebas- consiguió que la nobleza aceptara como candidato a un hijo de Tutmosis II y de una simple concubina, que sería coronado faraón con el nombre de Tutmosis III.
Dado que Tutmosis III era demasiado pequeño para gobernar, la gran esposa real de Tutmosis II asumió la regencia y pospuso el matrimonio entre el nuevo rey y su hija, la princesa real Neferura, único matrimonio que podría legitimar el ascenso al poder de Tutmosis III.
Durante los primeros años de reinado de Tutmosis III, Hatshepsut estuvo preparando minuciosamente un “golpe de Estado” que revolucionaría la tradicional sociedad egipcia. Alejó para siempre de la escena política a Ineni, y elevó a sus fieles Hapuseneb y Senenmut a los más altos cargos. Parece ser que la figura política más importante de la época fue Hapuseneb, quien tuvo los cargos de chaty -primer magistrado tras el faraón- y sumo sacerdote de Amon.
Cuando se vio lo suficientemente fuerte, la hasta entonces gran esposa real y esposa del dios Amon, Hatshepsut, en presencia del faraón Tutmosis III, se autoproclamó también faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amon, con el beneplácito de los sacerdotes, encabezados por Hapuseneb.
Tutmosis III no pudo hacer otra cosa más que admitir la superioridad de su tía y madrastra. Hatshepsut.
Tras 15 años de reinado, en un solo año murieron: Hatshepsut, su hija Neferura y los apoyos de la reina faraón Hapuseneb y Senenmut. Ascendido al poder absoluto, Tutmosis III mandó borrar todos los nombres y figuras que mencionaran a su antecesora, aunque los templos no podían destruirse sin ofender a los dioses, sobreviviendo el templo objeto de la visita.
El Templo de Hatshepsut es uno de los templos más impresionantes de Egipto por su arquitectura, construido por la reina Hatshepsut en el siglo XV a.C., tallado en la roca de una montaña.
El templo funerario de Hatshepsut, conocido como Djeser-Djeseru –el sublime de los sublimes– se encuentra en el complejo de Deir el Bahari al oeste del Nilo, cerca del Valle de los Reyes. Este templo fue construido en honor a Amon-Ra y es considerado uno de los monumentos más importantes del Antiguo Egipto.
El canciller, arquitecto real y posible amante de Hatshepsut, Senemut, fue probablemente el arquitecto de este templo.
Las terrazas escalonadas alcanzan los treinta metros de altura; cada nivel está conformado por columnatas de pilares de caliza de sección cuadrada, precedidos por estatuas osiríacas. La capilla de Anubis, en la zona nordeste del templo, posee columnas de sección poligonal, de estilo protodórico. Estas terrazas están conectadas por una gran rampa central, que en la antigüedad estaba flanqueada por jardines de plantas exóticas traídas del Punt.
La forma escalonada de este templo corresponde a la clásica forma tebana, con elementos arquitectónicos como pilonos, salas hipóstilas, patios, capillas y santuarios.
Ya de vuelta, y muy cansados de tantas horas de calor y tumbas, marchamos hacia nuestra casa/barco, pasando previamente por los Colosos de Memnón, que son las dos estatuas gigantes de piedra del complejo que mandó construir, Amenhotep III -Amenofis III-, del que ya apenas queda nada en la orilla occidental del Nilo frente al Valle de los Reyes.
Las dos estatuas gemelas muestran a Amenhotep III en posición sedente; sus manos reposan en las rodillas y su mirada se dirige hacia el este, en dirección al río Nilo y al Sol naciente. Dos figuras de menor tamaño, situadas junto al trono, representan a su esposa y a su madre; los paneles laterales muestran una alegoría del dios de la inundación anual, Hapy.
Las estatuas están esculpidas en grandes bloques de cuarcita, traídos desde la cantera de el-Gabal el-Ahmar, cerca de El Cairo. Se cree que las piedras eran demasiado pesadas para haber sido transportadas por el Nilo. Las estatuas tienen una altura total de dieciocho metros y un peso estimado de 720 toneladas cada una.
Al final de las visitas volvimos a la motonave, iniciando la navegación para atravesar durante la noche la esclusa, dirigiéndonos a Esna, disfrutando de una estupenda cena y noche festiva en la discoteca del barco, para los que aún les quedaran fuerzas.
Música egipcia.
To be continued in part 9.
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Olé