El tenis, Giambattista Tiepolo y el World Pride 2017.
Los que circulamos por Madrid habitualmente, podemos recordar que el World Pride Madrid 2017 se celebró la última semana de junio y primeros días de julio, por las dificultades especiales del tráfico que hubo durante su celebración.
El museo Thyssen-Bornemisza en una acción modernista, y quizá demagógica, quiso unirse a la fiesta, organizando un recorrido temático por algunas obras de su exposición permanente, con algún tinte real –o imaginario- de contenido homosexual o lésbico.
El recorrido temático denominado Amor diverso, está preparado para peregrinar por todo el museo, con un pequeño panfleto en el que se señalan las 16 salas en las que hay alguna obra con las características señaladas, que son explicadas con audio guía.
Es decir, el esfuerzo del museo no ha sido grande, ya que las obras permanecen donde están habitualmente, y sí lo es el de los visitantes, que deben estar saltando de una sala a otra, para luego buscar las obras dentro de la sala correspondiente.
Las obras han sido seleccionadas, más por lo andrógino de caras y figuras que por manifiestas actitudes homoxesuales o lésbicas, llamando la atención los comentarios exagerados, quizá ilusorios o no, en Muchacho con turbante y ramillete de flores de Michiel Sweerts y San Sebastián de Bronzino .
Michiel Sweerts. Muchacho con turbante y ramillete de flores. 1658. Óleo sobre lienzo. 76,4 x 61,8 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Agnolo di Cosimo di Mariano. BRONZINO. San Sebastián. 1533. Óleo sobre lienzo. 87 x 76,5 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Pero naturalmente, hay algunas obras muy atractivas en este recorrido, como Santa Catalina de Alejandría de Caravaggio o la representación escultórica de San Sebastián –expuesto más de una vez por ser patrón de los gays- de Bernini, mereciendo una visita exclusiva, por ser considerada con todo merecimiento la estrella de la exposición, La muerte de Jacinto, de GIAMBATTISTA TIEPOLO, y éste sí, con contenido claro para estar incluido en Amor diverso.
Michelangelo Merisi da Caravaggio. Santa Catalina de Alejandría. 1598. Óleo sobre lienzo. 173 x 133 cm . Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Giovanni Lorenzo Bernini. san Sabastián. 1615. Mármol blanco 98 x42 x 49 cm. En el Museo Thyssen-Bornemisza hasta 2019. Madrid.
Giovanni Battista o Giambattista Tiepolo, nació en marzo de 1696 en Corte di San Domenico, Castello, Venecia. Se formó en el taller de Gregorio Lazzarini, casándose en 1719 con Cecilia Guardi con la que tuvo nueve hijos, de los que dos fueron grandes artistas como él: Giovanni Domenico y Lorenzo.
Los primeros trabajos los realizó en la zona de Venecia, consiguiendo su primer gran encargo en 1720: la decoración al fresco con escenas del Antiguo Testamento del palacio arzobispal de Udine. En esta obra, fijaría las líneas de su estilo, que se basarían en espectaculares composiciones arquitectónicas, muy efectistas, con figuras de gran sensualidad, mucha luminosidad y colores con tonalidades suaves, de resultados cromáticos muy atractivos.
En 1750 viajó a Wurzburgo para decorar en compañía de sus hijos el palacio del príncipe-obispo Carl Philipp von Greiffenklau. Los frescos de la sala del emperador -Kaisersaal- y la bóveda de la escalinata, constituyen uno de los conjuntos más espectaculares del artista. También trabajó posteriormente para la corte española, siendo numerosas las obras encargadas por Carlos III para el palacio real de Madrid y para el de la Granja de San Ildefonso.
Durante su estancia en Wurzburgo realizó La muerte de Jacinto, en 1752, por encargo del barón alemán Wilhelm Friedrich Schaumburg-Lippe en homenaje a su joven amante muerto, un músico español con el que vivió en Venecia (una de las paradas del Grand Tour -viaje iniciático cultural por Europa que solían hacer en el siglo XVIII los jóvenes de la alta sociedad-), hasta su fallecimiento en 1751. Tuvo que irse a Italia con el joven español, debido al fuerte movimiento homofóbico existente en el norte de Europa, que hizo que las ciudades italianas cunas del arte –Florencia, Venecia, Roma…-fueran auténticos burdeles homosexuales.
La pintura perteneció a la colección del barón Wilhelm Friedrich Schaumburg-Lippe, con sede en Bückeburg, y a sus herederos, participando en una exposición celebrada en Berlín, dedicada a la pintura italiana de los siglos XVII y XVIII. El lienzo formó parte del patrimonio de la familia hasta 1934, fecha en la que fue adquirido por la colección Rohoncz, nombre anterior de la Thyssen-Bornemisza.
El tema de la obra está extraído de Las Metamorfosis de Ovidio (libro X), donde se narra el fatal desenlace de los amores entre el dios Apolo y el mortal Jacinto, hijo del rey Amiclas de la ciudad-estado de Lacedemonia al sur de Esparta, del que estaba enamorado Apolo y también –pero sin éxito- el dios del viento, Céfiro.
Giambattista Tiepolo. La muerte de Jacinto. 1752. Óleo sobre lienzo. 287 x 231 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Algunas tardes Apolo y Jacinto, acudían a las inmediaciones del río Eurotas para hacer ejercicios deportivos. Durante un juego de lanzamiento, el disco lanzado con gran habilidad y fuerza por Apolo, atravesó las nubes, cortándolas, y Jacinto corrió para atraparlo en su caída y demostrar con rapidez al dios su habilidad al lanzar. A partir de aquí, hay tres versiones: la primera es el relato clásico de que Jacinto murió víctima de su propia torpeza al lanzar con excesivo ímpetu el disco durante el juego, hiriéndose mortalmente en la cabeza; la segunda, es que corrió a coger al vuelo el disco lanzado por Apolo, no lo agarró bien, y al llegar al suelo rebotó golpeándole la cabeza; y la tercera es que Céfiro dolido por el desdén mostrado por el joven príncipe hacia él, movió el aire, desviando el disco lanzado por Apolo a la cabeza de Jacinto.
En el lienzo de Tiepolo hay alguna diferencia sustancial relativa al objeto que produjo la muerte de Jacinto a tenor de lo contado por Ovidio. Pueden verse en la parte inferior derecha del lienzo una raqueta de tenis y dos pelotas, al lado de Jacinto y una tercera bola en la parte inferior izquierda de la tela, que parece haberse deslizado desde la mano izquierda de Jacinto, que abre los dedos tras el accidente. También puede observarse en la parte central una red que separa las dos partes del campo de juego, tras el grupo de espectadores.
Esta libertad o licencia de Tiepolo, se debe a una traducción del libro de Ovidio realizada en 1561 por Giovanni Andrea dell’Anguillara. En esta traducción, el disco de la Metamorfosis fue sustituido por una pelota de tenis. Este juego, en su modalidad conocida como Pallacorda, fue popular entre la nobleza del siglo XVI y estuvo de moda en la época en que Tiepolo pintó el cuadro.
El dios Apolo, en cualquier caso, suspirando con tristeza por ser inmortal, y no poder acompañar por este motivo a su amado en el último viaje, y ante su incapacidad para devolverle la vida, decidió inmortalizarlo transformando las gotas de sangre derramadas en una flor que tendría su mismo nombre -jacinto-, que Tiepolo pintó en la parte inferior derecha del cuadro, en el lugar donde cae la sangre, junto a la raqueta.
La mejilla izquierda de Jacinto se ve amoratada a causa del pelotazo mortal, vertiendo sangre, mientras el rey Amiclas -padre de Jacinto- y un soldado observan la escena, y la estatua del dios Pan, presencia divertida los escorzos imposibles de los protagonistas y el histrionismo de la situación.
Está situada la obra en el espacio 17 de la primera planta del Thyssen, junto a radiografías y fotografías ultravioletas y de infrarrojos, que muestran todos los trabajos previos, descubrimientos y detalles, además de dos dibujos de Tiepolo, prestados por la Staatsgalerie de Stuttgart.
El lienzo padecía problemas a causa del reentelado con cera y resina al que fue sometido hace años. Se han eliminado los barnices oxidados, que habían amarilleado y los repintados, recuperando las pérdidas de pintura, logrando así su auténtica profundidad.
Si queréis recordar algo de Apolo, añado aquí conexión con post del año pasado
http://loscordonesquemeatocadadia.com/es/2017/04/22/el-salon-del-pra…-fuente-de-apolo/
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Y en cuyos pétalos puede aún leerse. “Ay”,el sollozo de pena que surgió del pecho de Apolo.