FIN DEL IMPERIO LATINO. Parte 3
El Imperio Bizantino fue dividido en la Partitio terrarum imperii Romaniae, firmada el 1 de octubre de 1204 por acuerdo entre los cruzados y Venecia en tres partes: tres octavos —incluyendo Creta, Rhodas, Corfú, Negroponte, Cephallonia y otras islas para Venecia, y el Imperio Latino, que reclamó las otras dos partes: los tres octavos para el Imperio más dos octavos para el nuevo emperador latino,además de ejercer el control sobre algunas zonas de Grecia mediante el vasallaje: del Reino de Tesalónica con Bonifacio de Monferrato, del Ducado de Atenas y Tebas con Otón de la Roche –a su vez vasallo del Rey de Tesalónica–, del Ducado del Archipiélago o de Naxos con Ruy de Montfort, del Principado de Acaya –sobre la costa del norte del Peloponeso lindando con el golfo de Corinto-, del Ducado de Filipópolis –en la ciudad Plovdiv de la actual Bulgaria y sus alrededores, cuyo señor fue el Duque Renier de Trit–, y del Ducado de Filadelfia –en la ciudad turca de Alasehir y terrenos circundantes–. Además controlaba por ocupación física todos los territorios europeos y asiáticos que rodeaban al mar de Mármara, y los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, aunque quedaron numerosos territorios en manos de aristócratas bizantinos griegos que consideraban sus territorios estados sucesores, y que pretendían la reconquista del imperio perdido: el Despotado de Épiro, el Imperio de Nicea y el Imperio de Trebisonda.
El Dux de Venecia no fue considerado vasallo del Imperio, permitiéndole sus tres octavos del antiguo Imperio y una parte importante de Constantinopla asegurar su influencia en el gobierno del nuevo.
A partir de aquí comenzaron las luchas entre todas las partes, que en algunas ocasiones apoyaban una opción y de forma inmediata a la contraria, intentando claramente su mejor posicionamiento. Nicea, Trebisonda y Épiro buscando recuperar el antiguo Imperio para ellos, Bulgaria y el sultanato del Rum, tratando de combatir al que en cada momento se iba haciendo más fuerte, para socavar su poder, y el Imperio Latino tratando de mantener lo que había logrado y ampliarlo hasta lograr la totalidad del Imperio Bizantino.
Teodoro I Láscaris de Nicea no logró un éxito inmediato –fue derrotado en Poemaneum y Bursa (Prusa antiguamente) por el Imperio en 1204–, pero posteriormente le arrebató a éste, la parte noroccidental de Anatolia, aprovechando que las tropas de Balduino I debían hacer frente a los búlgaros que les atacaban por el oeste. Teodoro tuvo victorias contra sus oponentes sucesores de Trebisonda, colocándose como el más importante de los estados sucesores bizantinos. En 1206, viéndose fuerte, se auto-confirmó como emperador ,coronándose en Nicea.
Teodoro trató de reforzar sus derechos nombrando un nuevo Patriarca de Constantinopla en Nicea y para cerrar posiciones con el Imperio, se casó con María de Courtenay en 1219, hija de la emperatriz latina Yolanda de Flandes, pero murió siendo fue sucedido por su yerno Juan III Ducas en 1222.
En 1224 el reino de Tesalónica fue conquistado por el Despotado de Epiro que posteriormente, cayó en manos de Bulgaria en 1235, con el visto bueno de Juan III de Nicea que buscaba aliados contra los latinos, a toda costa.
En 1242, el Imperio Mongol desde el este, invadió el Sultanato del Rum de los selyúcidas, al este de Nicea, y curiosamente pararon allí respetando las fronteras nicenas.
Juan III se casó con Constanza de Hohenstaufen hija de Federico II emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1245 -quizá este fue el motivo de la detención mongola-. Negoció entonces con los mongoles y derrotó a sus ex aliados búlgaros, continuando sus conquistas sobre los latinos hasta su muerte en 1254.
Teodoro II Láscaris siguió su política de conquistas durante cuatro años, muriendo en 1258. Su hijo Juan IV Ducas Láscaris le sucedió, pero siendo un niño, reinó bajo la regencia del general Miguel Paleólogo. Miguel se proclamó co-emperador con el nombre de Miguel VIII, y consiguió derrotar conjuntamente al déspota de Epiro –cuando los búlgaros fueron derrotados por Juan III renació el despotado–y al príncipe latino de Acaya en la batalla de Pelagonia.
Ya en 1247, los nicenos habían rodeado eficazmente Constantinopla, y solo las tres líneas de fuertes de defensa de la ciudad los mantuvieron a raya, señalando la mencionada –ut supra – batalla de Pelagonia en 1258, el principio del fin del dominio latino en Grecia. En 1260 Miguel VIII de Nicea comenzó el asalto a Constantinopla. El 25 de julio de 1261, con la mayoría de las tropas latinas fuera en otros frentes, el general niceno Strategopoulos encontró una entrada sin vigilancia en la ciudad –acordada con los defensores, claro– y entró con sus tropas, restaurando el Imperio bizantino para su señor, Miguel VIII Comneno Ducas Ángelo Paleólogo, con el que se inició la dinastía de los Paleólogos. Una vez dentro, incendió el barrio veneciano (a sus ojos responsables de la toma de la ciudad en 1204). Miguel fue reconocido emperador pocas semanas más tarde, restaurando el Imperio Bizantino. Al niño Juan IV Juan Ducas Láscaris, el infante heredero de Teodoro II, fue cegado siendo todavía un niño, y enviado a una fortaleza del Mar de Mármara. Este acto de crueldad granjeó a Paleólogo los odios populares, sobre todo en Asia Menor.
Miguel VIII Paleólogo.
Los habitantes del Imperio restaurado consideraron al Imperio de Nicea como el verdadero sucesor del Imperio Bizantino, aunque aún seguían existiendo el Imperio de Trebisonda y el principado latino de Acaya. Trebisonda permaneció independiente hasta la conquista otomana en 1461 (Tras la conquista en 1453 del Imperio Bizantino por Mehmed, aún siguió el Imperio de Trebisonda ocho años como tal). Acaya fue pronto reconquistada por Bizancio.
Murallas de Constantinopla.
El Imperio restaurado, que ya nunca nunca tuvo el antiguo esplendor, debió hacer frente desde entonces a la nueva amenaza que representaban los turcos otomanos que surgieron en sustitución de los derrotados selyúcidas, que tras doscientos años, y aún con las tres lineas de defensa inexpugnables durante más de mil años- foso y las dobles muralla teodosias- acabaron conquistando el Imperio en 1453, apoyados por los famosos cañones búlgaros y la traición del responsable de la cadena de la torre Gálata, que permitió la entrada de los barcos otomanos al Cuerno de Oro.
Torre Gálata.
1) DÉSPOTADO
El término original griego despotēs significaba simplemente “señor”. Equivalente al título latino dominus.
La mayor parte de los despotēs fueron yernos de los emperadores bizantinos, que acostumbraban proclamar a sus hijos mayores co-emperadores –symbasileus–. Despotēs fue título cortés sin funciones ni poderes específicos, a pesar de significar honor inmediato al del emperador.
Después de la Cuarta Cruzada, el título pasó a utilizarse en los Estados sucesores del Imperio bizantino, y lo otorgaba cualquier monarca que tuviera título imperial, incluyendo Nicea, Trebisonda, Épiro, los búlgaros u otros. El título despotēs también podía ser otorgado por un emperador a un extranjero noble por lazos familiares o por servicios prestados. Por ejemplo, en el Imperio de Trebisonda el título fue otorgado a los herederos al trono, como diferencia con todos los demás cargos.
Es desde hace dos siglos cuando el título de déspota, adquiere una connotación negativa.
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Muy gratificante la historia, algo que muchos de los dirigentes de principio de siglo XX, no sabían o su ansias de poder, delimitaron geométricamente el mundo. Muchas gracias por tu dedicación a seguir enseñando.
OK. Gracias a vosotros
como siempre un placer aprender de sus artículos.