La historia de la Diada catalana. Aproximación al intento fallido de proclamación del Estado Catalán. Parte 1.
Ahora que se acercan las eleccones catalanas, aprovecharé para proseguir -de tanto en cuanto lo haré para aburrir menos- con el relato del segundo intento -han sido cuatro- de proclamación -en esta ocasión fallido– de independencia e instauración de una república en Cataluña. La primera república catalana que duró 7 días recordemos que vivió desde el día 16 al 23 de enero de 1641.
Es interesante irlo recordando para hacer frente a las milongas que de tanto en cuanto nos susurran o vocean.
La Guerra de Sucesión española, fue una guerra para lograr la corona española, librada entre la familia natural del último rey español de la Casa de Austria –Carlos II el Hechizado-, los Habsburgo, con su representante el Archiduque Carlos Francisco de Austria a la cabeza, y los nombrados herederos en su testamento por el Austria fallecido, los Borbones franceses, con Felipe de Anjou como representante.
Felipe de Anjou, nieto de Luís XIV de Francia y rey de España como Felipe V.
Archiduque Carlos Francisco de Austria, futuro emperador Carlos VI, hermano del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico José I .
Las tropas borbónicas y sus aliados vencieron a los que defendían al Archiduque Carlos, a cuyo favor se habían decantado los territorios de la Corona de Aragón, -Principado de Cataluña incluido-, intitulándose el archiduque en Barcelona, en el año 1705, rey de España, con el nombre de Carlos III , estableciendo en esta ciudad su corte.
La fidelidad de Cataluña a la causa austracista, la convertiría en el último reducto de resistencia a la victoria final de Felipe V, incluso resistiendo después de haberse firmado los tratados de Utrecht-Rastatt (1713-1714) que ponían fin a la Guerra de Sucesión española, al serle retirado a Carlos los apoyos europeos de la Gran Alianza de La Haya –imperio austriaco, Inglaterra, Holanda, algunos estados alemanes, Portugal y Saboya– tras su coronación como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico –Carlos VI– a la muerte de su hermano José I de Habsburgo y Neoburgo el 17 de abril de 1711 –había que evitar que se constituyera nuevamente una monarquía universal de los Habsburgo-.
*El Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I de Habsburgo, unido en su primer matrimonio con la hija de Felipe IV de España, Margarita Teresa -sin hijos varones que llegaran a edad adulta-, casó en terceras nupcias con Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo, de cuya unión naciero 10 hijos de los que destacaremos por el tema que aquí se trata al primogénito, José I de Habsburgo, que sucedió a su padre como Emperador del Sacro Imperio, y al séptimo, Carlos Francisco de Habsburgo y Neoburgo, aspirante a la Corona española y heredero a la muerte de su hermano José I de los títulos de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, rey de Hungría, de Bohemia, de Cerdeña, Nápoles y Sicilia como Carlos VI, y por nacimiento Archiduque de Austria.
En noviembre de 1713, Rafael Casanova fue elegido conseller en cap de la ciudad de Barcelona, fundamentalmente para su defensa. Durante el sitio, y a pesar de ser partidario de la negociación, mostró una gran determinación, organizando las milicias gremiales encargadas de la defensa de la ciudad.
Grabado de 1713 en el que se ve el juramento del conseller en cap de Barcelona, Rafael Casanova, junto a otros capitanes ante la bandera de Santa Eulàlia. Institut Municipal d’Història de Barcelona.
El 11 de septiembre de 1714, las tropas borbónicas de Felipe V –más de 20.000 hombres- se lanzaron al asalto de la capital catalana que había soportado 13 meses de asedio, capitulando Barcelona el 12 de septiembre de 1714, promulgando Felipe V el Decreto de Nueva Planta el 16 de enero de 1716, que abriría una nueva etapa para Cataluña, naturalmente más embridada a partir de ahí, creándose nuevas instituciones de corte e inspiración castellana, para sustituir a las existentes en el principado catalán, dejando de existir el mismo -al igual que los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca que lucharon contra Felipe V- como estados dentro de un Estado compuesto que era la Monarquía española hasta entonces, convirtiéndose todos eso reinos y principado desde aquel momento, en provincias de un Estado gobernado por una Monarquía Absolutista, sustituyendo todas las instituciones de gobierno existentes, por un único Consejo de Gobierno dependiente de la Corona.
Jacques Rigaud. El asalto final a Barcelona de 1714. Instituto Cartográfico de Cataluña.
La famosa historia de la elección del 11 de septiembre como fecha de la Diada de Catalunya, a la que los independentistas dan un tono de Do Mayor Sostenido, no es más que una celebración, que se realizó por primera vez en 1886 –trece años después del intento de proclamación del Estado Catalán- cuando varias corporaciones catalanistas, organizaron una misa en memoria de los caídos en el sitio de Barcelona al final de la Guerra de Sucesión española en 1714.
La celebración de la DIADA se realiza para que el pueblo recuerde a Rafael Casanova -que no pudo o no supo defender Barcelona- pero siempre con tintes o aires independentistas, cuando en realidad, debería ser para recordar su derrota -aunque fuera heroica- defendiendo al Archiduque Carlos contra Felipe V. Eligieron mal una vez más.
Las raíces del republicanismo español están en la Ilustración, la Revolución Francesa y el principio de subordinación del Poder a las leyes. Desde sus primeros esbozos durante el Trienio Liberal, que comenzó con el pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego y se mantuvo entre 1820 y 1823, fueron combatidas por los adversarios del racionalismo. La Santa Alianza del Altar y el Trono (Rusia, Austro-Hungría, Prusia y Francia) decidió en 1822 enviar tropas francesas, que, con las españolas partidarias del absolutismo monárquico, formaron los Cien Mil Hijos de San Luís conducidos por el duque de Angulema, Luís Antonio de Borbón y Saboya, hijo del futuro rey de Francia Carlos X, que derrocaron al Gobierno liberal español, dando lugar a la Década Ominosa o segunda restauración del absolutismo (1823-1833), que fue la última fase del reinado de Fernando VII, en el que rigió -de aquella manera- la Constitución de 1812.
José Aparicio Inglada. Desembarco de Fernando VII y la familia real en el Puerto de Santa María recibidos por el duque de Angulema. 1827. Óleo sobre lienzo. 80 x 115 cm. Museo Nacional del Romanticismo. Madrid.
En 1833, la reina Isabel II “La de los tristes destinos o La Reina Castiza”, con tres años, subió al trono por no tener hermanos varones, y gracias a la derogación del Reglamento de sucesión de Felipe V -Ley Sálica-, por la Pragmática Sanción de 1830, promulgada tras la aprobación del rey Fernando VII, más Felón que Deseado, provocando la insurgencia del infante Carlos María Isidro -hermano de Fernando VII- , a quien hasta entonces, hubiera correspondido el trono a la muerte de su hermano y padre de Isabel II, generando las guerras llamadas Carlistas, entre los partidarios de la sucesión vía varón -el hermano de Fernado VII, Carlos María Isidro– y los Isabelinos.
En 1840 tuvo lugar la revolución progresista del general Espartero, que provocó la renuncia a la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, provocando el exilio a Francia del moderado conservador, general O´Donnell, que había sido ascendido a mariscal de campo desde el empleo de capitán en tan sólo cuatro años.
Tras los generales Baldomero Espartero, Leopoldo O´Donnell, Diego de León, Narváez, Armero, Pando, Gutiérrez de la Concha y alguno más, todos presidentes del Consejo de Ministros, y que accedieron con frecuencia al cargo mediante golpe militar, se llegó a 1868.
En el ínterin, en 1859, los marroquíes que realizaban frecuentes ataques a los establecimientos españoles, lo hicieron contra una caserna que el ejército español tenía cerca de Ceuta, vejando el escudo español de su fachada. El gobierno español, exigió el castigo de los culpables al sultán de Marruecos, y como no recibió respuesta satisfactoria, declaró la guerra a ese país en octubre (¡Por lo que se declaraba una guerra entonces!). Para entonces, el general Lepoldo O’Donell, que ya presidía el Consejo de Ministros, contaba con el visto bueno de británicos y franceses para actuar en África, a cambio de que no realizara conquistas territoriales; la Guerra de África contra el sultanato de Marruecos (1859-1860), terminó con el Tratado de Wad Ras y victoria española, dejando aproximadamente 4.000 muertos españoles, y proporcionando un respaldo político espléndido al gobierno, provocando una enorme oleada de patriotismo.
Recibimiento del Ejército de África en la Puerta del Sol. Joaquín Siguënza y Chavarrieta. 1860. Óleo sobre lienzo. 57,0 x 60 cm. Museo del Romanticismo. Madrid.
En 1868 se produjo una sublevación militar con elementos civiles, llamada la Revolución Gloriosa o Septembrina, que supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático. La primera época del Sexenio fue de tres años -1868 a 1871-, con una primera parte en la que se aprobó la nueva Constitución de 1869, con un Gobierno Provisional presidido por el general Francisco Serrano -líder de la Unión Liberal-, formado por personas de este partido y del Partido Progresista que encabezaba el general Juan Prim. A partir de la entrada en vigor de la nueva constitución, Serrano fue nombrado Regente, y Prim Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra.
El 27 de diciembre de 1870 el general Juan Prim y Prats, de 56 años, Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra, capitán general de los Ejércitos, marqués de los Castillejos y conde de Reus, que acababa de conseguir de las Cortes la aprobación del nombramiento de Amadeo de Saboya como rey de España, y salía de la carrera de San Jerónimo para dirigirse al Palacio de Bellavista -Cuartel General del Ejército- donde se encontraba su residencia presidencial, para preparar su viaje del día siguiente a Cartagena, en donde recibiría al nuevo rey, cuando en su berlina, en la calle del Turco de Madrid –hoy Marqués de Cubas– fue emboscado y tiroteado muriendo tres días más tarde siendo herido también en el atentado su ayudante personal.
La segunda época comenzó el 2 de enero de 1871, con el juramento ante las Cortes Constituyentes del nuevo rey elegido por las mismas, e importado. Amadeo I de Saboya, que el 10 de febrero de 1873, presentaría su abdicación.
Vicente Palmarolli. Amadeo I de España. 1872. Óleo sobre lienzo. 234 x 127 cm. Museo del Prado.
Al día siguiente de la abdicación de Amadeo I –11 de febrero de 1873-, las Cortes proclamaron la Primera República Española, régimen político que estuvo vigente en España algo más de 1 año y 11 meses, hasta el 29 de diciembre de 1874, fecha en la que el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto, dando comienzo la RESTAURACIÓN de la monarquía borbónica.
Música: La Vega de Albéniz, primera parte. Intérprete Alicia de Larrocha.
To be continued in part 2.
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