LA GRAN Y FELICÍSIMA ARMADA ESPAÑOLA. Parte 4.

Las pequeñas bajas causadas por el fuego y la lentitud de maniobra de  los buques de la Gran Armada, elevó la moral inglesa, desesperando a los españoles, que encontraban a los ingleses siempre a barlovento y rehuyendo el contacto: es decir, aplicando la táctica del desgaste prevista.

A Farnesio se le seguían mandado pataches con mensajeros que seguían sin encontrarlo y Medina Sidonia seguía cumpliendo a toda costa las órdenes de S.M. a cientos de kilómetros…

La Gran Armada navegó hacia las costas de Calais y Dunkerque, donde fondeó. El alcalde y la ciudad de Calais, proveyeron de comida y agua a la flota española, poniendo a disposición del almirante español, los cañones de la ciudad, mientras, la flota inglesa recibía refuerzos de Dover -en el SE de Inglaterra- con número de barcos no inferior a 40, mandados por Henry Seymour, y una escuadra de rebeldes holandeses, mandados por Justino de Nassau,  que se estableció en la zona de Dunkerque para cortar la salida española hacia el N.Read More