MUJERES PIONERAS DE LA VANGUARDIA ARTÍSTICA RUSA. Exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

A comienzos del siglo XX, se fraguó un gran renacimiento cultural en el Imperio Ruso (Fue Imperio desde 1721 con Pedro I El Grande). La vida artística se llenó de exposiciones que combinaron las corrientes vanguardistas europeas con los clásicos referentes del arte ruso, movimiento que alcanzó a lo social y humanístico. Este emerger artístico/social tuvo una característica básica que lo diferenció del resto de los movimientos artísticos de la época: la conocida como vanguardia rusa contó con una participación femenina numerosa, importante y activa.

Algunas de las obras de las más destacadas artistas de este movimiento, Natalia Goncharova, Alexandra Exter, Sonia Delaunay, Olga Rózanova, Nadeshda Udaltsova, Liubov Popova, y Varvara Stepanova, han sido expuestas en una muestra temporal durante corto tiempo en el Thyssen-Bornemisza de Madrid, aunque sus cuadros que fueron expuestos, pueden seguirse viendo cada uno en su sitio habitual, porque pertenecen al propio Museo. Lo escuálido -aunque bueno- de la Muestra, me hace sospechar UNA VEZ MÁS, que algunas de las exposiciones temporales que programa el Thyssen, son realizadas para cubrir huecos entre las que son realmente buenas, y además efectuadas sin realizar demasiados esfuerzos de tipo alguno (tienen los cuadros allí, se escribe algo, se nombra un comisario o comisaria y a funcionar). Ya se hizo un comentario a este hilo, cuando escribí algo de Balenciaga y la Pintura Española, otra Muestra también temporal del Thyssen madrileño.

Estas artistas se formaron en un régimen que se aferraba a los valores del siglo XIX, y sin embargo, se convirtieron en pioneras de la creación de nuevos lenguajes artísticos que tuvieron gran aceptación en las sociedades europeas a principios del siglo XX.

Mujeres independientes que se adhirieron a los diferentes movimientos vanguardistas artísticos e ideológicos, existentes durante los últimos años de la Rusia zarista, llegando a su cenit artístico con la Revolución de octubre de 1917; las revoluciones suelen permitir lo que hasta el momento en que ocurren estaba mal visto o poco valorado. Así, estas jóvenes, se subieron al carro revolucionario, consiguiendo integrarse en igualdad con la vanguardia artística masculina. Con la calidad de sus obras, marcaron un importante hito en la historia del arte ruso y europeo de principios del siglo XX.

Natalia Goncharova

Negaievo, 1881 – París, 1962. Desde su formación, Natalia Goncharova mostró mucho interés en una primera fase por los movimientos de vanguardia europeos -neoimpresionismo, divisionismo, impresionismo científico y post impresionismo-, fundamentalmente en Gauguin y Matisse, combinándolos con sentimientos artísticos basados en las raíces populares rusas. Después se interesó por el cubismo y el futurismo, y finalmente desarrolló, junto a Larionov, el Rayonismo, que es un movimiento basado en las propiedades de la luz, convirtiendo las obras en una investigación sobre la reflexión y refracción de los rayos lumínicos.

El Rayonismo fue un movimiento artístico iniciado en Rusia en el Salón de la libre Esthétique de Moscú, en 1909, por Miguel Larionov y Natalia Goncharova;  es una combinación de Cubismo, Futurismo y Orfismo.

El Orfismo o cubismo órfico es el nombre dado por el poeta  francés Guillaume Apollinaire  a la tendencia colorista y abstracta del cubismo  que exalta la luz y el color.

El Futurismo es un movimiento literario y artístico que surge en Italia en primera década del siglo XX, mientras el Cubismo nacía en Francia, girando alrededor del Manifiesto Futurista de Marinetti en 1909; Proclama el rechazo frontal al pasado y a la tradición, defendiendo un arte anticlasicista orientado al futuro, que respondiese en sus formas expresivas al espíritu dinámico de la técnica moderna y de la sociedad masificada de las grandes ciudades.

Natalia Goncharova. Pesca. 1909. Óleo sobre lienzo. 112 x 99,7 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Alexandra Exter

Belostok, 1882 – Fontenay-aux-Roses, 1949. Esta mujer fue otra figura importante de las combinaciones entre las corrientes artísticas que se estaban desarrollando en Europa occidental y la vanguardia rusa. Pasó largas temporadas en París desde que cumplió 25 años, haciendo amistad con Pablo Picasso -en la época del protocubismo, de las influencias africanas y del cubismo-, con André Derain y con Georges Braque entre otros.

Seducida por el lenguaje cubista, lo adoptó y lo exportó a Rusia, aunque a diferencia de los franceses no renunció al color, algo que consideraba la base de la pintura, y que entroncaba con los orígenes de su formación ucraniana, haciendo gran amistad con Sonia Delaunay y con los Futuristas, que hicieron que reafirmara su apuesta por el color.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, volvió a Rusia, en donde, comenzó a apostar por la obra no figurativa. A partir de los 40 años de edad, diseñó moda y dirigió teatro.

Alexandra Exter. Naturaleza muerta. 1913. Collage y Óleo sobre lienzo. 68 x 53 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

 Sonia Delaunay

Odesa, 1885 – París, 1979. Al igual que sus coetáneas artísticas, y a pesar de haber pasado la mayor parte de su vida en París, su obra también estuvo combinada con las raíces populares rusas.

Su apuesta por el color fue tan clara como la de Alexandra Exter, apostando por la abstracción, aplicando este lenguaje artístico a todos los objetos de la vida cotidiana, acercándose este punto de vista a los principios estéticos que defendían muchos de sus compatriotas de la vanguardia rusa. En la capital francesa, Sonia pronto se convirtió en una figura clave para la vanguardia, gracias a la búsqueda que emprendió junto a Robert Delaunay, su marido, de las disoluciones de las formas a través de la luz y los contrastes del color que al fin los condujo a la Abstracción.

Sonia Delaunay. Vestidos simultáneos. 1925. Óleo sobre lienzo. 146 x 114 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Delaunay con sombrilla, sombrero y chaqueta diseñados por ella, Madrid, 1918.

 La Abstracciónarte abstracto– prescinde de la representación de un tema o un asunto figurativo y lo sustituye por un lenguaje visual autónomo, con significado propio. Se entiende por pintura abstracta aquella que prescinde por completo del objeto y de la figura, y el cuadro se compone mediante la combinación de líneas y colores.

Olga Rózanova

Melenki, 1886 – Moscú, 1918. Está considerada una de las artistas más originales de la vanguardia rusa -principios del siglo XX-, destacando en su apuesta a favor del arte no figurativo, y por su afán en la búsqueda de nuevas formas de expresión.

Su formación e inicios, estuvieron influenciados por el Futurismo, que conoció del poeta Alexei Kruchenykh, inventor del lenguaje experimental de la Poesía Fonética. La artista colaboró en el diseño de numerosas publicaciones futuristas, y además comenzó a escribir poemas transracionales.

Simultáneamente, pintó obras de estilo cubofuturista, donde el color fue su preocupación básica.

Olga Rozanova. Hombre en la calle.1913. Óleo sobre lienzo. 83 x 61,5 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

 Poesía fonética es una forma de creación poética basada en los recursos sonoros del lenguaje. La poesía fonética es un fenómeno del siglo XX, ligado al Futurismo ruso e italiano y al Dadaismo.

Lenguaje transracional -zaumni-, según el cual se debe revelar el protolenguaje universal oculto en las palabras, las consonantes y los sonidos.

El Cubofuturismo fue la principal escuela del Futurismo ruso, mezclado con elementos del Cubismo de la pintura Futurista y de la poesía neoprimitivista desarrollados en Rusia hasta 1915 en la pintura.

Una protolengua es la reconstrucción probable de la lengua origen de un grupo monolingüistico de lenguas.

El Dadaísmo fue un movimiento artístico que surgió en Europa en 1916; También conocido como movimiento Dada, esta vanguardia fue creada por un grupo de artistas (pintores, escritores y poetas) de la Primera Guerra Mundial refugiados en 1916 en Zurich, Suiza.

La elección del nombre «Dada» no tiene un significado específico. Los fundadores del movimiento dadaísta, eligieron un nombre aleatorio en el diccionario, representando un acto no racional y casual, que eran algunas de las principales características del movimiento. El propio nombre del movimiento deriva de un término francés infantil: dadá (juguete, caballo de madera). Ahí puede observarse la falta de sentido y la ruptura con lo tradicional de este movimiento. Poseía como característica principal la ruptura con las formas de arte tradicionales, siendo por lo tanto el dadaísmo, un movimiento con fuerte contenido anárquico.

Nadeshda Udaltsova

Orel, 1886 – Moscú, 1961. La artista, como casi todo el grupo de vanguardia estuvo vinculada al cubismo desde que, en noviembre de 1912, viajó con su amiga Liubov Popova a París. Allí, asistieron a clase en la Académie de La Palette, y a partir de entonces, el lenguaje cubista fue lo que le permitió a Nadeshda realizar unas obras que se consideran la mejor manifestación de este movimiento en Rusia.

Tras la Revolución de octubre de 1917, pintó, impartió clases y participó en actividades culturales siendo miembro del Instituto Estatal de Cultura Artística, institución que abandonó en 1921 por discrepancias con los partidarios de la corriente Constructivista, que defendían el abandono de la pintura como práctica artística.

Nadeshda Udaltsova. Cubismo. 1914. Óleo sobre lienzo. 72 x 60 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Liubov Popova

Ivanovskoie, 1889 – Moscú, 1924. Popova a diferencia de sus compañeras de grupo, sintió desde su infancia una gran fascinación por el arte antiguo ruso y por el arte clásico italiano, especialmente el Renacimiento, alguna de cuyas obras importantes tuvo la oportunidad de conocerlas en sus numerosos viajes familiares por toda Europa.

Interesada también por las corrientes artísticas contemporáneas, viajó a París en 1912 con su amiga Nadeshda Udaltsova, donde entró en contacto con el cubismo asistiendo a las clases de Jean Metzinger y Henri Le Fauconnier en la Académie de La Palette.

Durante 1920, su estancia en Italia le permitió conocer de primera mano el Futurismo, comenzando a combinar el lenguaje cubista y el futurista en sus obras. Posteriormente, su interés osciló entre el Suprematismo y el Constructivismo, aunque manteniendo siempre una clara independencia artística. En 1921, junto a otros artistas del Instituto Estatal de Cultura Artística, renunció a la pintura, e inició su carrera como diseñadora gráfica, textil y escenógrafa.

Liubov Popova. Arquitectura pictórica. 1918. Óleo sobre lienzo. 45 x 53 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

El Suprematismo fue un movimiento artístico enfocado a las formas geométricas fundamentales -en especial el cuadrado y el círculo-, que se formó en Rusia entre 1915 y 1916. Fue fundado por Kazimir Malévich.

El Constructivismo es el movimiento que estuvo al servicio de la revolución rusa donde los artistas empezaron a buscar mecanismos que les permitiera crear piezas de utilidad en zonas como el diseño industrial, servicio a la sociedad comunista y la comunicación de tipo visual. Una de las principales características por las que se distingue el arte constructivista, es por ser utilizado principalmente con el fin de difundir y propagar mensajes revolucionarios a partir de propagandas, carteles, ilustraciones, fotografías, etc…

Varvara Stepanova

Kaunas, 1894 – Moscú, 1958. La más joven de este grupo admiró, durante los primeros años de su formación e inicio de su carrera, a los poetas futuristas, comenzando en 1917 a escribir poemas transracionales, al igual que su compañera Olga Rózanova, que constituyeron la base de una serie de manuscritos, en los que combinó texto y obras abstractas.

Su entusiasmo por el triunfo de la Revolución de Octubre, le llevó a poblar sus obras con personajes que representaban el ideal de la era socialista. En septiembre de 1921, se unió al grupo de artistas que decidieron abandonar la pintura.

Stepanova, única artista de su época con formación en artes aplicadas, expandió sus ideas al terreno del diseño de ropa, a la decoración de espacios públicos y teatrales, convirtiéndose en una de las principales representantes del constructivismo.

Varvara Fedorovna Stepanova. Jugadores de billar. 1920. Óleo sobre lienzo. 66 x 129 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Música: El Alma de Rusia Música Instrumental  de Alberto Levy.