EL RETRATO EN LA PINTURA HOLANDESA DEL SIGLO XVII: REMBRANDT. EXPOSICIÓN EN EL THYSSEN-BORNEMISZA de MADRID. Parte 3.

EXPOSICIÓN EN EL THYSSEN-BORNEMISZA de MADRID: Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670.

En esta muestra, que reúne una selección de retratos del Siglo de Oro holandés, con Rembrandt como eje central, se exponen 97 pinturas de 35 artistas, entre las que destacan los 22 óleos y 17 grabados de Rembrandt. Las 58 obras de otros retratistas de esa época que trabajaron en la ciudad de Ámsterdam, junto a las de Rembrandt, permiten asistir a la evolución de estilos y tendencias, y a la evidencia de la competencia que  existió entre los retratistas de esa rica ciudad holandesa en el siglo XVII, navegando la mayoría de ellos con la evolución  de la moda europea, y por otro lado, la convicción del maestro Rembrandt que no se dejó seducir por la moda, y permaneció fiel a sí mismo. El tiempo parece que le ha dado la razón.

Rembrandt pintó siempre de acuerdo a sus convicciones, fue un absoluto renovador y permaneció impertérrito ante las nuevas exigencias del mercado. El maestro siguió su personal evolución pictórica, trabajando como artista independiente, sin dejar que las nuevas corrientes interfirieran en su estilo y forma de pintar.

Las obras han llegado de los museos del Ermitage, del Rijksmuseum, de la National Gallery de Londres, de la National Gallery de Washington, del Metropolitan de Nueva York, y sobre todo, del Museo de Amsterdam, del que proceden 17 obras. También prestan para la muestra algunos españoles como el Thyssen-Bornemisza.

Rembrandt no empezó a pintar retratos hasta que no se trasladó de Leiden a Ámsterdam en 1631. La ciudad vivía una época de gran crecimiento económico, donde nobles y mercaderes se hacían retratar para poner de manifiesto sus éxitos profesionales. La enorme demanda, fue capaz de mantener un elenco numeroso de profesionales del retrato, creando también una gran competencia entre ellos, lo que hizo elevar la calidad de las obras.

Cuando llegó Rembrandt a Ámsterdam, había más 130 retratistas en la ciudad, a pesar de lo cual, él rápidamente logró hacerse un nombre en el sector. Supo dar a sus obras una profundidad, que solo se advierte en los grandes artistas, logrando un gran dominio en el color de la piel de los retratados, más realismo, solemnidad y profundidad de las gorgueras y ricos ropajes, introduciendo los escorzos que daban sensación de movimiento a los retratados; un personaje que levanta la vista de su escritorio y mira hacia el espectador, o que escribe concentradamente un documento, un personaje que se levanta…

Los retratos de los pintores primeros espadas estaban muy bien remunerados, alrededor de 1000 euros de hoy día, pero del siglo XVII, claro.

La exposición comienza con dos estupendos retratos de Cornelis Ketel de 1594. Luego se pueden ver lienzos de Cornelis van der Voort, Thomas de Keyser, Pickenoy, muy cotizados en la época, y enseguida llega la pincelada maestra de Rembrandt. El punto cumbre de la emoción de sus retratos, lo alcanzamos con su Autorretrato con gorra y dos cadenas.

Rembrandt, de sus aproximadas 600 obras entre óleos y grabados y 2000 dibujos, se hizo más de 100 autorretratos, de joven a anciano, de mirada inquisitiva a decepcionada o lánguida, vestido de burgués o de mendigo, de apóstol o de pintor…

Cornelis Ketel. Caballero de cincuenta y ocho años.1594. Óleo sobre tabla. 83,2 x 65,8 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Madrid.

 

Cornelis Ketel. Dama de cincuenta y seis años.1594. Óleo sobre tabla. 83 x 67,3 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Rembrandt. Autorretrato con gorra y dos cadenas. 1642-1643. Óleo sobre tabla. 72 x 54, 8 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.

Tras la época de esplendor retratístico de la década de 1630, Rembrandt apenas tocó el género del retrato en la década de los 40, regresando al mismo en los 50, buscando rápidos ingresos, pero algunos de sus alumnos le habían tomado ventaja, conectando mejor con el mercado. Sus discípulos ofrecían pinceladas más suaves, más color, un estilo más afrancesado, mientras Rembrandt seguía con su estilo, cada vez menos moderno.

Se pusieron de moda el retrato de pequeño formato, con a veces escenas cotidianas, y en el exterior. Los retratados, buscaban lograr mayor refinamiento, mostrándose coquetos y sonrientes, siendo representados con pinceladas suaves y alegres. Rembrandt continuó con sus ocres, negros y blancos, con sus sombras, sus claroscuros, sus pinceladas gruesas y su solemnidad, y sin adornos.

Se puede apreciar la diferencia entre la sobriedad de los retratos de Rembrandt de su hijo Tito vestido de monje -1660- o el de un joven caballero con gorra negra, o leyendo, frente al retrato más frívolo de Bartholomeus van der Helst de un niño jugando al golf en la playa de la misma época.

Rembrandt. Titus con hábito de monje.1660. Óleo sobre lienzo. 179,5 x 67,5 cm. Rijksmuseum. Ámsterdam.

Rembrandt. Retrato de un joven con gorra negra.1662. Óleo sobre lienzo. 81,6 x 64,5 cm. The Nelson-Atkins Museum of Art. Kansas City. EEUU.

Bartholomeus Van der Helst. Retrato de niño jugando al golf en la playa.1659. Óleo sobre lienzo. 114,3 x 86,3 cm. Colección privada.

Rembrandt. Tito van Rijn, hijo del artista, leyendo.1660-1665. Óleo sobre tabla. 40,7 x 45 cm. Kunsthistorisches Museum. Viena. Austria. 

Continuando con la muestra, podemos ver otro retrato de grupo de Thomas de Keyser, encargado por el gremio de orfebres de Ámsterdam, el Retrato de un niño de gris y el de una pareja de ancianos de Jacob Backer o el Retrato de una mujer (1635), de Nicolaes Eliasz Pickenoy que destacan en su sala.

Thomas de Keyser. Síndicos del gremio de orfebres de Ámsterdam. 1626-1627. 127,2 x 152, 4 cm.Toledo Museum of art. Ohio. EEUU.

Jacob Backer. Retrato de un niño de gris.1634.

Jacob Backer. Retrato de una pareja de ancianos.1635.

Nicolaes Eliasz. Pickenoy. Retrato de una mujer. 1635.

Franz Hals también está representado con su magnífico retrato de Jan Jansz Soop.

Franz Hals. Retrato de un hombre, posiblemente Jan Jansz Soop.1635-1636.

También están expuestas dos escenas cotidianas, que contrastan con la seriedad de las obras que las rodean, Adriana van Heusden y su hija en el mercado de pescado de Ámsterdam de Jacob Adriaensz Backer y El cirujano Jacob Fransz y su familia de Egbert van Heemskerck, mostrando una sangría practicada a domicilio a la que asisten todos los habitantes de la casa mientras se ocupan de sus tareas con aparente indiferencia.

Jacob Adriaensz Backer. Adriana van Heusden y su hija en el mercado de pescado de Ámsterdam.1662.

 

Egbert van Heemskerck. El cirujano Jacob Fransz y su familia.1669.

Comparten sala con dos retratos de Rembrandt, Retrato de un caballero, posiblemente Herman Auxbrebis Retrato de una dama, posiblemente María van Sinnick, ejemplos de la independencia artística de Rembrandt, quien los representa con miradas tristes o cansadas, interrogantes o introvertidas, pero más vivos que las alegres escenas familiares de Albertine Agnes, princesa de Orange-Nassau y sus tres hijos de Abraham van den Tempel y Retrato de una pareja con seis hijos, posiblemente la familia de Servaes Auxbrebis (1678), de Jürgen Ovens.

Rembrandt. Retrato de un caballero, posiblemente Herman Auxbrebis. 1654-1655.

Rembrandt. Retrato de una dama, posiblemente María van Sinnicks. 1654-1655.

Abraham van den Tempel. Albertine Agnes, princesa de Orange-Nassau y sus tres hijos.1668. 

Jürgen Ovens. Retrato de una pareja con seis hijos, posiblemente la familia de Servaes Auxbrebis.1668.

En la última sala, ya saliendo, destaca en el centro La lección de anatomía del doctor Jan Deijman del maestro Rembrandt, sin poses evolucionistas ni concesiones a las modas europeas entrantes y alegres, sólido, fiel a sí mismo, y a sus luces y sombras. Impresionante lienzo tenebrista que está rodeado de grabados del artista, entre los cuales se encuentran algunos autorretratos –Autorretrato dibujando frente a una ventana-, junto a pequeños retratos de diversos personajes.

Rembrandt. La lección de anatomía del doctor Jan Deijman. 1656. 

Rembrandt. Autorretrato dibujando frente a una ventana. Grabado.1648. 

Por cierto, merece la pena darse una vuelta por el Museo Lázaro Galdiano, en el cruce de las madrileñas calles de María de Molina y Serrano, en donde puede verse una exposición de grabados de Rembrandt. 50 de los grabados del artista los adquirió José Lázaro Galdiano, seguramente en París, 37 de los cuales se muestran por primera vez al público en Rembrandt. Obra gráfica, una muestra que se expone en el citado museo.

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