Aproximación histórica de Cataluña para llegar a su PRIMERA REPÚBLICA. Parte 1.

Se ha hablado a menudo, sobre todo en los últimos tiempos, de las auto declaraciones de independencia y de las proclamaciones de república de Cataluña. Han existido cuatro entre unas y otras, todas de una duración siempre efímera, y en algún caso como en 1873, un sí quiero -de dos días-, pero no puedo: intento frustrado de proclamación del Estado catalán federado con la República española, dentro de la Primera República española.

Para no aburrir en exceso, se irán publicando cada una de las cuatro aventuras con separación en el tiempo, tratando de ambientarlas en las situaciones históricas de cada momento.

También existen diferencias de opinión, en cuanto a que, si la Generalitat existe de toda la vida de Dios, o es de hace poco, o si Cataluña ha sido independiente desde la Creación del Mundo o no…Se recreará un corto recorrido por su historia, señalando algún punto clave de la misma, hasta llegar a 1641, cuando se produjo la primera proclamación como república del Principado de Cataluña.

En el período protohistórico, griegos y cartagineses visitaron el actual territorio catalán, dando lugar a la formación, como en otras partes de la península ibérica, especialmente en las zonas de costa, de la cultura ibérica.

Durante el período romano, desde el siglo III a.C. se inicia la ocupación de la península ibérica. El actual territorio catalán quedó englobado primero en la provincia llamada Hispania Citerior, para formar parte desde el 27 a.C. de la Tarraconense con capital en Tarraco.

Siglos V al VII. Período visigótico.

En el siglo V se produce la invasión del Imperio romano de occidente por los pueblos germánicos liderados por Ataúlfo, que llegaron a conquistar la ciudad de Roma -2º saqueo de la ciudad-. Como compensación para que dejaran de ser enemigos de Roma, se les entregó a los visigodos Hispania y parte de la Galia. Cuando en el año 465 el rey visigodo Eurico formó el reino de Tolosa, incorporó el actual territorio catalán, con gobierno inicialmente en Tolosa, y posteriormente en Toledo.

Siglo VIII. Conquista musulmana.

Los musulmanes Omeyas vencieron al rey visigodo don Rodrigo en la batalla de Guadalete, y con apoyo de los visigodos rebeldes, conquistaron rápidamente la península, encontrando sólo una resistencia importante en las zonas montañosas del norte.

En el año 718 los musulmanes llegaron al noreste de la península, ascendiendo por la Galia hasta Narbona, Carcasona, Tolosa y Burdeos. La reacción del Imperio Carolingio liderada por Carlos Martel, puso freno a la expansión musulmana por Europa en la batalla de Toulouse en el 721, y de Poitiers en el 732, llegando a liberar Narbona -SW de Montpellier- en el 759.

Final del siglo VIII. Conquista carolingia y formación de la Marca Hispánica.

El poder del Imperio Carolingio creó una Marca Hispánica defensiva que sirviese de frontera meridional a su imperio. Esto supuso la ocupación por los francos durante el último cuarto del siglo VIII, de las actuales comarcas pirenaicas, de Gerona y, en el 801, de Barcelona, tras lo que se formó una región fronteriza que seguía aproximadamente los cursos de los ríos Llobregat, Cardener y el curso medio del Segre.

Así las cosas, en el siglo VIII, los condados -hoy catalanes- de la Marca Hispánica pasaron de ser territorios musulmanes a territorios de soberanía franco-carolingia. Desde el 801 al 1258 los condados catalanes de la Marca Hispánica fueron feudatarios y vasallos del rey de Francia.

Para gobernar estos territorios, los reyes francos designaron condes, unos de origen francés y otros autóctonos, según criterios de eficacia militar en la defensa de las fronteras y de lealtad y fidelidad a la corona. Inicialmente, la autoridad condal recayó en los señores locales de la Marca, pero los intentos de convertir sus demarcaciones en señoríos hereditarios, obligó a los carolingios a sustituirlos por condes de origen francés.

Siglo IX. A finales del siglo IX el monarca carolingio Carlos II el Calvo, hijo de Luís I el Piadoso y nieto de Carlomagno, que había recibido los títulos de rey de Francia Occidental y Emperador Carolingio, tras la división del Imperio Carolingio -los padres franceses también son blanditos- por el Tratado de Verdún, entre él y sus dos hermanos, designó al noble natural de Conflent –Occitania, sur de Francia-, Wilfredo el Velloso conde de Barcelona, Gerona, Cerdaña y Urgel. A su muerte, Wilfredo dividió -blandito- los condados entre sus descendientes, aunque se mantuvieron reunidos los de Barcelona y Gerona.

Siglo X. Independencia de los condados catalanes.

Durante el siglo X, a medida que se debilitaba el poder central del Imperio Carolingio, los condados se fueron convirtiendo en condados independientes. El conde Borrell II lo formalizó al no prestar juramento al primer monarca de la dinastía capeta, Hugo Capeto en el año 987.

Siglo XI. Cataluña feudal.

Las presiones señoriales para desarrollar lazos de vasallaje con los campesinos libres -alodiales, en catalán aloers– fueron provocando una guerra de dominación señorial, por la que la mayoría de los campesinos propietarios se habían convertido en siervos sometidos al señor. Este proceso, coincidió con el debilitamiento del poder de los condes, dividiéndose el territorio en numerosos señoríos, que con el paso del tiempo dieron lugar a un Estado feudal basado en complejos vasallajes.

En la cúspide, quedó el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I el Viejo, hijo de Berenguer Ramón I, conde de Barcelona, Gerona, de Osona, de Carcasona y Rasés, tras su triunfo sobre el resto de los señores feudales.

Es durante el siglo XI, cuando se consolidaron las taifas de Tortosa y Lérida.

Siglos XII al XV. Hasta mediados del siglo XII, los sucesivos condes de Barcelona intentaron ampliar sus territorios en todas las direcciones posibles.

El conde Ramón Berenguer IV de Barcelona contrajo matrimonio en 1137 con Petronila de Aragón, hija de Ramiro II el Monje, rey de Aragón y de Pamplona y conde de Sobrarbe y Ribagorza. Este hecho supuso la unión dinástica del reino de Aragón y el condado de Barcelona.

Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón.

En 1157, cuando su hija Petronila cumplió 21 años, el rey Ramiro se retiró a su vida eclesiástica anterior.

El hijo de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y Petronila de Aragón, Alfonso II el Casto fue rey de Aragón y conde de Barcelona.

Alfonso II el Casto, rey de Aragón y conde de Barcelona.

La unión en la Corona de Aragón, del condado de Barcelona y del reino de Aragón fue el fruto de una unión dinástica, manteniendo cada uno de los territorios que formaban esta unión, sus propias leyes, costumbres e instituciones, debiendo los monarcas respetar estas bases, según lo acordado en las Capitulaciones matrimoniales de Barbastro de 1137.

El reino de Aragón, durante los siglos siguientes, siguió expandiéndose por Francia, Italia, el reino de Valencia y el de Mallorca.

Durante el reinado de Pedro III el Grande (1240-1285) se llevó a cabo un régimen de acuerdos en Cataluña, por los que el soberano no podía promulgar constituciones ni exigir impuestos generales, sin la autorización de los tres estamentos o Brazosel militar, el eclesiástico y el real o popular– reunidos en Cortes presididas por el rey. En cada convocatoria, las negociaciones parlamentarias entre el monarca y la representación estamental de la sociedad finalizaban con la aprobación de la nueva legislación para el gobierno de la tierra, la reparación de agravios y el donativo al monarca como contrapartida. Puesto que, para reunir este donativo del rey, a veces, se necesitaba más tiempo que el limitado de las Cortes fue preciso nombrar eventualmente comisiones temporales para hacer la recaudación y, en efecto, ya en 1289, fue creada la primera; esto es lo que se denominó Diputación del General de Cataluña.

Pedro III el Grande de Aragón.

Más tarde, durante el reinado de Pedro IV el Ceremonioso de Aragón (1336-1387), la delicada situación financiera, hizo que se creara en 1365, tanto en Cataluña, como en Aragón y Valencia, en un marco de crisis demográfica y económica, una Diputación del General cuyo cometido básico era el recaudatorio, cobrando un impuesto para el rey que se llamaba generalidad 

Pedro IV  el Ceremonioso de Aragón.

A muchos autores catalanistas les gusta decir que se creó la Generalitat de Cataluña en 1365, pero al parecer no fue así. En esa fecha se creó la Diputación del General de Cataluña que cobraba las generalidades para el rey, y hasta esa Diputación fue embridada con la aplicación en enero de 1716 de los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, tras vencer a los partidarios del Archiduque Carlos y tomar Barcelona em 1714. Fue con Francesc Macià i Llussà, teniente coronel de ingenieros –tuvo que salir del Ejército después de condenar el ataque de algunos oficiales del ejército al semanario La Veu de Catalunya en 1905 por la publicación de una caricatura vejatoria, oficiales a los que la Justicia dio la razón-, formado en la Academia de Guadalajara y especialista en telegrafía, siendo presidente de Esquerra Republicana de Cataluña y del Gobierno catalán al ganar las elecciones en 1931, cuando se creó el primer gobierno de Cataluña con el nombre de Generalitat.

Francesc Macià.

En otro orden de cosas, la primera referencia explícita al Principatus Cathaloniae se encuentra en la convocatoria de las Cortes de Perpiñán de 1350, presididas por Pedro IV el Ceremonioso de Aragón.

No obstante, existen precedentes ambiguos y unilaterales en el uso del término princeps para hacer referencia al conde de Barcelona. Así, en el Usatge 65 de las Cortes barcelonesas de 1064, ya se denominó principatus al conjunto formado por los condados de Barcelona, Gerona y Osona.

Ramón Berenguer I se intitulaba príncipe de Barcelona, conde de Gerona y marqués de Osona, en las Actas de consagración de la catedral de Barcelona de 1058.

Siglo XV

La muerte sin descendencia y sin el nombramiento de sucesor del rey Martín I el Humano de Aragón, tras la muerte de su hijo Martín I de Sicilia, creó un periodo de interregno en el que aparecieron diversos candidatos al trono. Fue elegido en el Compromiso de Caspe de 1412, Fernando de Antequera, que ascendería al trono como Fernando I de Aragón de la Casa Trastámara. Luego Alfonso V el Magnánimo, Juan II el Grande y Fernando II el Católico, todos reyes de Aragón con Cataluña incluida.

A Fernando el Católico le sucedió su hija Juana -inhabilitada- su nieto Carlos I, después Felipe II, y a éste, Felipe III, llegando así a la época de la proclamación de la Primera República catalana.

España, hasta el comienzo del siglo XVIII -con la llegada de los Borbones-, era un conglomerado de diferentes reinos: Castilla y León, la Corona de Aragón -con el Principado de Cataluña, Valencia y Mallorca- y Navarra, a los que se añadió Portugal desde 1580 a 1640, además de las posesiones en el exterior.

Música: J.B. Cabanilles. Tiento I de falsas. Interpretado por Arturo Barba en el órgano de Santa María de las Huelgas.

To be continued in part 2.