El Cardenal Infante Borbón mal tratado por el rey; sus hijos con el apellido recuperado. Parte 3.

Ocho días después de la muerte del Infante Luís Antonio de Borbón Farnesio, Carlos III ordenó la retirada a su cuñada de los tres hijos, confiando la educación de éstos al cardenal arzobispo de Toledo, Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón, por decreto fechado en La Granja a 13 de agosto de 1785.

Carlos III cumplió de este modo la promesa hecha post mortem a su hermano, y así se encargó de la educación de sus sobrinos, orientando su futuro a eliminar PRINCIPALMENTE cualquier posibilidad de que ellos pudieran heredar, ni revindicar el trono.

Inicialmente, el primogénito Luís María Vallabriga Borbón fue enviado a unos monjes de Toledo con 8 años, con el ánimo de destinarle a la carrera eclesiástica. Tras un período de internado, lo acogió personalmente bajo su tutela el cardenal Lorenzana, arzobispo de Toledo, al que sucedería en el cargo en 1800.

Francisco de Goya. Luís María Vallabriga y Borbón niño, estudiando geografía. 1783. Óleo sobre lienzo. 134 x 113 cm. Fundación Plaza. Museo de Zaragoza.

En 1793, Luís María fue nombrado arcediano de Talavera y en 1794 XIV conde de Chinchón, título que en 1803 cedió a su hermana María Teresa de Borbón Vallabriga junto al del Señorío de Boadilla, que en 1797 se había casado con Manuel Godoy, Secretario del Despacho de Estado, cuya influencia, le permitió lograr a Luís María el capelo cardenalicio -siendo nombrado presbítero de Santa María della Scala- y la titularidad del arzobispado de Toledo en 1800. El año anterior -1799- había sido nombrado arzobispo de Sevilla, recibiendo la dignidad de Grande de España. En 1820 le fue concedido el Toisón de Oro. La generosidad no vino de las  manos de Carlos III que había fallecido en 1788, sino de las de Carlos IV las primeras, y  de Fernando VII el Toisón de Oro.

Francisco de Goya.  El cardenal Luís María  de Borbón Vallabriga. 1800. Óleo sobre lienzo. 214 x 136 cm. Museo del Prado.

En el momento en que María Teresa se casó con Godoy, el rey Carlos IV, les fue concedido  a todos los hermanos el uso del apellido Borbón en primer lugar, recuperando los componentes de la familia su rango real. El rey dio instrucciones para cambiar los apellidos de sus primos, en los registros civiles y en las partidas de bautismo.

Luís María de Borbón Vallabriga, fue Regente de España del 8 de marzo de 1813 a 10 de mayo de 1814, por ser el único miembro de la Familia Real que permaneció en España durante la invasión francesa, hasta el regreso de su sobrino nieto el Felón, Fernando VII. También presidió el Juramento de las Cortes de Cádiz en 1810, formando parte de ellas, firmando como componente de esas Cortes la disolución del tribunal de La Inquisición española, al margen de redactar la Constitución de 1812.

José Casado de Alisal. El cardenal Luís de Borbón Vallabriga, presidiendo el juramento de las Cortes de Cádiz de 1810. 1863. Óleo sobre tela. 311 x 377 cm. Palacio de las Cortes. Madrid.

En diciembre de 1808, la Inquisición española había sido suprimida por Napoleón Bonaparte mediante los decretos de Chamartín, que se aplicaron en la España «afrancesada», mientras que en la España «española» la abolición no se produjo hasta que lo hicieron las Cortes de Cádiz el 28 de febrero de 1813.

Tras la retirada de los franceses en 1813, Luis María de Borbón presidió el consejo de regencia que gobernó el país hasta la llegada de Fernando VII. El Regente encargó a Goya dos obras significativas de lo ocurrido para recibir a Fernando VII: La carga de los mamelucos y El tres de mayo de 1808 en Madrid, obras que adornaron la Puerta de Alcalá para recibir al rey el 13 de mayo de 1814. Esa mañana Fernando VII entró en Madrid por la puerta de Atocha, y se detuvo en la de Alcalá, en donde, de los arcos cubiertos de rosas colgaban las dos grandes obras de Goya.

Francisco de Goya y Lucientes. La carga de los mamelucos o el 2  de mayo. 1814. Óleo sobre papel pegado a tabla. 268  x 347 cm. Museo del Prado.

Francisco de Goya y Lucientes. El 3  de mayo  de 1808 en Madrid. 1814. Óleo sobre papel pegado a tabla. 260  x 340 cm. Museo del Prado.

El 4 de mayo -9 días antes- llegó Fernando VII a Valencia, y ese mismo día dictó un decreto por el que se eliminaba la soberanía nacional y la institución que la representaba, las Cortes constitucionales. También quedaron derogadas la Constitución de Cádiz y la legislación ordinaria. Así mismo se anularon las medidas desamortizadoras, los inicios de reforma fiscal y la libertad de imprenta. Se restituyeron los privilegios de la nobleza y de la Iglesia.

El golpe de Estado que dio el rey a fin de restaurar el absolutismo incluyó la detención de los componentes de la regencia, excepto la del cardenal Luis María de Borbón Vallabriga, que fue obligado a renunciar al arzobispado de Sevilla y a recluirse en Toledo.

La Inquisición fue restaurada en julio de 1814 por el rey, junto a todo el Antiguo Régimen, el Concejo de la Mesta, permitiendo el regreso de la Compañía de Jesús, aunque el 9 de marzo de 1820 la Inquisición fue de nuevo suprimida por el mismo rey, obligado por el triunfo del pronunciamiento de Riego que restableció la Constitución de 1812.

En 1823, el Felón, volvió a las andadas, y gracias a la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luís puso fin al Trienio Liberal, pero no restableció la Inquisición que fue legalmente suprimida de forma definitiva por el Gobierno liberal de Francisco Martínez de la Rosa en 1834, durante la Regencia de María Cristina de Borbón; fue la última abolición del Tribunal de la Inquisición.

El cardenal Luís María de Borbón Vallabriga murió el 18 de marzo de 1823, siendo enterrado en la catedral de Toledo.

Respecto a las otras dos hijas del Infante Luís Antonio, el rey Carlos III trató de orientarlas hacia la vida religiosa, haciéndolas ingresar el cardenal Lorenzana en el convento del monasterio de San Clemente de las Cistercienses Bernardas de Toledo.

Francisco de Goya. María Teresa Vallabriga Borbón con mantilla. 1783. Óleo sobre lienzo. 134,7 x 117,5 cm. National Gallery. Washington.

Comunicó Lorenzana al rey esta decisión el 23 de agosto de 1785, visitando el cardenal personalmente el convento, y eligiendo cuatro celdas separadas del resto de la comunidad cuyas entradas daban al claustro alto principal, dando órdenes para que se hicieran obras que adecentaran las estancias. Se rodeó a las niñas que entonces tenían 6 y 3 años, de un clima de moderada esplendidez, educándolas de forma acorde a su alcurnia.

Francisco de Goya. La condesa de Chinchón María Teresa de Borbón Vallabriga. 1800. Óleo sobre lienzo. 216 x 144 cm. Museo del Prado. Madrid. No expuesto.

María Teresa con solo 16 años, en 1797, por decisión real, abandonó el convento de san Clemente y contrajo matrimonio con Manuel de Godoy, Príncipe de la Paz, quizá para acallar las habladurías sobre una supuesta relación de éste con la reina María Luisa de Parma, mujer de Carlos IV, o por parecer de poco abolengo el amor de un Secretario del Despacho de Estado, por aquel entonces o por siempre, por una chica sin relevancia social -a juicio real-, Pepita Tudó.

Agustín Esteve y Marqués. Manuel Godoy. 1807. Óleo sobre lienzo. 95 x 75 cm. Museo de Bellas Artes de Valencia.

El rey concedió como consecuencia de la boda a María Teresa de Borbón y Vallabriga  además de poder usar el apellido Borbón en primer lugar, como a su hermano Luis María y a su hermana María Luisa, el reconocimiento de su condición de Infanta de España y su entrada en la Orden de Damas Nobles de María Luisa.

En 1803, tomó el título de Condesa de Chinchón de su hermano, junto al señorío de Boadilla, que el rey transformó en marquesado, pasando a ser la XV condesa de Chinchón y I marquesa de Boadilla. En 1823 le sería concedida la Grandeza de España. También le fue concedida una pensión de 360 reales anuales, dictada por Real Orden de 2 de octubre de 1797.

Francisco de Goya. Retrato de Carlos IV de rojo. 1789. Óleo sobre lienzo. 127,3 x 94,3 cm. Museo del Prado. Madrid.

El matrimonio que era de conveniencia para los reyes y para Godoy, fue un auténtico desastre, naciendo del mismo Carlota Godoy de Borbón el día 15 de octubre de 1800. Carlos IV y María Luisa de Parma la apadrinaron.

Luís de la Cruz. Retrato de Carlota Godoy Borbón.

Godoy continuaba con su Pepita y quizá -según algunas lenguas- con María Luisa de Parma, así que en marzo de 1804, María Teresa quiso abandonarle y marcharse a Toledo con su hermano Luis María, ya cardenal y arzobispo primado. Tuvo que intervenir la reina  María Luisa de Parma para evitar -de MOMENTO- la separación.

Francisco de Goya. Retrato de la reina María Luisa de Parma . 1790. Óleo sobre lienzo. 152  x 110 cm. Museo del Prado. Madrid.

José de Madrazo. Retrato de doña Josefa Tudó. 1810-1815. Óleo sobre lienzo. 162 x 132 cm. Particular.

María Teresa debía ser mujer de poco atractivo físico y poca prestancia y gracia, y su marido la obvió desde el primer momento. Cuando los sucesos de Aranjuez de 1808, el cardenal Luis María de Borbón pidió al Rey permiso para que su hermana María Teresa y su sobrina Carlota abandonaran la corte, debido a la inestable situación, y marcharan a Toledo. El rey concedió la petición, y el 3 de diciembre de ese año salieron el cardenal, su hermana y su sobrina hacia Andalucía, formando comitiva con la Suprema Junta Central del Reino que el día 1 había llegado a la ciudad imperial desde Aranjuez, por tener los franceses ocupado ya Madrid.

Estuvo María Teresa en Cádiz hasta 1813, año en que volvió a Madrid, donde permaneció hasta el regreso de Fernando VII en mayo de 1814, momento en que finalizó la regencia de su hermano, cayendo el cardenal en desgracia ante el rey, confinándose los dos hermanos en Toledo, de donde sólo salieron ambos para asistir al entierro de su madre en Zaragoza en 1820, madre a la que  Carlos IV había permitido usar en vida el título de Infanta.

María Teresa tuvo que exiliarse en París a principios de 1824, debido a su vinculación con los constitucionalistas y sus ideas liberales. Allí se reunió con su hermana María Luisa y el esposo de ésta, el duque de San Fernando de Quiroga.

En la Ciudad de la Luz, tuvo otro desgraciado romance con el coronel Mateos, que se enriqueció a su costa y la obligó a vender parte de su patrimonio familiar. María Teresa de Borbón y Vallabriga murió el 24 de noviembre de 1828 de cáncer de matriz y su hermana María Luisa se ocupó de trasladar sus restos al palacio de Boadilla del Monte, donde descansa en una tumba de estilo clásico esculpida y diseñada por Valeriano Salvatierra.

Sepulcro de María Teresa de Borbón y Vallabriga XV condesa de Chinchón  y I marquesa  de Boadilla en la capilla del palacio del Infante en Boadilla del Monte realizado por Salvador Salvatierra en 1828.

A los pocos días de su muerte, su viudo Godoy, se casó con la chica sin relevancia social para un ex Secretario de Estado, Pepita Tudó, su gran amor.

La hija de María Teresa y Godoy, Carlota Luisa de Godoy y Borbón, duquesa de Sueca, heredó el palacio y los títulos de sus padres, casándose en 1821 con Camilo Rúspoli y Khevenhuller-Metsch, príncipe de Rúspoli y Duque de Lucca.

La segunda hija del Infante Luís Antonio, María Luisa de Borbón y Vallabriga siguió las mismas vicisitudes que su hermana, hasta la boda de María Teresa con Godoy. En ese momento, abandonó el convento, marchando a vivir con su hermano Luís María en el arzobispado toledano.

La boda de su hermana con Godoy supuso también su rehabilitación en la familia Borbón, recuperando el apellido paterno, el reconocimiento de su condición de Infanta de España y su entrada en la Orden de Damas Nobles de María Luisa y a partir de 1802, una pensión de 200 reales anuales por Real Orden de 27 de septiembre.

En 1802, en un viaje que hizo su madre para visitar a sus hijos a Toledo y Madrid, viajó con ella de vuelta a Zaragoza, permaneciendo en esa ciudad hasta 1808.

En 1806 la reina María Luisa pensó en casarla con el Príncipe de Asturias, Fernando, lo que afortunadamente para ella, no cuajó. En noviembre de 1808, amenazando a Zaragoza el segundo asedio de los franceses, madre e hija huyeron a Palma de Mallorca, a cuyo obispo les recomendó el cuidado de ambas su hermano el cardenal.

Contrajo matrimonio en Madrid, en junio de 1817, con el absolutista Joaquín José Melgarejo y Saurín, duque de San Fernando de Quiroga, secretario de Estado con Fernando VII y  de la unión no nacieron hijos, aunque el matrimonio a diferencia del de su hermana, fue muy feliz.

Rafael Tegeo Diaz. Los duques de San Fernando Quiroga. Hacia 1830. Óleo sobre lienzo, 54,5 x 40 cm. Museo del Prado. Madrid. No expuesto.

En 1820 con el pronunciamiento de Riego y el consiguiente Trienio Liberal, se exiliaron en París.

Murió María Luisa en Madrid, en diciembre de 1846, siendo enterrada en la sacristía de la capilla del palacio de Boadilla del Monte, junto a su marido y a su hermana María Teresa.

Música: Los Cantos de las Driadas en Forma de Grandes Valses. En los Jardines de la Granja. Santiago de Masarnau.