Lo que me susurró el CAMINO 2018. EL PITO, CUDILLERO, SOTO DE LUIÑA Y LUARCA. Parte 6.
A la mañana siguiente, y como siempre, por montes bellos, playas hermosas y todo verde, pasamos por San Martín de Laspra, localidad del Concejo de Castrillón, por las inmediaciones de Piedras Blancas, Santiago del Monte, y Ranón, bajando hasta la aldea de Riolavega, El Castillo y Soto del Barco, cruzando un largo puente sobre el río Nalón. Después de cruzar el río, San Esteban de Pravia, parroquia del Concejo de Muros de Nalón, y ya por sendas que nos llevaban en volandas, llegamos a El Pito, fin de la jornada, a una hora -16,30- inadecuada para encontrar algo abierto para comer, aunque para los peregrinos se debería mantener algo abierto si se quiere constituir parte del Camino, como indican los carteles oficiales del lugar. Así que dejamos los bártulos, y tras la ducha de rigor, bajamos la cuesta de gran pendiente de 2 Kms. a través de El Pito -buscando algún caritativo bar o restaurante sin éxito- , para llegar al puerto de Cudillero, uno de los pueblos de pescadores más pintorescos y bellos de Asturias, con su hermosa Plaza de la Marina, conocida como “el anfiteatro” porque todas las casas del pueblo nacen desde aquí alrededor de ella y lucen colgadas de sus verticales paredes; es uno de los lugares urbanos más bonitos de todo lo visto en Asturias, aunque para compensar, Dios creó a los cudillerenses, en general gente poco abierta y algo hosca, la mayor parte dedicada a la hostelería. Podría ser considerada una de las maravillas –abundantes- de esa Comunidad.
Cudillero. Panorámicas y Plaza de la Marina.
Tras tomarnos unas cervezas –no fue posible comer nada a pesar de lucir e implorar como peregrinos- y admirar todos los rincones del puerto de Cudillero, y subir al Mirador de la Garita, regresamos -muy cuesta arriba- a El Pito, en donde muchas casas residenciales rodean el Palacio Selgas y la Iglesia de Jesús Nazareno, espléndido y sorprendente conjunto monumental, fruto de la extraordinaria iniciativa y riqueza de la familia Selgas.
Mirador de la Garita.
La iglesia de Jesús Nazareno está en frente del Palacio de los Selgas. Es una iglesia-panteón promovida y financiada por Fortunato de Selgas, construida a finales del siglo XIX y principios del XX, siendo inaugurada en 1914 por la entonces Princesa de Asturias -fue dos veces Princesa de Asturias-, infanta de España, doña Isabel de Borbón y Borbón, La Chata, hermana mayor de Alfonso de Borbón, que subió al trono de España con el ordinal XII.
Iglesia de Jesús Nazareno anexa al Palacio de los Selgas.
La iglesia se construyó en el estilo románico del siglo XII, siendo lo más importante la cripta, que es el emplazamiento del panteón familiar de los Selgas, con el altar religioso más antiguo de España, del siglo VIII, erigido por el rey Silo de Asturias -yerno de Alfonso I de Asturias El Católico-, comprado por Fortunato de Selgas por 25 pesetas en una taberna de Pravia en 1905, en donde era utilizaba de mesa en el comedor, siendo previamente altar de la iglesia de Santianes de Pravia. A principios de 2008 el altar y dos canceles fueron traslados a una sala del palacio.
Palacio de los Selgas “La Quinta”.
El Palacio de Los Selgas -La Quinta-, alberga un importante patrimonio artístico del legado de la familia Selgas-Fagalde. A finales del siglo XIX, los hermanos Ezequiel y Fortunato de Selgas y Albuerne, reunieron en este conjunto arquitectónico una magnífica colección de obras de arte, construyendo entre 1880 y 1895 el palacio y la finca ajardinada. Ezequiel, empresario de éxito en Madrid, puso los medios económicos para realizar el proyecto, mientras que Fortunato, historiador y aficionado al arte, elaboró el trazado, de diseño historicista.
El Palacio conserva casi intacta su decoración original, y alberga pinturas de grandes maestros como El Greco, Goya, Giordano o Giaquinto entre otros y magníficos muebles, cerámicas y vidrieras. En un pabellón cercano, remozado, se exhibe una colección de tapices, y se utiliza como sede de exposiciones temporales. Los jardines, de casi una decena de hectáreas, son conocidos popularmente como el Versalles asturiano.
Los Selgas no sólo contribuyeron con la riqueza arquitectónica descrita, también lo hicieron ayudando económicamente a los habitantes de la zona, construyendo un colegio que impartió enseñanza gratuita a los vecinos, ayudando económicamente a los vecinos cuando la necesidad apretaba, sufragando también las necesidades sanitarias de los lugareños.
El edificio que actualmente alberga el Instituto Selgas, que en su día fueron las Escuelas Selgas en El Pito, con el monolito y los bustos en recuerdo de Ezequiel y Fortunato de Selgas.
Al día siguiente, salimos de El Pito hacia Ballota, pasando por la playa Concha de Artedo, por el paseo de playa Oleros y por la playa de San Pedro, subiendo después hacia el sur, para visitar la casa de mi hijo y su mujer en Soto de Luiña, y volviendo a bajar hacia el norte, para andar cerca de las maravillosas playas de la Cueva, Vivigo y Vallina del Gallo, atravesando posteriormente varias poblaciones del concejo de Cudillero, como Albuerne, Novellana -pueblo ejemplar de Asturias en 1992- Castañeras y su playa del Silencio, y Santa Marina para llegar por fin a Ballota. La playa del Silencio con sólo alrededor de 500 ms. de longitud es otra de las maravillas de la zona, mereciendo también mención especial Cabo Vidio.
Casa de la familia Amaro-Rivaya.
Playa del Silencio.
Vista desde Cabo Vidio.
La última jornada terminó en Luarca. Al salir de Ballota, descendimos por un camino para cruzar el río Cabo, por un puente de piedra denominado antiguamente “puente que tiembla”. Posteriormente ascendimos por el bosque a Tablizo, entrando así en el Concejo de Valdés y tras Ribón y Friera, llegamos finalmente a Cadavedo.
Más adelante pasamos por la iglesia de San Miguel de Canero, cruzando posteriormente el río Esva cuyo curso transcurre desde la Sierra de Tineo hasta el Cantábrico. Tras el puente del río bajamos hacia otra playa llamada de la Cueva, atravesando Caroyas y La Rampla para llegar por fin a Luarca, tras pasar por la iglesia de San Sebastián de Barcia.
Pamorámica al entrar en Luarca.
La entrada en Luarca –la Villa Blanca de la Costa Verde porque predomina el color blanco en su conjunto- es increíble; desde arriba -el comienzo de La Carril-, se ve el municipio completo, que se encuentra vivo entre promontorios naturales, por lo qué está escalonado en varios niveles que se abren directamente al puerto y al mar; en primer término el barrio del Cambaral, lindando con el paseo del Muelle y alineado con ellos, las preciosas playas Primera, Segunda y Tercera (Salinas), con el puerto de pescadores y el barrio de La Pescadería, que se une con el centro de la ciudad por el puente del Beso, el precioso cementerio en donde está enterrado Severo Ochoa, luarqués más que notable que también vivió en esta villa, el río Negro que divide a la villa en dos mitades, el Faro, la ermita de la Atalaya, el casco antiguo, sus casas blancas arracimadas, sus playas, en los barrios de la Pescadería, el Cambaral, La Carril, Zapatería y La Peña.
Puente del Beso.
Puerto.
Cementerio.
Puerto y al Fondo La Atalaya con el Faro y el Cementerio.
Luarca es una parroquia del concejo de Vadés, capital del mismo, con una población de 5.200 habitantes y en su zona alta se pueden ver casas de INDIANOS perfectamente conservadas, apuntando la grandeza vivida de los que volvieron poderosos de la aventura americana.
Villa Argentina.
Monumentos dignos de ser visitados son el Palacio de los marqueses de Gamoneda y el Palacio de los marqueses de Ferrera ambos en la plaza de Alfonso X El Sabio, en donde se encuentra también el Ayuntamiento, la Iglesia parroquial de Luarca, , la Capilla de la Atalaya y desde luego el Cementerio, aunque lo mejor es la belleza de su conjunto.
Ayuntamiento.
Iglesia de Santa Eulalia, parroquial de Luarca.
FIN
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Otro bonito paseo por tierras asturianas, digno de ver y recorrer una y otra vez……Felicidades
Muchas gracias Victor. Feliz salida y entrada. Abrazo
Muy bonito, un abrazo.