El TURNISMO. Parte 4.
Con apenas dos años en el trono, Alfonso XII, y siendo Presidente del Gobierno Antonio Cánovas del Castillo, se aprobó la Constitución de 1876, siendo sopesada y aceptada la posibilidad de gobernar en relevo pacífico los dos grandes partidos dinásticos alfonsinos. El turnismo, se basó en la creación de dos grandes partidos, uno de pensamiento conservador, liderado por el propio Cánovas –Partido Liberal-Conservador-, y otro de pensamiento liberal, heredero del régimen de libertades del sexenio democrático, presidido por el político riojano Práxedes Mateo Sagasta y conocido como Partido Liberal-Fusionista. Estos dos partidos podrían agrupar al máximo número posible de grupos y facciones, con el único requisito de aceptar la monarquía alfonsina -no la borbónica-; por este motivo, se les conocía como partidos dinásticos que no monárquicos, ya que el infante Carlos no había renunciado a sus aspiraciones, sino amenazado con un “volveré”.
Antonio Cánovas del Castillo pintado por Ricardo del Madrazo. 1896. 63 x 54 cm. Óleo sobre lienzo. Palacio del Senado. Madrid.
En 1881 se comenzó a aplicar el sistema de turnos pacíficos, por el que podría ponerse fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde hacía décadas, y para intentar evitar la posible perturbación política que pudiera generarse a la muerte de Alfonso XII. Dicha estrategia se afianzó en 1885, con el Pacto del Pardo, el 24 de noviembre de 1885, firmado al comienzo de la regencia de María Cristina de Habsburgo, instituyendo el sistema de turnos pacíficos en el ejercicio del poder entre liberales y conservadores, que consolidó la Restauración de la monarquía: “Cristinita, de Sagasta a Cánovas y de Cánovas a Sagasta…” recomendó Alfonso XII a su segunda mujer en el lecho antes de morir.
Práxedes Mateo Sagasta pintado por José Casado de Alisal. 1884. 131 x 95. Óleo sobre lienzo. Palacio de las Cortes. Madrid.
Murió Alfonso XII de tuberculosis con 27 años, dejando tres hijos legítimos de su segundo matrimonio con María Cristina Habsburgo-Lorena, María de las Mercedes, María Teresa y el póstumo Alfonso, que heredaría la corona con el ordinal XIII, siendo su madre regente desde 1885 hasta 1902.
El sistema de turnos se puso en marcha cuando el líder del Partido Liberal-Fusionista, Práxedes Mateo Sagasta, exigió al rey en 1881, que llamase a gobernar a su partido. A partir de ahí, cuando el partido del gobierno estaba desgastado, el de la oposición pedía al rey el relevo. Éste, llamaba a gobernar al partido que no lo estaba haciendo de entre los dos dinásticos alfonsinos del sistema –conservadores y liberales-, procediendo a disolver las Cortes y convocar elecciones manipuladas –pucherazo-con conocimiento del adversario, para que obtuviera mayoría el partido que debía gobernar desde ese momento, ya que al ser el régimen de la Restauración un sistema parlamentario, era necesario que el nuevo gobierno contara con el respaldo de las Cortes y la mayoría de diputados.
Todos los turnos se desarrollaron con normalidad y equilibrio en tiempo y forma, excepto el “Gobierno largo de Sagasta” (1886-1890).
En 1897 fue asesinado Antonio Cánovas del Castillo2º Presidente asesinado, el pergeñador del sistema turnista, en Mondragón, por un anarquista italiano, Michelle Angiolillo.
Fuera del sistema de turnos, quedaban los partidos antidinásticos: por la extrema derecha, estaban los Carlistas o Tradicionalistas, fieles al pretendiente Carlos VII, y por la izquierda, la oposición republicana, el anarquismo y el socialismo.
En España, durante la Regencia de María Cristina, en 1898, gobernando el Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta, se perdieron las posesiones que le quedaban a España en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y varios archipiélagos de Micronesia, posesiones considerables, pero dispersas y a enorme distancia de la metrópoli, de muy difícil y costosa defensa y control, que hubo que malvender a los americanos, o se hubieran perdido sin malvender.
También durante la regencia de María Cristina, se produjo la victoria de las armas liberales sobre los carlistas, en el alzamiento armado originado por éstos en Badalona en 1900 –de nuevo los catalanes-, que aun habiendo sido derrotados en Montejurra hacía 14 años en la tercera y última guerra, intentaron que este levantamiento se trasladara a otras localidades de España, aunque el intento de rebelión fracasó rápidamente.
El 26 de febrero de 1901 se declaró el Estado de guerra en algunas provincias ante la violenta agitación obrera, mientras continuaba el turnismo, con la ausencia de Cánovas –asesinado-, sustituido por Marcelo Azcárraga en el partido liberal-conservador.
En mayo de 1902 se proclamó la mayoría de edad de Alfonso XIII, dándose por terminada la Regencia de su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena, iniciándose el reinado del joven Alfonso, que 29 años más tarde terminaría con la proclamación de la Segunda República, en 1931. En este primer tercio de siglo XX, se fue produciendo in crescendo una crisis de la monarquía parlamentaria, consecuencia del fracaso en los intentos de renovación de los dos grandes partidos dinásticos, el Conservador (originariamente liberal-conservador) y el Liberal (originariamente liberal-fusionista), en que se apoyó el sistema turnista de Cánovas.
Alfonso XIII y la reina María Cristina. Luís Álvarez Catalá. 230 x 142 cm. Palacio del Senado. Madrid.
Se iban produciendo acontecimientos sociales graves, como consecuencia de la acción política al margen de la sociedad real: el mismo año de la proclamación del joven rey, se produjo una gran huelga general en Barcelona, siguiendo las directrices del Comité anarquista de Londres, la primera en su clase en Europa, siendo proclamado el estado de guerra.
En 1903, Alfonso XIII, encargó la formación de gobierno al conservador Maura, que tras enfrentarse al rey en diciembre de 1904, fue sustituido por Raimundo Fernández Villaverde, del partido conservador de entonces e integrado en la facción disidente del mismo, encabezada por Francisco Silvela.
El 23 de junio de 1905 cayó el gobierno conservador de Fernández Villaverde, resultando elegido Presidente el liberal Eugenio Montero. Éste, viendo la imposibilidad de gobernar, solicitó al rey la convocatoria de elecciones generales dos meses y medio después; el 10 de septiembre de 1905, el Congreso reeligió a Eugenio Montero Ríos, que dimitió a los pocos meses, por el escándalo de la revista catalana Cu-Cut.
El 31 de mayo de 1906, marchando la comitiva nupcial de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg, el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba en las inmediaciones del cortejo real.
Mateo Morral.
En 1907 Maura volvió a la presidencia del gobierno llevando a cabo una intensa acción legislativa, en la que destacaron la ley electoral, la ley de huelga, la reforma de la administración local y la modernización de la Marina de Guerra, creando el 18 de febrero de 1908 el Instituto Nacional de Previsión, origen de la futura Seguridad Social.
Tras una manifestación multitudinaria en Madrid el 28 de marzo de 1908 contra el Gobierno de Maura, obtuvieron un señalado triunfo los republicanos en las principales ciudades de España en las elecciones municipales del 2 de mayo (primeras elecciones municipales que se celebraron con arreglo a la Ley Electoral aprobada durante el gobierno de Antonio Maura, que hacía del voto acto obligatorio).
En 26 de julio de 1909 se inició en Barcelona, lo que la historia ha denominado Semana Trágica, que acabó con la vida de 104 civiles, tres religiosos y media docena de militares y policías, más de 1.700 procesados y 17 condenados a muerte. Fueron ejecutadas cinco personas, entre ellas Francesc Ferrer i Guàrdia, considerado el responsable de la revuelta. Su muerte, desencadenó una importante campaña de condenas internacionales que acabaría con el gobierno de Antonio Maura.
Semana Trágica de Barcelona.
José Canalejas, jefe del partido liberal, fue nombrado jefe de gobierno, tras la Semana Trágica de Barcelona y la caída de Antonio Maura. Planteó en las Cortes la cuestión religiosa, en la llamada Ley del Candado -1910- que marcaba de manera precisa las áreas de influencia de la Iglesia y el Estado.
En septiembre de 1911 se produjeron huelgas generalizadas en toda España, transformándose La Federación Regional del Trabajo en La Confederación Nacional del Trabajo (CNT), de tendencia anarquista.
La unión de los partidos dinásticos se rompió entre 1909 y 1913; la campaña llevada a cabo por el liberal Segismundo Moret contra el conservador Antonio Maura, ayudándose de la prensa y los republicanos del “Bloque de las izquierdas”, para excluir de la vida política al Partido Conservador, creando un cordón sanitario a su alrededor -la cosa no es nueva de ahora-, oponiéndose a esta táctica de exclusión el líder liberal José Canalejas, que quiso formar un gobierno de conciliación liberal para reconstruir la convivencia y los gobiernos alternativos entre dinásticos, pero su asesinato3er Presidente asesinado en 1912, dejó su deseo sin realizar.
La autodestrucción del Partido Conservador por ausencia de un líder reconocido por todos, y la división del Liberal por su acercamiento a alguna de las facciones de la izquierda radical, pusieron fin a la convivencia pacífica de alternancia de partidos dinásticos, dinamitando el Régimen de la Restauración.
Antonio Maura -conservador- pensó hacerse con el poder, poniéndole encima de la mesa a Alfonso XIII un ultimátum en diciembre de 1912: o surgía un Partido Liberal serio y con un líder indiscutible predispuesto a la alternancia constitucional con el Conservador liderado por él, o sería necesario otro estilo de Partido Conservador que pudiera disputar el poder a uno Liberal que cada vez se acercaba más a la izquierda. Alfonso XIII y algunos conservadores orillaron a Antonio Maura -que siendo Ministro de la Gobernación, también había defendido sotto vocce la incongruencia de la prerrogativa regia y el falseamiento de las elecciones-, encargando el rey la formación de gobierno, primero al liberal conde de Romanones –que dimitió el 27 de octubre de 1913-, y tras él, a otro brillante conservador, Eduardo Dato: la ruptura del Partido Conservador estaba servida.
Dato era un tecnócrata, que creía que la tendencia que exalta la plenitud del poder del Estado en todos los órdenes –estatismo– resolvería la cuestión social, debido a la prerrogativa regia -decidir quién debía gobernar-, y en qué el diálogo con los catalanistas aplacaría su independentismo (siempre la misma historia). Frente a él se revolvió Maura, hombre con rasgos autoritarios y ya manifiestamente contrario al sistema de turnos. Dato y Sánchez Guerra intentaron restablecer la unidad conservadora, pero no tuvieron éxito. La imagen de los conservadores era ya la de un partido autodestruido, dividido por concepciones distintas de la sociedad y de la forma de gobernarla.
El 5 de agosto de1914. El gobierno de Dato declaró a España neutral en la Primera Guerra, frente a las reticencias de Romanones y Maura.
La crisis de 1917 también dividió al Partido Liberal en relación al turno bipartidista: los favorables, liderados por García Prieto y Santiago Alba, y los contrarios, fieles al conde de Romanones. Así, el Partido Liberal, se convirtió en un grupo de bandas alrededor de personalidades. De esta manera, a los gobiernos del turno, siguieron gabinetes de coalición, débiles y breves.
Los años siguientes se produjeron nuevas alternancias de poder entre Romanones y Dato, con frecuentes huelgas y crisis institucionales –Juntas Militares de Defensa-, produciéndose una oleada de emigración hacia Francia al terminar la guerra mundial en 1918, por la grave crisis agraria, que se prolongó hasta 1929, año de la gran crisis económica mundial.
To be continued in part 5.
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