Antecedentes históricos próximos a la Primera República catalana. Parte 2.
En 1640, Europa se encontraba en el tercer tercio de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), guerra generalizada que comenzó por motivos religiosos entre los partidarios de la Reforma protestante y los de la Contrarreforma, defensores de la Iglesia Católica, que derivaría en una guerra política a la búsqueda de equilibrios para unos, y de logro de la hegemonía o mantenimiento de la misma para otros. Simultáneamente España se encontraba inmersa en la Guerra de los Ochenta Años (1566-1648), conocida en España como Guerra de Flandes y en los Países Bajos como Guerra de Independencia de los Países Bajos; las dos terminaron en 1648. El 30 de enero de ese año la guerra en los Países Bajos finalizó con el tratado de Münster firmado entre España y las Provincias Unidas, poniendo fin al Guerra de los Ochenta años, como parte de la Paz de Westfalia, que puso también fin a la Guerra de los Treinta Años, firmada por los príncipes electores, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, la Monarquía Hispaníca, los reinos de Francia y Suecia y las Provincias Unidas de los Países Bajos.
En Francia, tras la conversión del hugonote Enrique IV –París bien vale una misa-, abjurando de su fe para convertirse al catolicismo el 25 de julio de 1593 en Saint Denis, los reyes franceses volvieron a profesar la fe de la Iglesia de Roma.
Fran Pourbous el Joven. Enrique IV, rey de Francia con armadura. 1610. Óleo sobre lienzo. 43 x 28 cm. Museo del Louvre. París.
Enrique IV de Francia y III de Navarra fue sucedido en 1610 por su hijo Luís XIII, casado con la española hermana de Felipe IV, Ana de Austria, reinando hasta el 14 de mayo de 1643. Le sucedió su hijo Luís XIV que contrajo matrimonio con la española María Teresa de Austria hija de Felipe IV, reinando hasta 1715.
Felipe IV de España, que reinó entre 1621 y 1665, se casó en primeras nupcias, en 1615, con Isabel de Borbón, hija de Luís XIII y hermana de Luís XIV. Al fallecimiento de Isabel contrajo nuevo matrimonio con Mariana de Austria con la que compartió trono hasta 1665, fecha de su fallecimiento, sucediéndole Carlos II el Hechizado, que reinó entre 1665 y 1700, casándose en primeras nupcias con María Luisa de Orleans -1679 a 1689-, hija del hermano de Luís XIV, Felipe de Orleans.
Diego Velázquez. Retrato ecuestre de Felipe IV. 1635. Óleo sobre lienzo. 303 x 317 cm. Museo del Prado.
Se puede observar que Francia y España en el período de 1615 a 1660 eran naciones católicas, en las que sus reyes o herederos estaban casados con hijas de reyes o princesas de sangre real de la otra nación, política contraria a la habitual en los Austrias -endogámica-, pero que debería haber ayudado a mantener la paz entre ambos países, que tanto guerrearon entre sí el siglo anterior, aunque no fue así.
En España, en esa época de los primeros años el siglo XVII, El duque de Uceda, Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda, intrigó en la caída de su padre -ocupando su lugar como valido del rey Felipe III- el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas en 1618. Uceda ocupó esa posición hasta la muerte de Felipe III en 1621. Tras unos meses recibiendo el despacho real Baltasar de Zúñiga y Velasco, y tras quitarse de en medio a Uceda, Felipe IV nombró valido al conde Duque de Olivares, Gaspar de Guzmán y Pimentel, que desarrolló esta función de primer mandatario político español entre enero de 1622 y enero de 1643. Tras la caída del conde-duque de Olivares, el rey pareció decidido a llevar personalmente las tareas de Estado, pero pronto tomó la decisión de nombrar valido a Luís Méndez de Haro y Guzmán, sobrino de Olivares, con el título de primer ministro hasta 1661.
Diego Velázquez. Gaspar de Guzmán conde-duque de Olivares, a caballo. 1636. Óleo sobre lienzo. 313 x 242,5 cm. Museo del Prado.
Luís Méndez de Haro y Guzmán, VI marqués del Carpio, I duque de Montoro y II conde-duque de Olivares. Grabado de Joannes Meyssens.
En Francia, el cardenal Richelieu, Armand Jean du Plessis, fue secretario de estado desde 1616, y primer ministro de Francia desde 1624, siempre con Luis XIII, hasta su muerte en diciembre de 1642. Le relevó en el cargo hasta marzo de 1661 -fecha de su fallecimiento- Jules Raymond Mazarin, el cardenal Mazarino, primer ministro de Luís XIV.
Cuando Richelieu llegó a primer ministro -1624-, la guerra de los Treinta Años, conflicto surgido en los estados alemanes y que llegó a convertirse en una guerra europea generalizada, se encontraba en su primera década. Los objetivos de Richelieu fueron, en política interior, destruir las fuerzas que en el interior de Francia disputaban el poder al rey Luís XIII: por un lado la nobleza, y por otro, las ciudades hugonotas armadas que subsistían desde las guerras de religión. En política exterior, su propósito fue debilitar a los Habsburgo situados en las fronteras de Francia con Austria, y España.
Para lograrlo, aun siendo católico -él y su país-, estuvo siempre más dispuesto a establecer alianzas con las potencias protestantes que lucharan contra los Habsburgo, prestándoles además ayuda financiera, que con los propios Handburgo -siempre católicos-. Francia alentó la guerra de los Treinta Años, y lo hizo con tanta habilidad, apoyándose desenfadadamente en las acciones inglesas, los protestantes alemanes y en los Países Bajos, que la causa de los Habsburgo quedaría maltrecha definitivamente, y Francia emergería como la primera potencia de Europa con Luís XIV, aunque con un coste terrible para el pueblo alemán.
Hyacintte Rigaud. Retrato de Luís XIV. 1702. Óleo sobre lienzo. 277 x 194 cm. Museo del Louvre. París.
Por parte española, en política exterior, se debía velar por el prestigio y magnitud del Imperio -ya en absoluto declive- y fundamentalmente, constituir la parte mollar de las fuerzas católicas europeas de la Contrarreforma.
Dentro del capítulo de la Guerra de los Ochenta Años (1566-1648), los Países Bajos fueron entregados a la hija de Felipe II e Isabel de Valois, Isabel Clara Eugenia, que tras fallecer sin descendencia, volvieron a España. Tras la Tregua de los Doce Años -tratado de paz firmado en 1609 entre España y las Provincias Unidas de los Países Bajos en la Guerra de los Ochenta Años- que acabó en 1921, se reanudaron las hostilidades. Los españoles asediaban ciudades holandesas, bloqueaban las actividades de los intereses holandeses en los puertos europeos, recibiendo respuesta neerlandesa en el mar, básicamente, de forma especial en las Indias.
Augusto Ferrer Dalmau. El milagro de Empel. 2015. 75 x 58 cm. Particular y copia en la Academia de Infantería. Toledo.
El cardenal Infante don Fernando, hermano de Felipe IV, tras vencer en los campos alemanes de Nördlingen el 6 de septiembre de 1634 a suecos y protestantes, invadió en 1635 territorio holandés, en un intento de terminar la Guerra de los Ochenta Años.
Peter Paul Rubens. El cardenal-infante don Fernando de Austria en la batalla de Nördlingen. 1634-1635. Óleo sobre lienzo. 337 x 261 cm. Museo del Prado.
Estos acontecimientos alarmaron profundamente al cardenal Richelieu, declarando la guerra a España (1635-1659), lanzando una gran ofensiva contra los Países Bajos españoles. Previamente, ocupó la Valtellina -norte de Milán, este del lago Como-, para cortar las comunicaciones del Camino Español, renovando su alianza con Suecia y con la liga protestante de Heilbronn –alianza firmada en 1633 entre Suecia, Francia, y los príncipes protestantes de Alemania occidental en contra de la coalición católica durante la guerra de los treinta años–, fortificando la frontera del Rin. Francia entró en ese momento en la Guerra de los Treinta Años -1635-, rivalizando con España para hacerse con la hegemonía en Europa.
Camino Español.
Valltellina.
Al año siguiente, 1636, el cardenal-infante don Fernando, llegó a las puertas de París, pero tuvo que retirarse por falta de medios. La reacción francesa no se hizo esperar y enviaron a sus ejércitos a los Pirineos.
En 1639, con la derrota española en la batalla naval de Dunas –entre las armadas española y holandesa que tuvo lugar cerca de la costa del condado de Kent en Inglaterra-, se anuló la posibilidad de enviar refuerzos a las Provincias Unidas, siendo la situación de la monarquía española en los Países Bajos, insostenible.
Reinier Nooms. Antes de la batalla de las Dunas. 1639. Óleo sobre lienzo. 91,4 x 111,8 cm. Museo Marítimo Nacional. Londres.
Con Inglaterra las cosas no iban mejor. Tras un período de paz derivado del Tratado de Londres firmado en 1604 entre España –Felipe III– e Inglaterra –Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, sucesor de Isabel I la reina Virgen-, la ascensión al trono inglés de Carlos I conllevó la reanudación de hostilidades entre España e Inglaterra -antes de que lo decapitaran sus súbditos-. En 1625, una flota inglesa atacó Cádiz, aunque sin éxito, pero el fracaso espoleó a Inglaterra, que se alió con los protestantes de los Países Bajos contra España. Esta alianza, y las acciones marítimas inglesas contra nuestra flota de Indias, llevó en 1655 a la guerra de cinco años (1655-1660) entre los países de la Commonwealth y España durante el Protectorado de Oliver Cromwell.
Anthony van Dyck. Carlos I de caza. 1635. Óleo sobre lienzo. 266 x 207 cm. Museo del Louvre. París.
En lo interior, Castilla, el único reino que había colaborado con los gastos de las empresas de la Monarquía, mostraba señales de agotamiento. Por ello, el valido Olivares, exigió a los demás reinos y regiones del reino de España el cumplimiento de lo exigido en 1626 por la Unión de Armas -no aceptado en el caso catalán, aragonés y portugués-, y que era la contribución efectiva e inmediata de tropas de todos los componentes del reino, anulando las trabas institucionales que pudieran existir. Durante este período, acabando la década de 1630, se acentuaron las diferencias con Cataluña, Portugal, Nápoles, Sicilia y Andalucía; en el caso catalán, ante la negativa sin paliativos a contribuir a la Unión de Armas por parte de las Cortes catalanas, Olivares suspendió las Cortes, comenzando así otro conflicto con el Principado.
El valido del rey, conde-duque de Olivares tenía una situación realmente compleja:
En lo económico, la recesión europea tuvo mayor impacto en España, al tener que mantener un Imperio, ya que, en la mayor parte de sus rincones, se debía actuar por la costosa fuerza de las armas. Tanto la nobleza como el pueblo se negaban a aceptar nuevos impuestos -ya muy elevados- debiendo acudir la corona a los prestamistas, a la venta de cargos públicos, a la ingeniería financiera y en alguna ocasión, a la suspensión de pagos.
Para el suministro de la leva, se formuló en 1626 el mencionado Proyecto de la Unión de Armas, por el que se exigía a cada territorio de la corona, una contribución de soldados proporcional a su población.
La distribución exigida por Olivares era:
Corona de Castilla y su Imperio de las Indias, 44.000 soldados.
Reino de Portugal, 16.000 soldados.
Principado de Cataluña,16.000 soldados.
Reino de Nápoles, 16.000 soldados.
Flandes, 12.000 soldados.
Reino de Aragón, 10.000 soldados.
Ducado de Milán, 8.000 soldados.
Reino de Valencia, 6.000 soldados.
Reino de Sicilia, 6.000 soldados
En Aragón
Ante los altos impuestos establecidos en los territorios de Aragón, la mayoría de la nobleza aragonesa pretendió desvincularse del Reino de Castilla, proclamando rey al duque de Híjar. Las tropas castellanas sofocaron la revuelta, y dado que no tuvo demasiada transcendencia, al duque de Híjar no se le condenó a muerte, sino a permanecer recluido en sus feudos, sin poder participar en las Cortes Aragonesas.
En Portugal
Desde 1580 el monarca luso era el español. Debido a políticas de exigencia impositiva fuerte, el 1 de diciembre de 1640 comenzó la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668) a la que la corona española no pudo dedicar suficiente atención por los momentos que se vivían con Cataluña, Andalucía y en menor grado con Aragón.
La guerra terminó con la victoria portuguesa y la firma del Tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668, por el que Portugal consiguió la independencia, estableciéndose la casa de Braganza como reinante, siendo el primer monarca Juan IV.
En Andalucía
En 1641 el duque de Medina Sidonia y el marqués de Ayamonte llevaron a cabo una conspiración contra la Monarquía. El intento de rebelión se fundamentaba en el descontento de la nobleza y el pueblo, estando apoyados por Portugal, claro. Sin embargo, la conspiración fue pronto aplastada.
En Nápoles y Sicilia
En 1647 una revuelta llamada antiespañola en Nápoles, movimiento dirigido por Tommaso Aniello d’Amalfi –Masaniello- pescador y revolucionario napolitano. Se convirtió en el cabecilla de la rebelión napolitana entre el 7 y 16 de julio de 1647, en la cual el pueblo se rebeló contra las cargas impositivas impuestas por el virreinato español.
Masaniello.
Después de diez días de revueltas, fue traicionado por una parte de sus seguidores y Masaniello fue asesinado a la edad de veintisiete años. Su revolución desestabilizó al gobierno virreinal y dio paso a la República Napolitana, que apenas duró un año.
En Sicilia pasó algo similar, pero las fuerzas mandadas por Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, entraron en la ciudad de Nápoles en abril de 1648 y en Sicilia en septiembre de 1648, aplacando ambas sublevaciones
En Cataluña
Durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), Francia decidió entrar en el bando protestante, contrario a España, declarando la guerra a España en 1635, no facilitando esta situación el entendimiento entre la corona española y la Diputación del General del Principado de Cataluña y del Consejo del Ciento de Barcelona.
NOTA:
*En 1289, las Cortes catalanas designaron una Diputación del General para el principado de Cataluña –que igualmente fueron designadas también por sus Cortes correspondientes para los reinos de Aragón y Valencia– a modo de comisión temporal para recaudar el tributo que se daba al rey, y que, al final del período de recaudación se disolvía. Este impuesto era conocido popularmente como GENERALIDAD. Con el paso del tiempo, el nombre oficioso de GENERALIDAD terminó suplantando el nombre oficial de la Diputación del General. Este nombre fue exportado a Francia, donde se crearon las généralités –distritos fiscales recaudadores de impuestos-. La primera Generalitat como nombre oficial del gobierno de Cataluña, fue la formada por el teniente coronel de ingenieros rama telegrafía, formado en la Academia de Guadalajara, Francesc Macià i Llussà, cuando liderando a Esquerra Republicana, ganó las elecciones catalanas durante la Primera República española de 1931 -y segunda catalana proclamada, y en medio en 1873, una frustrada-.
*La Junta de Brazos -o Brazos Generales- de Cataluña eran las Cortes catalanas sin la presidencia del rey.
*El Consejo de Ciento era la institución para autogobierno municipal de la ciudad de Barcelona creada en el siglo XIII. Recibe dicho nombre porque lo formaba una asamblea de cien ciudadanos que asesoraban y supervisaban a los magistrados municipales, y a los consejeros de Barcelona.
Música: Cant de les estrelles. Enric Granados. Voices of Ascension. Part 1.
To be continued in part 3 and last.
Tweet
Deja una respuesta