POR FIN EN EL PALACIO DE LIRIA. Parte 1.
ESCUDO ACTUAL DE LA CASA DE ALBA DE TORMES Y FITZ-JAMES STUART.
El escudo actual de la Casa de Alba une los del ducado de Alba de Tormes y de la Casa de los Fitz-James Stuart, siendo un escudo cuartelado, dividido en cuatro cuarteles: en el primero, el antiguo escudo de Inglaterra, en el segundo el de Escocia, en el tercero el de Irlanda y en el cuarto el de los Álvarez de Toledo.
Antiguo escudo de Inglaterra.
Escudo de Irlanda.
Escudo de Escocia.
Escudo del ducado de Alba de Tormes
Escudo actual de la Casa de Alba.
Las banderas laterales fueron adoptadas por el I duque de Alba García Álvarez de Toledo y Carrillo para conmemorar su participación en varias campañas contra el reino nazarí de Granada. Las mazas, aluden a los servicios de naturaleza palatina que la Casa de Alba ha prestado a las monarquías castellana y española a lo largo de su historia. Los brazos armados inferiores blandiendo espadas cubiertos con armadura, adornados con un tabardo con las armas del condestable de Navarra, fueron añadidas con el título que fue heredado por la Casa de Alba, cuando el duque conquistó Navarra para Fernando el Católico.
Las armas ducales aparecen timbradas con una corona ducal rematada por una cimera con un ángel vestido con dalmática de cuadros ajedrezados azules y blancos del escudo de los Álvarez de Toledo. A los dos lados del ángel, en paños abanderados al viento, su lema en latín Tv in ea et ego pro ea (Dios en la Patria y yo por la Patria).
LIRIA: EDIFICIO DEL PALACIO Y JARDINES
En los números 20 y 22 de la madrileña calle de la Princesa, se levanta soberbio y hermoso el palacio de Liria, residencia madrileña de la Casa de Alba.
La calle de la Princesa tomó su nombre en honor de la infanta Isabel de Borbón y Borbón, “La Chata”, princesa de Asturias en dos ocasiones, hija primogénita de Isabel II y de Francisco de Asís de Borbón, hermana de Alfonso XII y muy querida por los madrileños, pero que murió desterrada en París. ¡Ay el amor del pueblo!
Antes de tomar el nombre de calle de la Princesa, se llamó calle del Duque de Liria, por encontrarse en torno al palacio de ese nombre, construido en la antigua finca del Real Sitio de la Moncloa, que con anterioridad a Carlos IV, se llamó Real Sitio de la Florida.
El barrio era llamado de los Afligidos, por encontrarse en lo que hoy es plaza de Cristino Martos -encima de la fuente de los Afligidos- el convento de los Afligidos, en donde era venerada una Virgen de ese nombre. Esta Fuente de los Afligidos o de Cristino Martos, está hoy dedicada al bacteriólogo Jaume Ferrán y Clua.
La fuente de los Afligidos o de Cristino Martos, bajo las escaleras que bajan de la plaza de ese nombre, es realmente notable. Dos delfines en escorzo semicircular unidos por las colas, escupen agua por la boca sobre un pilón. Escaleras arriba, dos estatuas, una a cada lado, representan la Abundancia -con su cuerno- y la Alegría, con una copa en la mano para demostrarlo.
El palacio de Liria fue mandado construir en el siglo XVIII por el III duque de Berwick Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Carvajal, también III duque de Liria y Jérica, CASA por entonces aún no fusionada con la de Alba de Tormes, obra que pudo realizar gracias a las cuantiosas rentas que le proporcionaba el ducado de Veragua. Aunque el duque habitualmente residía en París, quiso construir una gran casa en Madrid, que encargó al arquitecto Louis Guilbert, comenzando las obras en 1767, siendo despedido el arquitecto en 1771 por deficiencias en la construcción y posibles malversaciones.
Por esos años, la Casa de Alba, tras la adquisición por Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba de los terrenos de la Real finca conocida como Altillo de Buenavista a la testamentaría de Isabel de Farnesio -2ª mujer de Felipe V- en 1766, su heredera, la XIII duquesa de Alba de Tormes María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, procedió a la construcción del palacio de Buenavista en 1777, hoy Cuartel General del Ejército.
El estilo arquitectónico de Liria estuvo inspirado en las residencias urbanas de los nobles franceses de París, época de grandiosidad constructiva, durante el reinado de Luís XV.
Una vez despedido el arquitecto Guilbert, para terminar la construcción de Liria se contrató al arquitectoVentura Rodríguez, que realmente no rediseñó el palacio, sino que se limitó a rectificar los errores técnicos de Guilbert, y a terminar la obra.
La construcción se dio por finalizada en 1785, y los interiores fueron rápidamente equipados y decorados, siendo inmediatamente calificada como “la mansión más espléndida de Madrid”.
A la muerte de la XIII duquesa de Alba en 1802 sin descendencia, su sobrino-nieto Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, VII duque de Berwick desde 1785, pasó a ser XIV duque de Alba de Tormes.
Entre las propiedades que el nuevo duque heredó no estaba incluida la residencia habitual de la XIII duquesa de Alba, el palacio de Buenavista, que pasó a ser habitado por Godoy, habiendo sido adquirido previamente por el Ayuntamiento de Madrid, por lo que el nuevo linaje Alba-Berwick mantuvo Liria como domicilio principal. La otra importante residencia de la difunta duquesa de Alba en Madrid, el palacio de la Moncloa, fue adquirido sin preguntar a los dueños -expropiado- por el rey Carlos IV junto con su huerta, para añadirlos al Real Sitio de la Florida, qué a partir de entonces, fue conocido como el Real Sitio de la Moncloa.
Liria es de estilo neoclásico y dentro de la perfecta simetría de sus formas, incrusta en su estética columnas clásicas, que proporcionan grandiosidad y evitan la monotonía. La casa está construida en el centro de una amplia parcela vallada, pero no en primera línea de calle. El jardín delantero, que fue plaza de armas, ahora es un jardín de estética romántica de estilo inglés. El jardín trasero es geométrico, de estilo francés, con una gran fuente en el centro, con hermosos setos simétricos -jardín que no muestran al visitante-, y sufrió algunos cambios durante los siglos pasados, teniendo su forma actual desde 1915, aspecto que le dio el paisajista Jean Claude Nicolás Forestier. Hay estatuas de animales dispersas por varias zonas, y en un rincón del jardín se encuentra un cementerio de mascotas, donde los duques han enterrado a sus perros predilectos con lápidas para su recuerdo.
Jardín delantero.
Jardín trasero.
La planta del edificio es un rectángulo alargado, con las fachadas principales en los dos lados más largos del rectángulo -las que dan a la calle Princesa y al jardín trasero-. Tiene 3.500 metros cuadrados construidos, distribuidos en 200 habitaciones, de las que 26 son salones.
La fachada delantera se divide en tres alturas horizontales. La baja es de piedra almohadillada con tres puertas en la parte central, solución de Guilbert, la noble, que incluye dos pisos -el inferior con balcones y el superior con ventanas- y la superior, en donde el edificio se remata con una tercera franja de ventanas en forma de friso.
La fachada principal se divide en cinco cuerpos: el cuerpo central con cuatro columnas de orden toscano, rematado con un entablamento de orden jónico coronado con una espadaña con temas heráldicos, flanqueado por dos tramos más amplios de ventanas y balcones, con tres pilastras muy grandes cada una. La fachada termina en ambos extremos con otros dos tramos realizados con dobles pilastras. La fachada trasera es igual, aunque sustituyendo la espadaña superior central por cuatro esculturas de trofeos; las dos fachadas laterales y debido al desnivel del terreno, tienen soterrada la planta baja y conectan con los jardines por escalinatas.
Remate fachada trasera con esculturas de “trofeos”.
Remate fachada principal en espadaña adornada con temas heráldicos.
El palacio concentra sus estancias más importantes en la primera planta o noble, con balcones hacia los jardines. Son los salones de representación, no pensados para el uso diario, sino para la exhibición de las colecciones familiares -por eso aparecen tan abarrotados-. Los huecos interiores quedan reservados para las escaleras, la capilla y otros espacios de menor importancia.
Al estallar la guerra civil en 1936, el palacio fue confiscado -la mayor parte de las obras de arte fueron sacadas y guardadas- y en noviembre de ese mismo año, sufrió el edificio un devastador incendio, quedando en pie solamente las cuatro paredes exteriores.
La reconstrucción fue llevada a cabo por el XVII duque D. Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó y culminada por la XVIII duquesa Dña. María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva y su marido D. Luís Martínez de Irujo en 1956.
Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó XVII duque de Alba.
María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva XVIII duquesa de Alba y su marido D. Luís Martínez de Irujo.
La reconstrucción no repitió exactamente la distribución interior del palacio anterior al incendio. El zaguán, la escalera principal y la capilla, se realizaron en estilo neoclásico acorde a las trazas del arquitecto inglés sir Edwin Lutyens que murió al poco de firmar el proyecto. La obra de reconstrucción fue dirigida por el arquitecto español Manuel Cabanyes.
En la visita, son mostrados el zaguán, la escalera principal, el Salón Estuardo, el Salón Flamenco, el Salón del Gran Duque de Alba, el Salón Español, el Salón de los Zuloagas, el Salón Italiano, el Salón Goya, el Comedor, el Salón de los Amores de los Dioses, el Salón de Baile, el Salón de la Emperatriz Eugenia, y la Biblioteca.
Al entrar por la puerta central de la fachada principal, se encuentra un precioso zaguán neoclásico, adornado con pilastras toscanas y nichos ocupados por esculturas de bustos que representan a algunos antepasados de la familia, entre los que destacan el del XIV duque de Alba y VII de Berwick Carlos Miguel Fitz-James, de Lorenzo Bertolini y los de los emperadores franceses emparentados con la familia Alba, Napoleón III y María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick –Eugenia de Montijo– de Alexandre Lequien. El suelo está adornado por un mosaico del escudo del actual linaje -mezcla de Álvarez de Toledo y Fitz-James Stuart- con dos fechas simétricas respecto al eje mayor. En la línea central del eje mayor del zaguán, se apoyan dos mesas de estilo napolitano del siglo XVIII y sobre ellas dos jarrones neoclásicos fabricados en Rusia en la Fábrica Imperial Nicolás I, a principios del siglo XIX.
Bustos de Napoleón III y Eugenia de Montijo, Emperatriz.
To be continued in part 2.
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Qué maravilla de reportaje. Muchas gracias.
Gran post para esta gran mañana de domingo. Salute sire
Tu en ella y yo por ella… Vaya lema mas intenso!
Gracias por esta nueva entrega…hoy he aprendido algo mas de arte (e historia)
Excelente relato y bonita portada. Gracias
José, que placer es recibir tus publicaciones.
Sigo pensando que algún día me gustaría acompañarte a este tipo de visitas culturales que tanto gustas de realizar.
Un fuerte abrazo.
Miguel Ángel
Sería un placer.
Bueno aprovechando que ya tengo mi ojo operativo y no me cansa el ordenador, me voy poniendo al día. impresionante toda la historia, impresionante trabajo cultural. Me quito el sombrero. No conozco el palacio, pero espero disponer de un poco de tiempo para hacerlo. Y más ahora . con este reportaje se hace más gustoso verlo y disfrutarlo. Gracias y salud2