SOFONISBA ANGUISSOLA. Parte 1.
Hace no demasiado tiempo, vi en un chat de amigos, el óleo de Felipe II pintado por Sofonisba Anguissola, al referirse a la batalla de san Quintín. Así, aprovechando que el Genil pasa por Granada, me ha parecido interesante tratar de intimar un poco con tan importante maestra de la pintura.
En los tiempos que corren, en casi todos los órdenes y actividades de la vida, se sigue reivindicando -la mayor parte de las veces sin razón- la insuficiente valoración de la mujer dentro de cualquier campo intelectual, profesional, social uotro cualquiera, cuando de todos es sabido, que a nadie se le ocurriría levantar la voz, incluso ni pensar, ni aunque fuera solamente un poco, para mostrar un desacuerdo sustancial con la forma de actuar de alguna mujer, y mucho menos, tomar alguna medida para impedir que hembra alguna realice cualquier cosa que le venga en gana.
Siempre no fue así. En el área del arte, en siglos pasados, era poco recomendable anunciarse como artista femenina, ya que la cotización bajaba a niveles insufribles, por ser considerada, entonces, un ser inferior al hombre, además de que la pintura estuviera conceptuada como actividad manual poco apropiada para la mujer, a excepción de alguna protegida por ser de familia noble o de altos cargos eclesiásticos, a las que se permitía iniciativas tales. En pleno Renacimiento, el círculo de mujeres artistas, se restringía a lo privado, en el contexto de conseguir una buena formación en música y pintura, como parte del ajuar femenino de las aristócratas.
Por ejemplo, Artemisia Gentileschi –hija del pintor toscano Orazio Gentileshi, uno de los máximos exponentes de la escuela romana del gran Caravaggio– ha pasado a la historia por haber denunciado la violación que sufrió por uno de los discípulos del taller de su padre. Por ese hecho, fue repudiada y vilipendiada públicamente, castigando así su determinación y valor.
Cuando visito el Prado, tras entrar por la puerta de los Jerónimos, siempre paso, en un primer momento, por la sala 055 para saludar a Felipe II, retratado por la magnífica Sofonisba Anguissola, y si voy con tiempo, saludo también a la mayor parte de la familia que en esa sala se suelen encontrar: Ana de Austria –cuarta mujer del rey- y a las dos hijas de Felipe II e Isabel de Valois, las infantas Isabel Clara Eugenia y a la infanta Catalina Micaela retratadas por Alonso Sánchez Coello.
Intentar localizar cuadros pintados por mujeres en el Museo del Prado, es obra mayor, ya que en sala, de algo más de 1.700 obras colgadas –otras 30.000 en los almacenes-, sólo hay ocho, cuyas autoras sean mujeres. Es un reflejo del desprecio que sufrieron a lo largo de la historia, ya que en primer lugar, no pudieron aprender en talleres y escuelas de arte como los hombres, y después, para las que lo consiguieron y llegaron a ser buenas artistas, se silenciaron sus nombres buscando el olvido. Quizá el Prado en el año 2500, exponga obras de 8 varones…, o se busque el concepto de la brillantez en lugar del quotismo verbenero, y estén expuestas/os las/los mejores artistas y obras, sin esconder a nadie como hizo la historia.
Hace unos meses, hicieron una exposición temporal en el Prado, reivindicando el buen arte de Sofonisba Anguissola y de Lavinia Fontana denominada AL RESCATE DE LAS MAESTRAS SOFONISBA ANGUISSOLA Y LAVINIA FONTANA.
La familia de Sofonisba, de origen cartaginés, utilizaba de tanto en cuanto nombres históricos de sus ancestros para bautizar de igual manera a algunos componentes de su estirpe; de ahí el nombre de su padre Almircar o el de Sofonisba, cuyo significado en numidio es la conservadora de príncipes, y que fue el apelativo de una reina de Numidia muerta a manos de su amante Masinisa, con el propósito de que no cayera viva en las garras de Escipión el Africano tras la batalla de Zama entre las fuerzas del imperio romano lideradas por el joven Publio Cornelio Escipión y las del cartaginés Aníbal Barca, en el 202 a.C., que fue el desenlace de la segunda guerra púnica a favor de Roma, aunque ya entonces Masinisa, se hubiera convertido en aliado de Roma.
Batalla de Zama. Cornelis Cort. 1567.
Sofonisba Anguissola nació en Cremona en 1535, hija de Almicare Anguissola, hombre de la baja nobleza, aunque sin demasiados recursos económicos, pero bien relacionado con los poderosos genoveses. Sofonisba fue la mayor de seis hermanas y de un varón.
Amilcare animó a sus seis hijas -Sofonisba, Elena, Lucía, Europa, Minerva y Ana María- a cultivarse en las artes y en la música. Cuatro fueron pintoras, pero Sofonisba fue la que más destacó. Elena se hizo monja y dejó la pintura, al igual que Ana María y Europa al casarse, y Lucía, posiblemente la mejor pintora de las seis, murió joven, aunque dejó algunas obras muy interesantes, como el retrato del médico de Cremona Pietro Manna. La otra hermana, Minerva, se dedicó a escribir, siendo una experta latinista. Asdrúbal el hermano varón, estudió música y latín, pero no pintó.
Lucía Anguissola. Pietro Manna, médico de Cremona. 1557. Óleo sobre lienzo, 96 x 76 cm. Museo del Prado.
Su padre consiguió en 1546 que admitieran a dos de ellas –SOFONISBA y Elena- como alumnas en el taller de Bernardino Campi, maestro manierista y gran retratista, que influyó en la joven Sofonisba, haciendo que destacara desde la adolescencia como magnífica dibujante. Sofonisba practicaba retratando del natural a los miembros de su familia, en situaciones cotidianas, con gran sensibilidad. Su trabajo más importante de aquella época –con 15 años- fue Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola: un retrato dentro de otro o doble retrato, realizado por la joven artista.
Sofonisba Anguissola. Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola. 1550. Óleo sobre lienzo. 111 x 110 cm. Pinacoteca Nacional de Siena. Italia.
Cuando Campi se fue a otra ciudad, Sofonisba continuó sus estudios en el taller de otro maestro de Cremona. El aprendizaje de Sofonisba con artistas locales sirvió de precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes en las escuelas de arte de Cremona. A partir de 1549 continuó su aprendizaje durante tres años aproximadamente con Bernardino Gatti, maestro con gran conocimiento de la obra y de la corriente clasicista liderada por Rafael Sanzio y Giulio Romano.
A través de Gatti, recibió la influencia de Correggio, siendo este influjo parmesano el que hizo que tratara con acierto el acercamiento a los objetos, aportando la artista motu proprio el estudio psicológico de los modelos. Su actividad artística de juventud en Cremona también incluyó pequeñas obras religiosas, realizadas por su devoción derivada de su gran religiosidad.
En 1554 marchó a Roma para completar su formación, conociendo a Michelangelo Buonarroti -Miguel Ángel-, comenzando en esa ciudad a ser conocida en los círculos artísticos. Cuando Miguel Ángel le pidió que pintara un niño llorando, Sofonisba dibujó un Niño mordido por un cangrejo. El gran artista reconoció su talento, y la acogió de manera informal durante dos años, ofreciendo sus consejos, que fueron de gran utilidad para Sofonisba.
Sofonisba Anguissola. Niño mordido por un cangrejo. Probablemente 1553. Dibujo. Museo de Capodimonte Nápoles. Italia.
El cuadro representa a un niño –probablemente su hermano Asdrúbal-que acaba de ser mordido por un cangrejo y está llorando junto a su hermana, que sostiene el animal con su mano izquierda. Los detalles anatómicos de sus cuerpos, cara y manos son equilibrados, excepto la cabeza del niño que es desproporcionadamente grande en comparación con la de su hermana. No aparecen en el cuadro las características propias de la pintura del Renacimiento. La luz es frontal y los colores son fríos predominando los amarillos, grises y marrones.
El dibujo estuvo en poder de Miguel Ángel, quien probablemente se lo regaló a su discípulo Tommaso Cavalieri, quien a su vez se lo entregó a Cosme de Medici como algo de gran valor, acompañando a un dibujo del gran maestro Miguel Ángel:
Estimado Sr. Duque
Teniendo yo un dibujo de mano de una noble cremonesa llamada Sofonisba “Angosciosa”, hoy dama de la reina de España, se lo envío junto con éste [se refiere a uno de Miguel Ángel] y creo que podrá estar a la altura de muchos, porque no es solamente bello sino que es además una invención y habiendo visto el divino Miguel Ángel un dibujo de ella con una joven que reía le dijo que le gustaría ver como dibujaba un niño llorando que era mucho más difícil y ella le envió éste que es un retrato de su hermano al que hacen llorar para dibujarle.
Sofonisba Anguissola. Autorretrato. 1554. Óleo sobre madera. 19,5 x 12,5 cm. Kunsthistoriches Museum. Viena. Austria.
El gran historiador de arte Giorgio Vasari, escribió sobre ella, reconociendo sus méritos, alabando su forma de dibujar y pintar, como copista y como creadora de auténticas e imaginativas obras de arte.
No obstante, no lo tuvo fácil, pues a pesar de que contó con más apoyos que el resto de las mujeres de su época, no se le permitió ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No tuvo la posibilidad de estudiar anatomía o dibujar del natural, pues era considerado inaceptable para una mujer que viera cuerpos desnudos. Por eso, Sofonisba buscó realizar un nuevo estilo de retratos, con personajes en poses cotidianas e informales.
Sofonisba Anguissola. Lucía, Minerva y Europa Anguissola jugando al ajedrez.1555. Óleo sobre lienzo. 72 x 97 cm. Museo Narodowe. Poznan. Poznan. Polonia.
Sofonisba Anguissola. Autorretrato frente al caballete. 1556. Óleo sobre lienzo. 66 x 57 cm. Lancut Castle. Lancut. Polonia.
Sofonisba Anguissola. Retrato de familia, Minerva, Almilcar, Asdrúbal Anguissola. 1557-1559. Óleo sobre lienzo. 157 x 122 cm. Nivágárds Malerisambling. Niva. Dinamarca.
Sofonisba gustó de autorretratarse a todas las edades, explorando su rostro y su expresión corporal, desde que comenzó a pintar hasta los 90 años, lo que le ayudó a ser una extraordinaria retratista, cultivando también la pintura religiosa. Los miembros de su propia familia y ella misma, fueron los protagonistas más frecuentes de sus obras. Se puede encontrar en sus numerosos autorretratos, a Sofonisba leyendo, tocando algún instrumento musical o pintando. Todo ello es la representación clara de las actividades a las que estaba sujeta una mujer de su clase social. La joven destacó pronto por su habilidad como dibujante, convirtiéndose enseguida en una celebridad.
Sofonisba Anguissola. Giovanni Battista Casselli, poeta de Cremona. 1557-1558. Óleo sobre lienzo. 77,7 x 61,4 cm. Museo del Prado.
To be continued in part 2 and last.
Música: pieza del renacimiento italiano. Anónimo del Cancionero de Palacio del siglo XVI.
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