LOS PAPAS DE AVIÑÓN. CLEMENTE VI E INOCENCIO VI. PARTE 6.

CLEMENTE VI, el cuarto papa de Aviñón, de nombre Pierre Roger de Beaumont, fue hijo del caballero francés Guillermo Roger y de Guillermina de la Monstre. En 1302, Pierre Roger ingresó en el monasterio benedictino de Chaise-Dieu a los 11 años, y cinco más tarde, en 1307, marchó a París a estudiar Teología. Tras dieciséis años de formación, en 1323, obtuvo el título de maestro de Teología convirtiéndose en un famoso predicador.

En 1326 fue nombrado abad de Fécamp. Dos años más tarde obispo, en 1328 arzobispo de Sens y en 1338, cardenal. Fue elegido papa en mayo de 1342 tomando el nombre de Clemente VI, desarrollando el ejercicio del papado hasta 1352. Convivió con Felipe VI el Encontrado que murió en 1350 y con Juan II el Bueno durante dos años hasta su muerte.

Clemente VI.

Estuvo totalmente sometido a la monarquía francesa, llegando a ser embajador de Felipe VI ante el rey de Inglaterra.

Su pontificado se caracterizó por el nepotismo -la mayoría de los cardenales que nombró eran parientes suyos-, y por la simonía, derivada de la venta de bienes espirituales para poder financiar su afición por el lujo y por el mecenazgo de las artes, contando entre sus protegidos a Petrarca.

Patio de honor del palacio de los papas y ventana en la esquina desde donde se vendían las indulgencias.

Clemente VI despilfarró una fortuna y transformó el palacio papal en un magnífico y sun­tuoso edificio gótico por el que desfilaron los mejores artistas del momento, llegando a ser la corte más fastuosa de Europa, dejando atrás la sobriedad de su predecesor. Era visitado por los hombres principales de las cortes europeas y se rodeó de los artistas de mayor renombre, siendo necesario ampliar el palacio papal  para poder acoger a tan numerosos visitantes y artistas. Clemente no se movió nunca de Aviñón.

Palacio de los papas visto desde la torre de Felipe IV.

Compró la soberanía de Aviñón y la Provenza a Juana I de Nápoles en 1348, declarándola en esa época y quizá en agradecimiento, inocente de complicidad en el asesinato de su marido, del que estaba acusada; la compra costó a Clemente 80.000 florines y el perdón de algún pecadillo, asegurando así una más prolongada permanencia de la sede papal en Aviñón.

Durante su pontificado tuvo lugar la pandemia de la peste negra entre 1347 y 1353, que se llevó por delante en Eurasia a más de 25.000.000 de personas -más de un 30 % de su población-.

Examen de bubones producidos por la peste negra.

La pandemia tuvo su origen al parecer en las estepas de Asia central, siendo llevada por los ejércitos mongoles al oeste de las tierras asiáticas. El contacto con Europa tuvo lugar en la colonia genovesa de Caffa, ciudad que fue asediada por los soldados mongoles, los que durante el asedio catapultaban cadáveres infectados, lo que hizo que la enfermedad se propagara con gran velocidad en la ciudad.

En 1347 algunos ciudadanos de Caffa huyendo del asedio, marcharon a las ciudades de Messina, Venecia y Génova, portando con ellos la peste, irradiándose desde esas ciudades a toda Europa.

Médico durante la peste negra.

La aterrada población europea culpó de la peste a los judíos. Clemente VI condenó toda violencia contra los judíos, exculpándoles, ordenando al clero la toma de medidas para la protección de los injustamente inculpados.

La epidemia de peste trajo consigo el renacer de los Flagelantes, grupos de laicos que peregrinaban de ciudad en ciudad azotándose. Los Flagelantes surgieron en la Italia de la Edad Media, defendiendo la idea de que uno podía alcanzar la salvación por méritos propios sin ayuda de la Iglesia. Bastaba participar en procesiones de penitentes para ser absuelto de los pecados. Clemente VI los acusó de herejes, condenándoles en 1349.

Flagelantes.

En relación al conflicto alemán heredado de sus antecesores, con la bula Olim videlicet de abril de 1344, Clemente VI excomulgó al emperador Luis IV de Baviera por anular el matrimonio de la condesa de Tirolo, Margarita Maultasch con el príncipe Juan Enrique de Bohemia, para poder casarla con su hijo Luis, marqués de Brandeburgo, sin permiso de su predecesor el papa Benedicto XII, pidiendo además a los príncipes electores que procedieran a una nueva elección de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, aunque no fue necesario, ya que el Señor se llevó con Él a Luis IV en 1347, siendo elegido entonces Carlos IV de Luxemburgo, del agrado del papa.

Durante su pontificado se publicaron los derechos naturales del hombre -cristiano o no-: derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad.

El pontífice nombró en 1344 a Nicola GabriniCola di Rienzo-, notario de la Cámara Apostólica en Roma, institución encargada de la administración financiera de la Santa Sede con competencias legislativa, administrativa y judicial. Inicialmente, gobernó con la filosofía papal, pero a medida que fue creciendo su poder, se desvió de la línea de actuación marcada por el papa que terminó ordenando su excomunión y apresamiento.

Al final, tras la muerte de Clemente, fue liberado, y acompañando al cardenal español Gil Álvarez de Albornoz, como legado papal, y a tropas mercenarias, conquistó Roma convirtiéndose  en dictador y tirano.

El 6 de diciembre de 1352, murió Clemente VI de un ataque al corazón. Antes de morir, el pontífice había renovado su deseo de ser enterrado en la Abadía de San Roberto de la Chaise-Dieu, donde entró con 11 años. En el coro, se construyó una tumba suntuosa de mármol blanco, cubierta con una fina capa de oro.

Tumba de Clemente VI en la abadía de San Roberto de la Chaise-Dieu de Aviñón.

INOCENCIO VI,  papa número 199 de la Iglesia católica y quinto de Aviñón, nació en Beyssac, del departamento de la Corrèze en el centro-oeste francés. De nombre Étienne Aubert y nacido en familia acomodada, estudió leyes obteniendo el doctorado en Derecho Canónico en Toulouse, enseñando Derecho Civil en esa universidad, ejerciendo más tarde de abogado en Limoges y de juez en Toulouse.

Entró en la carrera eclesiástica de archidiácono, siendo designado más tarde prior de Rouvignac, obispo de Noyon con 48 años y de Clermont con 50. Fue consejero del rey Felipe VI El Encontrado, siendo nombrado Par de Francia. En 1342, con 52 años, recibió el capelo como cardenal presbítero de San Juan y San Pablo, y en 1352, diez años más tarde, fue nombrado cardenal de Ostia y Velletri.

A la muerte de Clemente VI, se reunieron para el cónclave en Aviñón 26 cardenales el 16 de diciembre de 1352, cónclave que duró sólo dos días y en el que los cardenales firmaron una capitulación electoral -bajo juramento-, que señalaba que el que saliera elegido papa, tenía que ceder ciertos poderes pontificios al colegio cardenalicio. El día 18 de diciembre fue elegido Étienne Aubert, quien tomó el nombre de Inocencio VI que llevaba menos de un año en su cargo de cardenal de Ostia y Velletri. Durante todo su pontificado, reinó en Francia Juan II le Bon (1350-1364).

Inocencio VI.

Naturalmente, una vez recibida la tiara papal, Inocencio VI declaró inválido el documento firmado durante el cónclave, aduciendo que limitaba el poder divino del papa.

En Roma, tras el regreso de Cola di Rienzo que había retomado el poder a la muerte de Clemente VI, y debido a su tiranía, se vivía en un estado de anarquía con ineluctables revueltas. Inocencio VI envió al cardenal Gil Álvarez de Albornoz  para resolver la situación, consiguiendo que el mismo pueblo que había apoyado en su día a Cola di Rienzo, lo asesinara en una manifestación en 1354, logrando así imponer el papa su poder en los territorios romanos usurpados a la Iglesia.

Inocencio VI junto al cardenal Gil Albornoz y el emperador Carlos IV. Fresco de la capilla de los españoles del convento dominico de Santa María Novella, Florencia. Italia.

Una vez restablecido el orden, Inocencio le confió el gobierno de los Estados Pontificios al cardenal Gil Álvarez de Albornoz, siendo conocido por la Historia como el segundo fundador de los Estados Pontificios*.

*Los Estados Pontificios fueron los territorios de la península itálica que estuvieron bajo la autoridad temporal del papa, desde el año 751 hasta 1870. Se encontraban entre los principales Estados de la península italiana hasta la unificación de Italia en 1861*. Estas territorios eran la manifestación del poder temporal del papa, a diferencia de su primado eclesiástico. Después del año 1861, los Estados Pontificios, reducidos al  Lacio, continuaron su existencia hasta 1870. Entre 1870 y 1929, el papa no tuvo ningún territorio para su reino temporal y el Vaticano estuvo bajo soberanía italiana. Pío XI y Mussolini resolvieron estas diferencias entre el reino de Italia y el papado, al crear como Estado independiente la Ciudad del Vaticano, con 44 hectáreas de la ciudad de Roma, en la zona de los edificios históricos papales.

*El 18 de febrero de 1861, Víctor Manuel II de Saboya se reunió en Turín con los diputados de todos los Estados que reconocían su autoridad, asumiendo el 17 de marzo el título de rey de Italia por la gracia de Dios y voluntad de la nación

Inocencio VI también estaba interesado en establecer la paz entre Francia e Inglaterra en la Guerra de los Cien Años, habiendo trabajado en ello antes de ser papa, participando en delegaciones para lograr la paz. Era un hombre respetado por los nobles de ambos países, pero al final no consiguió grandes objetivos por la desconfianza de los ingleses en un intermediario francés, aunque logró la firma del tratado de Bretigny, consecuencia de la batalla de Poitiers en la que Juan II el Bueno de Francia, fue apresado. Consecuencia inmediata del período de paz que siguió a la firma de este acuerdo, fue que las tropas mercenarias de cada bando, al ser licenciadas, se dedicaron al pillaje, por lo que Inocencio tomó la decisión de fortificar la sede pontificia de Aviñón, dedicando a este menester importantes sumas de dinero para la construcción de nuevas murallas alrededor de la ciudad, reforzando también la defensa y la solidez del palacio papal.

Tratado de Bretigny.

A él también se debe la mejora de la Cartuja de Villeneuve, construida en el mismo lugar donde se encontraba su antiguo palacio cardenalicio. Allí sería enterrado.

Inocencio VI tampoco regresó a Roma. Vivió dando ejemplo de sencillez, al reducir el lujo de la sede pontificia, que tanto propugnó e impulsó su antecesor Clemente VI.

Quiso influir en Pedro I el Cruel, rey de Castilla, para que mejorara el trato dado a su mujer legítima Blanca de Borbón -hermana de la reina de Francia Juana de Borbón-, a la que encerró de por vida, por no haber recibido la dote prometida por el rey Juan II de Francia -su cuñado- y por su padre Pedro I duque de Borbón, holgando con María de Padilla, Juana de Castro, María González de Hinestrosa, Teresa de Ayala o Isabel de Sandoval. Las gestiones papales no produjeron en Pedro influencia alguna.

Inocencio VI, durante su pontificado, abordó con fuerza la reforma de la administración eclesiástica, para lo cual prohibió la acumulación de cargos y beneficios, obligando a los obispos a residir en sus respectivas diócesis, luchando contra la corrupción.

Inocencio VI falleció el 12 de septiembre de 1362, siendo enterrado -dispuesto por él- en la Cartuja de Nôtre Dame de Val de Bénédiction de Villeneuve las afueras de Aviñón.

Cartuja de Notre Dame de Val de Bénédiction de Villeneuve.

Tumba de Inocencio VI.

To be continued in part 7.