Las 10 horas de vida del Estado catalán de 1934 y la rendición del presidente de la Generalitat. Parte 3.

Companys, para responder a la reacción del Estado por su unilateral proclamación del Estado catalán el 6 de octubre de 1934 a las ocho de la tarde, contaba con una fuerza pequeña, mandada políticamente por el consejero Josep Dencàs -despreciado por los anarquistas a los que encarcelaba- compuesta por un centenar de Mozos de Escuadra, pocos guardias de asalto y algunos voluntarios nacionalistas.

Dencàs tenía un subordinado directo, Miquel Badía i Capell,  jefe de la Comisaría de Orden Público de la Generalitat jefe de los Mossos, Guardia Civil y Guardia de Asalto, según el Estatuto de Autonomía de 1933, que otorgaba a la Generalitat la competencia sobre las fuerzas del orden- que fue uno de los colaboradores del levantamiento. Badía había sido hasta unos días antes de la proclamación del Estat Catalá, jefe de esa Comisaría, siendo apartado del cargo por corrupción, aunque no quiso renunciar a la gloria de la revolución; se había convertido en el líder de los Escamots -juventudes armadas de Esquerra Republicana-, que junto a los Mossos dieron la batalla en la plaza de la República y después en el Ayuntamiento, con el resultado de 46 muertos -38 civiles y ocho militares-. La Guardia Civil, que también estaba bajo el mando del comisario de Orden Público de la Generalitat, no se sumó a la insurrección, y de los Guardias de Asalto, la otra fuerza de importancia, solo lo hizo una minoría.

Josep Dencàs i Puigdollers.

Miquel Badía i Capell.

Cuando Miguel Badía fue cesado, le sustituyó Federico Escofet i Alsina, militar de caballería, que en su día dejó el Ejército para ingresar en los Mossos d´Esquadra, siendo su jefe hasta ese momento.

Federico Escofet i Alsina.

Escofet fue nombrado ayudante del presidente de la Generalidad, Macià, haciéndose cargo del mando de los Mossos el comandante Pérez Farrás. El día anterior a la proclamación, fue nombrado por el presidente Lluis Companys, Comisario General de Orden Público en sustitución del cesado por corrupción Miguel Badía, y tras producirse la proclamación del Estado Catalán el 6 de octubre, Escofet defendió el palacio de la Generalitat de los ataques de las tropas del general Batet. Tras rendirse el palacio, fue hecho prisionero y encarcelado en el castillo de Montjuic, sometido a consejo de guerra y condenado a muerte, aunque la pena le fue conmutada por la de cadena perpetua, gracias a la mediación del presidente Alcalá Zamora -al igual que al jefe de los Mozos de Escuadra Pérez Farrás y al teniente coronel Joan Ricart, jefe de la facción de los guardias de asalto que se unieron a la insurrección-.

Con el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, fueron todos liberados, y al ser restaurada la Generalidad en junio de 1936, el presidente Companys nombró de nuevo a Escofet, Comisario General de Orden Público, por considerarlo un hombre leal.

Al anochecer del día 6 de octubre de 1934 aparecieron las primeras barricadas, se distribuyeron grupos armados por las calles y se prepararon los edificios oficiales para resistir. La Generalidad se defendió con un centenar de Mossos d´Esquadra de Pérez Farrás, y la gente de Alianza Obrera ocupó el local de Fomento del Trabajo Nacional en la Vía Layetana, con unos 400 hombres. Un número similar de partidarios del PSOE se concentraron en la Casa del Pueblo de la calle Nueva de San Francisco y así, diversos grupos con fusiles en diferentes edificios institucionales.

Alrededor de las diez de la noche de ese mismo día, una compañía de artillería había ocupado la Plaza de la República -hoy Plaza de San Jaime- informando a Escofet y a Pérez Farrás de que iban a tomar el palacio de la Generalidad y el Ayuntamiento. Tras un tiroteo, los mozos de escuadra se replegaron al Ayuntamiento, en donde se acababa de votar una moción presentada por el alcalde Carles Pi i Sunyer de adhesión al Gobierno de la Generalidad. El asedio se intensificó con la llegada de una compañía de ametralladoras.

Carles Pi i Sunyer.

Mientras, Badia con sus Escamots, otros miembros de ERC, un centenar de paisanos y ochenta guardias, se hicieron fuertes en la Comisaría de Orden Público de la Vía Layetana, haciendo frente a las tropas que habían llegado de Capitanía.

Cerca de las once de la noche, una compañía de infantería y una batería del regimiento de artillería llegaron a la Rambla de Santa Mónica y cuando el capitán se dispuso a leer el bando de proclamación del Estado de Guerra, desde el local del CADCI -Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la indústria- empezaron a disparar resultando muertos un sargento y heridos otros siete militares. La repuesta fue el bombardeo de artillería sobre el centro, resultando muertos Jaume Compte, Amadeu Bardina y Manuel González Alba, dirigentes del Partido Proletario Catalán. El resto se rindió a la una y media de la madrugada.

General Domingo Batet Mestre.

El general Batet, a pesar de tener órdenes de atacar por parte del ministro de la Guerra, y sabiendo que tenía la situación controlada, dejó pasar el tiempo esperando la rendición de los rebeldes. ​ A las seis de la mañana del día 7, aproximadamente diez horas más tarde de la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal española -era realmente Unitaria no Federal-, Companys comunicaba al general Batet su rendición. Durante la noche, el consejero de Gobernación Dencàs huyó del Palacio de la Generalidad por las alcantarillas, logrando escapar a Francia. Regresó en 1936 aunque no fue acogido por Companys, siendo expulsado de su partido político y huyendo primero a Italia y más tarde a Francia, para terminar en Marruecos.

A las siete de la mañana del 7 de octubre las tropas entraron en el Palacio de la Generalidad y detuvieron a Companys y a su gobierno y a los diputados Josep Terradellas, Joan Casanellas, Estanislau Ruiz, Antoni Xirau, y al presidente del parlamento Joan Casanovas. En el Ayuntamiento detuvieron al alcalde Carles Pi i Sunyer y a los concejales de ERC que le acompañaban. La mayor parte de los 3.000 apresados, fueron trasladados a los vapores Uruguay y Cádiz atracados en el puerto de Barcelona, convertidos en prisión. El Gobierno en pleno fue encarcelado en los penales de Cartagena y del Puerto de Santa María -en este se recluyó a Companys-.

Vapor Uruguay.

Pese a la gravedad de los hechos, se considera que el general Batet consiguió manejar la situación con habilidad y sin excesiva violencia. Por su actuación recibió la Cruz Laureada de San Fernando, siendo puesto de vuelta y media por los que deseaban más dureza en la represión, y por los contrarios, por no unirse a la insurrección. El general Domingo Batet Mestreabuelo de la presidenta del Congreso actual, Meritxell Batet– fue fusilado por los Nacionales durante la guerra por permanecer fiel a la República.

Al margen de las responsabilidades penales derivadas de los sucesos de este seis de octubre, el Ejecutivo de Lerroux acometió una dura política represiva contra los sindicatos catalanes, contra los periódicos catalanistas, y contra los ayuntamientos gobernados por la izquierda -129 ayuntamientos catalanes fueron suspendidos-. Una ley aprobada el 14 de diciembre de 1934, suspendió -con arreglo a la Constitución- el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

La Generalitat se sustituyó por un Consejo de la Generalidad, presidido por Francisco Jiménez Arenas y, posteriormente, por Portela Valladares o por el radical Juan Pinch. A esta Generalitat, poco a poco se le fueron devolviendo competencias excepto las de orden público, formando parte de ella algunos miembros de la Lliga, tachados de anticatalanistas, en la época previa a la Guerra Civil. La Generalitat no sería completamente restaurada en sus funciones hasta la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero del 1936.

Joan Casanovas i Maristany fue presidente del Parlament de 1933 a 1938, aunque a veces desde prisión, habiendo sido uno de los fundadores de ERC.

Joan Casanovas i Maristany.

Lluís Companys i Jover, tras ser aprobado el estatuto de autonomía catalán de 1932, se presentó como candidato de ERC por Lérida al Parlamento catalán. Companys obtuvo escaño y el día 13 de diciembre fue elegido presidente del Parlament, convirtiéndose en la segunda autoridad de la autonomía catalana, solo después del presidente de la Generalidad de Cataluña, entonces Francesc Macià. Companys permaneció al frente de la cámara catalana hasta mediados de 1933, fecha en la que la abandonó para integrarse en el gobierno de la República al ser nombrado ministro de Marina -estuvo desde junio a septiembre-, cargo en el que en el poco tiempo que estuvo, puso de manifiesto su inexistente  interés por su ministerio.

A la muerte de Macià como consecuencia de una operación de apendicitis, ocupó de forma automática la presidencia de la Generalitat, cargo que ostentó o detentó unas veces u otras, en función del aire que soplaba. Tras la proclamación del Estado Catalán en 1934 fue encarcelado, y condenado a 30 años de prisión e inhabilitación por el Tribunal de Garantías Constitucionales, el 6 de junio de 1935.

Junto a Companys fueron condenados los miembros de su Ejecutivo, que serían liberados gracias a la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Poco después, el 1 de marzo de 1936, Companys volvería a subir a la balconada de la Generalitat para exclamar: “Recogemos las lecciones de la experiencia, volveremos a sufrir, volveremos a luchar y volveremos a ganar. Difícil es la labor que nos aguarda; pero os digo que estamos seguros de nuestras fuerzas, que nos llevarán hacia adelante por Cataluña y por la República.”

Exiliado tras la Guerra Civil, fue detenido en Francia por la Gestapo y entregado a la policía española, sometido a un consejo de guerra y fusilado en el castillo de Montjuic.

El resumen de las cuatro proclamaciones es (falta la de PUIGDEMONT de octubre de 2017):

La proclamación de la REPÚBLICA CATALANA de 1641, de la Junta de Brazos de Cataluña a propuesta de Pau Claris, que tuvo una duración de 7 días.

La proclamación FALLIDA del ESTADO CATALÁN de 1873, de Baldomer Lostau, aunque publicaron el Decreto de disolución del Ejército en Barcelona.

La proclamación del ESTADO CATALÁN de 1931, de Francesc Macià, disuelta en 3 días.

La proclamación del ESTADO CATALÁN de 1934, de LLuís Companys, que tuvo una duración de 10 horas.

Como se puede observar, desde siempre -siglo XVII- los catalanes independentistas siempre pierden, pero juegan a molestar -dar por culo- a los que no lo son y al resto de los españoles. Me recuerda, haciendo un símil futbolístico, la pregunta del hijo del independentista que le dice a su padre en el coche: ¿Papá porqué somos independentistas? No es fácil de explicar hijo contesta -quizá imposible, propongo yo-, y tras una breve pero profunda reflexión añade, pero es algo grande, muy grande…LA PERSISTENCIA  Y TENACIDAD EN EL ERROR SE PUEDE LLAMAR CONTUMACIA  entre otras cosas.

Música: Gaby Moreno. Quizás, quizás, quizás.