Medir el tiempo. Calendarios maya y egipcio. Parte 2.

Es necesario en nuestra vida, utilizar la medida del tiempo como referencia para las actividades diarias: los ciclos estacionales y productivos y los acontecimientos que irán marcando nuestros biorritmos. Puede ser interesante intentar realizar un recorrido sobre cómo ha evolucionado este concepto a lo largo de la historia, en sus hitos más importantes.

El calendario es una cuenta sistematizada del tiempo, utilizado para la organización cronológica de actividades, buscando reglas que hagan coincidir el año civil con el año trópico o solar.

Antiguamente, muchos calendarios estuvieron basados en ciclos lunares -perdurando su uso en el calendario musulmán-, pero poco a poco se fueron adaptando los calendarios al año solar, por ser mucho más preciso.

Han existido bastantes calendarios en las sucesivas civilizaciones, pero haremos mención solamente a los más importantes o conocidos.

El calendario más antiguo. fue encontrado en un monumento mesolítico en Aberdeenshire -Escocia- datándose alrededor del año ocho mil a.C., y mide el tiempo a partir de las fases del Sol y de la Luna.

Calendario de Aberdeenshire.

Los sumerios y los babilonios fueron los pioneros en la creación y adecuación de calendarios -aunque lunares- hace 5.000 años en la región de Mesopotamia. Los sumerios dividieron el año en doce ciclos lunares, aunque este tiempo no coincidiera con el año solar, que era más largo.

CALENDARIO MAYA

Este calendario se componía de varios medidores que iban contando el tiempo en función de diferentes objetivos, y básicamente se utilizaba, para conocer las fechas que fueran más propicias para la siembra y la cosecha, además de para señalar las fiestas religiosas. También regía la vida de las personas, tomado en cuenta el día de su nacimiento, para aventurar predicciones sobre su vida futura.

Dentro del Calendario maya existió el calendario Haab, que constaba de 365 días al año, el calendario Tzolkin, que recogía 260 días y la Rueda Calendárica, unión de los dos calendarios anteriores.

El calendario maya ordenó la civilización maya entre los años 2000 a.C. y 1697 d.C. en la zona de Mesoamérica. Este calendario tenía una serie de unidades básicas para la medición del tiempo que eran: el kin1 día terrestre, el uinal -20 días-, el tun -1 año solar de 18 meses y 20 día cada mes, 360 días-, el katún -20 años solares o 360 meses, 7.200 días- y el baktun -7.200 meses, 400 años solares o 20 ciclos de katunes-.

El calendario Haab, era útil y según las creencias mayas, necesario, para controlar a los muertos y para defenderse de ellos, ya que los últimos 5 días del año, los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, se mezclaban. Es un calendario relacionado con la religión y las creencias que generaba.

En cuanto al calendario Tzolkin, parece que su uso fundamental fue el relacionado con la determinación de las ceremonias y las profecías, para predeterminar los ciclos agrícolas. La Rueda Calendárica que juntaba los dos calendarios Haab y Tzolkin, permitía calcular la culminación de un siglo, de modo que cada fin de ciclo en la rueda, suponía un cambio de siglo.

Rueda calendárica de Tzolkin y Haab.

La localización de una fecha en el calendario maya se deduce al emparejar una fecha del calendario Tzolkin y una del Haab, no pudiéndose contar más años de 52 en la conjunción de los dos, comenzando a continuación un nuevo ciclo de 52 -el calendario maya es cíclico-, a no ser que se empleara el ciclo más largo, Cuenta Larga a base de baktunes de 400 años solares de duración cada baktun..

Además del calendario Tzolkin, el Haab y la Rueda Calendárica, los mayas manejaron, aunque mucho menos, la Cuenta Lunar, la Venusiana o de los señores de la noche y, también, la Cuenta Larga.

En La Cuenta Larga, los mayas calcularon cinco ciclos de 13 baktunes, que al completarse crearían la Cuenta Larga, la cual se interpretó como una era. En nuestro calendario gregoriano, la última era maya se inició entre el 11 y 14 de agosto del 3114 a.C., terminó el 21 de diciembre de 2012. A partir de esa fecha, comenzó otra nueva era, la que vivimos actualmente. En la fecha de finalización de la última era maya -21 diciembre de 2012- podemos recordar que corrió el fake del advenimiento del fin del mundo. El día 22 hubo quien suspiró aliviado, y pudo verse que todo el trajín religioso, probablemente, había sido una superchería político-religiosa para manejar al pueblo.

El Baktun en la Cuenta Larga.

Calendario básico maya.

El Calendario Tzolkin tenía una duración de 260 días, divididos en 13 meses de 20 días cada uno. El “Tzolk’in” determinaba la realización de las ceremonias y proporcionaba las bases para desarrollar las profecías. En el Calendario Tzolkin, cada día del mes era representado por una deidad, fuerza natural o animal. Por ejemplo, el primer día representaba a Imix, el dragón protector de la tierra; el segundo, equivalía al viento, el tercero estaba asociado con el jaguar…

El Calendario Haab tenía 365 días y es el más cercano a nuestro calendario. Cada 52 años, el primer día del Haab y el del Tzolkin se sincronizaban, creando así la Rueda Calendárica -el equivalente a un siglo maya-, en donde se registraban fechas históricas.

Zona de influencia maya.

Todo lo que se sabe hasta ahora de los calendarios de la antigua civilización maya, es gracias al Código de Dresde, libro de papel amate -vegetal de origen mejicano- con 39 hojas cubiertas de estuco. Cada hoja está pintada por ambos lados con glifos, que describen el uso de los calendarios, la predicción de los eclipses y otros acontecimientos astronómicos. El libro se exhibe en la Biblioteca del Estado de Sajonia, en Dresde.

Más tarde, en otras culturas posteriores de esa zona del planeta, la azteca en el valle de México del siglo VIII, y la inca del valle del Cuzco en el Perú del siglo XII, los calendarios tuvieron características similares al calendario maya: religión y cultivos.

Calendario solar cultura méxica.

Piedra del sol azteca.

CALENDARIO EGIPCIO

El calendario egipcio comenzó a ser empleado a principios del tercer milenio a.C. y es el primer calendario solar conocido, teniendo datos de su utilización desde el reinado del faraón Shepseskaf, penúltimo de la IV dinastía, hijo de Micerino, casado con Jentkaus I -hija de Micerino-, que gobernó entre 2486 y 2479 a.C.

En el papiro de Ahmes, más conocido como papiro matemático Rhind o simplemente papiro Rhind, documento del siglo XVI a.C., que contiene diversos asuntos matemáticos, redactado en escritura hieráticala ejecutada de forma rápida, simplificando los jeroglíficos, utilizada en los papiros de textos administrativos, y relacionada íntimamente con la jeroglífica-, se menciona la duración del año civil egipcio de 365 días, dividido en 12 meses de 30 días cada uno, organizados en tres periodos de 10 días. Al final del último mes de cada año, se añadían cinco días denominados epagómenos necesarios para completar el año solar. Esos 5 días eran nominados con nombres de dioses.

Papiro  de Rhind.

Los sacerdotes astrónomos egipcios descubrieron, que los calendarios lunares no eran muy útiles para conocer con precisión el inicio de las crecidas del Nilo, ni para calcular las estaciones, observando que era mucho más precisa la referencia al movimiento aparente del Sol, eligiendo utilizar el calendario solar o civil por primera vez en la historia, ya que así  podrían conocer con mucha mayor exactitud la sucesión regular estacional, prestando la máxima atención al inicio anual de la inundación del Nilo, río que marcaba su vida.

Los sacerdotes egipcios registraban cuidadosamente el nivel de las aguas del Nilo, que medían con los nilómetros. Las crecidas anuales del río causadas por el monzón, que descargaba extraordinarias cantidades de agua en Etiopía, en primavera, eran recogidas por el Nilo azul año tras año, inundando los campos, cubriendo las arenas del desierto de limo fértil hasta el Mediterráneo, observándose que este fenómeno se repetía aproximadamente cada 365 días, pudiéndose conocer entonces  el momento más adecuado para  la siembra, lo que fue determinante en la vida de Egipto y posibilitó la existencia de una civilización extraordinaria.

Los egipcios usaban la calculada  fecha del desbordamiento del Nilo para preparar con antelación las tierras de los alrededores del cauce para la siembra, así que era de vital importancia conocer ese momento con la mayor precisión. Quiso la naturaleza que este momento del comienzo de la inundación coincidiera con el orto helíaco de la estrella más brillante del cielo, Sirio, que los griegos conocieron con el nombre de Sothis, avistada desde el observatorio de Menfis.

La inundación -comienzo del año egipcio, según su calendario-, era seguida cada año en Menfis -primera capital del Imperio egipcio- desde el mismo observatorio que se avistaba el orto helíaco de Sirio -primera aparición en el horizonte Este, de la estrella más brillante del firmamento, Sirio, cada año, tras su período de invisibilidad-, siendo observada la EXACTA coincidencia de ambos fenómenos, por primera vez el año 2780 a.C.

Así, los sacerdotes egipcios tomaron como principio del año, el momento preciso en el que Sirio aparecía por el horizonte Este, poco antes de la salida del Sol. Comprobaron también, que esto tenía lugar cada 365 días y 6 horas, aunque establecieron la duración del año en 365 días. Esto provocó que el orto helíaco de Sirio y el solsticio de verano no volviesen a coincidir hasta pasados 1.460 años.

El orto helíaco de Sirio unido exactamente al solsticio de verano -comienzo de la inundación-, ocurría en el calendario civil egipcio una vez cada 1.460 años, siempre en el mismo día, siendo conocido ese año de la coincidencia, como Gran Año del Ciclo de Sothis, y el período de 1.460 años, ciclo sotíaco -diosa Sotis o Sopdet- o siríaco –Sirio era Seti, Sotis o Sopdet-. La diferencia entre un año solar y el año civil se observó que era 1/4 de día por año, 1 día cada 4 años, o sea de 365 días cada 1,460 años. El año ideal egipcio era aquel en que el desbordamiento del Nilo coincidía con la ascensión de Sirio, 30 minutos antes del alba, y puesto que los egipcios nunca introdujeron los años bisiestos, la fiesta del año nuevo, ligada a la ascensión de Sirio, se movía inevitablemente en el calendario. Este año ideal se repetía, como  se ha dicho, cada 1,460 años.

Sopdet.

Sirio, era asimilada a la diosa Sopdet que era representada como una mujer con la corona blanca, una estrella, el ureus y dos cuernos o plumas, y a veces como un gran perro -símbolo de la constelación del Can Mayor-. La constelación del Can Mayor es una de las constelaciones reconocidas por la astronomía moderna, ocupando un lugar preferencial, representando al Perro Grande que acompaña al Cazador Orión. Tiene una magnitud aparente de unos 380,1 grados cuadrados, y para localizarla hay que trazar una línea recta a lo largo del cinturón de Orión, pudiendo observar su estrella más importante, Sirio, en la parte inferior derecha, en lo que sería la nariz del perro. El cuerpo del Can Mayor, se extiende hacia el sureste y su pata delantera se encuentra al oeste de Sirio.

Los meses no tuvieron nombres individuales hasta el Imperio Medio, siendo numerados dentro de cada una de las tres estaciones agrícolas. A partir del Imperio Medio fueron bautizados cada uno con un nombre. Hasta entonces, fueron los 12 meses nominados ordinalmente dentro de las tres estaciones consideradas:

ESTACIÓN DE LA INUNDACIÓN del NILO: cuatro meses de AJET, 1er mes del año era el I de Ajet, II de Ajet, III de Ajet y IV de Ajet.

ESTACIÓN DE LABRANZA, PREPARACIÓN Y SIEMBRA: cuatro meses de PERET, 5º mes del año era el I de Peret, II de Peret, III de Peret y IV de Peret.

ESTACIÓN DE LA RECOLECCIÓN: cuatro meses de SHEMU, 9º mes del año era el I de Shemu, II de Shemu, III de Shemu y IV de Shemu.

Los 360 días fueron divididos en 3 estaciones de 4 meses cada una, añadiéndose cinco días llamados epagómenos, añadidos a final del año, conocidos. como Mesut-Necheru -días del nacimiento de los dioses-, Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis.

Calendarios egipcios.

En marzo de 237 a.C. se reunió en Canopo, siendo rey de Egipto Ptolomeo III Evérgetes -descendiente del general Ptolomeo de Alejandro Magno-  un congreso que entre otros asuntos trató sobre la propuesta de reforma del calendario, añadiendo un día cada 4 años, a continuación de los cinco días epagómenos. La reforma contemplada en el Decreto de Canopo  no fue aplicada por razones desconocidas.

Se producía un desplazamiento del inicio del año, debido al error del ¼ de día anual. Por eso, en unas épocas y otras, fueron encuadrados en distintas fechas los inicios del año, arrastrando el error a todos los meses en consecuencia. La razón por la que los sacerdotes no quisieron incluir el día adicional cada cuatro años, fue por motivo de las fiestas religiosas y el oscurantismo secular de los sacerdotes, ya que ellos eran los únicos en conocer las derivas astronómicas que deberían hacer modificar el calendario civil. No obstante, la exactitud del calendario egipcio, sirvió para que las civilizaciones más modernas, partieran de una base astronómica bastante precisa.

Desde el Imperio Medio (final del III milenio, comienzo del II milenio a.C.) con Mentuhotep II, los meses recibieron un nombre específico: Dyehuty, Pa-en-Ipat, Hut-Hor, Ka-Hor-Ka, Ta-Aabet, Pa-en-Mejer, Pa-en-Amon-Hetep, Pa-en-Renenutet, Pa-en-Jonsu, Pa-en-Enet, Apep y Mesut-Ra.

Siendo emperador de Roma César Octavio Augusto -sobrino prohijado de Julio César-,  se obligó a los sacerdotes a incluir 1 día bis sextum  -bisiesto- para tratar de igualar los años civil y solar, ajustando la duración media del año a 365,25 días o sea 365 días y 6 horas. Se aplicó a partir del año 22 a.C.

Música del antiguo Egipto.

To be continued in part 3.