Desde la Revolución de 1789 a la caida del II Imperio francés y la repercusión de las revoluciones en Europa. Parte 5.
Tras el primer año de presidencia de la Segunda República de 1848, el presidente, sobrino carnal de Napoleón Bonaparte, Carlos Luis Napoleón, continuó los tres siguientes de su mandato -sin prórroga posible según la nueva Constitución-, viviendo grandes tensiones entre monárquicos, republicanos moderados y radicales, aunque todos enfrentados a los socialistas defensores del socialismo utópico.
Carlos Luis Napoleón, príncipe-presidente.
A partir de 1850, Napoleón tanteó la posibilidad de presentarse a una reelección y ante la negativa de la Asamblea a modificar la Constitución en ese sentido, preparó un golpe de Estado que llevaría a cabo el 2 de diciembre de 1851, organizando inmediatamente un plebiscito el 22 de diciembre -amañado-, que le proporcionó el 92 % de votos a su favor, lo que le hizo poner manos a la obra para confeccionar una nueva Constitución que sería promulgada el 14 de enero de 1852, estableciendo un mandato presidencial de 10 años, limitando las prerrogativas de la Asamblea Nacional, y concentrando los poderes en manos del ejecutivo. (Igual que su tío: Cónsul, Cónsul vitalicio…)
Se pasaba así a una República Conservadora Autoritaria.
El 29 de febrero y el 14 marzo de 1852 hubo elecciones legislativas, y el 7 de noviembre un nuevo plebiscito realizado a instancia del príncipe-presidente que puso fin a la Segunda República, instaurándose el Segundo Imperio; Carlos Luis Napoleón Beauharnais fue proclamado emperador como Napoleón III -el ordinal II fue había sido ocupado por el hijo de Napoleón y de María Luisa de Austria, que fue desde su nacimiento Rey de Roma y Emperador sin Imperio muriendo a los 21 años-, el 2 de diciembre de ese año, siendo coronado en la misma fecha de Napoleón I y de la victoria en Austerlitz.
Napoleón III y su mujer Eugenia de Palafox Portocarrero de Guzman “Eugenia de Montijo”
Hasta 1860, Napoleón III gobernó sin oposición, gracias al control policial, a la censura de prensa, a los triunfos en política exterior, y lo que fue más importante, a la mejora económica de Francia.
El Imperio se apoyó en los funcionarios y sobre todo en los prefectos de los departamentos del Ejército y en la Iglesia, manteniendo su lealtad con prebendas. Gobernó en un ambiente de mejora económica de Francia pero con un régimen absolutista autoritario denominado cesarismo democrático, que funcionó con éxito hasta final de la década de los 50, momento en que empezaron a existir las primeras dudas y malestares; durante esa década, tanto la situación económica como las relaciones internacionales fueron muy buenas.
En política exterior, Francia intervino junto a Gran Bretaña en apoyo del Impero Otomano para impedir a Rusia el control de los Dardanelos y los Balcanes, venciendo en la guerra de Crimea, firmando los acuerdos correspondientes en el Congreso de París de 1856.
Batalla de Sinope (ruso-otomana), 30 de noviembre de 1853; tuvo una importancia decisiva en la entrada en guerra del Reino Unido y Francia.
También intervino en la segunda guerra de la independencia italiana o guerra franco-austríaca, debido al apoyo francés a los italianos de 1859; Francia tuvo un papel muy importante en la posterior unificación de Italia.
Durante todo el Segundo Imperio se asistió a la modernización y transformación de París con el impulso del emperador y la imaginación del barón Georges-Eugène Haussman, funcionario público, diputado y senador, que transformó París de una ciudad de callejuelas insanas en una ciudad abierta y moderna con grandes bulevares.
El boulevard de Sebástopol (inaugurado en 1858).
Los principales ejes creados o transformados entre 1850 y 1870 en el centro de París.
A final de la década de los 50 impulsó la creación de La Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez, empresa franco-británica que comenzaría las obras en 1858 del Canal de Suez, que sería inaugurado en 1869.
La fase desde 1852 a 1860 fue denominada El imperio autoritario.
A partir de 1860, tuvo Napoleón que empezar a buscar apoyos, debido a las discrepancias nacidas de sus pactos con Inglaterra -tratado de librecambio de 1860 que fomentaría el comercio internacional-, a su apoyo al nacionalismo italiano -que se peleaba con su apoyo al Papa, que se sintió traicionado por Francia- y a sus diferencias con el imperio austriaco. Se fue levantando el control que tuvo sobre la prensa, permitiendo informes y debates que hasta entonces no era posible tener públicamente al aumentar su debilidad, en un afán de mostrarse aperturista. Le iban fallando los apoyos de la Iglesia y de la burguesía, girando su política entonces hacia la izquierda.
El 31 de mayo y 14 de junio de 1863 se celebraron elecciones legislativas, con la aparición de Adolphe Thiers, que constituyó un auténtico azote para Napoleón hasta el final del Imperio.
En política exterior puso en marcha en esta década una auténtica empresa colonizadora, con el pretexto de una expedición franco-española a Indochina. El Imperio se anexionó Cochinchina, Vietnam y Laos y cinco años más tarde -1867- Camboya.
En ese forzado caminar, tuvo que conceder el derecho de iniciativa al Parlamento en1860, el control de los presupuestos a las Cámaras en 1861 y el derecho de asociación y huelga en 1864. A partir de 1867, el resultado del fracaso en la gestión de la deuda mejicana y su ayuda a Maximiliano de Habsburgo en el establecimiento del II Impero mejicano que terminó con su fusilamiento, y la mala situación económica de Francia, forzaron a Napoleón a hacer concesiones al Cuerpo Legislativo: el derecho de interpelación y responsabilidad ministerial ante las Cámaras y la suavización de las leyes de prensa, suprimiendo la censura.
El fusilamiento del emperador Maximiliano de México. Edouard Manet. 1867.
Esta fase ha sido denominada Fase liberal del Imperio o Imperio liberal (1860-1868).
Por último, y con un deterioro galopante de la autoridad imperial, se celebraron elecciones legislativas en 23 de mayo y 6 de junio de 1869.
En 1868 se incorporó a la política francesa Léon Michel Gambetta concurriendo a las elecciones generales por la primera circunscripción del departamento del Sena de París, y por Marsella. En su circunscripción de París, localizada en torno al barrio de Beleville, elaboró un programa radical defendiendo el sufragio universal, la supresión de los títulos nobiliarios, el sistema de elección de los funcionarios, la supresión de los ejércitos permanentes, la separación Iglesia-Estado, la abolición de los monopolios, y numerosas reformas económicas y sociales. Fue elegido diputado en ambos distritos tomando el escaño por Marsella.
Las elecciones fueron ganadas por Napoleón con un 57% de los votos, aunque fue evidente el avance de la oposición.
Se modificó la Constitución, fortaleciendo el parlamentarismo y recortando las facultades constitucionales del emperador.
La caída del Segundo Imperio comenzó en 1870 por medidas de política interna, ya que, aunque tenía el apoyo de los republicanos y los obreros, tenía en contra la Iglesia y la burguesía financiera. Pero el detonante fue la política exterior: el desastre del Segundo Imperio mejicano con la derrota de las fuerzas francesas en Puebla en el 62, y el posterior fusilamiento de su emperador apoyado por Francia en el 67, y como colofón, la guerra franco-prusiana de 1870, que fue un conflicto bélico que se libró entre el 19 de julio de 1870 y el 10 de mayo de 1871 entre el Segundo Imperio francés y el Reino de Prusia, con el apoyo de la Confederación Alemana del Norte -establecida tras vencer Prusia a Austria 4 años antes- y los reinos aliados de Baden, Baviera y Wurtemberg, que finalizó con la derrota francesa y el aprisionamiento del emperador Napoleón en la batalla de Sedán.
Napoleón III y Otto von Bismarck en Sedán.
Capitulation de Sedan. Caricature de Daumier parue dans Le Charivari el 22 de septiembre 1870.
Se estableció a continuación un gobierno provisional por parte de las autoridades legales del Imperio, pero el sector republicano invadió la Asamblea proclamando la Tercera República Francesa en 1870.
Esta fase del Imperio se ha denominado Imperio parlamentario (1868-1870).
Así, el recorrido por los modelos políticos desde la Monarquía Constitucional de Luis Felipe I hasta la Tercera República, pasaron en Francia por una República Social y Democrática, una República Conservadora Autoritaria y un Imperio que se inició con un régimen absolutista pasando después por una fase más liberal, terminando con un modelo parlamentario.
Mientras, en Europa se desarrollaron modelos políticos, influidos con mayor o menor intensidad por las diferentes revoluciones francesas de 1789, 1830, 1848 y 1870.
La oleada revolucionaria de 1848 se inició -al igual que la de 1830- en Francia, y se extendió a continuación por gran parte de Europa. Es conocida con el nombre de primavera de los pueblos (siempre gusta bautizar con nombres floridos las revoluciones populares: primavera árabe, de los claveles…).
Aunque las revoluciones de 1848 fracasaron en Centroeuropa desde el punto de vista del derrocamiento de gobiernos y regímenes, su existencia influyó poderosamente en las ideologías políticas de las izquierdas para la segunda parte del siglo XIX, estableciendo algunos principios sociales que ya quedarían para siempre.
Los motivos fueron parecidos a los de Francia, y el contagio por simpatía fue inmediato: malas cosechas que provocaron una lamentable situación económica, los hundimientos de las bolsas y los anhelos de participación democrática.
Frente a la restauración en 1815 de los regímenes legitimistas del Antiguo Régimen, fueron cobrando importancia algunas corrientes políticas como el liberalismo y el nacionalismo que cuestionaron el sistema vigente. De ellas, el nacionalismo surgió con gran fuerza, y la idea de pertenecer a una nación común se haría muy popular -lo contrario de ahora-. Las revoluciones de 1848 supusieron la derrota temporal de estas ideas, tras un momento inicial de sensación de triunfo, que solo fue un espejismo, aunque se consiguieran efectos relevantes.
La revolución de 1848 se caracterizó por su brevedad, terminando con los sistemas absolutistas reimplantados en Francia y mantenidos en el resto de Europa tras lo acordado en el Congreso de Viena de 1815, que había supuesto para los territorios de lengua alemana la finalización de la secular fragmentación territorial, con la creación de la Confederación Germánica, adaptación de la creada Confederación del Rin por Napoleón en 1806. De los treinta y nueve estados de la Confederación Germánica, sólo dos -Austria y Prusia- eran importantes por su dimensión y potencia, siendo en ese momento Austria el más poderoso. A mediados de siglo cambió esta posición relativa, y en 1866 la Prusia del canciller Otto von Bismarck derrotó a Austria.
Anton von Vermer. Die Proklamation des Deutschen Kaiserreiches, regalado por el Emperador Guillermo I a von Bismarck en su septuagésimo aniversario (1885).
Estas revoluciones no afectaron ni a Rusia por la represión zarista, ni a los países meridionales europeos por lo atrasado de su desarrollo político, a excepción de Italia. Los países europeos a los que se extendió de forma inmediata esta revolución fueron a los de la Confederación Germánica e Italia.
Música: AMA El esplendor francés del siglo XVIII Rameau, Campra y Mondonvill.
To be continued in part 6.
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“Regimen absolutista autoritario denominado cesarismo democrático” tirando de “eufemismo”
Como lo nuestro de ahora, pero entonces sin falcón y sin insultos a Israel que no existía y ahora más hortera. Pero igual de hp