EL SALÓN DEL PRADO. Parte 2. NEPTUNO.
En la mitología clásica Neptuno –Poseidón griego– es el hijo mayor de los dioses Saturno – Crono– y Ops –Rea–, y hermano de Júpiter –Zeus– y Plutón –Hades–, en las mitologías romana y griega respectivamente.
Neptuno. Taller romano. 135 d.C. 236 cm. Marmol veteado. Museo del Prado.
Neptuno gobierna todas las aguas y mares. Todos los habitantes de las aguas le debían obediencia: las sirenas traicioneras, las bellas oceánidas y los oceánides –dioses fluviales que son las personificaciones de los ríos a los que se suponía gobernados por ellos–, las incomparables nereidas –las cincuenta hijas de Nereo y de Doris que son consideradas las ninfas del Mediterráneo–, los tritones – dioses mensajeros de las profundidades marinas–, las ninfas –deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, o un monte…–, las ondinas –divinidad con forma de mujer que residía en el agua y era considerada el espíritu elemental de la misma–, y las náyades –ninfas de agua dulce– le debían obediencia y pleitesía, por ser su Dios.
Neptuno eligió los mares como morada, y en las profundidades de los mismos, está su reino de castillos dorados. Con su poderoso tridente fabrica las olas, hace brotar fuentes y corrientes marinas, aplaca los mares haciendo que las aguas estén mansas, y cuando se deja llevar por la ira, puede provocar terribles tormentas y tempestades, terremotos y maremotos. Su cólera hizo que en la Odisea, Odiseo no pudiera volver a Ítaca.
Este dios aparece cabalgando las olas sobre caballos blancos y junto a los mismos, delfines, a los cuales también puede cabalgar, e incluso a veces, puede manifestarse bajo la forma de caballo.
Era el dios que sostenía el planeta en el que vivimos, porqué los mares rodeaban la Tierra y él desde los mares, soportaba el peso de la misma. Neptuno daba forma a las costas arrancado trozos de montañas para formar bruscos acantilados o pasaba la mano suavemente por las costas para hacer playas y zonas protegidas en las que los barcos pudieran protegerse o desembarcar.
Neptuno se casó con Anfitrite, una nereida que le dio como hijos a los tritones, monstruos marinos con rostros humanos barbados, cabellos de algas, con manos como caracoles y colas como las de los delfines.
Nicolás Poussin.Triunfo de Neptuno y Anfitrite. 1634. 114,5 x 146,5 cm. Óleo sobre lienzo. Philadelphia Museum of Art. Philadelphia. EEUU.
Tuvo otras seis esposas y numerosos hijos, entre los que se pueden destacar: Polifemo -el más conocido entre los cíclopes-, hijo de Toosa. Pegaso y Crisaor hijos de Medusa -una de las tres Gorgonas que al ser muerta por Perseo de un tajo en el cuello fue atacado por las otras dos Gorgonas, pero afortunadamente por la herida del cuello nacieron dos hijos, uno de ellos Pegaso a cuyo lomo subió, pudiendo huir . De su última esposa Clito, nació Atlas.
En Roma, Neptuno sólo fue considerado dios de las nubes y la lluvia hasta el año 399 a. C., cuando se importó el culto a Poseidón –en Roma Neptuno– desde las colonias griegas y se amplió entonces su divinidad a todas las aguas.
La fuente de Neptuno en Madrid, entra dentro de un conjunto de obras neoclásicas, que en la época de Carlos III, el conde de Aranda encargó al arquitecto Ventura Rodríguez para decorar el Salón del Prado. Fue diseñada en 1777 y su construcción finalizó en 1786. Inicialmente fue situada en el Paseo del Prado donde se cruza con la Carrera de San Jerónimo y mirando hacia La Cibeles.
El proyecto se inició en 1777, usándose de modelo unos bocetos de madera realizados por Miguel Ximénez. Fue realizada al igual que La Cibeles, con mármol blanco de Montesclaros, Toledo. La obra escultórica fue encargada a Juan Pascual de Mena, comenzando los trabajos en 1782, falleciendo éste dos años después, habiendo solamente terminado la figura de Neptuno.
Las restantes esculturas del monumento fueron continuadas por el discípulo de Mena, José Arias, y por José Rodríguez, Pablo de la Cerda y José Guerra.
La fuente se compone de una gran pileta circular de más de treinta metros de diámetro con dos menores concéntricas, por las que rebosa el agua hacia la inferior, agua que sale del frente de la carroza, de un tritón situado detrás de la figura del dios, de otros tres tritones de la parte delantera y de dos surtidores verticales que flanquean el conjunto. En el centro está la figura de Neptuno, con una culebra enroscada en la mano derecha y el tridente en la izquierda, sobre un carro en forma de concha, tirada por dos hipocampos –caballos/peces marinos de aspecto singular, con una coraza ósea con anillos terminados en una cresta dorsal; cola larga, prensil y arrollable en espiral, sin aleta caudal; hocico largo y tubular; cabeza que recuerda la de un caballo; una aleta dorsal y dos pectorales junto al cuello con branquias–. Alrededor del carro hay delfines y focas que lanzan agua a una altura considerable. Inicialmente miraba a Cibeles, habiéndose girado su frente en 1898 hacia la Carrera de San Jerónimo.
La fuente fue trasladada en 1898 al centro de la Plaza de Cánovas del Castillo, lugar donde se encuentra hoy, luciendo su mármol blanco, blanquísimo, ya que se aparca más que se celebra.
Su entorno es espectacular: el Museo del Prado, el Museo Thyssen Bornemisza, el Hotel Ritz, el Hotel Palace, la plaza de la Lealtad (Bolsa de Madrid) y el Monumento a los Caídos por España en las inmediaciones de la plaza de la Lealtad que aparece escondido entre árboles y que hasta 1985 se denominó “Monumento a los Héroes del 2 de Mayo”.
La obra para honrar a los Caidos por España se levantó en 1840 en el mismo sitio donde el general Murat mandó fusilar a bastantes madrileños tras el 2 de mayo de 1808. El escultor fue Isidro González Velázquez y es un obelisco de 5,6 metros de altura con una base cuadrada en cuya cara oeste tiene un zócalo que alberga un sarcófago con las cenizas de los madrileños fusilados. Más arriba, el remate superior de la base presenta un medallón en bajorrelieve con las efigies de los capitanes Daoiz y Velarde y sobre la base descansa otro cuerpo de menores dimensiones con cuatro frentes con estatuas alegóricas a la Constancia, el Valor, la Virtud y el Patriotismo. En la base, figura la inscripción, en letras doradas, “HONOR A TODOS LOS QUE DIERON SU VIDA POR ESPAÑA”, con una llama eterna en su recuerdo.
Desde su instalación, la Fuente de Neptuno ha sufrido serios deterioros que han obligado a diversas restauraciones y rehabilitaciones. En 1842 se restauraron un brazo, tres dedos y las paletas de una rueda. En su traslado, en 1898 se limpió todo el conjunto y se reconstruyeron algunas piezas perdidas. En 1914 se restituyó el tridente robado, pero instalándolo de hierro en vez de bronce como originariamente fue.
Durante la Guerra Civil, igual que con La Cibeles, se construyó una cubierta para protegerla. En 1969 se añadió un segundo pilón y un plato base, y en 1982 se restituyeron dos dedos de cada pie y se restauraron la pierna derecha, los dedos de la mano izquierda, las aspas del carro marino y las patas y orejas de los caballos. En 1995 se restauró de nuevo, estando hoy en estupendo estado.
Durante la Guerra del 36-39, a Neptuno le colgaron los madrileños un cartel de su cuello que decía: dadme de comer o quitadme el tenedor.
To be continued part 3: Apolo.
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¿Por que será que Neptuno me deja obnubilada? Desde pequeña me atraía muchisimo. El Dios del Mar. El que es mejor tener como amigo que como enemigo cuando estas en la mar.
El asunto ha dado mucho de sí.
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