Pintura: de puntillas desde el Renacimiento alemán a la Nueva Objetividad; Max Beckmann. Parte 3.
El régimen nazi del Tercer Reich, prohibió el arte moderno, condenándolo como arte degenerado –Entartete Kunst-, al considerar que se desviaba de forma injustificada de las normas prescritas para el logro de la belleza clásica; artistas vanguardistas alemanes fueron considerados enemigos del Estado y una amenaza a la nación alemana, teniendo que huir al exilio, perdiendo su estatus académico, social y económico.
En julio de 1937, los nazis organizaron una exposición difamatoria, la Entartete Kunst en Munich, con el expresionismo como estilo principal de la mayoría de las obras expuestas, muestra que posteriormente viajó a once ciudades de Alemania y Austria, constituyendo una condena oficial al Arte Moderno, incluyendo varios centenares de pinturas, esculturas, grabados y libros de las colecciones de treinta y dos museos alemanes.
Al mismo tiempo, los nazis presentaron la Grosse Deutsche Kunstausstellung –Gran exposición de Arte Alemán– en el palacio Haus der Deutschen Kunst -Casa del Arte Alemán-, con obras de artistas autorizados por el régimen nazi. Fue mucho más visitada -4 a 1- la exposición del Arte Degenerado que la de los artistas autorizados.
Hoy el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, nos presenta una muestra de uno de los VERISTAS/expresionistas más importantes de la NUEVA OBJETIVIDAD alemana: MAX BECKMANN.
Max Beckmann. Autorretrato en Florencia. 1907. Óleo sobre lienzo. 90 x 98 cm.
Max Beckmann nació en Leipzig en febrero de 1884 en una familia acomodada de granjeros, que tras su nacimiento, abandonaron el campo para establecerse en esa ciudad. Desde los cinco años comenzó a destacar por la calidad de sus dibujos, siendo enviado con 6 a la Gran Escuela Ducal de Arte de Weimar, donde asistió a las clases del noruego Carl Frithjof, de quien aprendió fundamentalmente el esbozo a carboncillo.
Beckmann conoció en la Escuela a Minna Tube -también a Edvard Munch-, abandonando los estudios con ella en 1903, trasladándose él a París, inscribiéndose en la Académie Colarossi para continuar su formación, mientras Minna se fue a Amsterdam. A partir de ahí, sus primeros cuadros mostraron la influencia del postimpresionista Cézanne y de otros impresionistas franceses.
Volvió a Berlín en 1905, casándose con Minna, quedándose a vivir en esa ciudad. En 1906 participó en la Exposición de la Sezession berlinesa y en la de la Asociación de Artistas Alemanes, en la que recibió el primer premio que incluía una beca para estudiar en Villa Romana de Florencia, visitando también Génova en ese viaje. En 1907, a su regreso, expuso en la Galería Paul Cassirer de Berlín. A partir de la exposición de 1912, su obra tuvo ya éxito suficiente y Beckmann pudo dedicarse por entero al arte.
Beckmann se apuntó como voluntario al Ejército alemán, sirviendo como enfermero durante la Primera Guerra Mundial, siendo dado de baja al poco tiempo por sufrir una crisis nerviosa. Es notorio, que sus experiencias en la guerra tuvieron una enorme repercusión en su obra, comenzando a trabajar al ser licenciado, en el campo del expresionismo.
Beckmann fue profesor de Arte en Fráncfort desde 1915 a 1933, siendo despedido por el Partido Nazi en 1933 por ser considerado su arte degenerado. Unos años antes, a principios de los años 30, intentando alejarse de la política nazi se fue a París para pintar, empezando a utilizar los trípticos, quizá influenciado por la obra de El Bosco. Sus cuadros fueron clasificados como degenerados definitivamente por los nazis en 1937, exiliándose el artista a Amsterdam, en donde vivió diez años, viajando en 1947 a Estados Unidos, para establecerse inicialmente en Misuri y luego en Nueva York, en donde murió en1950 de un infarto.
Beckmann pintó varios autorretratos, y obras representando escenas de la vida cotidiana, mostrando a menudo grotescos cuerpos mutilados -muy verista– que pudieran considerarse una crítica al partido nazi, además de una alusión a sus experiencias durante la Primera Guerra Mundial.
A lo largo de su vida, Max Beckman también realizó esculturas, aunque la producción en este campo fue escasa: sólo realizó ocho esculturas en bronce. Reproducen figuras humanas en movimiento, como bailarines haciendo un spagat -apertura total de piernas- o el pino puente.
La exposición de este maestro en el Thyssen-Bornemisza de Madrid ha sido denominada “Beckmann. Figuras del exilio“.
La muestra reúne un total de 52 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, estando organizada en dos secciones -a los museos les encanta dividir-, la primera, dedicada a la etapa vivida en Alemania, ya como artista consagrado desde 1910 hasta la llegada al gobierno de los nazis en 1933, y la segunda que comprende los 4 -1933 a1937- años vividos en la Alemania del régimen de Hitler, los 10 años vividos en Amsterdam y los tres de los Estados Unidos -13 años EXILIADO-. Esta segunda sección está dividida en cuatro partes -siguen las divisiones-, organizadas en torno a otras tantas metáforas relacionadas con el exilio, por el significado que para él tuvo: Máscaras, centrada en la pérdida de identidad que se asocia con la circunstancia del exiliado; Babilonia eléctrica, sobre el vértigo de la ciudad moderna como capital del exilio, El largo adiós, que plantea la equivalencia entre exilio y muerte, y El mar, metáfora del infinito.
Como siempre, me rompo la cabeza para intentar entender las divisiones con las que se suele despachar el comisario de cada muestra, cosa que jamás logro, observando que las mismas se basan en unos conceptos quizá demasiado imaginativos, mezclando obras de unas épocas y otras.
A continuación, algunas obras de los diferentes apartados de la muestra:
PRIMERA SECCIÓN
Max Beckmann. Autorretrato con mano levantada. 1908. Óleo sobre lienzo. 55 x 45 cm. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid.
Max Beckmann. La calle. 1914. Óleo sobre lienzo. 171 x 72 cm. Berlinische Galerie – Landesmuseum für Moderne Kunst. Fotographie un Architecktur. Berlín.
Max Beckmann. Autorretrato con copa de champán. 1919. Óleo sobre lienzo. 65 x 55,5 cm. Préstamo permanente en el StädelMuseum Fráncfort del Meno. Metropolitan Museum of Art. Nueva York.
Max Beckmann. Carnaval. 1920. Óleo sobre lienzo. 186,4 x 91,8 cm. Collection Tate. UK.
2 BABILONIA ELÉCTRICA: la mayor parte de las obras, pintadas en EEUU, sintiéndose sin identidad patria.
Max Beckmann. Carromato de circo. 1940. Óleo sobre lienzo. 86,3 x 118,5 cm. Städel Museum. Fráncfort del Meno –Fráncfort-. Alemania.
Max Beckmann. Gran Varieté con mago y bailarina. 1942. Óleo sobre lienzo. 115 x 150 cm Von der Heydt-Museum. Wuppertal. Alemania.
Max Beckmann. El hijo pródigo. 1949. Óleo sobre lienzo. 100 x 120 cm. Sprengel Museum. Hannover. Alemania.
Max Beckmann. Ciudad, noche en la ciudad. 1950. Óleo sobre lienzo. 154,5 x 190,8 cm. Saint Louis Art Museum. San Luis. Misuri. EEUU. Legado de Morton D. May.
Max Beckmann. Plaza, vestíbulo del hotel. 1950. Óleo sobre lienzo. 142,2 x 88,9 cm. Colección de la Albright-Knox Art Gallery Buffalo. Nueva York.
3 EL LARGO ADIÓS: partir hacia el exilio es morir poco a poco. El exilio es una figura de la muerte.
Max Beckmann. Muerte. 1938. Óleo sobre lienzo. 121 x 176,5 cm. Neue National galerie. Berlín. Alemania.
Max Beckmann. Gran naturaleza muerta con escultura negra. 1949. Óleo sobre lienzo. 89 x 142 cm. Colección privada.
4 EL MAR: una masa donde nada permanece quieto, con su sino que es el movimiento y la marcha eterna.
Max Beckmann. El traslado de las esfinges. 1945. Óleo sobre lienzo. 130,5 x 140,5 cm. Staatliche Kunsthalle Karlsruhe. Karlsruhe. Alemania.
Max Beckmann. Tarde. 1946. Óleo sobre lienzo. 89,5 x 133 cm. Museum Ostwall im Dortmunder U. Dormund. Alemania.
Max Beckmann. Los argonautas. 1949-1950. Óleo sobre lienzo. TRÍPTICO: 184,1 x 85,1 cm (panel izquierdo); 205,8 x 122 cm (panel central); 185,4 x 85 cm (panel derecho). National Gallery of Art. Washington D. C.
Max Beckmann. Hombre cayendo. 1950. Óleo sobre lienzo. 141 x 81 cm. National Gallery of Art. Washington D. C.
He visto la exposición y cuando veo ciertas obras, sobre todo por su exaltación a la mujer, me siguen pareciendo que Picasso, tenía algo de Beckmann, por la importancia que para los tres tuvieron las mujeres como motivo e inspiración. Las visiones que desarrollaban van de la interpretación femenina como objeto de deseo, hasta la femme fatale, la generadora de deseo erótico, la amante y compañera y el ídolo arquetípico, o incluso el símbolo del exilio.
Muy de acuerdo contigo; quizá faltara añadir que las mujeres han sido musa, alma y ánimo de casi todos los pintores. Picasso y Beckmann fueron coetáneos y por tanto vivieron parecidas experiencias vitales, pero con una diferencia básica: Beckmann desde su entrada en filas fue una mente atormentada que pintó a la mujer como un tranquilo y reposado ser, polo opuesto de su desquiciada mente y Picasso -gran genio- fue un vividor, que recorrió en su vida artística casi todos los estilos, siendo para él la mujer, algo que utilizó como laboratorio para analizar una amplia gama de experiencias existenciales, siendo ellas el espejo de ÉL.
De hecho, ahora se está celebrando una gran muestra con los tres artistas “más grandes” del siglo XX, Pablo Picasso, Max Beckmann y Willem de Koonig, en la Pinacoteca de Arte Moderno de Múnich, que se denomina MUJERES, con un centenar de obras de los tres.
Gracias por leer y opinar. Abrazo.