NAVARRA Y SUS MONARCAS; CASAS REINANTES MIENTRAS FUE REINO. Parte 6.

Al morir la reina Blanca I, su viudo, el rey de Aragón Juan II, usurpó el trono navarro, alegando entre otras razones el testamento de la reina, en el que recomendaba a su hijo Carlos Príncipe de Viana que no se hiciese coronar rey de Navarra sin el consentimiento de su padre, buscando con esta cláusula testamentaria que no se enfrentaran padre e hijo, pero consiguiendo lo contrario.

Carlos, Príncipe de Viana, aunque había heredado el carácter pacífico y sosegado de su madre y de su abuelo materno Carlos III el Noble, y su interés por mantener Navarra apartada de las garras aragonesas y francesas, coronas con ambición secular sobre ese reino, se vio forzado como consecuencia de esta usurpación a iniciar hostilidades contra su padre, lo que supuso una guerra civil. Carlos, contó con el apoyo de Luís de Beaumont y sus beaumonteses, y del condestable castellano Álvaro de Luna, y Juan II, con la lealtad del bando nobiliario de Agramont y sus agramonteses, siendo apoyados ambos respectivamente por los oñacinos y los gamboinos, ya que tanto los agramonteses como los beaumonteses tenían alianzas con esos bandos de las tierras vascas occidentales, que hasta comienzos del siglo XIII pertenecieron al reino de Navarra: los beaumonteses con los oñacinos* y los agramonteses con los gamboinos*.

*Los gamboínos eran partidarios del linaje guipuzcoano de Gamboa, rama de la casa alavesa de Guevara.

*Los oñacinos eran los partidarios del linaje guipuzcoano de Oñaz.

Estos dos linajes estuvieron enfrentados en la Edad Media en las llamadas Guerras de bandos.

La pacificación de los bandos en el banco de Vizcaya de la Plaza de España de Sevilla. Carlos I de España.

Buscando apoyos militares para resolver el conflicto a su favor, Juan II se casó en segundas nupcias con Juana Enríquez Fernández de Córdoba, hija del almirante de Castilla, matrimonio del que nació el futuro Fernando el Católico, 31 años después del nacimiento de su hermanastro Carlos de Viana.

Padre e hijo iniciaron la Guerra Civil de Navarra que comenzó en 1451 y terminó -momentáneamente- el 22 de noviembre de 1464 con la Concordia de Tarragona, firmada entre Juan II y los líderes beaumonteses, por la que fue reconocido rey de Navarra tres años después de morir Carlos y ya también fallecida su hermana Blanca -la siguiente en el derecho a la sucesión- en prisión, dos años después de Carlos.

Carlos y su padre se enfrentaron por primera vez el 23 de octubre de 1451 en la batalla de Aibar, donde el Príncipe de Viana fue derrotado, desheredado y desterrado, quedando Navarra en manos de Juan de Beaumont. Carlos de Viana se lanzó a la búsqueda de aliados por Europa, aunque sólo obtuvo vagas promesas. Volvió a Aragón pensando que al haber heredado ya su padre la corona de Aragón, a la muerte de su hermano Alfonso V el Magnánimo, podría reconciliarse con él y ser nombrado heredero de Aragón y rey de Navarra.

Carlos, Príncipe de Viana.

En 1455, Juan II desheredó a su hijo Carlos, heredero legal al trono de Navarra, e hizo lo propio con su segunda hija Blanca. Forzó a que su hija menor Leonor, con 31 años, y su marido Gastón de Foix  fueran proclamados herederos al trono de Navarra.

Enrique IV de Castilla ofreció al príncipe de Viana la mano de su hermanastra Isabel -más tarde la Católica-, ofrecimiento que  Carlos no aceptó, marchando a Barcelona en marzo de 1460, en donde fue recibido en olor de multitudes. Su padre Juan II de Aragón, marchó hacia Barcelona también, con su otro hijo, el infante Fernando y con su esposa Juana Enríquez, para poner de manifiesto quién era el auténtico soberano. Juan II ordenó el arresto de su hijo Carlos y de sus principales colaboradores y su posterior encierro en Lérida. La prisión de Carlos provocó que la mayor parte de los señores catalanes y la Diputación del General salieran en defensa del príncipe navarro y que la insurrección se extendiera por toda Cataluña.

Tomás Muñoz Lucena. La prisión del Príncipe de Viana. 1888. Óleo sobre lienzo. 98 x  145,5 cm. Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Las voces en favor de nombrar heredero a Carlos también resonaban en Mallorca, Valencia, Sicilia y Cerdeña, e incluso, se vivieron varias incursiones de rebeldes catalanes en Aragón. Procurando atajar la rebelión, Juan II accedió a liberar a su hijo en marzo de 1461 y a concederle la lugartenencia general de Cataluña, así como a reconocerle heredero  de ese territorio.

Tras entrar triunfante nuevamente en Barcelona, Carlos de Viana se reunió con la Diputación del General para escuchar las exigencias que esta institución quería hacer llegar a Juan II, exigencias que adquirían la categoría de insolencia en el caso de la principal: quedaba prohibida la entrada del Rey en el principado sin el permiso de las autoridades. Para el pueblo catalán, el príncipe era un mito, en quien se aunaban las virtudes del santo y las del caballero, y por el cual, era alegre y liviana cosa el ofrendar la vida.

Cuando padre e hijo se disponían a reanudar las hostilidades, se produjo la sorprendente muerte de Carlos de Viana, a los 40 años, el 23 de septiembre de 1461; su madrastra, Juana Enríquez fue acusada de haberle envenenado, y su padre de haberle mandado asesinar, aunque realmente la salud del príncipe nunca había sido buena, padeciendo tuberculosis, que se agravó desde su encarcelamiento en una celda húmeda, sin ropa adecuada y mal alimentado.

La desaparición de Carlos reforzó la autoridad de su padre en Cataluña y allanó el ascenso al trono de su hermanastro Fernando,

En abril de 1462 -un año después de morir Carlos de Viana- Juan II firmó con su hija menor Leonor  y su yerno Gastón de Foix  -casados en 1441- el Tratado de Olite, por el que se reconocía rey de Navarra a Juan II, al que sucedería Leonor, siendo conveniente y necesaria la desaparición previa de la “legítima” heredera, tras la muerte de Carlos el año anterior, su hermana Blanca, que fue entregada a Leonor y Gastón y encerrada en la torre Moncada, donde falleció dos años después, en 1464, ejerciendo Leonor la lugartenencia del reino.

Leonor I.

Al año siguiente, Leonor firmó una tregua con los beaumonteses, pasando a intentar pugnar por el trono navarro, apoyándose en los mismos, utilizando su padre a los agramonteses.

En 1468 Juan II mandó asesinar al obispo de Pamplona, Nicolás de Chávarri, primer consejero de su hija Leonor, destituyendo a la misma del cargo de lugarteniente, nombrando heredero de la corona navarra a su nieto  Gastón V de Foix -hijo de Leonor y Gastón  IV de Foix-. El marido de Leonor muríó  en 1472 y  su hijo Gastón V, ya nombrado heredero, falleció también en un torneo celebrado en Libourne en1470, debiendo designar de nuevo para el cargo a Leonor en 1471, y ya sine die.

Tormeo de Libourne en 1470.

Gastón IV de Foix, colaborador fiel de Juan II, para ayudar a su suegro en Barcelona durante los desencuentros entre Carlos Príncipe de Viana y su padre, retó a los caballeros de Barcelona que quisieran, a celebrar una justa con él, con la única condición de que previamente deberían coger una manzana de oro, de las que había mandado colocar en un pino  en el paseo del Borne. Fueron 7 y con todos combatió y a todos venció. Desde entonces, se hizo llamar el caballero de las manzanas de oro.

Muerto Gastón IV de Foix, y viendo Leonor -que no era aún titular de la corona-, que Francia, Castilla y naturalmente Aragón, acosaban el reino de Navarra,  buscó apoyo en los agramonteses, ya que Fernando de Aragón se había atraído a los beaumonteses. En enero de 1479 murió Juan II, siendo jurada reina Leonor I el 28 del mismo mes en Tudela, en donde murió quince días más tarde.

La guerra civil prosiguió tras la muerte de Carlos y los desencuentros entre unos y otros continuaron aun después de la muerte de su padre Juan II, que murió en 1479, sobreviviéndole por parte de la descendencia habida con Blanca I de Navarra, sólo su hija menor Leonor.

En su testamento, Leonor, reivindicó todos los títulos de su hermano Carlos, según lo dispuesto por su madre Blanca I. Dispuso asimismo que el heredero fuera su nieto Francisco I de Foix, Febo -su hijo Gastón, casado con Madeleine de Valois había muerto-, recomendándole que se sometiera a la protección del rey de Francia, Luís XI el Prudente -hermano de Madeleine-.

Francisco I de Foix, FEBO.

TERMINÓ ASÍ LA CASA ÈVRAUX en NAVARRA, COMENZANDO LA CASA DE FOIX.

El nieto de Juan II de Aragón, Gastón V de Foix, hijo primogénito de Leonor de Navarra y Gastón IV de Foix, casado con Madeleine de Francia había muerto en 1472, heredando la corona de Navarra el hijo de ambos Francisco I de Foix, FEBO.

Madeleine de Valois.

Durante el reinado de Francisco I de Foix, Febo (1479-1483) ejerció la regencia su madre Madeleine de Francia, hermana del rey francés Luís XI el Prudente. Madeleine consiguió al inicio de su regencia, que los agramonteses y los beaumonteses firmaran la paz de Aoiz, pero sólo fue un espejismo, aunque quedó para la eternidad el escudo de Aoiz, con las dos banderías unidas, simbolizadas por espadas que quedan debajo de la corona real.

Escudo de Aoiz.

La muerte de Francisco I Febo en1483, convirtió a su hermana Catalina I de Foix en reina de Navarra, continuando su abuela Madeleine con la regencia los primeros años. Hubo fuertes presiones del rey Fernando II de Aragón el Católico para acordar la boda de Catalina I con Juan, príncipe de Asturias, hijo de los Reyes Católicos, recién nacido.

Catalina I de Foix.

Al fin, Catalina se casó en 1484 con Juan III de Albret (1469-1516) -con el beneplácito del rey de Francia-, hijo de Catalina de Rohan -biznieta de Carlos II el Malo de Navarra– y de Alano de Albret, siendo Juan III, el último rey consorte de Navarra.

Acta de coronación de  Catalina I y Juan de Albret.

En 1504 murió Isabel la Católica reina propietaria de Castilla y en 1506, Felipe I el Hermoso de Borgoña, marido de Juana I de Castilla la Loca, no siendo decretada la mayoría de edad de Carlos I hasta 1515, disponiendo así Fernando II de Aragón el Católico  de una década para manejar Castilla a su antojo aun sin ser rey, aumentando el acoso secular de Castilla -venía de su sangre aragonesa ese deseo- sobre Navarra. La guerra civil de Navarra continuaba, sin que apenas nadie ya recordara el porqué de su comienzo, que había sido el enfrentamiento dinástico entre el Rey Juan II de Aragón y su hijo Carlos Príncipe de Viana.

Fernando el Católico.

Los beaumonteses, liderados por Luís de Beaumont, condestable de Navarra y conde de Lerín fueron seducidos por Fernando II de Aragón para apoyar a Castilla, siendo los agramonteses  fieles a los reyes de Navarra, apoyados por el rey de Francia.

La guerra civil asolaba el reino, enfrentándose directamente el rey Juan III de Albret con el de Beaumont, conde de Lerín, al que embargó todas sus posesiones, marchando éste, exiliado a Castilla, donde el rey Fernando le recompensó con el marquesado de Huéscar y la Puebla de Don Fadrique. El de Lerín continuó acosando a pueblos y ciudades navarras, en uno de cuyos sitios -Viana- murió César Borgia, que había sido acogido en Navarra por su cuñado Juan III de Albret, al ser perseguido por el sucesor de su padre Alejandro VI Borgia, Pio III –Francesco Nanni Todeschini Piccolominie-.

To be continued in part 7.