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El Panteón de los Olivares, y algunos Berwick y Alba en Loeches.

Antes de tomar la última curva de la carretera que va de Alcalá de Henares a Loeches –pueblo situado a mitad de camino entre Arganda del Rey y Torrejón de Ardoz–,se sube una cuesta pronunciada y al coronarla, se vislumbra el pueblo de Loeches y la cúpula del monasterio de la Inmaculada Concepción y su iglesia, “el convento grande” al que se encuentra adosado el Panteón de los  duques de Alba.

Carretera de acceso a Loeches

Vista del pueblo

                                                            Loeches.

Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tobar nació en Roma en 1587, nieto del I conde de Olivares –rama menor de la Casa de Medina Sidonia– y bisnieto del II duque de Medina Sidonia (heredero de Guzmán el Bueno, el del hijo asesinado en la defensa de Tarifa para Sancho IV de Castilla, “el Bravo”). Su padre era embajador de España en Roma, virrey de Nápoles y Sicilia, y el pequeño Gaspar vivió en Italia hasta los 12 años. Siendo el menor de tres hermanos, se le destinó a la carrera eclesiástica y fue enviado a Salamanca para estudiar derecho canónico. Murieron sus dos hermanos mayores, teniendo entonces que abandonar sus estudios de teología en 1604, y acudir junto a su padre que había sido nombrado miembro del Consejo de Estado por el duque de Lerma –valido de Felipe III– y estar ya destinado a heredar el mayorazgo de los Olivares.

En 1607 murió su padre y heredó el mayorazgo, y ya muy ambicioso, se concentró en cortejar a su prima Inés de Zúñiga y Velasco –hija de su tío Baltasar–, dama importante de la reina Margarita de Austria, mujer de Felipe III, y más tarde dama principal de Isabel de Borbón, mujer de Felipe IV y tutora del infante Baltasar Carlos, para conseguir por la vía matrimonial la Grandeza de España que anhelaba con pasión. No consiguió ese objetivo y se retiró con su mujer a Sevilla para administrar su patrimonio.

En 1615 fue nombrado por el duque de Lerma –Francisco de Sandoval–, gentilhombre de cámara del infante Felipe –futuro Felipe IV–, involucrándose en las luchas de poder entre  Lerma y su hijo el duque de Uceda, tomando partido por este último. En 1618 fue desterrado Lerma y desde la posición de poder obtenida, y apoyándose en su tío Baltasar de Zúñiga, que estaba en la corte desde 1617  llamado por Uceda, consiguió que el infante fuera confiando cada vez más en su tío Baltasar y en él. Así, cuando en 1621 subió al trono Felipe IV, nombró valido a Baltasar de Zúñiga, sustituyendo al duque de Uceda. Ese año, el conde de Olivares recibió del rey la Grandeza de España con la secular fórmula de “conde de Olivares, cubríos”.

En 1623 compró el duque el Señorío de Sanlúcar la Mayor a la ciudad de Sevilla, siéndole concedido por el rey en 1625 el ducado de  Sanlúcar; a partir de entonces se le intituló conde-duque.

Felipe III

Felipe IV de España. 1634-1635. Óleo sobre lienzo. 303 x 317 cms. Con toda seguridad Diego Velázquez. Museo del Prado. Madrid. España.

A la muerte de su tío Baltasar en 1622, fue nombrado valido* del rey Felipe IV. Estaría en esta posición hasta 1643, viviendo unos años políticamente muy difíciles: la guerra de los 30 años entre los partidarios de la Reforma y Contrarreforma religiosas entre todos los países europeos,  el Corpus de Sangre –entre segadores y soldados castellanos– y el intento de  secesión catalana –ya apuntaban– que  no sería sofocada hasta 1652, la insurrección de Portugal y su independencia de España en 1640, la conspiración independentista de Andalucía en 1641, hicieron que el Imperio Español  comenzara a deshacerse como un azucarillo. La forma de ser absolutista en las cuestiones de gobierno y la ausencia de recursos económicos, le crearon innumerables enemigos, terminando con su crédito político en 1643, siendo desterrado por el Rey.

Inicialmente se retiró a su Señorío de Loeches, donde estaban prácticamente acabados el pequeño palacio y el Monasterio de las dominicas.

Corpus de sangre 1640

El Corpus de Sangre. Antoni Estruch i Bros. 1907. 262 x 404  cm.  Óleo sobre tela. Museo de arte de Sabadell. España.

10 años antes, en 1633, había comprado el conde-duque la villa de Loeches, en donde proyectó la construcción de un palacio anexo al convento de las  carmelitas descalzas. En una de las visitas realizadas a las obras en 1634, pidió el conde–duque a la superiora de las carmelitas permiso para visitar el interior del convento, al objeto de estudiar el mejor lugar por donde hacer una entrada  directa desde el futuro palacio, para asistir a los oficios tras una cancela, como era habitual en el caso de los nobles importantes. La superiora le negó el paso, debido a que era un convento de clausura. El soberbio D. Gaspar prometió construir una iglesia y monasterio que harían sombra a la de los carmelitas, y lo hizo. Lo habitó con la orden de las dominicas, ya que no en vano era descendiente de santo Domingo de Guzmán. Ahí se acabaron las relaciones con las carmelitas a las que había reconstruido con anterioridad la casa anexa al convento. En 1940 estaba prácticamente terminado el conjunto monástico-palacial. El palacio estaba flanqueado al este por el ya existente convento de las carmelitas y al oeste por el monasterio de la Inmaculada Concepción de las dominicas.

carmelitas

Convento de las carmelitas descalzas.

Al llegar a su destierro en Loeches, empezó a circular una coplilla popular  en la villa y en Madrid –lo de la leña del árbol caído, muy español– que decía:

Que de Loeches lo eches

suplica el pueblo, Señor

aparta de ti al traidor

que está muy cerca Loeches.

Así, Felipe IV lo desterró a sus dominios de Toro, donde el conde-duque falleció en 1645. Estuvo viviendo con su hermana, mientras su mujer continuaba con la función tutorial del infante Baltasar Carlos. Inés de Zúñiga siguió preocupándose de la terminación de las obras de Loeches, hasta su muerte, dos años después.

conde duque a pie

* Valido era el Secretario de Despacho Universal de la Monarquía Católica. El validamiento fue una figura existente especialmente en los reinados de los Austrias menores y llevaba consigo la Grandeza de España, la asistencia continua al lado del rey, la posesión de los más altos cargos de la corte y del gobierno y una influencia total en el monarca, así como la dirección política y administrativa del Estado. No llevaba consigo nombramiento como tal. No puede considerarse como una institución, ya que en ningún momento se trató de un cargo oficial, puesto que únicamente servía al rey mientras éste tenía confianza en la persona escogida; era el puesto de mayor confianza del monarca en cuestiones temporales. Las cuestiones espirituales eran competencia del confesor real.

El conde–duque e Inés de Zúñiga tuvieron una hija, María de Guzmán y Zúñiga, que murió con 17 años en 1626, casada y con una hija fallecida al nacer. Tuvo D. Gaspar también un hijo bastardo con Isabel de Anversa, dama de la Corte,  Enrique Felipez de Guzmán nacido en 1613 y reconocido en 1641, que casó con Juana de Velasco, hija del Condestable de Castilla, IX conde de Haro y VI duque de Frías. A Enrique le concedió Felipe IV el título de marqués de Mairena en 1642, y su padre la Casa de Sanlúcar la Mayor que apenas pudo disfrutar, porqué murió en 1646. El hijo de este matrimonio, Gaspar de Guzmán y Fernández de Velasco murió con dos años y medio en 1648.

Enrique, había reclamado al haber muerto su hermanastra María de Guzmán y su padre en 1645, el mayorazgo de los Olivares para él y su descendencia. Felipe IV que no quería dárselo –por su bastardía–, le dio largas y aprovechó su muerte, para dar la herencia del mayorazgo a la descendencia de la hermana del conde-duque, Francisca de Guzmán y Pimentel casada con Diego López de Haro Sotomayor, V marqués del Carpio que fue valido del Rey tras el destierro del conde–duque. Tuvieron un hijo, Luís Méndez de Haro Sotomayor y Guzmán que casó con Catalina Fernández de Córdoba y Folch de Cardona. La nieta de estos últimos, Catalina Méndez de Haro y Guzmán casó en 1688 con el X duque de Alba Francisco Álvarez de Toledo y Haro. Así entroncaron las dos familias.

Al conde–duque y su hija María,  los enterraron bajo el altar de la iglesia del convento de Loeches y al resto de descendientes hasta 1688, en una cripta subterránea entre el palacio y la iglesia mencionada. Tras el entroncamiento con los Alba, los muertos de la familia fueron enterrados en diferentes lugares como la Iglesia de san Salvador de Madrid (fue destruida en el siglo XIX, reconstruida y posteriormente bombardeada. Ahora de san Salvador y san Nicolás), en la iglesia de san Leonardo de Alba de Tormes…etc.

A partir de la muerte de Paca de Alba –Francisca de Palafox  Portocarrero y Kirpatrick, IX condesa de Montijo y XV duquesa consorte de Alba–, hermana de Eugenia de Montijo, casada con Jacobo Fitz-James Stuart VIII duque de Berwick y XV duque de Alba, se comenzó a construir un panteón en donde y hasta hoy, son enterrados la mayor parte de los duques fallecidos.

GENERAL

El conjunto monástico-palacial, no pretendía ser sólo eso. Pretendía ser una emulación de los sitios reales y aunque exteriormente la casa palacio era sencilla,  estaba llena de tesoros culturales dignos de un rey. El monasterio no sólo puede considerarse una pequeña joya del barroco, además fue dotado en su momento,  de una valiosa colección de cerca de 220 cuadros de Rubens, Tintoretto, Tiziano, Veronés, Bassano, Miguel Ángel, Durero, Bellini y Caravaggio que fueron robados por el general francés Sebastiani en 1809 al mando de 700 soldados, que tardaron más de tres días en desmontarlos de sus marcos, para más fácil transporte.

Entrada al la iglesia

Antonio Ponz Piquer en su libro Viaje de España de 17 tomos que comenzaron a imprimirse en 1772, certificaba que la iglesia del monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches era de las más ricas en cuadros de España.

El arquitecto tracista–proyectista fue el albaceteño Alonso Carbonel, formado en la construcción de retablos y trabajos en madera. El constructor principal Cristóbal de Aguilera, maestro veedor de fuentes  de Madrid, participó junto a Carbonel en la construcción del Casón del  Buen Retiro y la iglesia de las Maravillas de Madrid. El segundo maestro de obras fue Juan de Aguilar que junto al maestro de cantería, participaron en  la construcción de algunas de las ermitas del Buen Retiro.

Vista de la IGlesia general

La iglesia del convento es de estilo barroco y es parecido al de la Encarnación en Madrid. En su parte más alta, un chapitel empizarrado estilo Austria, cobija la cúpula. Los techos interiores están ornamentados con estilo barroco. La parte del fondo tras el altar, tiene unos frescos de Fernando Calderón –1953/57 durante la reconstrucción– que recuerdan  los trazos de Miguel Ángel y  el motivo de “El sueño de Felipe II” del Greco del Escorial. Cerca del altar existe una tribuna de hierro forjado semioculta, para la asistencia del conde–duque a los oficios.

Altar mayor de la Iglesia .Mural de Fernando Calderón S XX

El monasterio situado en la parte posterior de la iglesia, tiene un gran claustro cuadrangular y fue capaz para más de un centenar de dominicas.

patio

Del palacio hoy, sólo se conserva su entrada barroca. Fue totalmente derruido entre 1975 y 1977. Comentaba Gregorio Marañón que “…a pesar de haber sido restaurado por su actual propietario el duque de Alba a finales del siglo XIX, es un edificio modesto, de un solo piso, con cuadras subterráneas, como era costumbre entonces, el exterior humilde sin el menor adorno, y el interior también; con un zócalo de Talavera que recorría todas las habitaciones, algún tapiz viejo y una gran huerta”.

 Puerta del palacio

                                                                    Puerta del Palacio.                

Loeches3 Carmelitas                                                  

Puerta del Palacio, adjunta al convento delas carmelitas.

Recordemos que a partir de la boda de Catalina Méndez de Haro con el X duque de Alba en 1688 -momento de la unión de las familias Alba y Olivares-, los duques fallecidos fueron enterrados en diferentes sitios. Por anecdótico, cabe señalar lo que rodeó al enterramiento de la XIII duquesa de Alba Doña María Teresa Pilar CAYETANA de Silva y Álvarez de Toledo, la famosa Cayetana de Goya, que en 1802 fue enterrada en la capilla de los Alba de la Iglesia de san Salvador (destruida en el siglo XIX, reconstruida y vuelta a destruir, y posteriormente unida a la de san Nicolás en la madrileña calle de Atocha, a la altura de Antón Martín, hoy parroquia de san Salvador y san Nicolás). En 1842 su sepultura fue exhumada, para su traslado al cementerio de la  Sacramental de San Isidro de Madrid. Al sacar el cadáver del féretro, descubrieron que ambas piernas en su parte inferior habían sido cortadas. Se supone que fue por falta de longitud del féretro y necesidad urgente de exposición del cadáver en su palacio de Buenavista, palacio inmediatamente expropiado tras la muerte de la duquesa por el ayuntamiento de Madrid y cedido en usufructo a Manuel Godoy, que al parecer, de este modo, se vengó del marido de la duquesa ya muerto, el XVI duque de Medina Sidonia, D. José María Álvarez de Toledo y Pérez de Guzmán –con el que Godoy tenía una pésima relación–, y de cuyo matrimonio  no hubo  descendencia.

La XIII duquesa de Alba Doña María Teresa Pilar CAYETANA de Silva y Álvarez de Toledo.

Iglesia de San Salvador y San Nicolás

Parroquia de san Salvador y san Nicolás en Madrid.

Los abuelos de esta duquesa –Cayetana–,  Doña María Teresa Álvarez de Toledo y Haro–primera mujer que ostentó el título de duquesa de Alba con el ordinal XI – y el conde de Galve, D. Manuel José de Silva y Toledo, tuvieron tres hijos.

El mayor, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo heredó el ducado con el número de orden XII, y de su matrimonio con María Bernarda de Toledo y Portugal nació un hijo varón, Francisco de Paula de Silva, que murió antes que su padre,  pero Francisco de Paula dejó una hija que sería la XIII duquesa de Alba, CAYETANA.

La segunda hija, María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, hermana de Francisco de Paula se casó en 1738 con Jacobo Fernando Fitz-James Stuart y Colón de Carvajal  III duque de Berwick y aquí el entronque de los Olivares, Alba y Berwick.

CAYETANA y el XVI duque de Medina Sidonia, como se ha dicho, no tuvieron hijos, y a pesar de que la Duquesa en su testamento LIBRE. dejó todo lo que pudo a su hija adoptada negra María de la Luz, a Javier de Goya y Bayeu –hijo de Goya–, a su primo y hermanastro Carlos Pignatelli de Aragón y Gonzaga y a sus criados y sirvientes, el patrimonio del mayorazgo de los Alba y Olivares pasó  a Carlos Miguel Fitz-James  Stuart y Silva, hijo de Jacobo Fernando Fitz-James Stuart y Colón de Carvajal  y María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, que pasó a ser XIV duque de Alba al haber fallecido sus padres. Heredó casi todo el patrimonio, excepto el Palacio de Buenavista –hoy Cuartel General del Ejército– que lo ocupó Godoy y el palacio y complejo de la Moncloa, que se lo quedó Carlos IV. En su día, en los mentideros madrileños se comentaba que Cayetana fue envenenada por Godoy por orden de la reina María Luisa de Parma, pero se ha comprobado que murió de meningoencefalitis, lo qure tiene bastante sentido al ver su testamento.

Palacio de Buenacista                                       

 Palacio de Buenavista. Madrid.

Palacio de la moncloa

Palacio de La Moncloa. Madrid.

El título de I duque de Berwick fue concedido a James Fitz-James Stuart, hijo ilegítimo de Jacobo II de Inglaterra, vencedor en Almansa sobre los partidarios del archiduque Carlos en la guerra de sucesión a la corona española, a la muerte de Carlos II “el Hechizado”. Por esta victoria, Felipe V le colmó de honores, nombrándole duque de Liria y Jérica concediéndole el Toisón de Oro. James Fitz-James contrajo matrimonio con Catalina Ventura Colón de Portugal, condesa de Veragua. Así, cada vez más títulos importantes fueron engrandeciendo esa Casa.

James,_I Duke_of_Berwick                                 

James Fitz-James Stuart  (Jacobo hijo de Jacobo Estuardo traducción literal) I duque de Berwick.

El hijo heredero de Carlos Miguel Fitz-James, Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, XV duque de Alba y VIII de Berwick en 1848 se casó con María Francisca de Palafox  Portocarrero y Kirkpatrick –Paca de Alba– que murió con 35 años en París de tuberculosis y sus restos fueron trasladados a Madrid, y enterrados en la ermita de Santa María la Antigua de Carabanchel.

Paca de Montijo

María Francisca de Sales Palafox y Portocarrero y Kirkpatrick -Paca de Alba-, IX condesa de Montijo.

Su hermana, la emperatriz Eugenia de Montijo y el duque viudo, decidieron construir un mausoleo digno de la difunta. Inicialmente, se pensó en reformar la cripta en donde se encontraba enterrado el conde duque de Olivares en Loeches, bajo el altar de la iglesia del convento de las dominicas. Se encargó llevar a cabo el estudio a los arquitectos Alejandro Sureda y Adolf Ombrecht, pero  se abandonó ese proyecto.

Eugenia de Montijo

La emperatriz de los franceses Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick.

Existía otra cripta subterránea, en las inmediaciones del monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches, donde se habían enterrado los fallecidos de la familia Olivares hasta 1688, al margen de la tumba del conde-duque y su hija María bajo el altar mayor. La cripta se encontraba entre el palacio y el monasterio. Se le propuso la idea de construir un panteón sobre esta cripta al arquitecto Juan Bautista Lázaro de Diego y se llevó a cabo con la financiación de  la abuela de la duquesa fallecida en 2014, doña Rosario Falcó. El resultado fue una capilla trilobulada,  en mármol blanco de Carrara, con hileras de sarcófagos de mármol negro con letras en bronce doradas al fuego. El marmolista  fue Carlo Nicoli Manfredi, con grandes obras en España, como la estatua de Cervantes en la plaza dedicada al escritor en Alcalá de Henares. Quiere ser algo parecido al Panteón de los Reyes del Escorial, pero más humilde y sencillo.

dos lóbulos

panteon-alba-loeches1

 

El acceso al panteón es desde la iglesia con puerta de hierro forjado estilo barroco, enfrente del Coro de las monjas, que da entrada al Panteón de la Casa de Olivares, que pasó a ser el Panteón familiar de la Casa de Alba por el enlace de Don Francisco Álvarez de Toledo, X Duque de Alba, con Doña Catalina de Haro y Guzmán, duquesa de Olivares. En el año 1909, se inauguró un nuevo Panteón, que es el existente hoy.

Entrada al panteón

En la parte central inferior –pero principal–, tapado por el sarcófago de Paca de Alba, está la tumba del conde-duque de Olivares, cerrada con lápida de mármol negro. Los restos del duque al ser exhumados para trasladarlos a esta nueva ubicación, parece ser que estaban en perfecto estado, con la vestimenta de los cuadros de Velázquez, impecable. Se unieron sus restos a los de su mujer Inés de Zúñiga en la misma ubicación del panteón.

Conde_duque_RIP

Tumaba de paca de Alba

Lo más destacable es el conjunto sepulcral de la duquesa Paca de Alba encargado por su hermana Eugenia y su viudo en 1867, siete años después de su fallecimiento y que inicialmente iba a ser instalado en Carabanchel. Tras conversaciones fallidas con el arquitecto Viollet-le-Duc se encargó la obra al escultor Charles Alphonse Achille GUMERY (NO a Jean Baptiste Auguste Clésinger como se dice a menudo). Para la realización de la imagen de la duquesa en mármol, posó de modelo su hermana la emperatriz Eugenia de Montijo, mujer de Napoleón III.

La tumaba de paca de Alba

Panteón de los Alba 2

El sarcófago de mármol blanco, rectangular en su base, con esquinas en cuadrados añadidos del mismo mármol, donde se apoyan los  ángeles, y guardado a ambos lados con los escudos de armas de los Alba y Montijo. Los cuatro angelitos de las esquinas miran hacia arriba y  en la parte superior, la figura yacente de la duquesa, descalza, con almohadones  y  túnicas finas, y con el velo y la diadema de diamantes y perlas que donó la emperatriz Eugenia a la Casa, y que fueron utilizadas en la primera boda de Cayetana en 1947 con Luis Martínez de Irujo y de su hija la duquesa de Montoro con el torero Francisco Rivera.

Se construyó por mandato de Jacobo Fitz-Stuart y Falcó de Portocarrero y Ossorio, XVII Duque de Alba en memoria de sus padres, para su enterramiento, como consta en la lápida que hay sobre la puerta de entrada. El 3 de junio de 1909 se celebró en su altar la primera Misa con asistencia de la Emperatriz Eugenia de Montijo que falleció en 1920, 60 años después que su hermana menor Paca.

Después han sido enterrados todos los titulares y consortes, excepto una parte de las cenizas de la duquesa fallecida en 2014;  una porción de las mismas prefirió que fueran depositadas en la iglesia del Cristo de los Gitanos de su Sevilla y sus sevillanas.

Panteón de los Alba 5

Jesús Aguirre –segundo marido de la duquesa Cayetana– fue enterrado allí, porque aún no siendo Alba, había resuelto la mayor parte de los problemas financieros de la Familia.

Desde 2013 las seis hermanas de clausura que únicamente quedaban en el convento, fueron trasladadas a otros de la Orden, ante la imposibilidad de mantenerlo con tan escasos medios materiales. Nos quedamos sin dulces increíbles que vendían a través del torno. ¡Jesús que pena!

 

Palacio de Liria en Madrid. Los Álvarez de Toledo, Alba, Fitz-James Stewart y Berwick.

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Lema adoptado por los Álvarez de Toledo

Tu in ea et ego pro ea:  Tú en ella y yo por ella

que significa

Dios en la Patria y yo por la Patria

La historia de la familia Alba se remonta a los Álvarez de Toledo, qué, aunque no tuvo la consideración de casa nobiliaria hasta el siglo XIV, fue fiel a la corona de Castilla durante toda su historia.

Pedro I de Castilla el Cruel o el Justiciero.

Pedro I el Cruel –hijo de Alfonso XI de Castilla (el vencedor de la batalla del Salado contra los benimerines en 1340) y de María de Portugal- intentó someter a la anárquica nobleza castellana, siendo al fin vencido y muerto por su hermanastro en Montiel, y sucedido por éste, Enrique, conde de Trastámara, que ciñó la corona de Castilla como Enrique II el de las Mercedes -hijo bastardo de Alfonso XI  y Leonor de Guzmán-,  favoreció la creación o ascenso de nuevas familias nobiliarias a las que le ayudaron a consolidar su poder, recompensando su fidelidad con grandes señoríos  y la posibilidad de crear sobre ellos los mayorazgos, dando lugar a la denominada nobleza nueva.

Enrique II de Castilla el de las Mercedes o el Fratricida.

Una de ellas fue la de Fernán Álvarez de Toledo, fiel a Enrique II, que falleció luchando bajo su bandera en el asedio a Lisboa. Sus hijos, Gutierre, obispo de Palencia, y García, señor de Oropesa y Valdecorneja, continuaron mostrando su compromiso con la corona de Castilla al apoyar a Juan II  -padre de Enrique IV, Catalina, Leonor, Isabel la Católica  y Alfonso el Inocente (muerto misteriosamente a los 15 años, en pleno conflicto sucesorio con la hija de Enrique IV, Juana la Beltraneja)- en sus luchas contra los infantes de Aragón.

Por aquel entonces, los nobles apoyaban al Rey en función de las recompensas que pudieran obtener, pero los Álvarez de Toledo, sin pedir nada, pero naturalmente sin rehusarlo tampoco, fueron generosos en lealtad y recursos con la corona. En 1429, el obispo Gutierre Álvarez de Toledo recibió los territorios del señorío de Alba de Tormes del rey Juan II, como recompensa por su apoyo incondicional, siéndole concedida por influencia del rey castellano  la diócesis de Sevilla primero y el arzobispado primado de Toledo después.

Juan II de Castilla.

Fernando Álvarez de Toledo y Sarmiento, hijo del hermano de Gutierre, García Álvarez de Toledo y de Constanza Sarmiento, heredó de su padre los señoríos de Valdecorneja y Ávila, obteniendo del rey la donación de la villa de Salvatierra de Tormes, heredando de su tío Gutierre el señorío de Alba de Tormes. El señorío fue ascendido a condado por mediación de Álvaro de Luna.

El I conde de Alba de Tormes, Fernando, posteriormente tuvo algunos desencuentros con el rey, quien le confiscó su castillo y la villa de Alba de Tormes en 1448, enviándolo a prisión seis años.

García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, hijo de Fernando, heredó el condado en 1464 con el ordinal II, siendo elevado posteriormente a categoría de ducado, siendo García el I duque de Alba de Tormes, ducado concedido con carácter hereditario por Enrique IV de Castilla en 1472, además de heredar los títulos de V señor de Valdecorneja, I conde de Salvatierra de Tormes y obtener por sus méritos el de I marqués de Coria.

García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, II conde de Alba de Tormes y posteriormente I duque.

García Álvarez de Toledo, fue una persona ambiciosa que aprovechó las debilidades de Enrique IV el Impotente, para hacer crecer las posesiones del aún condado, que ya ocupaba ambas vertientes de la Sierra de Gredos y el norte de Extremadura, hasta Salamanca. El resto de la nobleza castellana, inquieta con el poder aglutinado por el conde, pidió al Rey que le arrebatara las tierras al sur de la Sierra de Gredos. El rey pactó con el conde García de Alba de Tormes en 1472, la renuncia a esas tierras, a cambio de transformar el condado en ducado, y la concesión de tierras en Coria, Cáceres.

Enrique IV de Castilla, el Impotente.

En la guerra de sucesión castellana, conflicto que tuvo lugar entre 1475 y 1479 por la sucesión a la Corona de Castilla entre los partidarios de Juana la Beltraneja, hija nominal de Enrique IV, y los de Isabel  -más tarde la Católica-, hermanastra de este último, tras la muerte de Alfonso el Inocente, hermano de Isabel y también hermanastro de Enrique IV, conflicto de marcado carácter internacional, ya que intervinieron en apoyo de Juana -casada con Alfonso V de Portugal- los franceses, y los portugueses,  y apoyando a Isabel, Aragón y entre otros nobles castellanos, García Álvarez de Toledo I duque de Alba de Tormes, que fue uno de los principales aliados de Isabel y Fernando en esta Guerra de Sucesión castellana, prestando su talento militar y sus fuerzas en la batalla de Toro en 1476. Esta victoria sobre los partidarios de Juana, permitió a la joven Isabel asegurar el trono de Castilla, y la unión dinástica con Aragón.

El I Duque de Alba falleció en 1488, heredando sus títulos su hijo Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, que continuó con el apoyo incondicional a los Reyes Católicos, siendo uno de los más íntimos colaboradores de Fernando. Sus habilidades como militar fueron grandes: participó en la Guerra de Granada que terminó con la conquista de la ciudad en 1492, siéndole en 1512, encomendada por el rey Fernando, la conquista de Navarra.

A la muerte de Isabel en 1504, cuando la mayoría de los nobles se manifestaron partidarios de Felipe I el Hermoso para la sucesión al trono de Castilla, Fadrique Álvarez de Toledo, II duque de Alba de Tormes, fue de los pocos que se mantuvo fiel al monarca aragonés. Su fidelidad política a Isabel y Fernando no le produjo réditos inmediatos para su patrimonio familiar, pudiendo sólo añadir momentáneamente el señorío de Huéscar, cerca de Granada.

Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II duque de Alba de Tormes.

Más tarde, le fue concedida por Carlos I, en 1520, la Grandeza de España, siendo ya II marqués de Coria, II conde de Salvatierra de Tormes, I conde de Piedrahita, señor de Valdecorneja y de Huéscar  y Caballero de la Orden del Toisón de Oro.

*El señorío de Huéscar se convirtió en ducado en 1563 como regalo de bodas del rey Felipe II a la hija de los duques de Benavente, María Josefa Pimentel y Girón, con el IV duque de Alba de Tormes Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez de Guzmán. Este ducado de Huéscar fue desde entonces, para las esposas de los primogénitos del ducado de Alba, es decir, los maridos eran duques consortes de un territorio del que eran señores.

 Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez de Guzmán, IV duque de Alba de Tormes

El título quedó en desuso, hasta que el XVI duque de Alba, Carlos María Fitz-James Stuart y Palafox -sobrino de Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses-, consiguió de Amadeo I de Saboya, rey de España, la rehabilitación del mismo, y su asignación al primogénito varón de la Casa de Alba, llevando consigo Grandeza de España.

A la llegada de Carlos I a España, Fadrique le respaldó incondicionalmente en la Guerra de los Comuneros, cediendo la dirección de la Casa a su nieto, el conocido como Gran Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, cuyo nombre de pila era un homenaje a Fernando de Aragón, que se convirtió en el III Duque de Alba, de Tormes a causa de la prematura muerte de su padre García Álvarez de Toledo y Zúñiga durante una campaña en África en 1510.

Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba.

El Gran Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, estuvo siempre al servicio de los monarcas españoles, de Carlos I inicialmente y de Felipe II después, tanto como soldado, como diplomático o gobernante.

Su participación en la Guerra de Flandes (1568–1648) es el episodio histórico por el que es más recordado. El Gran Duque de Alba reprimió por la fuerza la rebelión de los calvinistas de las 17 Provincias de los Países Bajos, liderada por Guillermo de Orange, siendo presentado por la propaganda holandesa como hombre de armas implacable, a veces brutal y siempre muy severo.

A la muerte del III duque de Alba de Tormes “El Gran Duque”, le sucedieron durante más de 200 años, 10 duquesas y duques, que fueron engrandeciendo esta Casa con nuevos títulos y posesiones:

IV:   Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez de Guzmán    1582-1583

V:   Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont   1583-1639

VI:    Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza    1639-1667

VII:    Antonio Álvarez de Toledo y Enríquez de Ribera    1667-1690

                          VIII:   Antonio Álvarez de Toledo y Fernández de Velasco   1690-1701

    IX:    Antonio Martín Álvarez de Toledo y Guzmán    1701-1711

    X:   Francisco Álvarez de Toledo y Silva    1711-1739

   XI:   María Teresa Álvarez de Toledo y Haro    1739-1755

 XII:   Fernando de Silva y Álvarez de Toledo    1755-1788

La XI duquesa de Alba, María Teresa Álvarez de Toledo y Haro  se había casado con Manuel María José de Silva y Toledo teniendo tres hijos:

El primogénito, Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque, al que sucedió en 1778, su nieta la XIII duquesa, doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo -la de Goya-, ya que su abuelo Fernando de Silva sobrevivió a su hijo Francisco de Paula -padre de la XIII duquesa-. La XIII duquesa murió en 1802 sin descendencia, pretendiendo dejar toda su herencia a María de la Luz -niña de raza negra adoptada- y a algunos criados. Naturalmente Carlos IV y Godoy invalidaron esta acción testamentaria, repartiéndose algunas propiedades de la Casa de Alba. A la muerte de la XIII duquesa  sin hijos, se extinguió la sucesión por su vía.

Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba de Tormes.

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo XIII duquesa de Alba.

Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal, III duque de Berwick.

La segundogénita de Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba de Tormes, María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo que se había casado en 1738 con Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal, III duque de Berwick (FUE EL QUE PUSO EN MARCHA LA CONSTRUCCIÓN DEL PALACIO DE LIRIA EN MADRID), tuvo un solo hijo Carlos Bernardo Fitz-James Stuart y Silva, IV duque de Berwick, murió con 35 añosque contrajo matrimonio con la princesa Carolina Zu Stolberg-Gedem. De este matrimonio nació Jacobo Felipe Fitz-James Stuart Zu Stolberg-Gedem, V duque de  Berwick, Liria y Jérica -sólo vivió 21 años-, aunque muy joven se casó con María Teresa de Silva y Fernández de Hiíar y Palafox,  teniendo dos hijos: el mayor Jacobo  que murió con tres años, sobreviviendo uno a su padre, por lo que fue VI duque de Berwick, Liria y Jérica  durante ese tiempo, y el menor,  Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva que fue VII duque de Berwick, Liria y Jérica  -sobrino nieto de la XIII duquesa-,  heredando en 1802 y hasta 1835, el título de duque de Alba de Tormes con el ordinal XIV y en él se fusionaron los linajes  de las Casas de Alba de  Tormes y  de Berwick.

Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva XIV duque de Alba de Tormes y VII duque de Berwick, Liria y Jérica.

Y la tercera y menor, Mariana de Silva y Álvarez de Toledo, que se casó con el XIV duque de Medina Sidonia, Pedro de Alcántara Pérez de Guzmán y Pacheco.

Dado que los herederos, que a partir de entonces llevan de primer apellido Fitz-James, y con frecuencia anteponen la intitulación de Berwick -mucho más moderna y por vía bastarda como se verá- a la de Alba de Tormes, parece interesante ver el origen del apellido Fitz-James y del título del ducado de Berwick.

El actual duque (2019) Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, cambió el primer apellido de su padre -Martínez de Irujo- por el de su madre, y gusta llamarse Carlos Stuart -así se presenta-.

Buscando a los Fitz-James Stuart

Margarita Tudor, reina consorte de Escocia por su matrimonio con Jacobo IV, fue la mayor de las dos hijas supervivientes del rey Enrique VII de  Inglaterra  y de Isabel de York, y hermana mayor de Enrique VIII quien con su primera esposa Catalina de Aragón, engendró a María I Tudor reina de Inglaterra -Bloody Mary-, que fue segunda mujer de su sobrino Felipe II de España, casándose Enrique VIII en segundas nupcias, una vez divorciado de Catalina, con Ana Bolena, de cuya unión nació Isabel I de Inglaterra -la reina Virgen-, que sucedió a su hermanastra María, que a su vez, había relevado en el trono a su hermanastro Eduardo VI, fruto del tercer matrimonio  -se casó 6 veces- del rey Enrique  VIII con Juana Seymour.

Margarita Tudor reina consorte de Escocia.

Jacobo IV de Escocia.

Margarita Tudor se casó con Jacobo IV ESTUARDO de Escocia, en primeras nupcias, en un intento de su hermano Enrique VIII de alejar Escocia de la influencia francesa, teniendo 6 hijos, de los cuales los tres primeros murieron en su primer año de vida, quedando Jacobo como heredero a la corona de Escocia a la que accedería como Jacobo V de Escocia; sus dos hermanos menores tampoco llegaron a cumplir un año.

Jacobo V de Escocia.

Muerto su esposo Jacobo IV en la batalla de Flodden Field,  Margarita Tudor asumió la regencia  por  minoría de edad de su hijo Jacobo V, casándose de nuevo con Archibald Douglas VI conde de Angus, naciendo de esta unión Margarita Douglas Estuardo  que casó con Mateo Estuardo IV conde de Lennox  de cuyo matrimonio nació Enrique Estuardo -Lord Darnley-,  el que sería segundo esposo de la reina de Escocia María Estuardo, la conocida por ser decapitada por mandato de su tía la reina de Inglaterra Isabel I. Mientras, Margarita Tudor se divorció de Archibald Douglas, casándose por tercera vez con Enrique Estuardo., siendo ambos -su madre y Enrique- los principales consejeros de Jacobo V durante un tiempo.

Jacobo V Estuardo de Escocia renovó los acuerdos con Francia, mediante su matrimonio con Magdalena de Valois, hija de Francisco I de Francia. Magdalena, murió a los seis meses de su boda, intentando Jacobo de nuevo un acuerdo con Francia, mediante su matrimonio con María de Guisa -viuda de Luís de Orleans-, hija de Claudio I duque de Guisa.

De este enlace nacieron tres hijos: Jacobo y Roberto, muertos al nacer, y MARÍA que sería reina de Escocia, sucediendo a su padre Jacobo V.

María I Estuardo reina de Escocia.

María I Estuardo (Mary Stuart) fue reina de Escocia desde 1542 hasta 1567, sucediendo en el trono escocés a su padre con seis días de vida. Pasó la mayor parte de su infancia en Francia, mientras Escocia era gobernada por regentes, casándose con el enfermizo Delfín de Francia, Francisco, que ascendió al trono de Francia a la muerte de su padre Enrique II -padre de Isabel de Valois, 3ª mujer de Felipe II de España- en julio de 1559, muriendo en diciembre de 1560 -tras 16 meses de reinado-, por lo que María fue durante ese pequeño período, reina consorte de Francia. Viuda, María regresó a Escocia, y cuatro años más tarde, se casó con su primo hermano Enrique Estuardo -hijo de Margarita Douglas y Mateo Estuardo-, con quien tuvo su único hijo, Jacobo Estuardo que sería rey de Escocia como Jacobo VI,  reinando también en Inglaterra como Jacobo I de Inglaterra, tras el fallecimiento de Isabel I Tudor en 1603, sin descendencia, entrando así la casa Estuardo –Stuart– en Inglaterra.

Francisco II de Francia y María I Estuardo de Escocia.

Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia.

George Villiers, duque de Buckingham.

Jacobo I de Inglaterra se casó con Ana de Dinamarca, unión de la que nacieron 9 hijos, de los que sólo tres llegaron a edad adulta: Enrique Federico que murió antes que su padre, Isabel que contrajo matrimonio con Federico V, elector palatino del Rin, y pretendiente al trono de Bohemia, y Carlos que sería rey de Inglaterra y Escocia como Carlos I, al suceder a su padre.

A lo largo de su vida Jacobo I tuvo relaciones estrechas con hombres de su corte, por lo que se ha especulado bastante sobre su orientación sexual. Uno de los más conocidos fue George Villiers, duque de Buckingham -el que aparece manipulando traiciones en los Tres Mosqueteros de Dumas-.

Villiers, correspondiendo al amor de Jacobo I, fue pagado con su favor, alcanzando en menos de dos años las mayores dignidades del reino: fue nombrado Caballero de CámaraBarón de Whaddon y Vizconde de VilliersConde de BuckinghamMarqués de Buckingham y finalmente Duque de Coventry y Duque de Buckingham, llegando a ser primer ministro, y la persona más importante en la corte, tras la familia real.

Jacobo I y Felipe III de España firmaron en 1604 el Tratado de Londres, que puso fin a la guerra anglo-española de 19 años de duración, durante la cual hubo episodios universalmente conocidos como el de La Gran y Felicísima Armada Española. Tras la política de enfrentamiento de décadas con España, Jacobo I intentó acercamientos hacia España, autorizando a su hijo el príncipe Carlos Estuardo -su único hijo varón y heredero- y a su querido Buckingham a marchar a España en 1623, para negociar la boda de la infanta María -hermana menor de Felipe IV- con el joven heredero inglés. En España le expusieron la necesidad de que el Príncipe se convirtiera al catolicismo y pasara un año en España, declinando los ingleses esta propuesta, volviendo príncipe y duque a Inglaterra en octubre sin la infanta, rechazando a partir de ahí, la política hispanófila de Jacobo, intentando entonces una boda con alguien de la familia real de Francia, volviendo a la enemistad secular con los Habsburgo.

Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia murió en 1625, siendo sucedido por su hijo Carlos, que subió al trono como Carlos I de Inglaterra y Escocia, rey de ambos países y de Irlanda.

Carlos I de Inglaterra y Escocia.

Dos meses después de la muerte de su padre se casó por poderes con Enriqueta María de Francia, hermana de Luís XIII y católica. Su primer Parlamento, inaugurado por él en mayo, se opuso a su matrimonio con la princesa francesa, una católica, porque se temía que Carlos levantara las restricciones a las que estaban sometidos los católicos ingleses y minara el establecimiento oficial del protestantismo. La ceremonia formal, con ambos presentes, se llevó a cabo en la iglesia de Santa Agustina, en Canterbury, siendo él coronado al año siguiente, sin la compañía de su esposa, para evitar controversias.

Enriqueta María de Francia.

De su matrimonio con Enriqueta María nacieron nueve hijos, siendo príncipe de Gales el segundo, Carlos -que reinaría-, por fallecimiento del primogénito, reinando también el cuarto hijo, Jacobo, a la muerte de su hermano Carlos sin descendencia.

El primer Parlamento convocado por Carlos I de Inglaterra y Escocia, fue disuelto en agosto de 1625. Carlos, quería formalizar nuevamente una guerra con España, pero el ataque naval contra Cádiz fue una gran derrota para su flota, causándole gran descrédito.

Asesorado por su valido -también lo fue de su padre- el duque de Buckingham, convocó un segundo Parlamento en 1626, anulando por vía absolutista a los que no pensaban como él.

Al año siguiente, el duque de Buckingham condujo una expedición para ayudar a los hugonotes franceses, perseguidos por su rey en la localidad de La Rochelle, pero fracasó, comenzando una guerra contra Francia, mientras que todavía perduraba en el recuerdo la guerra contra España.

Para la guerra contra Francia, Carlos necesitaba dinero, así que convocó un tercer Parlamento -el tercero de su reinado- en 1628. El Parlamento, en lugar de tratar los asuntos financieros de la guerra de Carlos, procedió a tratar el abuso de poder del rey durante los años precedentes. Aprobó la Petición de Derechos, en la cual intentó que se pagaran los préstamos forzados por el Rey, acabar con las detenciones arbitrarias y los encarcelamientos sin proceso, y con la creación de impuestos sin consentimiento parlamentario.

El duque de Buckingham mientras tanto planeó otro ataque contra La Rochelle, en Francia, pero un oficial naval lo asesinó en Portsmouth el 23 de agosto de1628, muriendo ese ataque en fase de planeamiento.

Así fue el reinado de Carlos, de enfrentamientos constantes con los sistemas parlamentario y judicial ingleses, hasta que en 1642 se inició La Revolución inglesa, dentro de la cual y tras 6 años de luchas y la derrota final del rey Carlos I en la batalla de Preston en 1648 -tras las Primera (1642-1646) y Segunda (1648-1649) Guerras Civiles Inglesas– se confinó a Carlos en el castillo de Windsor para ser juzgado por alta traición y otros altos crímenes. Al rechazar el rey la elevación de una súplica, alegando que ningún tribunal tenía jurisdicción sobre un monarca, le fue solicitada a Carlos tres veces más la solicitud de súplica, negándose el rey; consecuentemente, fue condenado y decapitado el 30 de enero de 1649.

En un gesto sin precedentes -también se había obviado la tradicional exposición de la cabeza del decapitado con la frase, esta es la cabeza de un traidor-, uno de los líderes revolucionarios, Olivier Cromwell, permitió que la cabeza del rey fuera cosida a su cuerpo para que la familia pudiera rendirle sus respetos.

*La Revolución inglesa es el periodo de la historia de Inglaterra, Irlanda y Escocia que abarca desde 1642 a 1688, comprendiendo en Inglaterra, la parte final del reinado de Carlos I Estuardo -decapitado en 1649-, un Interregno con la República británica, que incluyó la Tercera Guerra Civil  (1649-1651) y el Protectorado inglés de los Cromwell (1653-1659), el restablecimiento de la Monarquía con Carlos II Estuardo de Inglaterra en 1660, y la Revolución Gloriosa, que en 1688 destituyó a su hermano Jacobo II Estuardo.

Las Guerras Civiles inglesas que formaron parte de la Revolución inglesa, es el término con el que se hace referencia a la serie de conflictos armados y políticos que tuvieron lugar entre los partidarios de la Corona -realistas- y los parlamentarios.

Carlos II Estuardo rey de Escocia. 

Carlos II fue proclamado rey de Escocia en enero de 1649, tras la decapitación de su padre, bajo la promesa de convalidar el acuerdo que impedía remodelar la Iglesia de Escocia a imagen de la anglicana, debiendo mantenerse la forma de gobierno eclesiástica presbiteriana, tradición reformada dentro del protestantismo, fundada por Juan Calvino entre otros. Es decir, las congregaciones debían ser administradas por presbyteros -del griego ancianos- elegidos democráticamente por las comunidades de cristianos locales, y gobernadas por un consejo de presbíteros. Carlos firmó el pacto, y su abandono del anglicanismo le reportó apoyos en Escocia, pero le hizo impopular en Inglaterra.

Tras ser proclamado rey de Escocia, intentó recabar recursos por toda Europa para enfrentarse al régimen del Lord Protector Oliver Cromwell -un rey sin corona-, que contaba con el apoyo de los Países Bajos, logrando escasos apoyos, siendo derrotado en la batalla de Worcester por los republicanos de Cromwell en 1651.

Lord Protector Oliver Cromwell.

A la muerte de Oliver Cromwell en 1658, le sucedió su hijo Richard como Lord Protector, pero era una persona sin dotes para el mando, ni deseo de tenerlo, dejando el poder al año siguiente, en 1659. El Protectorado fue abolido y se estableció la Mancomunidad de Inglaterra -Commonwealth inglesa-, siguiendo un período de inestabilidad, que instó al gobernador de Escocia -George Monck- a marchar con un ejército hasta Londres, donde con amplio apoyo popular, forzó la disolución del Parlamento, procediéndose a celebrar elecciones generales.

El nuevo Parlamento elegido, decretó en 1660, que Carlos II Estuardo había sido el Soberano legítimo de Inglaterra e Irlanda desde la ejecución de su padre Carlos I en 1649.

Carlos II Estuardo rey de Inglatera y Escocia.

El 29 de mayo de 1660, se considera la fecha oficial de la Restauración de la Monarquía, siendo Carlos coronado como Carlos II Estuardo Rey de Inglaterra e Irlanda, siéndolo de Escocia ya desde 1649.

Amnistió a los seguidores de los Cromwell, pero no perdonó el delito de regicidio de su padre, siendo ejecutados los jueces y autoridades que habían tomado parte en el juicio que condenó a Carlos I. A los cadáveres de Oliver Cromwell, Henry Ireton -yerno de Cromwell- y John Bradshaw -Presidente del Tribunal que juzgó a Carlos I- se les sometió a la indignidad de una ejecución póstuma.

Agradecido por la ayuda prestada para recuperar su trono, Carlos recompensó a ocho nobles -8 Lores Propietarios- con territorios norteamericanos de la llamada Carolina -hoy Carolinas del norte y del Sur-, nombre con el que se bautizaron los territorios en honor a su padre.

En mayo de 1662, en la ciudad de Portsmouth, Carlos se casó con la infanta Catalina de Portugal que le aportó como dote los territorios de Bombay y Tánger. La reina Catalina  no pudo darle un heredero a Carlos ya que sus cuatro embarazos no llegaron a feliz término; el heredero sería por tanto, su hermano católico Jacobo, duque de York.

Carlos II, se había opuesto a la conversión al catolicismo de la familia completa de su hermano Jacobo, como era el deseo de éste, ordenando que se criara en el protestantismo a sus dos sobrinas supervivientes, hijas de JacoboMaría y Ana-, aunque su hijo varón Jacobo se educó en el catolicismo al igual que cinco hermanos más.

Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia.

A la muerte de Carlos II sine prole legitima, en 1685, subió al trono de Inglaterra, Irlanda y Escocia su hermano Jacobo como Jacobo II Estuardo de Inglaterra y VII de Escocia, siendo titular de la corona desde el 6 de febrero de 1685 hasta su deposición en 1688 por la Revolución Gloriosa, nacida básicamente contra su catolicismo radical y sus políticas religiosas despóticas. No fue relevado por su hijo Jacobo -también católico-, sino por su hija mayor y yerno protestantes, María II Estuardo y Guillermo III -príncipe protestante neerlandés de la casa de Orange- que fueron proclamados reyes en conjunto. Jacobo II, además, fue el último soberano de Escocia en utilizar el título de Rey de los Escoceses, que había sido utilizado desde la unificación del reino en el año 843. Con María II

Guillermo III de Orange rey de Inglaterra y Escocia.

María II de Inglaterra y Escocia.

Jacobo II se había casado siendo aún duque de York y de Albany con Ana Hyde, hija del primer ministro de su hermano Carlos II con la que tuvo 8 hijos, entre los que destacaron la segunda, María la que más tarde fue reina protestante, como María II, casada con Guillermo III de Orange-, la segunda Ana  -heredera de la corona tras la muerte de Guillermo III y bajo cuyo mandato se llevó a cabo la unión de los Reinos de Inglaterra y Escocia  en Reino de Gran Bretaña,  mediante el Acta de Unión en 1707, siendo Ana retratada hace no demasiadas temporadas en la película La favorita-, y el tercero Jacobo, que sería el baluarte de los jacobitas, partidarios de la rama legitima y católica de Jacobo. Dos años después de la muerte de Ana Hyde, en 1671, se casó nuevamente con la princesa católica María de Módena, con la que tuvo 7 hijos y 5 abortos.

Jacobo II,  también tuvo descendencia ilegítima de Arabella Churchill -hermana del  duque de Marlborough, el de la canción españolizada que cantaban cuándo  yo era niño…mambrú  -pronunciación españolizada de Marlborough- se fue a la guerra ay ay  ay ay que penano sé cuando vendrá, doremifasolá, con la que tuvo 5 hijos, que fueron apellidados Fitz-James de primer apellido (hijos de James; Jacobo es James en inglés) y de segundo Estuardo (Stuart), el segundo de los cuales fue Jacobo Fitz-James Stuart, I duque de Berwick, antepasado de los que años más tarde enlazarían con los duques de Alba de Tormes. También con Catalina Sedley, tuvo dos hijos fuera de sus matrimonios.

Jacobo Fitz-James Stuart I duque  de Berwick.

*FITZ es un sustantivo de origen francés derivado del latín filius, que podría traducirse o interpretarse como “hijo de”. Principalmente utilizado para la formación de otros nombres: FitzAlan, FitzWater, FitzPercival, Fitz-James

James (Jacobo) Fitz-James Stuart, cuando su padre subió al trono en 1685 tenía 15 años. Vivía en Francia, y se decidió por la carrera de las armas, participando en 1686 en el asedio y asalto a Buda (Hungría) ocupada por los otomanos, entrando al servicio de Carlos V, duque de Lorena. Ese mismo año volvió a Inglaterra, concediéndole su padre el año siguiente el ducado de Berwick, junto a los de Par de Inglaterra, conde de Tinmouth y barón de Bosworth. En 1687 fue nombrado gobernador de Portsmouth, pero en 1688 fue depuesto su padre, y se exiliaron ambos a Francia.

En 1689  Jacobo Fitz-James Stuart participó en la campaña irlandesa al lado los partidarios de su padre y hermanastro –jacobitas– contra los guillermistas, interviniendo en la batalla de Boine. También participó en la Guerra de los Nueve Años, sirviendo en el ejército francés, siendo hecho prisionero en 1693 y liberado en un intercambio por el duque de Ormonde.

En 1695 se casó con la noble irlandesa Honora Burke que falleció a los tres años después de darle un hijo, Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Burgh, que sería el II duque de Berwick, casándose nuevamente, dos años más tarde, con Anne Bulkeley, con la que tuvo 13 hijos.

Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Burgh  II duque de Berwick.

Tras el fallecimiento de su padre el rey Jacobo II en 1701, James Fitz-James Stuart  al ver que por su ilegitimidad no podría revindicar el trono inglés, se nacionalizó francés, acercándose a la corte de ese país.

Carlos II de Austria el Hechizado, rey de España.

Un año antes, en 1700, habiendo fallecido Carlos II el Hechizado de España, de la Casa de Austria -Habsburgo-, sin descendencia, y a pesar de haber testado a favor de los Borbones franceses -por haber estado casados los dos últimos reyes de Francia con infantas de España-, los Habsburgos propusieron con fuerza al Archiduque de Austria, Carlos Francisco de Habsburgo y Neoburgo, hijo de Leopoldo I de Habsburgo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, como aspirante a la corona española, enfrentándose a la propuesta francesa de Felipe de Anjou, segundo hijo de Luís de Francia, Gran Delfín de Luís XIV, el rey Sol.

Participación del duque de Berwick en la Guerra de Sucesión española

A comienzos de 1704, Luis XIV envió a España un gran ejército al mando de James Fitz-James Stuart I duque de Berwick para defender la causa de su nieto Felipe V el Animoso y afianzarle en el trono español.

Felipe V de Borbón, rey de España y duque de Anjou.

El 4 de mayo de 1704 el archiduque Carlos desembarcó en Lisboa accediendo a Extremadura con un ejército anglo-holandés. Esta ofensiva fue rechazada por las tropas españolas de Felipe V  y los refuerzos franceses al mando de Fitz-James Stuart.

La guerra parecía ganada para los franceses, y por eso, el duque de Berwick fue requerido en el sur de Francia para reprimir la revuelta de los hugonotes de la región de Cevenas, reforzando la defensa de la costa mediterránea francesa, para detener los posibles ataques ingleses o de su aliado el duque de Saboya; por la victoria del duque de Berwick en la conquista del puerto de Niza contra el saboyano fue nombrado Mariscal de Francia.

Mientras, el archiduque Carlos se apoderó de Barcelona, Valencia y Gibraltar, plazas rebeladas contra Felipe V y partidarias del austríaco. Simultáneamente, un ejército anglo-portugués avanzó hasta Madrid, obligando a Felipe V a abandonar la capital, y a trasladar su corte, que estableció en Burgos.

En junio de 1706, el archiduque Carlos hizo su entrada triunfal en Madrid intitulándose Carlos III de España. Ese mismo mes, se vio obligado a marcharse a Valencia ante la presión de las tropas franco-españolas, decidiendo Luis XIV mandar nuevamente a España al duque de Berwick. El 4 de octubre de 1706, Felipe V regresó a Madrid, aunque Carlos fue reconocido por la órbita austríaca, como rey legítimo en Valencia y Mallorca.

En la primavera de 1707, Berwick dirigió un ejército franco-español para recuperar Valencia, luchando contra las tropas anglo-portuguesas bajo el mando compartido del francés Henri de Massue, conde de Galway y marqués de Ruvigni, y del portugués Antonio da Sousa marqués de Das Minas.

Berwick fracasó en un primer intento en Villena, pero conquistó Ayora, esperando la llegada de refuerzos franceses mandados por el duque de Orleans. Los portugueses e ingleses decidieron atacar antes de que llegaran los refuerzos franceses, concentrándose Berwick en Almansa. El 25 de abril tuvo lugar la batalla de Almansa ganada por Fitz-James, llegando el duque de Orleans un día después de su victoria. Berwick, que todavía se sentía algo inglés, invitó tras la batalla a sus enemigos capturados, en su mayoría ingleses, a celebrar con él un banquete. Se dio la paradoja, de que un inglés al frente de un ejército franco-español, derrotó a un francés -Ruvigni-, al frente de un ejército anglo-portugués.

El duque de Orleans -sobrino de Luis XIV-, relevó a Berwick en el mando de las operaciones, aunque éste siguió colaborando lealmente con Orleans. Berwick ayudó al duque a conquistar Valencia en 1707, participando en la toma de Játiva y en el sitio de Lérida.

En diciembre, Berwick regresó a Madrid, donde Felipe V le otorgó el título nobiliario de duque de Liria y Jérica, nombrándolo Grande de España y Caballero de la Orden del Toisón de Oro.
Jean-Auguste-Dominique Ingres. Felipe V concediendo el Toisón de Oro y ducado de Liria y Jerica al  I duque de Berwick en 1707. 1818. Óleo sobre lienzo. 82 x 104 cm. Fundación Duques de Alba. Palacio de Liria. Madrid.
En 1733 fue llamado para mandar el ejército del Rin en la guerra de sucesión polaca, muriendo por una bala de cañón en el sitio de Philippsburg en 1734.

El hijo tenido con Honora Burke, Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Burgh, le sucedió como II duque de Berwick y II duque de Liria y Jérica, casándose con Catalina Ventura Colón de Portugal y Ayala, VIII duquesa de Veragua, VIII duquesa de la Vega, III marquesa de San Leonardo, VIII marquesa de Jamaica, IV marquesa de Tarazona, de la Mota, de Villamizar, condesa de Villalonso, de Gelves, de Ayala, de Monterrey…

Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal  III duque de Berwick.

Tuvieron seis hijos, de los cuales heredó los títulos y la Jefatura de la Casa, Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal (1728-1785), III duque de Berwick de Liria y Jérica (FUE EL QUE PUSO EN MARCHA LA CONSTRUCCIÓN DEL PALACIO DE LIRIA EN MADRID), que se casó con María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, hermana de Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba de Tormes. Al no tener descendencia la nieta de Fernando, María Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII duquesa de Alba de Tormes -la de Goya-, este título tomó la vía hereditaria de la hermana de Fernando, el XII duque, María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, cuyo hijo Carlos Bernardo Fitz-James-Suart y Silva*, IV duque de Berwick (1752-1787), -murió con 35 años-, casándose con la princesa Carolina Zu Stolberg-Gedem. De este matrimonio nació Jacobo Felipe Fitz-James Stuart Zu Stolberg-Gedem, V duque de  Berwick, Liria y Jérica -sólo vivió 21 años-, que muy joven se casó con María Teresa de Silva y Fernández de Híjar y Palafox teniendo dos hijos: el mayor Jacobo  que murió con tres años, sobreviviendo uno a su padre, por lo que fue VI duque de Berwick, Liria y Jérica  durante ese tiempo , y el menor, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva que fue VII duque de Berwick, Liria y Jérica  -sobrino nieto de la XIII duquesa-,  heredando en 1802 y hasta 1835, el título de duque de Alba de Tormes con el ordinal XIV  y en él se fusionaron los linajes  de las Casas de Alba de  Tormes y  de Fitz-James Stuart.

 

Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva  XIV duque de Alba y VII duque de Berwick.

  • NOTA: Carlos BERNARDO Fitz-James Stuart y Silva  IV duque Berwick, nació en la localidad de Liria, debido a que sus padres vivieron allí entre 1751 y 1753, en la Casa de la Villa de Liria, edificio conocido también por el Palacio de los duques de Liria. Durante bastante tiempo, la duquesa había intentado en vano quedarse encinta, y ya perdida la esperanza, quedó preñada dando a luz a su único hijo varón, en la localidad valenciana. En agradecimiento a este hecho, el III duque, su padre, bautizó al palacio que hizo construir en Madrid, como PALACIO DE LIRIA.

YA FUNDIDOS LOS DOS LINAJES, y algo cansado por el recorrido de siete siglos por cortes, linajes, mares y guerras, paso lista rápida a las duquesas y duques de estas Casas que desde entonces hasta la actualidad se han sucedido,  mientras largo un rápido paternoster por ellos, encontrando por fin el Palacio de Liria en la madrileña calle de la Princesa, cuya visita tengo programada para dentro de 15 minutos.

XIV duque de Alba y VII de Berwick:  Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva     1802-1835.

XV duque de Alba y VIII de Berwick:   Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia    1835-1881.    

CUÑADO DE EUGENIA DE MONTIJO Y DE NAPOLEÓN III por estar casado con Paca de Alba -hermana de Eugenia-, de soltera Francisca de Sales Palafox Portocarrero y Kirkpatrick. 

XVI duque de Alba y IX de Berwick:   Carlos María Fitz-James Stuart y Palafox     1881-1901. 

XVII duque de Alba y X de Berwick:  Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó    1902-1953 .

XVIII duque de Alba y XI de Berwick:   María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva    1953-2014 – 

XIX duque de Alba y XII de Berwick:    Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo    2014 -vivo-.

ESCUDO ACTUAL DE LA CASA DE ALBA DE TORMES Y FITZ-JAMES STUART.

El escudo actual de la Casa de Alba une los del ducado de Alba de Tormes y de la Casa de los Fitz-James Stuart, siendo un escudo cuartelado, dividido en cuatro cuarteles: en el primero, el antiguo escudo de Inglaterra, en el segundo el de Escocia, en el tercero el de Irlanda y en el cuarto el de los Álvarez de Toledo.

Antiguo escudo de Inglaterra.

Escudo de Irlanda.

Escudo de Escocia.

Escudo del ducado de Alba de Tormes

Escudo actual de la Casa de Alba.

Las banderas laterales fueron adoptadas por el I duque de Alba García Álvarez de Toledo y Carrillo para conmemorar su participación en varias campañas contra el reino nazarí de Granada. Las mazas, aluden a los servicios de naturaleza palatina que la Casa de Alba ha prestado a las monarquías castellana y española a lo largo de su historia. Los brazos armados inferiores blandiendo espadas cubiertos con armadura, adornados con un tabardo con las armas del condestable de Navarra, fueron añadidas con el título que fue heredado por la Casa de Alba, cuando el duque conquistó Navarra para Fernando el Católico.

Las armas ducales aparecen timbradas con una corona ducal rematada por una cimera con un ángel vestido con dalmática de cuadros ajedrezados azules y blancos del escudo de los Álvarez de Toledo. A los dos lados del ángel, en paños abanderados al viento, su lema en latín Tv in ea et ego pro ea (Dios en la Patria y yo por la Patria).

LIRIA: EDIFICIO DEL PALACIO Y JARDINES

En los números 20 y 22 de la madrileña calle de la Princesa, se levanta soberbio y hermoso el palacio de Liria, residencia madrileña de la Casa de Alba.

La calle de la Princesa tomó su nombre en honor de la infanta Isabel de Borbón y Borbón, “La Chata”, princesa de Asturias en dos ocasiones, hija primogénita de Isabel II y de Francisco de Asís de Borbón, hermana de Alfonso XII y muy querida por los madrileños, pero que murió desterrada en París. ¡Ay el amor del pueblo!

Antes de tomar el nombre de calle de la Princesa, se llamó calle del Duque de Liria, por encontrarse en torno al palacio de ese nombre, construido en la antigua finca del Real Sitio de la Moncloa, que con anterioridad a Carlos IV, se llamó Real Sitio de la Florida.

El barrio era llamado de los Afligidos, por encontrarse en lo que hoy es plaza de Cristino Martos -encima de la fuente de los Afligidos- el convento de los Afligidos, en donde era venerada una Virgen de ese nombre. Esta Fuente de los Afligidos o de Cristino Martos, está hoy dedicada al bacteriólogo Jaume Ferrán y Clua.

La fuente de los Afligidos o de Cristino Martos, bajo las escaleras que bajan de la plaza de ese nombre, es realmente notable. Dos delfines en escorzo semicircular unidos por las colas, escupen agua por la boca sobre un pilón. Escaleras arriba, dos estatuas, una a cada lado, representan la Abundancia -con su cuerno- y la Alegría, con una copa en la mano para demostrarlo.

El palacio de Liria fue mandado construir en el siglo XVIII por el III duque de Berwick Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Carvajal, también III duque de Liria y Jérica, CASA por entonces aún no fusionada con la de Alba de Tormes, obra que pudo realizar gracias a las cuantiosas rentas que le proporcionaba el ducado de Veragua. Aunque el duque habitualmente residía en París, quiso construir una gran casa en Madrid, que encargó al arquitecto Louis Guilbert, comenzando las obras en 1767, siendo despedido el arquitecto en 1771 por deficiencias en la construcción y posibles malversaciones.

Por esos años, la Casa de Alba, tras la adquisición por Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque de Alba de los terrenos de la Real finca conocida como Altillo de Buenavista a la testamentaría de Isabel de Farnesio -2ª mujer de Felipe V- en 1766, su heredera, la XIII duquesa de Alba de Tormes María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, procedió a la construcción del palacio de Buenavista  en 1777, hoy Cuartel General del Ejército.

El estilo arquitectónico de Liria estuvo inspirado en las residencias urbanas de los nobles franceses de París, época de grandiosidad constructiva, durante el reinado de Luís XV.

Una vez despedido el arquitecto Guilbert, para terminar la construcción de Liria se contrató al arquitectoVentura Rodríguez, que realmente no rediseñó el palacio, sino que se limitó a rectificar los errores técnicos de Guilbert, y a terminar la obra.

La construcción se dio por finalizada en 1785, y los interiores fueron rápidamente equipados y decorados, siendo inmediatamente calificada como “la mansión más espléndida de Madrid”.

A la muerte de la XIII duquesa de Alba en 1802 sin descendencia, su sobrino-nieto Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, VII duque de Berwick desde 1785, pasó a ser XIV duque de Alba de Tormes.

Entre las propiedades que el nuevo duque heredó no estaba incluida la residencia habitual de  la XIII duquesa de Alba, el palacio de Buenavista, que pasó a ser habitado por Godoy, habiendo sido adquirido previamente por el Ayuntamiento de Madrid, por lo que el nuevo linaje Alba-Berwick mantuvo Liria como domicilio principal. La otra importante residencia de la difunta duquesa de Alba en Madrid, el palacio de la Moncloa, fue adquirido sin preguntar a los dueños -expropiado- por el rey Carlos IV junto con su huerta, para añadirlos al Real Sitio de la Florida, qué a partir de entonces, fue conocido como el Real Sitio de la Moncloa.

Liria es de estilo neoclásico y dentro de la perfecta simetría de sus formas, incrusta en su estética columnas clásicas, que proporcionan grandiosidad y evitan la monotonía. La casa está construida en el centro de una amplia parcela vallada, pero no en primera línea de calle. El jardín delantero, que fue plaza de armas, ahora es un jardín de estética romántica de estilo inglés. El jardín trasero es geométrico, de estilo francés, con una gran fuente en el centro, con hermosos setos simétricos -jardín que no muestran al visitante-, y sufrió algunos cambios durante los siglos pasados, teniendo su forma actual desde 1915, aspecto que le dio el paisajista Jean Claude Nicolás Forestier. Hay estatuas de animales dispersas por varias zonas, y en un rincón del jardín se encuentra un cementerio de mascotas, donde los duques han enterrado a sus perros predilectos con lápidas para su recuerdo.

Jardín delantero.

Jardín trasero.

La planta del edificio es un rectángulo alargado, con las fachadas principales en los dos lados más largos del rectángulo -las que dan a la calle Princesa y al jardín trasero-. Tiene 3.500 metros cuadrados construidos, distribuidos en 200 habitaciones, de las que 26 son salones.

La fachada delantera se divide en tres alturas horizontales. La baja es de piedra almohadillada con tres puertas en la parte central, solución de Guilbert, la noble, que incluye dos pisos -el inferior con balcones y el superior con ventanas- y la superior, en donde el edificio se remata con una tercera franja de ventanas en forma de friso.

La fachada principal se divide en cinco cuerpos: el cuerpo central con cuatro columnas de orden toscano, rematado con un entablamento de orden jónico coronado con una espadaña con temas heráldicos, flanqueado por dos tramos más amplios de ventanas y balcones, con tres pilastras muy grandes cada una. La fachada termina en ambos extremos con otros dos tramos realizados con dobles pilastras. La fachada trasera es igual, aunque sustituyendo la espadaña superior central por cuatro esculturas de trofeos; las dos fachadas laterales y debido al desnivel del terreno, tienen soterrada la planta baja y conectan con los jardines por escalinatas.

Remate fachada trasera con esculturas de “trofeos”.

Remate fachada principal  en espadaña adornada con temas heráldicos.

El palacio concentra sus estancias más importantes en la primera planta o noble, con balcones hacia los jardines. Son los salones de representación, no pensados para el uso diario, sino para la exhibición de las colecciones familiares -por eso aparecen tan abarrotados-. Los huecos interiores quedan reservados para las escaleras, la capilla y otros espacios de menor importancia.

Al estallar la guerra civil en 1936, el palacio fue confiscado -la mayor parte de las obras de arte fueron sacadas y guardadas- y en noviembre de ese mismo año, sufrió el edificio un devastador incendio, quedando en pie solamente las cuatro paredes exteriores.

La reconstrucción fue llevada a cabo por el XVII duque D. Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó y culminada por la XVIII duquesa Dña. María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva y su marido D. Luís Martínez de Irujo en 1956.

Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó  XVII duque de Alba.

 María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva  XVIII duquesa  de Alba y su marido D. Luís Martínez de Irujo.

La reconstrucción no repitió exactamente la distribución interior del palacio anterior al incendio. El zaguán, la escalera principal y la capilla, se realizaron en estilo neoclásico acorde a las trazas del arquitecto inglés sir Edwin Lutyens que murió al poco de firmar el proyecto. La obra de reconstrucción fue dirigida por el arquitecto español Manuel Cabanyes.

En la visita, son mostrados el zaguán, la escalera principal, el Salón Estuardo, el Salón Flamenco, el Salón del Gran Duque de Alba, el Salón Español, el Salón de los Zuloagas, el Salón Italiano, el Salón Goya, el Comedor, el Salón de los Amores de los Dioses, el Salón de Baile, el Salón de la Emperatriz Eugenia, y la Biblioteca.

Al entrar por la puerta central de la fachada principal, se encuentra un precioso zaguán neoclásico, adornado con pilastras toscanas y nichos ocupados por esculturas de bustos que representan a algunos antepasados de la familia, entre los que destacan el del XIV duque de Alba y VII de Berwick Carlos Miguel Fitz-James, de Lorenzo Bertolini y los de los emperadores franceses emparentados con la familia Alba, Napoleón III y María Eugenia Palafox Portocarrero y KirkpatrickEugenia de Montijo– de Alexandre Lequien. El suelo está adornado por un mosaico del escudo del actual linaje -mezcla de Álvarez de Toledo y Fitz-James Stuart- con dos fechas simétricas respecto al eje mayor. En la línea central del eje mayor del zaguán, se apoyan dos mesas de estilo napolitano del siglo XVIII y sobre ellas dos jarrones neoclásicos fabricados en Rusia en la Fábrica Imperial Nicolás I, a principios del siglo XIX.

ZAGUÁN

Bustos de Napoleón III y Eugenia de Montijo, Emperatriz.

ESCALERA PRINCIPAL

Del centro del zaguán sale la escalera principal cuyo diseño fue cambiado en la reconstrucción tras el incendio. La original era doble, “imperial”, siendo la actual simple, de escalones amplios y cómodos, con sendas inscripciones una a cada lado, referidas, la de la izquierda al  III duque de Berwick Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Carvajal que mandó construir el palacio, y la de la derecha a los reconstructores, el XVII duque -que la inició-, abuelo del actual, y a los XVIII duques -padres  de Carlos, el actual duque- que terminaron la reconstrucción.

Sobre columnas y pilastras de estilo jónico, va el entablamento en donde puede leerse DIIS IMMORTALIBUS, QUI ME NON ACCIPERE MODO HAEC A MAIORIBUS VOLUERUNT, SED ETIAM POSTERIS PRODERE -PARA LOS DIOSES INMORTALES, CUYA VOLUNTAD FUE, NO SOLO EL QUE YO HEREDARA ESTAS COSAS DE MIS ANTEPASADOS, SINO EL QUE SE LAS TRANSMITIERA TAMBIÉN A MIS DESCENDIENTES-, (de los Oficios de Marco Tulio Cicerón, Diálogos de la vejez, capítulo VII).

En el primer descansillo está expuesta una litera española del siglo XVIII, y en las siguientes esquinas de la escalera, dos esculturas de Antonio Solá, un Cupido y una Venus, y otras dos de José Álvarez Cubero, Meleagro y la Venus de Médicis.

El remate superior de la escalera está iluminado por una AFRODITA del siglo I a.C., copia de un original griego del siglo V a.C., en estilo heleno tardío, conteniendo las paredes de la parte superior del rellano de la escalera retratos al óleo del Cardenal Infante de Gaspar de Crayer, el retrato de la mujer de Jacobo I de Inglaterra, Ana de Dinamarca, de Paul Van Sommer, un retrato de Carlos II de Inglaterra y otro de su hermano Jacobo II de Inglaterra, de la escuela de Peter Lely, un retrato del XII duque de Alba Fernando de Silva y Álvarez de Toledo y de su hijo Francisco de Paula de Silva y Álvarez de Toledo, duque de Huéscar de Michel-Barthelemy Olivier.

XII duque de Alba de  Michel-Barthelemy Olivier.

AFRODITA del siglo I a.C., copia de un original griego del siglo V a.C., en estilo heleno tardío.

SALÓN ESTUARDO O ANTESALA

Desde la escalera, se abre el Salón Estuardo, que recibe este nombre por estar representados algunos miembros de la familia Estuardo -de la Casa de Berwick-, destacando al entrar, un tapiz muy grande de 8 x 4 m  del siglo XV, del que existen referencias en los archivos desde 1485, elaborado por Pasquier Grenier representando La lucha de los griegos y las amazonas y la muerte de la reina Pantesilea.

Tres óleos, representando el del centro a María I reina de Escociaanónimo del siglo XVI-, y a sus dos lados, el I duque de Berwick y el de su primera esposa Honora de Burg de Benedetto Gennari y en la pared opuesta, retratos del II duque de Berwick y su hijo el III duque de Louis-Michel van Loo.

Dos bustos enfrentados en bronce de Mariano Benlliure del rey Alfonso XIII -1919- y del XVII duque de Alba -1918- junto a muchos más óleos, trofeos de caza, armaduras y muebles completan la decoración de este salón, en donde se realizó el besamanos de la reina Victoria Eugenia de Battenberg, cuando vino a España en 1968 para el bautizo de su biznieto y ahijado Felipe de Borbón y Grecia.

 

SALÓN FLAMENCO

El siguiente salón hacia la derecha del Estuardo, mirando hacia el frente del palacio, es denominado flamenco, por la calidad de las pinturas de las escuelas de Flandes y Holandesa.

La mayor parte de estas obras fueron incorporadas al patrimonio de esta familia a primeros del siglo XIX por el XIV duque de Alba y VII de Berwick, Carlos Miguel Fitz-James Stuart.

Destaca el lienzo de Pedro Pablo Rubens -1629-, Carlos V y la emperatriz Isabel de Portugal, copia del original de Tiziano de 1547, que el emperador se llevó a su retiro de Yuste y que ardió en el incendio del Alcázar de Madrid en 1734. Otras obras de Rubens que se exponen en este salón son Camino del mercado -paisaje-, Felipe IV, El baño de la joven Betsabé y El combate de las amazonas con los griegos.

Camino del mercado.

Felipe IV.

El baño de Betsabé.

El combate de las amazonas con los griegos.

El viejo y la criada de David Teniers el Joven, La vanidad mundana de Jan Brueghel hijo dePieter Brueghel el Viejo, y marinas y paisajes de Jaco van Ruisdael, Jan Wynants, Paul Brill, Van Goyen y una marina de Van der Velde el Joven, junto a espléndidos muebles de época, porcelanas y numerosos detalles decorativos, son rematados por un retrato del Gran duque de Alba de Willem de Key, antes de pasar al salón siguiente.

El viejo y la criada de David Teniers el Joven.

Marina de  WilliamVan der Velde el Joven.

 

SALÓN DEL GRAN DUQUE DE ALBA

En este salón casi todo evoca al III duque de Alba D. Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, el “Gran Duque de Alba,”, junto a alguna obra recordando a sus antepasados.

Una tabla pintada por ambos lados del Maestro de la Virgo inter Virgines* muestra una Anunciación con el I duque de Alba orando, y en el reverso La adoración de los Reyes.

Anunciación con el I duque orando.

Adoración de los  Reyes.

* Maestro de la Virgo inter Virgines es el nombre que Max. J. Friedländer puso a un pintor anónimo holandés, pintor de muchas Vírgenes.

Tres retratos del duque en diferentes épocas y funciones decoran su salón: una reproducción de Pedro Pablo Rubens copia de un retrato del Gran Duque de Tiziano de 1550, desaparecida en el incendio del Alcázar madrileño, muestra a un joven duque con traje característico de la época de color negro, que pretende mostrarse en su faceta de cortesano o diplomático. En el otro lado de la sala, se expone el más conocido de los retratos del Gran Duque, con sus atributos militares, bastón de mando, banda de capitán general y armadura, probablemente realizado durante su estancia en Flandes, con mayor edad que el anterior, no estando clara la autoría, que algunos expertos atribuyen a Tiziano y otros al holandés Antonio Moro o a William Key. Un tercer retrato del duque, ya anciano, cuando desempeñó el puesto de Gobernador de Portugal, de Bartolomeo Passerotti, completa su imagen de varias épocas.

Gran Duque  -joven- de Rubens.

Gran Duque, quizá de Tiziano o de Antonio Moro…

Gran Duque, Gobernador de Portugal de Bartolomeo Passerotti.

Las paredes aparecen decoradas con tres tapices que forman parte de una serie denominada en 1575, Jornadas de Alemania: “Todos con las armas de los Toledo”; fueron tejidos en lana, seda y oro por Willem de Pannemaker en Bruselas y recuerdan tres momentos: El cruce de río Elba en Mulberg, El bombardeo de Ingolstadt y La huida de Juan Federico de Sajonia.

Detalle del tapiz “Bombardeo de Inglostad”.

Armadura del Conde duque de Olivares válido de Felipe IV.

Dos retratos del II duque Fadrique Álvarez de Toledo y su mujer Isabel de Zúñiga del alemán Cristoph Amberger, un óleo anónimo de estilo flamenco El duque de Alba encadenando a los Países Bajos, y un tríptico también anónimo de La Verónica de la Virgen, con santo Domingo de Silos y santo Domingo de Guzmán, son algunas de las pinturas que completan este salón.

D. Fadrique, II duque e Isabel de Zúñiga.

El Gran Duque encadenando a los Países Bajos.

Destaca entre las esculturas, una estatuilla en madera policromada que muestra al Duque matando una hidra de tres cabezas: el elector de Sajonia, la reina Isabel I de Inglaterra y el Papa Pablo IV, los tres enemigos de España de la época.

SALÓN ESPAÑOL

En este salón se reúne una selección de los grandes maestros de nuestro siglo de Oro, Velázquez, Murillo, Zurbarán, Ribera, El Greco o Pantoja de la Cruz  entre otros.

El VI marqués del Carpio, Luís Méndez de Haro y su hijo Gaspar de Haro y Guzmán, VII marqués, fueron los grandes coleccionistas de arte en España en el siglo XVII. La hija mayor de Gaspar y VIII marquesa del Carpio, se casó con el X duque de Alba Francisco Álvarez de Toledo y Silva, incorporándose la magnífica colección de arte español de la Casa de Carpio a la de Alba.

La Infanta Margarita de Diego Velázquez, el retrato del canónigo Juan de Miranda de Bartolomé Esteban Murillo, Santo Domingo de Guzmán de Francisco de Zurbarán, San Onofre de José de Ribera, Magdalena Penitente del pintor napolitano barroco Andrea Vaccaro, Don Gonzalo Chacón -caballerizo mayor de la reina Ana de Austria- pintado por Antonio Moro, Doña María de Zúñiga y Pacheco, Condesa de Miranda de Pantoja de la Cruz y Cristo en la Cruz de El Greco, son algunas de las obras que decoran esta magnífica estancia.

La Infanta Margarita de Diego Velázquez.

Canónigo Juan de Miranda de Bartolomé Esteban Murillo.

Santo Domingo de Guzmán de Francisco de Zurbarán.

San Onofre de José de Ribera.

Francisco Rizzi. El Lobero del rey.

A media pared y junto al retrato de la Infanta Margarita deVelázquez, el Cristo en la Cruz de El Greco. A su derecha Gonzalo Chacón de Antonio Moro y a su lado Magdalena pemitente de Andrea Vaccaro.

También cabe destacar en esta sala, la obra de Lavinia Fontana -que compartió y quizá aún lo haga- exposición temporal en el Museo del Prado con su maestra Sofonisba Anguisola-, Venus y Marte.

Venus y Marte de Lavinia Fontana.

 

SALÓN DE LOS ZULOAGAS

Este salón recibe este nombre en honor a Ignacio Zuloaga, amigo del XVII duque, y que pintó los retratos de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó en 1918, XVII duque de Alba y X de Berwick, de su mujer María del Rosario de Silva y Gurtubay, por derecho propio XII marquesa de San Vicente del Barco y Grande de España, y el de su hija María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, sobre un poni. Siendo el duque más mayor, volvió a ser pintado por Zuloaga en el año 1944.

Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó XVII duque de Alba. y X de Berwick.

María del Rosario de Silva y Gurtubay,  XII marquesa de San Vicente del Barco y XVII condesa consorte de Alba.

María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba.

La XVII duquesa consorte, única hija de Antonio Silva y Fernández de Córdoba, duque de Híjar, aportó a la Casa de Alba numerosos títulos, entre ellos el ducado de Híjar, el más importante del reino de Aragón.

También están expuestos retratos de los XVI duques, Carlos María Fitz-James Stuart de Raimundo de Madrazo  y de su mujer Rosario Falcó de Federico de Madrazo, padre de Raimundo. En esa misma sala, dos dibujos de Singer Sargent de 1925 representan a los XVII duques.

El XVI duque  por Raimundo de Madrazo.

María del Rosario Falcó por Federico de Madrazo.

Dibujos de Singer Sargent de los XVII duques de Alaba.

Una mesa de estilo Imperio que perteneció a Napoleón III  y que fue empleada por el XVII duque como mesa de despacho, decora la sala.

SALÓN ITALIANO

En esta sala se rinde homenaje al XIV duque de Alba Carlos Miguel Fitz-James Stuart, gran coleccionista de arte y mecenas, que, al realizar un Grand Tour*, permaneció algunos años en Italia, demostrando siempre un vivo interés por el arte.Read More

El monasterio de la Inmaculada Concepción, el palacio y el panteón de los Alba en Loeches. Parte 4.

Continúa de parte 3

Existía otra cripta subterránea en las inmediaciones del monasterio de la Inmaculada Concepción de Loeches, donde se fueron enterrando los fallecidos de la familia Olivares hasta 1688, al margen de la tumba del conde-duque y su hija María bajo el altar mayor. Read More

El monasterio de la Inmaculada Concepción, el palacio y el panteón de los Alba en Loeches. Parte 3.

Continúa de parte 2

Recordemos que a partir de la boda de Catalina Méndez de Haro con el X duque de Alba en 1688 -momento de la unión de las familias Alba y Olivares-, los duques fallecidos fueron enterrados en diferentes sitios. Por anecdótico, cabe señalar lo que rodea al enterramiento de la XIII duquesa de Alba,Read More