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Las reinas vírgenes. Isabel I de Inglaterra. Parte 2.

 

Tras el fracaso de Wyatt *, Isabel permaneció prisionera en la Torre de Londres,  pero su ejecución solicitada por algunos miembros del séquito español no fue permitida ni por su hermanastra María ni por la corte. La reina, intentó apartar a Isabel de la línea sucesoria como castigo, pero el Parlamento no lo consintió y tras dos meses de encierro en la Torre, Isabel fue entregada para su vigilancia a Sir Henry Bedingfield.Read More

LA GRAN Y FELICÍSIMA ARMADA ESPAÑOLA. Parte 4.

Las pequeñas bajas causadas por el fuego y la lentitud de maniobra de  los buques de la Gran Armada, elevó la moral inglesa, desesperando a los españoles, que encontraban a los ingleses siempre a barlovento y rehuyendo el contacto: es decir, aplicando la táctica del desgaste prevista.

A Farnesio se le seguían mandado pataches con mensajeros que seguían sin encontrarlo y Medina Sidonia seguía cumpliendo a toda costa las órdenes de S.M. a cientos de kilómetros…

La Gran Armada navegó hacia las costas de Calais y Dunkerque, donde fondeó. El alcalde y la ciudad de Calais, proveyeron de comida y agua a la flota española, poniendo a disposición del almirante español, los cañones de la ciudad, mientras, la flota inglesa recibía refuerzos de Dover -en el SE de Inglaterra- con número de barcos no inferior a 40, mandados por Henry Seymour, y una escuadra de rebeldes holandeses, mandados por Justino de Nassau,  que se estableció en la zona de Dunkerque para cortar la salida española hacia el N.Read More

LA GRAN Y FELICÍSIMA ARMADA ESPAÑOLA. Parte 1.

La armada española que partió de Lisboa en agosto de 1588 para desembarcar en Inglaterra, fue llamada peyorativamente La Invencible por los ingleses, por considerar éstos que Felipe II tuvo una actitud muy arrogante y un exceso de confianza no justificado en su seguro éxito. Lo cierto es, que el término fue acuñado por William Cecil, primer barón de Burghley, que buscó realzar la resistencia inglesa frente a una flota mayor –tampoco fue cierto-, y ese adjetivo, empleado con habitualidad por los historiadores, quedó así para siempre: la verdadera denominación española de esa flota fue la Gran y Felicísima Armada.Read More