Cada cual interpreta el ARTE a su manera: El Bosco, Hortus Conclusus y Gustave Caillebotte. Part 1.
Hablando de vinos con un familiar -por la vía política de una hija-, catedrático de viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid y vicepresidente de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, me dijo: ¿sabes cuál es el mejor vino? El que a cada uno más le guste.
Con el arte creo que puede pasar lo mismo. He ido a ver la exposición de El Bosco en el Museo del Prado varias veces, y lo he hecho por la insatisfacción y la desazón que sentía al salir de la anterior visita, esperando que en la siguiente mejoraran mis sensaciones respecto al artista, y melancólico, al reflexionar sobre mi falta de capacidad por no poder unirme al reconocimiento mundial del que goza el pintor.
Al margen del amontonamiento de gente y el poco cuidado que se tiene en mantener tonos discretos de diálogo, de niños llorando, de la poca luz que no te permite ver los cuadros como fuera deseable, de las escasas obras explicadas en las guías audio, de la falta de luz para leer las guías escritas de la mayor parte de las obras que no eran explicadas en los audios, algún que otro empujón y el local, para mi, mal distribuido, El Bosco, no me gusta.
No es un pintor: es un dibujante magnífico, inverosímil con su pincel fino, sensacional colorista, pero pienso que el éxito de su obra en el siglo XVI, éxito que se arrastra desde entonces, estuvo basado en la ausencia en su época de imprenta generalizada, cómics, televisiones, crucigramas, sudokus, plays, u otros entretenimientos.
Felipe II se pondría delante del Jardín de las Delicias, y cada día pasaría sus ratos de ocio analizando e intentando dar una explicación a cada uno de los inconexos dibujos que componen ese cómic gigante, como una cerda con toca de monja besa a un desnutrido, o una mujer u hombre agarra con pasión a un búho –ave nocturna que es un un símbolo de sabiduría interior, capacidad psíquica e intuición-, o un cuchillo sale entre dos orejas, o un hombre delgado está tumbado con una raya y una parabólica clavados en el estómago…Basta ver a los visitantes -si es que fuera posible acercarse a cualquiera de los cuadros más conocidos con cierta tranquilidad- como miran el cuadro sin ver la obra en su conjunto, sin fijarse en nada más que: “¿Qué querrán decir esas figuras rosas sobre las esferas azules? o cualquiera de los disparates que aparecen en sus obras. Son cómics del siglo XVI.
¿Por qué El Bosco no fue a Roma, a Nápoles o a Florencia a aprender como la mayor parte de los artistas mejores de la época y se quedó en su Bravante natal? Su formación como pintor fue llevada a cabo en el seno de su familia, siendo sus propios hermanos y su padre quienes le enseñaron el oficio artesanal. De esto se deriva quizá una cierta torpeza compositiva, aunque enseguida buscó y estableció lo que sería su temática favorita la debilidad humana, tan proclive al engaño y tan endeble ante las tentaciones. pero en viñetas de tebeo o casi. El pintor, jamás entró en contacto con la cultura urbana y por tanto no tuvo conocimiento ni influencia de las renovaciones artísticas que se estaban produciendo en los Países Bajos, Italia y posteriormente en España. El Bosco representa el arte de provincias, sin influencia de los movimientos contemporáneos, es decir, pintaba su tipo de cuadros, sin jueces ni comparación posible para él mismo.
Existen pocos datos de su vida siempre llena de leyendas que intentan explicar el enigmático significado de sus cuadros, viviendo el artista en una época de crisis espiritual muy profunda, que condujo poco después a la ruptura del mundo cristiano. El Bosco prácticamente pintó sólo obras religiosas. Su piedad grande, presentaba un mundo que se revolcaba en el pecado, sin casi esperanza de salvación.
Respecto a su estilo, destaca por su originalidad, teniendo poco en común con las grandes figuras artísticas de su época. Se mostró frente a ellos más original y moderno, y distinto, siendo criticado por incomprendido, lo cual es fácilmente entendible,
Su manera grotesca de representar, nos introduce en la pintura psicológica, apareciendo el simbolismo en todas sus representaciones, llamando al espectador a buscar el trasfondo en sus obras. Aunque se reitera que su técnica era magnífica, siendo un gran dibujante, y un espléndido maestro del color, usaba mucho los tonos pastel, con ausencia de perspectiva natural y con minuciosidad excesiva -aunque eso es consustancial a los pintores holandeses de su época-. Fue también pintor de paisajes y estudioso del espacio, además de retratista, siendo pionero del retrato psicológico.
Reconociendo públicamente mi falta de capacidad para comprender y admirar en toda su amplitud a este gran artista, con el rubor que ello me provoca, cruzo el Paseo del Prado y entro en el Thyssen, para ver HORTUS CONCLUSUS –jardín cerrado– una pequeña exposición -no por pequeña poco interesante- relacionada con la jardinería y la naturaleza –gratuita–, y dejo para otro día la visita a la exposición temporal de Gustave Caillebotte, pintor y jardinero, impresionista aficionado y mecenas de sus amigos impresionistas , que está expuesto desde el 19 de julio al 30 de octubre de 2016 en el Thyssen- Bornemisza.
HORTUS CONCLUSUS : “Eres huerto cerrado hermana y novia mía; huerto cerrado, fuente sellada”. Cantar de los Cantares IV,12.
Las estrellas de esa exposición con una decena de obras, pudieran ser: Mujer con sombrilla en un jardín, de Renoir, La casa entre las rosas de Monet, Malvarrosas de Frederick Carl Frieseke, y Girasoles resplandecientes y Tarde de verano de Emil Nolde. Exposición interesante aunque breve.
Pierre Auguste Renoir. Mujer con sombrilla en un jardín. 1873-1875. Óleo sobre lienzo.Museo Thyssen .
Claude Monet. La casa entre las rosas. 1840. Óleo sobre lienzo.92,3 x 73,3 cm. Museo Thyssen .
Frederick Carl Frieseke. Las Malvarrosas. 1912-1913. Óleo sobre lienzo. 80,7x 80,7 cm. Museo Thyssen .
Emil Nolde. Girasoles resplandecientes. 1936. Óleo sobre lienzo. 88,5 x 67,3 cm. Museo Thyssen .
Emil Nolde. Tarde de verano. 1903. Óleo sobre lienzo. 72,5 x 87,35 cm. Museo Thyssen .
¿Cúal es la mejor pintura en el arte?: la que más os guste.
To be continued in part 2.
Pues a mi El Bosco sin comprender nada, como bien dices, tiene algo que me atrapa. No sabría decirte…
Eso sí, me gusta mucho más el contenido de la segunda exposición de la que hablas. ¡Ojalá sacase tiempo para verla!.
Un beso, Pitu
Me encanta que te atrape… A ver si me enseñas a darle arte a las sevillanas. Besos
La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega.
Leonardo Da Vinci
La pintura es una poesía que se ve sin oírla; y la poesía es una pintura que se oye y no se ve; son, pues, estas dos poesías o, si lo prefieres, dos pinturas, que utilizan dos sentidos diferentes para llegar a nuestra inteligencia. Porque si una y otra son pintura, pasarán al común sentido a través del sentido más noble que es el ojo; y si una y otra son poesía, habrán de pasar por el sentido menos noble, es decir, el oído. YO, ya a estas alturas, ni el noble ni el menos noble sentidos, los tengo ni mínimamente aceptables jeje
Te leo con curiosidad y sin conocer me agrada
Buen swing jeje