De la Abstracción a la Figuración: Georgia O´Keeffe. Parte 2.

El libro de Wesley, Composición: una serie de ejercicios en la Estructura de Arte para el uso de estudiantes y profesores … expresa la idea sobre la que se basa el método de la unión de líneas, masas y colores para crear una armonía. La construcción de esa armonía es el proceso fundamental en todas las bellas artes. Un método natural de ejercicios en orden progresivo podría ser, construir primero armonías muy simples, incluyendo todo tipo de dibujos, diseños y pinturas… Ofrece un medio de formación para el artista creativo, el maestro o quien estudia arte por el bien de la cultura.

A partir de las ideas tomadas de Arthur Wesley Dow, O’Keeffe dibujó una serie de bocetos no objetivos con carboncillo, usando la naturaleza como punto de partida, convirtiéndose en una de las primeras artistas norteamericanas en producir dibujos abstractos. A pesar de ser pionera en este campo, continuó teniendo algunas dudas sobre sí misma, y se alejó definitivamente de la reproducción de la pintura realista, comenzando a experimentar con el carboncillo y la abstracción. Con estas primeras producciones consiguió un gran éxito.

Georgia O’Keeffe. Drawing XII . 1915. Carboncillo sobre papel.

Georgia O’Keeffe. N.º 12. 1916. Carboncillo sobre papel.

También en esa época comenzó con los colores en sus abstractos, utilizando la acuarela sobre papel y el óleo.

Georgia O’Keeffe. Anything. 1916. Óleo sobre tabla.

Georgia O’Keeffe. Lucero de la tarde n.º VI. 1917. Acuarela sobre papel. 

Georgia O´Keeffe. Blue flowers. 1918. Pastel sobre papel.

Durante esta etapa, compaginó su vida en Texas con los constantes viajes a Nueva York, ciudad que conquistó a la artista, cambiando su vida en 1918, cuando el ya muy conocido fotógrafo Alfred Stieglitz, financió su marcha a la gran ciudad para que pasara un año pintando. En aquellos años, Nueva York fue el lugar de la transformación del ambiente artístico de los Estados Unidos, gracias a las iniciativas del grupo liderado por Stieglitz. Se casaron en 1924, trabajando juntos y siendo impulsores de las nuevas tendencias del arte neoyorquino. Desde 1918, combinó la actividad pictórica en invierno y primavera en la ciudad de Nueva York con sus estancias de descanso anímico en verano y otoño en Lake George, zona al norte del estado de NY, donde continuó su producción.

Imágenes de Lake George.

Georgia O´Keeffe. My Shanty. Lake George.

Georgia O´Keeffe. Shelton Hotel. New York. N.º 1. 1926.

Georgia O´Keeffe. Radiator building, noche en Nueva York. 1927.

O’Keeffe creó en aquellos años su serie de paisajes de Nueva York, con sus grandes rascacielos de gran simpleza, y estructura modernista, y en los que aparecen pinceladas de la naturaleza, que son visibles a través de los edificios, empleándose además, desde 1920, en representar imágenes de formas naturales sencillas, conchas, huesos o flores, aunque más que ser una pintora de cosas y lugares, intentó llevar al lienzo lo inefable, las sensaciones, y para capturar sentimientos, utilizó la abstracción. También a partir de 1924 comenzó a pintar sus conocidas flores gigantes. Ese año pintó su primera gran flor, la Petunia N.º 2.

Georgia O’Keeffe. Petunia N.º 2. 1924. Óleo sobre lienzo.  

Concha y viejo tablón de madera V. 1926. Óleo sobre lienzo.  

Compartió con su marido pasión por la fotografía, pero donde realmente destacó fue entre las pioneras de la pintura abstracta, por su técnica y por la elección de sus motivos pictóricos, algunos de ellos reprobados, como por ejemplo algunos primeros planos de flores, que muchos críticos dijeron -me parece que justificadamente-, que representaban los genitales de las mujeres, aunque O’Keeffe siempre negó esa intención, no sin cierta ironía: entre flores y vaginas…

 

 

Georgia O´Keeffe. Grey Line with black blue and yellow. 1923. Óleo sobre lienzo.

 

Georgia O´Keeffe. Iris negro.1926. Óleo sobre lienzo.

Georgia O´Keeffe. Lirio blanco.1930. Óleo sobre lienzo.

En 1929, O’Keeffe viajó a Nuevo México -uno de los 50 estados de Estados Unidos-, lugar que tendría un gran impacto en su trabajo de ahí en adelante. El paisaje desolado, el arte indígena y las arquitecturas primitivas, dieron un giro a su inspiración artística. A partir de entonces volvería todos los años en verano.

En 1933, O’Keeffe fue hospitalizada durante dos meses después de haber sufrido una depresión nerviosa, provocada por las infidelidades de su marido Alfred Stieglitz. Estuvo más de un año sin pintar.

En agosto de ese año, visitó Ghost Ranch, al norte de Abiquiú, en Nuevo Méjico y decidió que en algún momento se iría a vivir allí. En 1940, se trasladó a una casa del rancho, proporcionándole los paisajes multicolores, inspiración para algunas de sus obras más conocidas. Viajó y acampó a menudo en zonas, a las que ella denominó Black Place y White Place, que utilizó frecuentemente como motivos de sus obras.

The Black Place a 150 millas de Ghots Ranch en Bisti Badlands, conjunto de desoladas colinas negras y grises.

The White Place, las colinas de Plaza Blanca cerca de Abiquiú.

A partir de entonces, su vida estuvo dividida entre las calles neoyorquinas y el desierto de Santa Fe, en el que acabó residiendo parte del año, a veces con su marido y otras sola. La artista vivió en Nuevo Méjico desde algún tiempo después de la muerte de su marido Alfred Stieglitz en 1946, hasta la suya en 1986.

En 1945, O’Keeffe compró una hacienda abandonada en Abiquiú, que transformó en casa-estudio. Poco después de que O’Keeffe llegara para pasar el verano en Nuevo Méjico en 1946, su marido murió. Enterró sus cenizas en Lake George, permaneciendo algún tiempo en Nueva York, ​ estableciéndose permanentemente en Nuevo México en 1949, pasando el tiempo entre Ghost Ranch y la casa de Abiquiú.

En aquel estado desértico realizó sus pinturas paisajistas más famosas. Imágenes recurrentes de Black Place y White Place de los que existen numerosas obras, además de naturalezas animales muertas, señalando la artista que las obras realizadas en Nuevo Méjico eran de carácter metafísico sin ninguna relación con el surrealismo. La montaña de Black Mesa y el Cerro Pedernal, fueron pintadas como si de algo propio se tratara.

Paisaje natural de Cerro Pedernal, “su montaña privada”.

Georgia O´Keeffe. My front yard (Cerro Pedernal).  Verano de1941. Óleo sobre tela.

La temática de esta época se centró en producciones en acuarela y óleos de paisajes desérticos, ranchos e iglesias, y cráneos de animales. Una de sus obras más conocidas durante este período es Cráneo de vaca: rojo, blanco y azul, en ella se representa, mediante la temática del cráneo y los colores del espíritu estadounidense.

Georgia O’Keeffe. Cráneo de vaca: rojo, blanco y azul.

Georgia O’Keeffe. Aro N.º IV. 1930. Óleo sobre lienzo. 

Georgia O’Keeffe. Two Pink Shells -Dos conchas rosas-. 1937. Óleo sobre lienzo.

Georgia O’Keeffe. Sky Above Clouds IV. 1965. Óleo sobre lienzo. 

En la última época de su vida se dedicó a la alfarería, ya que su vista se había degradado mucho, pero el sentido del tacto estaba vivo y seguía con ganas de producir. Murió en 1886 siendo esparcidas sus cenizas en “su” Cerro Pedernal.

Con la mayor parte de su obra de Nuevo Méjico, se construyó el Museo Georgia O’Keeffe, dedicado al legado de la artista y a su vida, con un reconocimiento al modernismo estadounidense y al compromiso público de Georgia. Se inauguró el 17 de julio de 1997, once años después de la muerte de la artista. Comprende varios espacios en dos ubicaciones: Santa Fe y Abiquiú, ambas en Nuevo Méjico. También se inauguró en 1997 la Ruta de Georgia O’Keeffe entre Santa Fe y Abiquiú separadas 85 km.

En Abiquiú se puede visitar la que fue su casa-taller, un edificio que rehabilitó con el estilo tradicional de Nuevo México, combinado con elementos modernistas. Está catalogado como Monumento Nacional.

Imagénes de la casa de Abiquiú.

O’Keeffe nos dejó el legado artístico de sus flores gigantes en primeros planos, algunas veces asociadas a las formas de la intimidad femenina, los colores firmes de sus paisajes del oeste americano, los rascacielos neoyorquinos y sus cuadros de restos orgánicos muertos.

Fue una mujer audaz, disidente y en la búsqueda constante de la libertad. Pasó de la abstracción a la figuración, y del cosmopolitismo neoyorquino a la soledad del desierto de Nuevo Méjico, tanto en lo físico como en lo personal.

O’Keeffe fue Académica Americana de Artes y Ciencias, galardonada por los presidentes Gerald Ford -con la Medalla Presidencial a la Libertad- y por Ronald Reagan -con la Medalla Nacional de las Artes-, siendo doctora Honoris Causa por la Universidad de Harvard, al margen de numerosos premios artísticos.

Música: John Denver. Take me Home.

To be continued in part 3 and last.