PASIONES MITOLÓGICAS. PARTE 1.

Hace no demasiado tiempo visité en el museo del Prado la exposición temporal denominada Pasiones mitológicas, dedicada como su nombre indica a las relaciones amorosas y pasionales entre personajes de la mitología.

La exposición es escueta en cuanto a número de obras -29-, y grandiosa en cuanto a su calidad y espectacularidad. Se muestran pinturas mitológicas de Tiziano, Velázquez, Veronese, Rubens, Poussin, Van Dyck, Ribera, y Allori.

Durante siglos, los temas relacionados con la Antigüedad se encontraron entre los más cotizados en el mundo del arte, y solo los artistas más importantes tuvieron oportunidad de poder tratarlos.

Además de mostrar muchas de las obras de arte expuestas, me ha parecido interesante recordar de forma ligera, las historias mitológicas o los orígenes de los protagonistas, para intentar comprender lo que los artistas trataban de expresar en las mismas.

¿Qué es la mitología? Es un conjunto de mitos relativamente unidos o cohesionados que forman parte de una determinada cultura o religión, dando lugar a relatos, inicialmente de origen sagrado, que posteriormente fueron secularizados y tratados como discursos relativos a la cultura de una época y lugar, o a una serie de creencias de carácter imaginario. Los relatos se basan en historias de la tradición, o en leyendas que fueron creadas para explicar el origen y la sustancialidad del universo, los fenómenos naturales, las deidades y sus relaciones, o cualquier suceso que no tuviera explicación científica, y que incitaron a la imaginación humana, a crear fábulas sobre esos asuntos inexplicables.

En las mitologías griega y romana, la belleza, la pasión y quizá el amor, dominaban las vidas de los dioses y las relaciones de éstos con los humanos, provocando a veces desórdenes afectivos. Hay textos de la época helenística como la Ilíada, en hexámetros dactílicos y la Odisea con sus 24 cantos, atribuidas a Homero, u obras del gran poeta griego Hesíodo, entre las que destaca su Teogonía, en donde relata la genealogía de los dioses de la mitología griega, o las del poeta romano del siglo I a.C. Publio Ovidio Nasón con Las Metamorfosis y el Arte de amar, o la Eneida, gran epopeya latina escrita por Publio Virgilio Marón -siglo I a.C.- por encargo del primer emperador de Roma, Augusto, para glorificar al imperio romano, atribuyéndole un origen mítico. Todas ellas fueron fuentes muy importantes de inspiración para artistas del Renacimiento y del Barroco, que representaron en sus obras algunas de estas míticas historias, de las que en esta exposición se muestran las amorosas, representadas por los artistas más importantes.

TizianoTiziano Vecellio di Gregorio- fue uno de los pintores que inicialmente trató la tradición mitológica en el Renacimiento, siendo en consecuencia, el principal protagonista de la exposición. El arte de Tiziano influyó en otros artistas cuyas obras continuaron navegando por la imaginación mitológica.

Tiziano. Autorretrato. sobre 1562. Óleo sobre lienzo. 86 x 65 cm. Museo del Prado. Madrid.

La exposición PASIONES MITOLÓGICAS está dividida en cuatro partes o ámbitos:

Venus y el desnudo femenino tumbado

-Tiziano y Rubens

-Poesías

-Pasiones mitológicas en el siglo XVII

  • VENUS Y EL DESNUDO FEMENINO tumbado: historias mitológicas que nos servirán para apreciar mejor las obras de este apartado en la exposición.

La utilización de la mitología en la pintura del Renacimiento fue consecuencia del creciente interés por el arte y la literatura de la Antigüedad, introduciendo como novedad el desnudo femenino, inexistente como género autónomo en el arte clásico. En el siglo XVI, se comenzó a utilizar en el arte veneciano este nuevo género pictórico que seguiría vivo ya hasta nuestros días. Las figuras femeninas que a menudo se asocian a Venus o con ninfas, aparecieron inicialmente en paisajes, siendo utilizadas posteriormente para obras de interiores.

El panteón mitológico griego -más antiguo- tiene su equivalencia en el romano. Aunque Grecia fue incorporada nominalmente al imperio romano en el año 145 a.C. tras la batalla de Corinto, los conflictos y diferencias entre Roma y Grecia se mantuvieron vivos hasta el siglo II d.C., momento en el que Grecia encontró la estabilidad económica y política, y entonces se produjo realmente la integración cultural y política de poderes de Grecia en Roma, de la mano del filohelenismo -movimiento que aglutinó a los no griegos, interesados en y partidarios de la cultura helena- como los emperadores Adriano o Antonino Pío. En el siglo II confluyeron una serie de situaciones que hicieron florecer un período de paz entre romanos y griegos, bajo dominio de los primeros, y gracias en parte a las prácticas evergéticas -hacer el bien- de hombres importantes del momento, del lado griego como el sofista y aristócrata Herodes Ático, y del lado romano, como el emperador Adriano.

Ante la ausencia de una mitología propia, y debido al influjo cultural griego, los romanos, receptivos a cultos y religiones extranjeros, adoptaron los dioses Olímpicos griegos y algunos adicionales, y los instituyeron en Roma con nombres diferentes, pero con equivalencias casi exactas, dioses que en algunos casos ya habían sido adoptados con anterioridad, por la influencia de sus vecinos etruscos a partir del siglo sexto a.C., y que a su vez habían sido recibidos por influencia griega.

Así, la AFRODITA griega, tiene su equivalente en la VENUS romana.

Venus del Capitolio, o púdica.

En las cosmogonías y teogonías de la mitología griega, aparecen un número variable de dioses primordiales que existieron en los principios del mundo y que están identificados con elementos o principios naturales.

Para encontrar una genealogía mejor construida, conviene recurrir a la Teogonía de Hesíodo, que puede considerarse como el relato de la mitológica griega más racional.

Existieron 4 dioses primordiales: inicialmente existió Caos, primera de las entidades primordiales, surgiendo después, del mismo Caos, Gea la de amplio pecho, el temible Tártaro y su inframundo debajo del Hades, a la misma distancia del cielo y la tierra, y Eros, el más hermoso de los dioses primordiales.

De Caos nacieron sin necesidad de coyunta Érebo -la oscuridad- y Nix -la noche-. De Nix y su hermano Érebo nació Éter -la luminosidad- y Hemera -el día-. Nix además de los dos hijos que tuvo con su hermano, fue la fundadora de la rama principal de la familia de Caos, al tener una serie de hijos generados por sí misma, en su mayoría personificaciones de las fuerzas negativas derivadas de la oscuridad y la noche.

De Gea surgió Urano, el cielo. El cielo y la tierra, tenían  las mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes, y poder ser así sede siempre segura de los dioses.

URANO –hijo y esposo de Gea- y GEA, diosa primordial, engendraron a la primera generación de Titanes, de Cíclopes y a los tres Hecatónquiros. El hijo menor y principal de los titanes, CRONOS o CronoSATURNO en ROMA-, castró a su padre con una hoz diamantina fabricada por su madre GEA y tiró sus testículos al mar. Cronos, tras derrocar a su padre Urano, gobernó durante la mitológica edad dorada, siendo luego derrocado y encerrado más tarde en el Tártaro, hogar de los condenados dentro del Hades -mundo de los muertos-, por su hijo menor ZEUS.

Fresco de Giorgio Vasari y Cristofano Gherardi.  La castración de Urano. Sobre 1560.  Sala de Cósimo I del Palazzo Vecchio. Florencia.

Gea y Urano vaticinaron que CRONOS sería derrocado por uno de sus propios hijos, y así el titán, intentó evitar su destino devorando a su descendencia con derechos a gobernar: Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón.

Pedro Pablo Rubens. Saturno -Cronos- devorando a sus hijos. 1636. Óleo sobre lienzo. 180 x 87 cm. Museo del Prado. Madrid.

REA -titánide, hermana y esposa de Cronos-, desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos ZEUS para evitar que fuera devorado por su padre. Rea envolvió una piedra –ÓNFALOS– en un paño y se la dio a Cronos para que la comiera como si fuera su hijo, escondiendo a ZEUS en Creta. Cronos se tragó la piedra sin sospechar, convencido de que continuaba controlando el destino.

Así fue como Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida, en Creta. Cuando creció, el dios usó el veneno que le dio su abuela GEA, para obligar a Cronos a regurgitar a sus hijos devorados.

Cuando fueron regurgitados todos sus hermanos, Zeus liberó también a los hecatónquiros y a los cíclopes, a los que Cronos había mantenidos encerrados en el Tártaro tras acabar con Urano.

Finalmente, tras la larga guerra llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos terminaron con Cronos, y así se repartieron el mundo encerrando a los titanes, con Cronos a la cabeza en el Tártaro. Hera fue la esposa de Zeus, Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el mundo de los muertos, Deméter fue la diosa de la agricultura, Hestia la diosa del fuego de los hogares y Zeus dios del cielo y del aire.

Los hecatónquiros fueron seres gigantescos con cincuenta cabezas y cien brazos. Eran tres, Briareo -el fuerte, responsable de los maremotos y huracanes-, Giges -el de los terremotos y la tierra – y Coto -el rencoroso, el del fuego y los volcanes-. Fueron encerrados en el Tártaro por su padre Urano junto a sus hermanos los cíclopes, siendo mantenido su encierro por su hermano el titán Cronos, tras derrotar a su padre Urano, y liberados por Zeus que los nombró custodios del Tártaro, tras vencer en la guerra  de la Titanomaquia a su padre Cronos y a los titanes, para vigilar el encierro de los titanes -hermanos y partidarios de Cronos-.

Hecatónquiros de 50  cabezas y 100 brazos.

Otro grupo de hijos de Urano y Gea fueron los cíclopes, raza de gigantes feos y deformes con un solo ojo redondo en medio de la frente, Eran tres, y debido a su fealdad, su padre los encontró indignos de ser sus hijos, enviándolos presos al Tártaro. Mantenidos presos por su hermano Cronos y finalmente liberados por Zeus para ayudarle en la guerra contra los Titanes liderados por Cronos. Fabricaron el Rayo de Zeus, el Tridente de Poseidón y el Yelmo de la invisibilidad de Hades.

Fueron inicialmente tres, Brontes, Estéropes y Arges, pero al fabricar el Rayo de Zeus fueron creadas las diosas Bronte -trueno- y Ástrape -relámpago- con las que tuvieron hijos, también cíclopes. Los tres cíclopes hijos de Urano, Brontes, Estéropes y Arges, se retiraron a vivir al monte Etna, donde fueron muertos por Apolo en venganza contra Zeus, que había matado con su rayo a Asclepio -dios de la medicina, hijo de Apolo y la ninfa Coronis-.

Existió otra rama de cíclopes hijos de Poseidón y de la ninfa marina Toosa, en la isla de los cíclopes -Sicilia- de aspecto más humano, descubiertos por Odiseo en su viaje de regreso de Troya a Ítaca, de los que el más conocido fue Polifemo.

Urano y Gea  además de padres de los seis Titanes: Cronos, Océano, Iapeto, Hiperión, Ceo y Críos, lo fueron también de las seis Titánidas: Temis, Tetis, Tía, Rea, Febe y Mnemosine. Según los escritos de Hesíodo, los titanes eran doce, aunque Apolodoro introduce una titánide más, Dione, la decimotercera, considerada como diosa con varias personalidades.

Una Dione es identificada a veces como la madre de la diosa romana del amor Afrodita, otras como una titánide-oceánide hija de Océano y Tetis, y por eso es una oceánide, o sea una ninfa acuática. A veces es considerada hija de Gea y de Urano, mientras otros creen que su padre fue Éter. Hesíodo la considera como una de las esposas de Zeus.

Dione recuerda el nombre latino de Diana, que es la forma femenina del nombre Zeus, y es adorada junto a Zeus como deidad de las primaveras, convirtiéndola en una diosa acuática.

En otros relatos mitológicos aparece como una ninfa marina, una de las 50 existentes en el Mediterráneo, llamadas nereidas, todas hijas de Nereo y Doris.

Música: Nocturne in B flat minor, Op. 9 no. 1. Chopim.

To be continued in part 2.