LOS AUGURES EN LA ANTIGUA ROMA. Parte 2.
–Si quieres, podríamos ir aún más lejos, haciendo descender tu estirpe de alguno de los héroes de la Ilíada, dicen que escrita por Homero, un ciego aedo de Quíos -isla griega en el mar Egeo situada próxima a la costa de la península de Karaburun, en Turquía-. Pudierais descender también de uno de los héroes que combatió en Ilión -Troya-. Allí se cantan, las circunstancias que dieron lugar a la guerra que los pueblos griegos libraron contra la legendaria Troya, debido a la afrenta que infirió Paris a Menelao, rey de Esparta, al seducir a la esposa del monarca lacedemonio y huir con ella, al palacio real del rey Príamo.
Aquiles por la parte griega y Héctor por la troyana, son los héroes que más destacaron en la historia de esta guerra que duró diez años. Es Héctor -matador de hombres-, quien acogió a Helena, seducida por Paris, cuando llegó a Troya, y quien tomó el mando del ejército troyano para hacer frente a los belicosos aqueos convirtiéndose en su azote, dirigiendo a generales de reconocido prestigio como Eneas, Polidamas o Agenor.
La balanza de la campaña, que duraba ya 10 años, se inclinaba del lado de los troyanos ante la ausencia temporal de Aquiles. Patroclo armado con la coraza y las armas de su amado Aquiles, ocupó su lugar en la batalla, siendo muerto por Héctor que lo confundió con el semidiós, hijo de la nereida Tetis y Peleo, que finalmente murió por una flecha que impactó en su único punto vulnerable, el talón, lanzada por Paris y dirigida por Apolo.
Aquiles, -asolador de pueblos-, al conocer la muerte de su amado, se incorporó lleno de ira a la batalla, logrando la muerte de Héctor y la posterior caída de Troya mediante la introducción con engaño en la ciudad, gracias a la astucia de Odiseo, del gran caballo con soldados griegos.
-En lugar de ser descendiente de Héctor o de Aquiles, prefiero ser descendiente de alguno de los héroes troyanos que salvaron la vida huyendo, tras ser conquistada la ciudad; es más creíble y humano.
–Pudieras elegir a Eneas, que era hijo del príncipe dardanio Anquises y de la diosa Afrodita -Venus en la mitología romana-. Se casó con Creúsa, hija de Príamo, con la cual tuvo un hijo llamado Ascanio. En la huida de Troya murió Creúsa, y al llegar a Italia, Eneas se casó con Lavinia, hija del rey de los latinos, siendo esta unión el origen mítico romano de Eneas. Con Lavinia tuvo un hijo, Silvio.
Cuando Troya cayó en poder de los aqueos, Afrodita dijo a su hijo Eneas que huyera de la ciudad, y que no muriera como un buen troyano, pues Troya ya no existía, y para él, tenía reservado otro futuro. Eneas huyó con su padre Anquises, su esposa Creúsa y su hijo Ascanio.
Eneas se dirigió con numerosos troyanos en 20 naves a Macedonia, llegando diezmado a Cartago y más tarde a Sicilia. El viaje continuó hasta llegar a Laurentio, en la costa del Lacio, remontando el Tíber -entonces Álbula- llegando hasta un poblado llamado Palanteo, situado en la zona del Palatino.
Ascanio, hijo de Eneas, fundó la ciudad de Alba Longa en la orilla derecha del Tíber. Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio, quien destronó al primero y, para que evitar descendencia que le pudiese disputar el trono, condenó a la hija del primero Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen. No contó con las habilidades seductoras del dios Marte…
Eneas saliendo de Troya por Federico Barocci. 1598.
Eneas y el Tíber, de Bartolomeo Pinelli. Antes de 1835.
-Me gusta la historia. Llama al aedo y que la escriba y cante, para que comience a ser conocida.
El aedo acudió a la llamada de Demócrito y sacó unas tablillas enceradas, preparando el punzón, esperando a que Demócrito le diera a conocer el título de lo que quería que se escribiera, y que fue el comienzo de una historia que duraría 2.200 años titulada Ab urbe condita -desde la fundación de la urbe-.
Virgilio en la Eneida, contó casi 700 años más tarde, que Rómulo y Remo fueron descendientes de Eneas por la vía de su madre, la vestal violada por Marte Rea Silvia, convirtiendo a Eneas en el progenitor del pueblo romano.
Marte y Rea Silvia, de Pedro Pablo Rubens; 1617 a 1620.
La gens Julia de Roma, y principalmente Julio César y César Augusto, incluyeron a Ascanio hijo de Eneas, llamado por Virgilio Ilo, en su linaje, y por lo tanto, también a la diosa Venus –Afrodita- madre de Eneas.
Venus y Anquises padres de Eneas. William Blake Richmond. 1889-1890.
Los Augurios Romanos.
Los romanos heredaron de los etruscos la creencia en las artes adivinatorias, siendo los augures más notables de Etruria convocados a Roma, para celebrar ceremonias en las que se deseaba conocer la opinión de los dioses sobre las cosas consideradas importantes. El resultado de la consulta era respetado estrictamente, aunque fuera inaprensible para todos. Era un asunto de fe.
El emperador Claudio solicitó al Senado en el año 47 d.C. la creación de un colegio de augures y otro de arúspices. Los augures eran más importantes, pues podían conocer la voluntad de los dioses observando el vuelo de las aves o el comportamiento de las gallinas sagradas. Los arúspices sin embargo, analizaban las entrañas de los animales muertos para adivinaciones, pero solo para asuntos menores
Las señales se podían dar de manera natural –rayos, nubes, eclipses…- y también de forma inducida -hacer una pregunta y soltar animales para ver como reaccionaban o comían-. El resultado servía para conocer la voluntad de los dioses sobre un determinado acontecimiento o aspecto de la vida.
Roma terminó conquistando las ciudades de Etruria tras más de tres siglos de guerras, y a partir de entonces, concedió la ciudadanía romana a sus habitantes, perdiendo la autonomía y recibiendo la mencionada ciudadanía por la Lex Julia del 89 a.C., consecuencia de la Guerra Social del 91 al 88 a.C. Más tarde, en la época del primer emperador Augusto, se constituyó la región VII, la Regio VII Etruria, una de las once regiones de la Italia romana.
Los orígenes mitológicos de la adivinación etrusca, heredada en gran parte de Grecia, fue la historia que narraba que en un campo etrusco cercano a Tarquinia, salió de un surco un niño llamado Tages que tenía cara de anciano. Fue visto por unos campesinos que corrieron a contarlo, atrayendo al lugar a todos los habitantes de la zona. El niño/anciano Tages, expuso los secretos de la adivinación, y los escribas etruscos los anotaron cuidadosamente, aunque lo que contó era inaprensible para ellos, pero lo escribieron para que no se perdiera ese conocimiento. Tras su exposición, Tages desapareció y nunca más se tuvo noticias de él.
Siglo VI a.C. Pertenece a la tumba etrusca de los augures en Tarquinia. En ella podemos apreciar un vidente rindiendo homenaje a las puertas del mundo subterráneo.
Los romanos, adoptaron y asimilaron la sabiduría de Tages y además, la pusieron al servicio del Estado, estableciendo una distinción entre los auspicia -mensajes del mundo natural que debían ser descifrados- y los prodigia –fenómenos extraordinarios que indicaban que algún dios estaba irritado y debía ser apaciguado-.
Los auspicios más importantes eran las señales que aparecían en el cielo, como rayos, tormentas o comportamiento de los pájaros. Los augures eran los encargados de interpretar estas señales, vestidos con sus llamativas togas de rayas escarlatas ribeteadas de púrpura. Eran altos funcionarios del Estado, y antes de tomar una decisión, se acudía a ellos para que analizaran los auspicios, y si declaraban que eran negativos, cualquier acontecimiento que se fuera a celebrar, era suspendido.
Los auspicios se analizaban en un recinto sagrado, el santuario o templum. La profecía más famosa de toda la historia de Roma fue protagonizada por el arúspice Spurina que predijo a Julio César su asesinato en el año 44 a.C.; el día de los Idus de marzo de ese año, se iba a celebrar en el Senado una importante reunión, a la que se preveía la asistencia de César. Poco antes de la fecha señalada para este acontecimiento, se observaron varios presagios negativos: en el Foro entraron unas aves salvajes, y en el cielo se había visto una lucha feroz entre animales. Así pues, Spurina examinó el hígado de un toro sacrificado, y vio que estaba totalmente deformado. Comunicó a César que un gran mal se avecinaba, aunque el dictador vitalicio, cónsul eterno y príncipe máximo, hizo caso omiso.
Los auspicios y prodigios más comunes eran:
Señales del cielo. En el caso de rayos y relámpagos, estimaban el augurio favorable, si mirando al sur, caían a la izquierda. Eran denominados Augurios Celestes.
Gritos y vuelos de aves. Analizaban el graznido de cuervos, grajos y lechuzas. También el vuelo de águilas, buitres y halcones.
La ingesta de los pollos sagrados. Se estimaba auspicio favorable si tenían apetito y desfavorable si estaban inapetentes.
Posiciones y actitudes de mamíferos y reptiles.
Acontecimientos imprevistos extraordinarios. En general, considerados de mal augurio.
Adivinación en la disposición de los órganos de animales muertos.
Como en todas las sociedades y a pesar de que los augures eran hombres religiosos del más alto estatus social, a veces, se dejaban sobornar y fabricaban auspicios desfavorables para retardar o adelantar, por ejemplo, ciertas funciones estatales, como las elecciones.
La corporación de los augures, constituía uno de los cuatro prestigiosos colegios sacerdotales de Roma,*siendo cargos oficiales, aunque también había augures particulares. El cargo oficial era vitalicio, compatible con magistraturas o con otros cargos sacerdotales. Disponían para su labor de dos tipos de libros: rituales y de comentarios. Los primeros contenían fórmulas fijas; los segundos recogían resúmenes de las actuaciones. Únicamente los magistrados podían consultar a los augures oficiales.
Había dos clases de augures:
Los que pedían a los dioses la manifestación de su voluntad.
Los que descifraban los signos de la voluntad de los dioses, manifestada sin previa solicitud.
Al comienzo de la Roma Antigua, el cargo estaba reservado a los patricios, siendo más tarde accesible para la plebe. En tiempos de la monarquía, eran elegidos por el rey, y desde el comienzo de la república fueron elegidos por cooptación en el Colegio, y más tarde, fueron elegidos por el pueblo, con la excepción del período de la dictadura de Sila, en que se volvió al sistema anterior de cubrir las vacantes que se produjeran mediante el voto de los integrantes del Colegio de augures. Finalmente, en el Imperio fueron nombrados por el emperador.
*Los Colegios sacerdotales romanos más importantes fueron:
Colegio de los Pontífices, presidido por el Pontifex Maximus.
Colegio de las Vestales, dirigido por la vestal máxima. En el ingresaban niñas normalmente que eran elegidas entre las familias nobles. Tenían un período de sacerdocio de 30 años, durante el cual tenían voto de virginidad: los 10 primeros de formación, los 10 segundos de actuación y los 10 últimos de magisterio con las nuevas pequeñas. Cualquier acto de incumplimiento de la virginidad, era castigado con la muerte por enterramiento en vida, al no poderse derramar su sangre. Sus funciones básicas eran el mantenimiento del fuego eterno y el cuidado de los testamentos de los romanos.
Colegio de los augures.
Colegio de los Feciales –los que llevaban las relaciones exteriores con otros países (diplomáticos)-.
Colegio de los viri sacris faciundis que tuvo un número variable, decemviri cuando fueron diez y quindecemviri cuando fueron quince; eran los encargados de conservar y consultar los libros sibilinos –libros mitológicos y proféticos de la Antigua Roma-.
La sibila –personaje mitológico femenino con funciones de profetisa, inspiradas frecuentemente en Apolo- de Cumas, se presentó ante el rey romano Lucio Tarquinio El Soberbio disfrazada de anciana, y le ofreció nueve libros de profecías a un precio extremadamente elevado. Tarquinio se negó, pensando conseguirlos más baratos, destruyendo la sibila tres de ellos, volviéndole a ofrecer al rey los seis restantes por el mismo precio. Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que destruyera todos, el rey aceptó comprar los tres últimos, pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter en la ciudad de Roma, y eran consultados en situaciones delicadas; son los llamados Libros Sibilinos, escritos en griego, en hojas de palmera, que posteriormente fueron copiados en papiros.
La Sibila Cuma pintada al fresco por Miguel Ángel Buonarrotti en la Capilla Sixtina.
Colegio de los epulones: eran los sacerdotes que presidían las fiestas religiosas en honor de los dioses y organizaban los banquetes oficiales que seguían a los sacrificios efectuados durante los juegos. Estas tareas que fueron tradicionalmente de los pontífices, necesitaron de los epulones, para ayudarles en su realización.
Hígado romano de Piacenza, se trata de una reproducción en bronce de un hígado de cordero con las marcas correspondientes a las interpretaciones de los arúspices. Se examinaban cuidadosamente buscando señales.
Música : Ancient Roman Music Pugnate II.
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…debido a la afrenta que infirió Paris a Menelao, rey de Esparta, al seducir a la esposa del monarca lacedemonio y huir con ella, al palacio real del rey Príamo.
….murió por una flecha que impactó en su único punto vulnerable, el talón.
Magnífico. Gracias
Gracias Chevi