Para combatir nuestros némesis, quizá necesitaríamos a NÉMESIS. Parte 2
NÉMESIS
La diosa de “Rammonte”1 en Ática, es la diosa de la justicia retributiva, de la obediencia debida, de la solidaridad, de la venganza, del equilibrio, de la mesura y de la fortuna.
Su culto se extendió a Babilonia, Asiria, Persia, Egipto, Numidia y Mauritania siendo llevado por Orfeo a Grecia e Italia, personificando la Venganza Divina. En el Capitolio romano tuvo un altar, donde los guerreros hacían sacrificios antes de marchar a la batalla. En Grecia el culto a NÉMESIS debe buscarse en el temor de los griegos a la cólera divina.
Hesíodo presenta a NÉMESIS y a AIDOS, indignados por la perversidad humana, huyendo de la Tierra envueltos en velos blancos, siendo para él, NÉMESIS, la personificación del sentimiento moral, y reprobadora y castigadora de todo exceso que pudiera alterar el EQUILIBRIO UNIVERSAL.
Para la sociedad griega antigua, las dos características necesarias para cualquier colectividad eran el equilibrio y la mesura. La venganza de los dioses era explicable para los griegos, por su visión general del cosmos, donde el equilibrio personal, como parte del universal, era lo más importante.
NÉMESIS, vigilaba la correcta distribución de la felicidad y el derecho, y castigaría fundamentalmente a los que cayeran en la desmesura o en la falta de equilibrio. Ejemplos graves de desmesura eran la soberbia, la vanidad, el ansia excesiva de poder y dinero, y sobre todo, el desafío a los dioses.
Cabe resaltar la acción de NÉMESIS con los persas, que incurrieron en el pecado de soberbia, al dar por cierta su victoria sobre los atenienses y platenses en la costa de Ática, antes de celebrar la batalla, llevando consigo un bloque de mármol para esculpir el trofeo que recordara su victoria. Fue la batalla que puso fin a la I guerra médica, siendo Artafernes jefe del ejército persa, y Datis almirante de la flota de Darío I, y Milcíades uno de los generales que comandó las fuerzas atenienses y platenses durante esta batalla de Maratón. Tras la victoria ateniense, en el mármol tomado a los persas, un alumno de Fidias, Agorácrito, esculpió una estatua a NÉMESIS, que fue la base del templo que se levantó posteriormente en Ramnonte, cuyas ruinas aún son visibles, en las costas de Ática, cerca de Maratón.
Templo de Némesis en Rammonte
Castigadora de los que desobedecían a las personas con derecho a mandarlas, a los hijos que no obedecían a los padres, a los soldados que no lo hacían con sus jefes, a los criado con sus señores…
Vengaba a los amantes infieles que hubieran realizado votos y juramentos de amor, luego traicionados.
Era el freno de las insolencias de los frívolos mortales, mediando entre la felicidad y la desdicha de los hombres, causando terribles pérdidas ahttp://loscordonesquemeatocadadia.com/es/2016/05/12/para-combatir-nu…-nemesis-parte-1/ los que hubieran sido excesivamente favorecidos por la diosa FORTUNA y ayudando a los desfavorecidos.
Los castigos trataban de enseñar a los mortales, que debido a su condición, no debían trastocar con sus acciones, el equilibrio universal.
En la actualidad, la ausencia general de compromiso de las sociedades en que vivimos, la falta de reconocimiento de autoridad a los que la ostentan –maestros, padres, jefes, autoridades…-, la falta de esfuerzo por conseguir la excelencia en todos los campos, la deslealtad y la mentira habituales, la ambición desmedida, la falta general de cordura, sensatez y sentido común, los actos de terrorismo y la violencia desatada y sin brida, la falta de responsabilidad, el exceso de pasión en cosas no trascendentes y la falta de empuje en las que lo son, la ausencia de valores que conforman sociedades axiológicamente vacías, y la verdad, siempre ofrecida como un espejismo que nunca llegaremos a ver realmente, son elementos que van conduciendo al desequilibrio de nuestras vidas y que quizá merecieran la intervención de la diosa primordial para devolvernos el equilibrio y la mesura necesarias.
¡NÉMESIS, debes ser invocada!
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Creo que tienes razón, voy a ver como invoco a Némesis para que restablezca el equilibrio que entre todos nosotros hemos conseguido no tener.