Son las cosas de la vía, son las cosas del queré. Parte 3.
Intenté despertarme pellizcándome en el brazo, pero me dolió el fuerte apretón, reflexionando sobre el absurdo que vivíamos, viendo de nuevo al abanderado skater pasar a nuestro lado a toda velocidad, sin mirarnos siquiera, como si nosotros dos fuéramos archivos digitales; “no es posible todo esto” pensé, aunque empecé a pedir, que el usuario de la nube pagara la ampliación, y así tener tiempo para decidir lo que hacer, o simplemente y en caso contrario, esperar final y pacientemente La Parusía –el advenimiento glorioso del ser Supremo al final de los tiempos-.Read More