Son las cosas de la vía, son las cosas del queré. Parte 1.
Los días transcurrían plácidamente, encontrándome especialmente bien a tu lado, sintiendo menos numerosos mis vanos de soledad -que por otra parte me son tan necesarios-, y con permanente inquietud juvenil, esperando que llegaran los momentos del día o de la noche en que pudiéramos dar rienda suelta a nuestros deseos más íntimos, aunque fuera al ritmo de lo que somos y no de lo que nos gustaría ser, ritmo que empecé a notar impuesto, cuando el pecho y los michelines comenzaron a llenarse de grasa incombustible, hace ya bastantes años.Read More