LOS AUGURES EN LA ANTIGUA ROMA. Parte 1.

El augur Demócrito observó a Rómulo con atención: su cuerpo fibroso y moreno curtido por la vida al aire libre, el trabajo, la guerra y la caza, y un rostro que traslucía determinación y fe en sí mismo, podían señalarle como a un líder entre los hombres de su pueblo.

Se unió a él y a su partida de facinerosos, tras ser expulsado de Faleria -ciudad etrusca al oeste del Tíber y al norte del monte Soracte- por haber sustraído parte del tesoro del templo. Rómulo y sus hombres necesitaban un sacerdote que mediara por ellos ante los dioses.Read More